Cásate.

Cásate

(Cásate conmigo; originalmente dedicado a AliceS5/ShinBani)

Predecesor: N/A

Axel se paseó inquieto por su recámara, acababa de terminar una llamada con su hermano mayor y la noticia que recibió le recordó que debía poner los "pies en la tierra".

Hacía varios años, antes de morir, su abuelo paterno había hecho un testamento muy concreto: a su nieto mayor, Eddy, le dejaba la casa en la playa, que más que una casa parecía un hotel puesto que la propiedad era enorme. A su segundo nieto, Axel, le correspondía la finca y un par de propiedades pequeñas en el poblado cercano a esta, listas para ser usadas como comercios o arrendarlas. Para los demás nietos dejó autos, departamentos y algunas joyas. Sin embargo, la última voluntad del abuelo tenía un "candado" para sus dos primeros nietos; el testamento era muy claro al especificar que tanto Eddy como Axel sólo podían tomar posesión de los bienes en cuanto contrajeran nupcias; a partir de la muerte del abuelo ambos hermanos tenía cinco años para cumplir con aquello, de lo contrario las propiedades serían vendidas y el dinero repartido entre varias fundaciones de beneficencia.

La finca era uno de los mejores recuerdos de la infancia de Axel, allí siempre se reunían los tíos y por ende sus primos, además de que sabía, por las historias familiares, que había pertenecido a los Stone por varias generaciones. Eddy era un "suertudo", había conocido a Luna cuando estaba en la escuela media, años más tarde se hicieron novios, se comprometieron y justo dos meses después de la boda, cuando Luna anunció que estaba embarazada, el abuelo pasó a mejor vida, sólo entonces el abogado hizo del conocimiento de todos la existencia del testamento y la "cláusula especial", de manera que casi inmediatamente Eddy había tomado la propiedad en la playa. En el caso de la finca las puertas quedarían abiertas para que toda la familia la visitase cuando quisiera hasta que Axel la reclamara como suya, o bien, fuera vendida.

Mordió descuidadamente la uña de su pulgar derecho, aunque no lo dijeran seguramente sus tíos le echarían la culpa si perdía la finca, pero tampoco era como si pudiera casarse por arte de magia, faltaban algunos meses para que el plazo de cinco años terminara y él no tenía ni un solo prospecto, esto último no se lo había dicho a su familia. En el pasado salió con Mark por casi un año, pero cuando este recibió un ascenso laboral el cual lo requería en otro país, la pareja se dio cuenta de que ninguno estaba dispuesto "sacrificarse" por el otro, así que esa relación terminó, Axel permaneció donde estaba y Mark partió. Y también había salido con Michael, el patán que le había puesto el cuerno a menos de dos meses de hacerse oficialmente novios; y pensar que había considerado mudarse con él.

Axel suspiró, remembrar y lamentarse sus relaciones pasadas no iba a ayudarle en nada, debía pensar en una solución y actuar de inmediato. La llamada de Eddy había sido para recordarle que el próximo fin de semana toda la familia se reuniría en la finca y lo esperaban a él y a su novio; porque sí, su familia sabía acerca de sus preferencias y las aceptaba; incluso al abuelo antes de morir lo supo. Sería un fin de semana largo, el lunes y el martes eran días feriados nacionales y varias oficinas, incluyendo donde él trabajaba, no tenían labores; así que la reunión familiar estaba planeada para iniciar el viernes por la noche y finalizar el martes al medio día.

Tomó su chaqueta de la percha y se la colocó con rapidez, salir a caminar le ayudaría a despejar su mente, podría decir que estaba enfermo y no ir a la dichosa reunión, pero eso sólo pospondría el encuentro y las preguntas constantes sobre su estado civil por parte de sus familiares no tan cercanos, y justo eso era lo que no quería hacer, no quería postergar el asunto porque tiempo era lo que menos tenía. Salió de su apartamento y cerró con llave la puerta, sus movimientos eran automáticos; tal vez iría al centro comercial, algo de comida rápida podría ser un buen distractor. Su apartamento estaba en el segundo nivel así que usó las escaleras, bajó brincando de dos en dos los escalones y se dispuso a atravesar el recibidor planeando mentalmente la ruta hacia el centro comercial, cuando algo peludo chocó contra sus pantorrillas.

—¿Morgan?—, exclamó Axel sorprendido al mirar hacia abajo y encontrar al animal, era un bonito perro mestizo, mediano, de color café claro y una gran mancha negra alrededor de su ojo derecho, —¿pero qué haces aquí?

—Vino a buscarte para ir a pasear— respondió Dean, el amo de Morgan.

Dean y Axel se habían conocido en el último año de la carrera universitaria; ambos en la especialidad de desarrollo de negocios y debido a sus edades muy cercanas y gustos similares se habían hecho amigos, muy buenos amigos; y aunque ahora trabajaban en empresas distintas eso no les impedía conservar su amistad.

—¿Eh?— Axel se enderezó y levantó la mirada algo confusa hacia Dean, ya que se había acuclillado para acariciar a Morgan tras las orejas; —¿pasear?

—Lo olvidaste, ¿cierto?— Dean, el alto, moreno y de cabello negro azabache cruzó los brazos sobre su pecho. Su atuendo y zapatos eran deportivos, y cuando Axel lo notó se reprendió mentalmente dejando escapar un sonido gutural de resignación.

—Sí, lo olvidé— declaró Axel.

—Lo supusimos, por eso estamos aquí— le miró de arriba hacia abajo, —¿O tienes otro plan?— y es que la vestimenta de Axel no era para nada deportiva.

—No sé si realmente llamarlo un plan— suspiró, a lo que Morgan ladró demandando su atención nuevamente.

—¿Es el trabajo, algo en lo que te pueda ayudar?

En ocasiones pasadas, cuando Dean tenía mucho trabajo o se iba por semanas de viaje por la misma razón, Morgan se había quedado al cuidado de Axel, e incluso el chico había mantenido su departamento y otras cosas en orden, es decir, regaba las plantas, verificaba el buzón para recibir la correspondencia y realizaba algunas diligencias como pagos de los servicios y otros. Dean creía que era justo también ofrecer su apoyo.

Axel se acuclilló de nuevo para acariciar al canino y suspiró. Claro que necesitaba ayuda, pero no sabía de qué manera Dean pudiera asistirle. A menos que...

—Sí— murmuró. —hay algo.

—¿Qué cosa?

—¿Te casarías conmigo?

Dean parpadeó confuso, —¿Qué? 

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