Con una intención de probar su punto de vista y reforzar a su argumento inicial con pruebas en físico, de repente, Spider-Man abriría unos siete portales a su contorno para que así la mujer que lo estaba acompañando cambiara, al menos en una poca cantidad, su parecer y le diera el visto bueno a las sonrisas y a la felicidad que cada dimensión que habría sido visitada por él estaban revelando de manera bastante elocuente e inocente. No sería así, tristemente. En consecuencia, la postura de la mujer de rojo y cabelleras blancas vendría a ser algo que debería de tomarse con toda la seriedad posible, aunque no lo pareciera en lo absoluto.

Entonces, sin más remedio que dejar su boca cerrada por completo y solamente acceder a rendirse ante lo que fuese a vocalizar Madame Web, Spider-Man Místico notaría que ella le mencionaría que debería de repasar de nueva cuenta el Reglamento del Hechicero Supremo que vendría a ser necesario para poner en orden los deseos de la mente, las emociones y actitudes de cualquier persona que deseara ocupar con Mano y Voluntades de Hierro ese puesto, a lo que el muchacho se negaría rotundamente, antes de cerrar y anular los pasajes astrales en formas circulares que este mismo habría abierto resplandecientemente y reclamaría ante los cuatro vientos que ya estaría harto de que cada vez que cometía un error, Web lo tratara como un amateur.

Como ya sabemos, y repasando el expediente psicológico del superhéroe casi veterano conocido mundialmente como Spider-Man, en general, si hay algo que este odiaría más que nada vendría siendo que, gente a la que él admirara con ahínco y gracia, terminara por decepcionarlo, debido a que habrían de haberlo subestimado de sobremanera, tratado mal o por haberlo calificado como alguien incapaz de realizar una actividad necesaria cualquiera. Es bastante frustrante. Nuevamente en su cabeza y en su capacidad de raciocinio, como acto seguido, y detenidamente, el muchacho volvería a pensar acerca de las diversas escenas que habría decidido cambiar cual manecillas de un reloj, con la ayuda y benevolencia de sus dos manos sagradas, comparadas casi a las de una entidad rupestre a lo vasto, y sus habilidades estrenadas reciente y orgullosamente, mientras comenzaría a dar unos cuantos pasos para seguir el camino de Madame Web hacia una de las habitaciones del Sanctum Sanctorum, quien le habría dado esta orden directa, a pesar de los cuchicheos y murmullos pasivos-agresivos de Spider-Man.

Como consecuencia, la habitación de uno de los pisos del Santuario Sagrado de Estudios y Entrenamiento, sería anfitriona y agradecida por recibir a dos miembros más de una secta extraña y ancestral que negaría ser dichas cosas. Ya en el interior del destino marcado con tintas de correccional para menores o de una sala de terapia mecatrónica, quien se llamaría a sí mismo, frente al espejo o estando a solas en el baño para afeitarse u otras circunstancias, muy de vez en cuando, "Doctor Parker", recitando un encantamiento que le permitiría invocar a una jarra con zumo de mango que habría estado en la nevera de la cocina del Portal a lo Desconocido, la ubicación actual, pensaría de manera impredecible en tomarse la molestia de digerir o consumir unos cuantos sorbos de este líquido e invertir un poco en uno de los vasos hechos de cristalinos vidrios adornados y agraciados, que también habría llamado con sus dichos, para ofrecérselo a quien sería su acompañante y guía de todos los días, desde que su antiguo maestro, El Anciano, se habría visto obligado a abandonar su recinto para emprender un viaje a un paradero desconocido; Y es que por más que el sujeto con capa y túnica muy extravagantes trataba de encontrarle un lado negativo a las cosas que se plantearon, simplemente no podría hacerlo. Preguntas y más de estas sin responder, comenzarían a invadir su cabeza en golpe a esto.

Indudablemente, iba a ser una jornada muy larga que, suficientemente, podrían calcularse en base a la correspondencia en mediciones que se utilizarían para medir las horas. Pasos grandes de momentos.

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Al mismo tiempo en la que lo último de todo lo anteriormente leído estaría haciendo presencia y, a parte, de aquella virtud muy importante que sería una pieza clave para el avance y la superación de la complejidad, la paciencia, que conllevaría directamente a lo que será revelado a continuación, yendo caminando por los pasillos del misterioso lugar que habría reemplazado a La Gran Manzana como un patio de juegos recurrentes en este tipo de narraciones, en la Zona de Objetos Tribales y Sagrados del Sanctorum de Nueva York, cerca a unos frascos de experimentación y análisis que le corresponderían de forma legal e inequívoca a un invitado de una feria de arte científico que habría tomado hospedaje aquí, precisamente, hace unas semanas..

GRRRK.. ¡KRASHHHHH! ¡GhhhrWk!