#9: The Kick Inside
En la secundaria Midtown, estaba Richard sentado tranquilamente en borde del tejado con una de sus piernas colgando. Sintiendo como es que el fresco viento pasaba por su rostro y dando un largo suspiro. Se dejó caer de espalda, sintiendo sus pies al vacío. Su visión del cielo gris fue interrumpido al Kamala Khan asomar su cabeza delante suyo.
—Hola, Kam-Kam —saludó con calma. Se deslizó sobre el suelo, sentándose con las piernas cruzadas—. ¿Qué hay?
—¿Te sientes bien?
—¿A qué te refieres?
—A esto —Kamala sacó el teléfono de su bolsillo, prendiendo la pantalla, mostrándole un vídeo en el que aparecía Spider golpeando repetidas veces a Kaboom, sin parecer tener la intención de parar en algún momento—. La gente quedó aterrada luego de esa pelea. Está en todos lados. Los asustas.
—¿Qué importa? —Richard se puso en pie, alejándose unos metros de Kamala— La gente se alarma por lo que sea.
—A mí me asustas —los pasos de Richard se detuvieron—. Me salvaste y por eso te estoy agradecida —las palabras de Kamala tambalearon—, pero no puedes ser así de agresivo. Los héroes deben dar una esperanza al resto, no ser vistos como volátiles y peligrosos. No es que vaya a ser fácil, pero tú tampoco puedes dejarte llevar por tu explosividad.
—¿¡Mi explosividad!? —respondió Richard, su pie derecho presionó el suelo, quebrajando y marcando con la forma de su zapato— ¡Casi mueres de no ser porque exploté en ese momento!
—¡Pero Richard, casi matas a alguien!
—¿¡Y qué importa!? —gritó Parker de vuelta— ¡Ella casi te mata a ti!
—¡No quiero que mates a alguien por mí! —Kamala cerró sus ojos y apretó sus puños para responder con la misma intensidad— No quiero que seas un asesino.
El silencio reinó en el tejado. Richard se dirigió a la puerta que daba a las escaleras. Un suspiro vino antes de la última palabra del chico que le dirigió a su amiga.
—Adiós.
• • •
En un callejón de Queens, cinco hombres cubiertos por pasamontañas intentaban forzar la entrada de un edificio. Spider posaba recostado en una reja tras los ladrones. El bostezo del arácnido perturbó a los hombres, volteando en dirección del enmascarado.
—¿No les parece que es muy temprano para andar robando? —Spider preguntó burlesco.
El grupo huyó al ver que el vigilante estaba tras ellos. La policía esperaba a los ladrones en la salida del callejón. Se arrodillaron y pusieron las manos tras las cabezas. Se dejaron arrestar sin problemas. Voltearon a mirar a Spider de vez en cuando, asustados cada que él los veía de vuelta.
—Gracias por la ayuda —dijo uno de los oficiales, acercándose al poste de luz sobre el que vigilaba el arácnido. Incluso con su agradecimiento, se notaba cierta repelús por parte del policía—. Nos encargaremos desde aquí, Spider.
—Claro que lo harán —respondió el enmascarado. Se impulsó para llegar a un tejado.
El joven se agachó para sentarse en una esquina, cubriéndose del Sol tras unas cajas apiladas con múltiples rayones en ellas.
—Malditos bastardos —murmuró Spider.
—¿Dijiste una mala palabra? —colgada de cabeza frente a él, estaba Mayday Parker, también como Spider-Girl, su media hermana— Jessica se va a enterar y estoy seguro que te castigará —se mofó la chica.
—Graciosa —Richard respondió sarcástico—. ¿Qué haces aquí?
—Yo también patrullo la ciudad, ¿sabés?
—Creí que estabas en una práctica de básquetbol o una mierda de esas —Richard se sentó en el barandal de la escalera de incendios, inclinándose y quedando de cabeza.
—Y lo estaba —May imitó la acción del chico, quedando de cabeza a algunos centímetros de distancia—. Solo salí para tomar un respiro y salir del calor del momento.
—¿Calor, coqueta? —se burló Richard.
—Idiota —May se levanta y sube al techo del edificio, siendo seguida por su hermano—. Entonces, dime algo —Spider-Girl colocó sus manos sobre el suelo y subió las piernas sobre su cabeza—. ¿Puedes hacer esto? Apuesto a que no.
—Obvio que puedo.
—No, no puedes —Richard se pondría de cabeza, sosteniéndose con sus dos manos— ¿Y qué tal esto? —May levantó su mano derecha, sosteniéndose con solo una extremidad.
—Puedo eso y más —Spider levantó su mano izquierda, y quitó tres dedos, dejando solo los dedos medio e índice.
—Te odio.
—Admitámoslo. Soy más talentoso que tú en esto —los dos arácnidos volvieron a ponerse en pie—. Lo cual es gracioso, porque a diferencia de ti y tu entrenamiento con el tío Ben en Metropolis, yo hice todo solo.
—Solo estás alardeando —May reveló la zona inferior de su rostro para hacer una trompetilla con la lengua.
—Bueno, pruébalo.
Spider se puso en pose de pelea. Spider-Girl se notaba confiada, pero su hermano también. May intentó darle un puñetazo, pero él le tomó la mano y la inmovilizó contra el suelo.
