Videojuego.

Videojuego

Predecesor: Engañar.

"Hoy pasaremos una tarde de videojuegos en el departamento de Will; no faltes."

Miré el mensaje de texto en mi teléfono móvil. Desde que estábamos en la universidad Will, David y yo solíamos reunirnos a charlar cosas serias con el pretexto de los videojuegos, así que supuse que esta no era la excepción. Le respondí a mi amigo y luego guardé el móvil.

...

—Esta vez a mí me toca escoger— Will tomó un par de cajas que contenían los discos de videojuego; analizando las portadas y debatiéndose sobre elegir una que consistía en matar zombies o de carreras de autos.

—Sí, como desees— le contesté justo al entrar en la cocina para dejar en el frigorífico las cervezas y demás cosas.

—Ajá— balbuceó David mientras se hundía en el sofá más grande. Supuse que lo que tuviera en mente habría de ser bastante grande, ya que él solía pelear con Will sobre los videojuegos.

—Este será—, el dueño del apartamento elevó triunfante la caja del juego de zombies.

Reí un poco por su comportamiento infantil y me dispuse a preparar la consola, adaptando dos controles puesto que por el semblante de David no creí que él fuera a debatir aquello.

Ante la mirada perdida de David, Will seleccionó los escenarios y las características de la partida de manera rápida y el juego comenzó.

—¡Eso es trampa!— se quejó mi amigo de ojos grandes presionando enloquecidamente los botones del control porque yo "me escondí" tras una columna del edificio en ruinas, ocasionando que él tuviera que hacerse cargo de los zombies de ese escenario.

Ambos estábamos sentados en la alfombra, pero él por la cercanía parecía querer introducirse en la pantalla.

—Es que no tengo suficientes municiones— expliqué mientras pensaba en alguna táctica para salir del escondite sin perder mi última vida.

—Las perdiste por tu mala puntería.

—¡Ya sé!— fruncí el ceño, —no tienes porqué recordármelo.

—Creo que metí la pata— David habló de repente.

—¿Eh?— Will, sin voltear, se hizo un poco hacia atrás para poder prestarle un poco de atención; él estaba más absorto que yo en el juego.

—Engañé a Tess.

—¿Qué has dicho?— giré para verlo; el frotó su rostro abatido justo cuando mi personaje era devorado por los zombies.

—Bueno, un poco.

—¿Un poco? Engañar es engañar— le dije, cuidando de no elevar mi voz para que no sonara a regaño, sino sería capaz de cerrarse y no volver a mencionar el tema.

—Sólo besé a alguien— confesó, —a eso me refiero con que fue un poco. — Bajó la mirada, —pero desde entonces no he podido dejar de pensar en ello; la estoy traicionando con el pensamiento.

—Vaya, eso es extraño— habló Will sin mirarnos, prestando atención a la pantalla; —la encantadora y recatada novia está siendo engañada.

—¡Will!— a él si lo reprendí.

—¿Qué? Si en verdad fuera perfecta para David no estaría sucediendo esto— por alguna razón a Will nunca le agradó del todo la relación de David con Tess, pero se había mantenido al margen y callado, hasta ahora; —¡muere!— exclamó y disparó con el juguete volándole los sesos a un zombie.

—David—, miré a mi desanimado amigo, —supongo que te aflige el hecho de romperle el corazón a Tess, ella no merece algo como eso.

—Sí, algo así... pero eso no es todo; sino que...— noté su mirada vacilar, parecía algo demasiado severo; —me tiene más preocupado el hecho de que no pueda dejar de pensar en él.

—¿Él?— parpadeé confundido.

—¿Es en serio?— Will puso pausa al videojuego y giró para prestarnos toda su atención, ya que en ningún momento había despegado su vista de la enorme pantalla; —¿besaste a un chico?

David meneó la cabeza afirmando.

—Eso es... es... oh, David—, ahora que lo analizaba no parecía arrepentido, sino confundido; así que me puse de pie y me senté su lado para rodear sus hombros y darle consuelo.

—¿Y quién es; lo conocemos?— Will parecía demasiado curioso, le lancé una mirada de reprimenda, pero él me ignoró.

—Es George.

—¿Quién George?— Will entrecerró sus grandes ojos.

—El primo de Alexander.

—¡¿Qué?!— batió sus largas pestañas anonadado; —¿Él? ¿Por qué él?

—No, no lo sé— murmuró; yo apreté el agarre.

—¡Will, ya basta!— intervine.

—Es que George es un egocéntrico, sin mencionar lo entrometido que es.

—¿Y crees que yo lo planee?— David levantó la voz; —esta situación me tiene como un estúpido, no sé lo que me pasa.

—Lo siento— Will volvió a relajarse; —entiendo lo que es estar confundido.

David exhaló y se dejó caer, pegando la espalda en el sofá y obligándome a soltarlo.

—Creo que lo mejor será pedirle un tiempo a Tess; al menos hasta que aclares tus ideas— le aconsejé.

—Sí, John; tienes razón— exclamó extenuado.

Y así fue como la tarde de videojuegos finalizó.  

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