—Muy fácil —aseguró Richard sobre la chica—. Cuando éramos niños yo era el indefenso, pero ahora puedo ser visto como el alfa. Aún así, buen intento.
—¡Callate! —otro intento de May al tratar de darle una patada, pero él también le inmovilizó las piernas con sus telarañas— ¡Te odio!
—Sé que lo haces —ambos tenían sus rostros muy cerca, una cercanía casi incómoda por lo que Richard se alejó al instante—. Yo gané.
—Sí, ganaste, ahora voy a llorar —sacó la lengua de nuevo y trató de encontrar una manera de liberarse—. Creo que estoy atorada.
—No sabes en cuántas películas he escuchado eso. Relájate, Spidey. Lo tengo —Richard ajustó su disparador y roció un líquido disolvió las redes—. ¿No tienes estos?
—Mis disparadores aún necesitan actualizaciones —reveló la chica, quitándose la telaraña de encima.
—Leí los diarios de papá. Los encontré en esa vieja bolsa que estaba en el ático de tu casa. Esa vez que me pediste que te ayudara con la limpieza.
—¿Y qué encontraste?
—Cosas de arañas. Así actualicé mis disparadores, también un disolvente líquido para las redes. Ah, y algo sobre la telaraña eléctrica, todavía no consigo hacer funcionar esa última —Spider rascó tras su cabeza.
—Deja de presumir, cerebrito —dijo May, un tanto celosa—. Ya sabemos que eres tan listo —suspuró May.
—¿Y? Sin poderes sigues siendo la chica deportista. La favorita que todos aman y todo eso. Yo solo era... bueno, yo. Ya sabes, sin los poderes no sería nada. Es posible que yo engordaría si no fuera por la fisiología de las arañas, o tal vez parecería un esqueleto drogadicto.
—Pero eres increíble tal como eres, Richard —May le puso una mano sobre el hombro—. Incluso de no tener poderes, eso no importaría. Seguirías siendo mi amable e increíble y molesto hermano mayor.
—¿Amable? ¿Yo? ¿Estás enferma? ¿Te sientes bien? —bromeó Richard— ¿Acaso sientes mucha proximidad masculina, hermanita?
—Sí, estoy bien —May rió—. Y tú eres el que necesita una novia —ella lo golpeó en el brazo como una forma de intentar desviar la conversación.
—¡Sí tengo! No oficialmente, pero ya es algo.
—¿Quién es ella? ¿Alguien que conozca? —preguntó May, mirando al suelo, tratando de mantener su cara de póquer.
—¿Quién dijo que era una "ella"?
—¿Es un chico? Es Tom, ¿verdad? ¡Sabía que ustedes traían algo! —exclamó la chica sin sorprenderse tanto.
—Solo bromeo. Es una chica —el pelinegro se puso a pensar por un momento—. ¿Por qué suponías que yo era...?
—¿¡Puedo conocer a tu novia!?
—Por supuesto que no. Y además estoy en una situación un tanto complicada. Pero son detalles, bla, bla, bla. Quizás algún día. No pronto, pero algún día.
—¿Qué es tan complicado? ¿La cagaste o algo así? —May decía lo más en broma que pudo, pero su cabeza se tambaleó por la curiosidad .
—No lo creo. Quiero decir, ¿qué se supone que le debo decirle a una chica después de una noche de sexo?
—Oh... Estás en ESE tipo de situación complicada.
—Lo hicimos y al día siguiente me desperté junto a ella, no dijimos nada. Nos miramos, nos besamos y me fui a la escuela —explicó Richard, intentando ocultar su pena.
—¿Ella está en esto de los superhéroes o algo así?
—Trabaja en una tienda de conveniencia. Oh, y ella es mayor que yo, ¿T
te dije eso? —reveló Richard para la sorpresa de Mayday.
—¿Qué tan mayor es?
—Unos seis años.
—Y tú tienes dieciséis, eso son —May miró sus dedos, contando— diecinueve, veinte... ¡Veintidós! ¡Es una anciana! Además, ¿Cómo la conociste en la tienda de conveniencia?
—Escapé de unos matones después de meterme en una pelea. Fue hace unos meses.
—¿Y por qué no le dijiste a nadie?
—¿Crees que mi mamá me dejaría salir con alguien mayor?
—Es cierto. Jessica probablemente te castigaría —May pensó un poco y río—. Además de cortar tus bolas. Y esa chica, para correr tal riesgo. ¿Es sexy por lo menos?
—Tengo una foto con ella —Richard le mostró a May una foto en la que aparece con la chica. No era fea, pero tampoco necesariamente atractiva, además de verse bastante descuidada.
—Esa no es la chica más bonita que esperaba —el tono de May no fue el más impresionado.
—¿Qué dices? Ella es sexy.
—No es fea pero parece un desastre.
—¿Eso crees? —Richard miró la foto—. No la veo así.
—Mira la ropa que lleva —May señaló la foto en la que la fémina llevaba ropa holgada—. Y a su cabello le vendría bien un poco de trabajo —dijo con una expresión de desaprobación—. ¿Estás seguro que quieres salir con ella? Podrías estar con alguien más atractiva.
—No lo sé —Richard se sentó al borde del edificio—. Me siento muy cómodo con ella.
—Si crees que realmente te gusta, hazlo. No es que tu mamá se vaya a enterar —ella sonrió ante el último comentario con un poco de picardía.
—¡Ni se te ocurra decirle! ¡Haré lo que sea! ¡Te daré mi sangre! —exclamó exagerando el chico.
—Bueno, puedes hacer algo por mí.
—¿Qué sería eso?
May no pudo responder. El sonido de patrullas policiales en la calle interrumpió a la conversación. Los arácnidos se pusieron sus máscaras y saltaron del edificio, balanceándose sincronizados, siguiendo los vehículos.
—¡Terminemos con esto y te lo diré!
El dúo arácnido se balanceó entre los edificios. Siguieron los autos de policía hasta el perímetro cerrado alrededor de un banco. Un resplandor se liberó desde el interior. Explotó la entrada. Fugaces latigazos de relámpagos saltaron desde el cuerpo de una joven enmascarada. Llevaba una máscara amarrila que figuraba un chispazo eléctrico, y su traje era verde con bordes que emulaban rayos. Su sonrisa desapareció al percatarse del par de arácnidos frente a ella. Sus manos se calentaron, liberando energía en sus puños.
—¡Maldición! ¡Ya llegaron los insectos!
—¿Insectos? —preguntó Spider-Girl, esquivando los disparos a base de gráciles saltos— ¿Nadie piensa en un insulto más original?
—¡Deberían cancelarla en Twitter por aracnofobica! —gritó Spider. Pateó un buzón de correo en dirección de su atacante.
—¡Mierda!
—Pobre After Shock —dijo burlona Spider-Girl.
—¿La conoces? —preguntó Spider, saltando sobre un faro de luz sobre las chicas.
La luz del faro se reventó. Cada aparato eléctrico alrededor suyo explotó luego de un potente brillo. Un molesto pitido aullaba en sus oídos. Los gritos penetraron cada vez más fuerte. La gente corría de un lado a otro. Sentía el calor del suelo bajo sus pies. Unos conocidos gritos fueron lo que lo trajo de vuelta a la tierra. Spider alzó la mirada, viendo a un joven girando sobre el suelo, gritando. Richard lo reconoció, era Tyrone Daniels, aquel chico que lo molestaba en la escuela. Sus manos cubrían su rostro, sus ojos desprendían humo.
—Mierda —dijo Spider-Girl, temblando ante la escena.
—¡Retén a la perra eléctrica! —gritó Spider. El encapuchado tomó a Daniels y lo sujetó a su espalda— ¡Yo me lo llevaré al hospital!
Spider saltó. Apuntó con su mano, pulsó el activador de su lanzador. Salió un poco de telaraña, pero se atascó. El vigilante cayó sobre sus pies, agrietado el concreto. Spider corrió entre las personas. Se apartaban o él los esquivaba. Dejó marcas a su paso. Se impulsó y saltó a un edificio, aquellos que lo miraron desde abajo les pareció verlo volar. Corrió por los muros de forma vertical. Rompió algunas ventanas al pasar sobre ellos.
Llegó al Hospital Franklin Memorial. Spider pidió ayuda apenas entró. Se le acercaron doctores y enfermeras. Dejó caer a Tyrone sobre una camilla.
Se alejaron en lo que pareció un infinito pasillo. Spider a rastras se sentó en la sala de espera. Dejó descansar sus piernas. Apoyó la cabeza contra el respaldo, y llevó su palma izquierda contra la superficie de su máscara. Sentía tanto calor que, de no estar rodeado por las personas, se la habría quitado.
—¿Qué? —cuestionó Spider en un quejido. Las personas intentaron no ver al arácnido y actuar como si él no estuviera allí.
• • •
Spider aterrizó en la cima de un edificio abandonado en la zona vieja de Harlem. Bajó hasta una ventana sellada por tablas. La destrozó de un puñetazo. En el polvoriento y húmedo interior, Richard se quitó la máscara, recostando su espalda contra una gran caja. La cara del chico expulsó sudor. Richard masajeó su cuello para relajarse. Por la misma ventana rota, Spider-Girl asomó la cabeza previo a entrar.
—Eso estuvo feo, eso seguro —May estiró sus músculos. El traje de la chica estaba igual de rasgado que el de su hermano. Ambos se quedaron en silencio unos segundos—. ¿Qué tal te fue con ese chico?
—Ese chico era Tyrone Daniels —reveló Richard en un suspiro.
—¿Daniels? ¿El cretino de la escuela? —May giró los ojos— Vaya.
—Sí. No sé qué le habrá pasado. Me fuí poco después tras dejarlo en el hospital —Richard apoyó su frente contra sus piernas, en posición fetal—. Pero lo escuché quejarse. Pude oler parte de su carne quemada. No podía dejarlo así.
May se puso a su lado, enrollando su brazo izquierdo tras su espalda y apretándolo contra ella. Richard extendió las piernas. Se acercó a su pecho, quedando bajo el mentón de su hermana.
—Hiciste lo correcto, Richie —susurró May—. Es lo que un héroe haría. Es lo que papá haría.
—¿Soy un héroe?
—Sí. Pero que no se te suba a la cabeza, porque yo también salvé el día, ayudante —bromeó May.
—¡Tú eres la ayudante!
—¡No, tú eres el ayudante!
Los jóvenes arácnidos rieron. Un último suspiro antes de notar su cercanía. May inclinó la cabeza para acercarse a Richard.
—May, no...
—Sólo un segundo —de repente, May besó a Richard en los labios. Rápidamente se alejó después de unos segundos, dándose cuenta del peso de sus acciones. Ni siquiera podía mirarlo a los ojos, pero sintió que sus mejillas se calentaban cada vez más.
—¡Mierda! —gritó Richard, tapando su boca.
—¡Lo siento, no debería haber hecho eso! —May dijo entre tartamudeos y disculpas.
—No deberías... Quiero decir... Sé que soy guapo y todo... Pero somos hermanos.
—Sí, lo sé. Fue algo espontáneo. Realmente no debería haber hecho eso —Mayday miraba hacia el suelo, sintiéndose incómoda.
Richard se sentó en el suelo para intentar calmar y relajar la situación con alguna mala broma.
—En algunas culturas antiguas no estaba tan mal visto como Egipto, los Incas o alguna monarquía en Hawaii.
—Vaya, a veces eres raro —dijo ella entre risas—. De todos modos, lo siento mucho —May lo pateó de forma juguetona, haciendo al chico moverse un poco nerviso—. ¿Qué crees que voy a hacer? ¿Ponerme como Cersei Lannister en tu trasero?
—¿Lanni qué?
—Ya sabes. Games of Thrones. ¿La mujer que tiene hijos con su hermano? —dijo May, un poco confundida al pensar que todos veían el programa.
—Nunca ví Game of Thrones. ¿Lo hicieron? Ahora veo de dónde sacaste tus ideas —bromeó el joven Parker.
—No me malinterpretes, nunca tendría hijos contigo —replicó molesta.
—Pero besarme sí.
—¡Calla! —ella volvió a darle una patada ligera— No soy Cersei Lannister —dijo, se poniendo las manos en la cara avergonzada mientras el sol se ponía detrás de ellos proyectando una hermosa luz.
Estaban rodeados de graffitis y basura. Fue un día largo para ambos y necesitaban un pequeño descanso. Ella al fin miró a sus brillantes ojos azules.
Ambos se quedaron quietos y el brazo de May poco a poco se fue acercando y pasó por encima de Richard. Ella colocó su cabeza sobre su hombro mientras permanecían quietos en el suelo uno al lado del otro mientras el sol se ponía frente a ellos. Todavía hacía calor y estaban en una posición extraña. Sus brazos y piernas se enredaron de manera retorcida e incluso sus pechos casi se tocaban entre sí. No podía dejar de pensar en lo que acababa de pasar y ese besito aún estaba fresco en su mente. Mayday no quería moverse. Cualquier movimiento podría despertar a su sentido común.
—Estamos llevando este juego muy lejos —murmuró Richard.
—No es un juego y ni siquiera sé qué me pasa hoy. He estado rara —sintió un calor en su mejilla y se sorprendió al ver a May besarlo nuevamente. Luego le susurró al oído—. Me recuerdas a papá —luego le puso una mano en la boca mientras continuaba el beso.
Richard no supo cómo reaccionar, pero no dejó de besarla y sus manos incluso bajaron hasta su trasero. Era como si no les importara en absoluto estar afuera de un edificio sucio y abandonado sin nadie alrededor. Lo que estaban haciendo les parecía un poco mal y sabían que no podía ser una relación sana. Aún así, esa no era una buena razón para dejar de besarse. Los dedos de Richard recorrieron el traje desgarrado de May, metiendo los dedos dentro, notando algo.
—¿No llevas sujetador debajo del traje?
—¿Y eso es malo? —May sonrió maliciosa.
Era difícil pensar o preocuparse por cosas así en este momento. Era como si estuvieran en un mundo diferente a todo lo que había pasado ese día. Ella le sacó las manos y comenzó a bajar la cremallera de su traje. La parte superior se la fue quitando, dejando a la vista sus firmes pechos. Richard se quedó viendo, casi derramando baba de la boca.
«Son más pequeñas que las de Charlotte», pensó Richard. «Pero no puedo decirle eso. Podría deprimirse».
—Son más grandes que los de Charlotte —reveló Richard, recordando la vez que había tenido sexo con su novia.
—No digas esas cosas —Mayday ni siquiera intentó ocultar su vergüenza.
Richard le quitó la máscara, la besó y empujó su cara contra la pared. No le importaba la basura que había alrededor. Simplemente no podía dejar de pensar en lo que se había convertido su hermana y ahora quería aprovechar eso. Richard le lamió los pechos y también los masajeó. May quedó sorprendida por su acción, no esperaba que las cosas llegaran tan lejos. Su lengua la hacía temblar de placer, pero todavía no estaba segura de ello.
—Oh, papi —susurró May estando exitada, pero deteniendo a su hermano de golpe.
—¿¡May, qué mierda!?
—¡No lo sé! ¡No me cuestiones! —May mordió sus labios, se notaba que tenía algunas ideas en mente.
—¿Qué estás pensando, May?
—Es normal. Soy sólo un adolescente, esto es lo que hacemos ¿verdad? —su voz ahora era bastante ronca y estaba empezando a disfrutar tocando a Richard de una manera que no era completamente fraternal y que le gustaría volver a hacer. Si pudiera detendría el tiempo para que pudieran pasar unos días juntos. No era un pensamiento saludable pero a ella no le importaba.
—No es normal para los hermanos.
—Pero de todos modos no es que seamos hermanos del todo —May respondío, con una voz todavía ronca pero más segura que antes.
May lo empujó contra la pared, se sentía raro pero aún así era la mejor sensación del mundo. May ató las manos de Richard con una telaraña. May comenzó a bajarle los pantalones a su medio hermano para revelar su pene erecto. Ella no evitó verlo por un tiempo.
—¿¡May, que diablos...!?
—Es normal —la chica susurró. Sin embargo, no era nada normal.
Incluso si no estuviera mal, no podía creer que estuviera haciendo esto con su medio hermano. Por un momento incluso, tuvo la extraña idea de quererlo como novio. A lo lejos se escuchó una sirena de policía pero a ninguno de los dos les importó en absoluto. La sensación era demasiado buena para preocuparse por eso... De alguna manera le gustaba que el peligro también fuera mayor. Ella también estaba empezando a gemir ligeramente y sus piernas se sintieron pesadas, con un ligero liquido esparciendo entre ellas. May puso sus pechos entre el pene de Richard y comenzó a besarlo y lamerlo. No estaba acostumbrada a estas cosas, por lo que incluso se le quedó atascado en la garganta en un momento. Ella lo miró y se dio cuenta de la posición en la que se encontraban.
—No te veo quejarte ahora —ella no podía parar.
May no quería verlo en su vida diaria, pero en ese momento se sentía muy bien al estar con él en privado. Y como sabía que él sentía lo mismo, no tuvo problema en continuar. No es como si pudiera retroceder en el tiempo y deshacer eso. Las manos de Richard se liberaron de la telaraña, pero lejos de apartarla, la jaló contra sí mismo. Ella lo besó de nuevo, sintiendo sus manos tocar y explorar sus curvas. La mano izquierda de May continuó masturbando al pelinegro. Richard acarició sus glúteos, apretándolas y separándolas. El traje de May incluso se rasgó un poco más con los movimientos un tanto brutos de su hermano. Ella gimió suavemente mientras jugaba con su cabello con su mano derecha. May ni siquiera notó el desgarro de su traje. Estaba demasiado atrapada en este nuevo sentimiento. Ella nunca se había sentido así.
—Hermano... —susurró la castaña entre besos.
Sus manos bajaron hasta sus caderas mientras sus labios besaban su piel. May respiraba con dificultad y sentía que estaba haciendo la cosa más tabú que jamás haya existido. Estaba mal y sabía que era un gran momento, pero se sentía tan bien que no podía esperar para volver a hacerlo. Su lengua la hizo estremecer. Lo que estaba haciendo iba a crear problemas y ni siquiera podía imaginar qué pasaría si sus padres los descubrieran. ¿La repudiarían o algo así? La idea la hizo sentir ansiosa.
—Hermanita —Richard se atrevió a cortar la parte inferior del traje de Spider-Girl, exponiéndo así su vagina a la pequeña corriente de viento en el viejo edificio—, tienes algunos pelos ahí abajo —comentó el chico.
Al verse desnuda frente a su hermano, sintió una sensación extraña en el pecho.
—¡No es mi culpa que tengas unas bolas calvas! ¿Qué esperabas? Se llama "Spider-shoppe" no sólo por marketing y lo sabes —ella dijo con la cara mirándolo a los ojos, podía verlo mirando sus pechos pero decidió ignorarlo por el momento.
Por primera vez no sintió sus inseguridades sino más bien un sentimiento de pertenencia en un joven muy atractivo que era casi su gemelo.
—¿Y qué mierda quieres decir con eso?
—Ya sabes, mi madre tiene una tienda que es la "Spider-shoppe" en donde hace algunas cosas sobre mí. Según ella para ahorrar para la universidad y los gemelos. Entonces, un juego de palabras entre eso y "Spider-shit" —explicó May, pero avergonzada por encontrarse hablando de un simple chiste en esa situación.
—¿Será algo hereditario en la familia hablar incluso durante las relaciones sexuales? —pensó Richard en voz alta, casi volando entre sus pensamientos, pero siendo detenido por la chica.
—¡Calla y bésame!
May no quería retenerlo con ella por mucho tiempo después de que esto terminara. Volvió a su posición anterior pero sentía su mano deslizándose entre sus piernas y tocándola en las partes más sensibles. Se sintió un poco culpable por esto. Sabía con certeza que estaba mal y que se arrepentirían una vez que todo estuviera hecho. Intentó dejarlo así y simplemente disfrutar de este momento al menos por esta noche. Siguieron besándose y acariciando sus cuerpos. May realmente quería hacer más con su medio hermano. Se sentía mal pero al mismo tiempo se sentía bien. Estaba empezando a sentir algo por él y eso era algo que no esperaba. Sus cuerpos se movían en diferentes posiciones intentando dar o recibir placer. No se detuvieron ni siquiera cuando afuera oscurecía y hacía frío. El miembro del joven estaba tanteando terreno en la zona más íntima de la chica, pero pareciendo algo dudoso.
—¿Te imaginaste así tu primera vez? —preguntó May, sonriendo nerviosa.
—No es mi primera vez, técnicamente —Richard hizo una mueca a la par que se encogió de hombros.
—¿Qué? —May recordó la existencia de la tal Charlotte— Oh, claro —gruñó.
—Otro punto para mí, supongo —bromeó Richard.
El pene entró, abriendo las compuertas de sus labios vaginales. May se estremeció pero no sintió que pudiera decir que no. Richard estaba allí sobre ella y él lo disfrutaba tanto que era como un sueño. Su hermana era hermosa y su piel, cabello, voz y tacto era todo lo que podía desear. Ni siquiera llegó a importar si la chica con la que estaba saliendo lo descubría, en realidad, ni siquiera pensó en Charlotte.
Sus labios lo besaron con más presión y su sentido de araña se sintió extraño. Ni siquiera le importaba lo que sucediera a su alrededor y lo que sucedería en el futuro. Las manos de su medio hermano tocaban su piel de pies a cabeza y a ella le gustaba cada movimiento. Incluso le dio un pequeño apretón sintiendo todos sus músculos pero sus manos y su mente estaban concentradas en una parte específica del cuerpo. May no podía creer lo que estaba pasando. Se estaba perdiendo cada vez más en el momento, pero al mismo tiempo se sentía tan bien. Su cuerpo se sentía increíble, incluso mejor para un niño de su edad. Su ropa seguía destruyéndose cada vez más, pero a ella no le importaba en absoluto. Estaba demasiado concentrada en sentirlo todo, sus manos recorriendo y apretando su piel. Sus cuerpos estaban cubiertos de telarañas que sólo hacían que las cosas se calentaran más. Su mente ya no pensaba con claridad, pero sus instintos se estaban apoderando de ella. Los labios de Richard fueron a sus pezones, ella sentía como pasaba su lengua sobre ellos, los remojaba, llegando a morderla. May dejó escapar un pequeño gemido de placer. Estaba perdida en el momento, su cuerpo sentía cosas que no podía describir. Sentía como si su mente estuviera completamente arrebatada y lo único que podía hacer era seguir lo que le decían sus instintos. La sensación fue increíble y eso era lo único que importaba.
—¿Te gustan mis tetas, hermano mayor?
—Las amo, hermana.
—Yo amo que las toques.
May se sonrojó y le gustó la sensación de que la llamara "hermana". No pudo evitar reírse del hecho de que acababa de admitir que amaba las caricias de su medio hermano sobre sus pechos.
—May, creo que ya —Richard no podía hablar bien— casi estoy por venirme. Mejor será que nos separemos.
Incluso si su sentido arácnido hormigueaba, su mente estaba perdida en el momento. Ella realmente quería que él terminara. A ella no le importaba si no había condón. Las piernas de May presionaron las caderas de Richard contra las de ella.
—¡May! —gritó Richard, sin respuesta de su media hermana que siguió aferrada a él.
Entonces tal como ella esperaba. Su sentido arácnido explotó cuando su cuerpo se enfrió y una enorme cantidad de semen y líquidos vaginales abandonaron su cuerpo. Desde la polla del muchacho incluso siguió saliendo un rato más, bañando las manos, pechos, cara de Mayday, y un poco cayó en su boca. No podían moverse más mientras los ojos de May se agrandaban ante la situación, despertando de ese fogoso trance.
—¡Mierda! —exclamó Richard, sentándose en el suelo, viendo a la castaña recostarse sobre la caja.
—¡No me jodas! —gritó May, despierta de la lujuria.
Richard fue el primero en recuperarse y volvió a ponerse la parte inferior de su disfraz. May intentó moverse, hablar o incluso gritar pero no pudo. Estaba atrapada en su red y se sentía tan avergonzada que quería morir. Ahora que estaba pensando con claridad podía ver lo que había hecho.
—Auch... —May estaba tratando de sacar las palabras de su boca. Incluso ahora ella no podía hacer nada. Quería cubrir su cuerpo con algo, cualquier cosa.
Richard levantó la vista y miró a May. Tenía a su media hermana frente a él, envuelta en su ajustado y desgarrado traje de heroína. Semen aún salía de su vagina. Completamente indefensa. Ella simplemente lo miró. Quería decir cientos de cosas diferentes pero no podía, la vergüenza aún era demasiado grande.
—No me mires así —May pudo moverse de nuevo, pero no podría detenerlo si él decidía mirarla de esa manera. Ella era sólo una adolescente que acababa de cometer un gran error.
—¿Crees que puedas balancearte hasta tu casa? —preguntó Richard, apartando la mirada y colocándose su máscara.
May casi se cae mientras al caminar, pero Richard la atrapó. Sus tetas rebotaron por el movimiento, algo que el pelinegro nunca habría notado antes, pero ahora era diferente y más con el área del pecho desgarrada en el traje de Spider-Girl. May se sonrojó y trató de ocultar su pecho, pero en esta situación eso haría que las cosas se vieran peor. Ella simplemente miró hacia abajo y decidió regresar a su casa. Intentó con todas sus fuerzas olvidar lo que acababa de pasar, pero le resultó difícil porque sentía que le dolía el cuerpo.
—Por favor no digas nada —May dijo mientras mantenía la cabeza gacha.
—No lo haré.
Richard cargó a May sobre su espalda. Caminó hasta salir del edificio. La chica se sujetó a su cuello mientras él se balanceaba con su telarañas. Pasando entre edificios. Incluso un poco de semen cayó desde la vagina de Spider-Girl, manchando la ventana de un auto. El viaje fue silencioso. May ocultó su rostro bajo el cuello de su hermano. Entonces un pensamiento volvió a su mente. ¿Esto acaba de crear un nuevo problema? ¿Se enterarían sus madres? ¿Mancharon el legado de su padre haciendo eso y con esos trajes puestos? Estos pensamientos iban y venían mientras el viento barría las zonas de la máscara que dejaba libre su cabello. Sentía un punzante dolor en la zona uterina.
Llegaron a la casa Parker. Richard abrió ventana con el pie y cargó a May dentro de su habitación, recordándola en la cama. Se quitó la máscara un momento. El pelinegro la veía. Sus magníficas curvas y carnosos pechos todavía parcialmente descubiertos en el destrozado disfraz.
Los ojos de May se abrieron y cubrió su pecho con las manos. Era realmente difícil de creer que esa noche hubiera sucedido.
—¿¡Por qué me miras así, pervertido!? —May preguntó y se sintió extremadamente incómoda. La sensación era tan mala y tan buena al mismo tiempo que se sintió abrumada.
—¡No me culpes a mí! —Richard apuntó con el dedo índice a la castaña— ¡Tú eres la degenerada que inició todo!
—Lo siento, ¿Está bien? —May quería salir de su habitación y no quería mirarlo así. La vergüenza fue demasiada, pero la debilidad de su cuerpo podía con ella— Por favor, vete y olvida lo que pasó —entonces May lloró, tratando de ocultar su rostro—. No es que quisiera esto —dijo temblorosa.
—¿Entonces que querías? —Richard caminó hasta la ventana. Todo pasaba por su mente, la posible reacción de su madre, la de la madre de Mayday, incluso recordó a su novia— Mierda.
—Es dificil de explicar —esa noche fue tan extraña. Ella sólo quería un rato de tiempo con su hermano pero ahora quería algo más. Ella no quería pensar en eso. Su mente estaba por todos lados. Su cuerpo se sentía diferente. Se cubrió el pecho pero eso no impidió que Richard la mirara—. ¡Deja de mirarme de esa manera! —Parecía desesperada, rogándole que no la hiciera más, que no le hiciera sentir más culpa.
—No lo estoy haciendo —el pelinegro miró al piso, pero levantó la mirada de forma involuntaria.
—Estás mirando mi pecho —May dijo esto tratando de ocultar su rostro una vez más en su almohada.
—No es mi culpa...
—Recuerda que soy tu hermana «aunque yo lo hubiera olvidado» y estoy putamente avergonzada —May sonaba enojada. Quería tirar algo sobre él pero trató de mantener la calma. Quería que esto fuera un sueño para no recordarlo.
—¿¡Crees que me gusta!? ¿¡Mírate y ves una mujer sexy!? ¡Maldición! ¡Antes tuve suerte y te vi como mi hermana! Ahora te veo y no puedo olvidar la forma en la que me masturbaste.
—Eres repugnante —May ya ni siquiera se molestó en cubrirse, en ese momento ya no le importaba—. Te odio —lo dijo en voz baja mientras intentaba contener las lágrimas—. ¿Por qué no pude tener un hermano normal?
—¿Yo repugnante? ¿Te recuerdo quién me besó? ¿Quién me ató las manos y me la chupo?
—¡Cállate! —May intentó abofetearlo pero Richard atrapó su muñeca sin mirar— ¡Esto es tu culpa! —dijo ella, tratando de alejarlo incluso si le dolía. Podía sentir su cuerpo actuando en contra de su voluntad, incluso si quisiera deshacerse de Richard, su cuerpo, quería más de él, pero no debía— ¡Deja de mirarme! ¡Esto es tu culpa! ¡Te odio!
—¿¡Por qué es mi culpa!? —el chico empujó a su media hermana, haciéndola retroceder algunos pasos.
—¡Déjame en paz! —ella gritó y lo abofeteó. Las manos de May temblaban y aunque se sentía avergonzada y disgustada se acercó a él una vez más. Luego comenzó a besarlo mientras sus piernas lo rodeaban— Te odio —se lo dijo a sí misma más que a él, pero su voz era más fuerte de lo que esperaba. Ella se acercó aún más, tratando de rodearlo con sus brazos.
—Te odio más —respondió un exitado Richard. Las bocas de los Parker se entrelazaban y separaban, compartiendo la saliva entre ambos—. ¿¡Por qué tienes que ser tan jodidamente sexy!?
—¿Por qué entonces tus labios saben tan bien? —era una pregunta que May deseaba poder retractarse después de decirla, pero también quería que él siguiera. No podía pensar en su hermano así, ni aunque fuera tan jodidamente sexy.
—¡Tengo una maldita novia! ¿¡Por qué estoy haciendo esto!? —Richard cuestionó en voz alta.
—¡Porque ella no está aquí ahora mismo y todo lo que quiero ahora eres tú! —May estaba intentando no pensar demasiado en ello. Estaba tan mojada que nada más importaba.
La chica araña empujó a su medio hermano a la cama, bajó su pantalón para sacar su falo y ella, se puso sobre él, abriendo su mojado coño entre las piernas de su destrozado traje, dejándose caer y comenzar a succionarlo.
«¿Por qué lo estoy haciendo con May? Yo de verdad nunca la ví así. Ahora la veo, y no pienso en lo que no sean sus tetas o culo en ese ceñido traje» pensaba Richard, viendo a su media hermana saltando.
«Es extraño. Esto me encanta. Sé que está mal. Lo odio y amo a la vez» May ponía sus manos sobre los brazos recostados de Richard «Veo su cara y veo a papá. ¡Lo hago con papá! Pero luego miro en sus ojos azules y solo encuentre a mi hermano mayor. Al hermano mayor que por ironía yo cuide en la escuela. Ahora ya no es un cobarde, es un loco que salta de edificios en un traje ajustado».
—¿Por qué estamos haciendo esto? Nunca quise esto —May dijo mientras intentaba moverse. Sentía que la culpa la mataría. May lloró. Las lágrimas cayeron sobre el rostro de Richard—. Por favor, ódiame.
—No podría odiarte. Incluso si lo intento —las lágrimas también escaparon de los ojos de Richard, pero continuó sonriendo mientras lloraba—. No podría odiar a mi hermanita.
—Esto está mal —se detuvo y no continuó. Quería olvidar esta noche. Odiaba lo que hacía su cuerpo. Quizás ella era la degenerada. Quizás esto no hubiera sucedido si ella fuera normal. Tuvo que detenerse a pensar en ello. Se sentía tan sola que quería recuperar a su verdadera familia cuando todo fuera normal—. Olvídate de esta noche, por favor —dijo May sin dejar de mirar al suelo.
—Si lo vamos a olvidar... ¿No quieres que sea un buen recuerdo olvidado?
—¿Qué quieres decir? —May lo miró sin intentar detenerlo y sintió que su cuerpo la traicionaba de nuevo.
—Si no volveremos a hablar de esto. Quiero que lo disfrutemos —Richard le tocó los pechos, cortando aún más el traje de May.
—No soy una buena persona... —sus palabras eran apenas audibles. Intentó moverse pero su cuerpo estaba dando vueltas por todos lados. Estaba atrapada con su hermano y no podía hacer nada. Ella sólo quería que esto fuera un buen recuerdo.
—Soy peor —la mirada de Richard se perdió en el techo. Memorias del chico cruzaban; desde un momento en el que estaba fornicando con su novia, hasta cuando casi mata a una inhumana con sus manos—. Créeme, lo soy.
—No se supone que hagamos esto —May gimió sintiendo como era otra vez penetrada—. Somos familia.
Richard se rió ante la ironía. Al principio fue ella quien insistió y él se resistió y ahora se han cambiado los roles.
—Y sin embargo, aquí estamos —May se perdió por completo. Ella simplemente dejó de resistirse y sólo se concentró en tratar de sentir algo bueno. Ella quería que esto terminara pronto pero su cuerpo no quería—. Soy una persona horrible.
—Me doy tanto asco —Richard continuó cortando el traje de Spider-Girl, hasta que ya nada cubrió las tetas de May.
La chica mordió su almohada para ahogar su gemido al sentir como su hermano le ponía la cara contra la cama y comenzó a darle embestidas. May lloraba, se sentía impotente y a la vez estaba en un éxtasis. Richard se movía por instinto. Podía verse a sí mismo desde fuera de su cuerpo, viendo a la castaña en la retorcida mezcla de placer y asco. May le costaba articular palabras. Sintió como dentro suyo era disparada el semen caliente del joven. Spider-Girl estaba destrozada. No sólo física sino emocional. No entendía el sentimiento que estaba sintiendo y aún así no había nada que pudiera hacer para detenerlo. Su cuerpo temblaba y trataba de comprender el momento. ¿Fue eso una forma enferma de amor fraternal o simplemente lujuria? Ella no entendía, no podía entender. La culpa seguía ahí y, sin embargo, su cuerpo no se detenía. Estaba tan confundida. Richard cayó junto a ella. El chico quería vomitar, o tal vez saltar desde el Empire State y caer de cabeza.
—¿Qué hicimos? —Mayday sonaba como una niña, una niña confundida por toda la escena. Sólo pensar en cómo tenía que vivir sabiendo que había hecho esto era demasiado.
—Nada... Esta noche, acabamos de pelear con algunos tipos malos hace unas horas y te cansaste y te traje a casa. ¡Es todo! —aseveró el mayor.
—Bien —eso sonaba mejor que la verdad. May estaba cansada y quería olvidarlo todo, pero ¿cómo podría olvidar esto? ¿Y qué hay de él? Él estaba en la misma situación así que ella trató de calmarse fingiendo que todo era un sueño. Todavía se sentía fatal, así que fue al baño y cerró la puerta con llave.
Richard se quedó en la cama un rato más mientras escuchaba el agua caer en la ducha del baño. El pelinegro se levantó y se dirigió al tocador de May, encontrando una antigua foto donde estaban ambos de niños acompañados de su padre. Richard escuchó abrirse la puerta del baño y May se asomó usando la toalla alrededor de su cuerpo mientras el agua aún caía en la ducha.
—Puedes decirme que esto es solo un sueño —suplicó May, afirmando temblorosa su toalla—. Que no me cogí a mi hermano.
—No lo hiciste, May —Richard le intentó dar la sonrisa más reconfortante que pudo a su hermana menor.
—¿Quieres ducharte conmigo? —May agachó la mirada. Abrió la puerta del baño por completo.
—Seguro —dijo Richard. Ambos entraron al baño en silencio, avergonzados de lo ocurrido aquella noche.
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