ᶠⁱᶠᵗᵉᵉⁿ⠃ᴛᴜᴛᴏʀ ᴠꜱ ᴀᴘʀᴇɴᴅɪᴢ

⋆˚☆˖°

Con su brazo, aún extendido, dirigió la punta de la espada hacia Elizabeth. —Porque ya sea viva o muerta, solo eres un grano de arena en la nueva senda que estamos por establecer. —Bajo su brazo y los rayos que cubrían a la princesa se desvanecieron sorprendiéndola. —Aléjate. —Le ordeno, aunque para Kaida había sonado más a una súplica. —Solo he venido a buscar a los pecados.

La princesa frunció el ceño enojada por la rebaja que le hizo el caballero, sin más corrió hasta ellos, posicionándose en frente con los brazos extendidos hacia los lados para protegerlos. —No les pondrás una mano encima.

Hawk llego arrastrándose y quejándose de las quemaduras de los rayos que lo tenían aturdido, quedando sin fuerzas a los pies de Gilthunder y, sin aparente empatía, lo pateo fuera de su alcance, botándolo muy lejos.

¡Hawk, no! —No lo pensó mucho y salió corriendo detrás del cerdito quitando su barrera protectora.

Ahora ya nadie podrá interrumpirnos. —Se volvió a girar hacia ellos.

¿Estás seguro de eso? —Pregunto Meliodas con una sonrisa burlona. —En el pasado, tú no pudiste derrotarme a mí, ¿cómo piensas que derrotaras a la capitana?

Las cosas son distintas ahora. —Se inclinó quedando cara a cara con el rubio. —Yo soy más poderoso que los ocho pecados capitales juntos.

Un brillo escarlata recorrió el ojo de Kaida.Qué patético. —Murmuro cansada y aburrida golpeando una roca que choco un árbol e hizo un agujero traspasándolo. —Eso no pasará.

Gilthunder se enderezó nuevamente. —Si de eso se trata, entonces liberaré sus cuerpos.

No es necesario. —Sus ojos brillaron en un violeta intenso para que después los rayos de los tres desaparecieran como si nada. —Pudimos escapar en cualquier momento, solo que pondríamos a la princesa en peligro.

Y yo pude haberlos matado, junto a este inmundo bosque.

Kaida y Meliodas se dieron una mirada en la que comunicaron todo lo necesario, sabiendo que la capitana se encontraba herida, Meliodas le hizo entender que él lo haría y con un asentimiento ella aceptó. —Lo dudo mucho. —Respondió Meliodas dando un paso al frente.

—Yo despejaré esa duda.

Tendré que demostrarte lo contrario. —Estiro sus brazos y su cabeza sin despegar la mirada del caballero.

Ven Diana, no intervendremos. —Le ordeno Kaida pasando a su lado para alejarse de ellos.

Está bien, no me meteré. —Respondió un poco molesta por no dejarla pelear.

¿Te avergüenza que te derrote en frente de tu equipo, capitana? —Pregunto burlón empuñando su espada con fuerza en su pose de pelea.

Si logras derrotar a Meliodas. —Se giró y se sentó en el suelo. —Yo seré tu próxima contrincante, así que no me preocupo. —Se cruzó de brazos recostándose en la pierna de Diana.

Perra presumida. —Escupió con fastidio.

Aunque por dentro estaba temblando del miedo al decir esas palabras.

Meliodas, con semblante serio y ceño fruncido, coloco con fuerza su pie al lado del de él, haciendo el piso temblar y una pequeña capa de polvo levantarse. —Sigues sin mostrarle respeto a tú mayores, ¿eh?

Y así la gran pelea comenzó entre tutor y aprendiz.

La pelea estaba reñida y la charla entre ellos era del poco interés de la capitana, que solo se encargaba de hacer un campo de fuerza alrededor de ellas para que los rayos no las tocaran. Ya tenía suficiente con los anteriores que habían quemado un poco la piel de su espalda.

De un momento a otro, Meliodas se encontraba en el suelo, enterrado, formando su silueta a la perfección. Soltando una risa se levantó cansado diciendo unas palabras que sonaron cansadas, Kaida se levantó de su lugar mirando con el ceño fruncido la situación, Gilthunder con una estocada le hizo un gran corte en su hombro sacándole un chorro de sangre.

El de pelo rosa le dio la vuelta con su pie, dejándolo boca arriba. —Dragón de la ira y sub-capitán de los ocho pecados capitales, ¿cuáles son tus últimas palabras?

Un brillo violeta paso por sus ojos. —Tan solo... tengo una petición... —Hablo con cansancio y sus ojos sin brillo se alzaron al caballero. —Quisiera saber qué les sucedió... a los otros pecados, caballero.

Bien, te lo voy a decir. De los cinco pecados restantes, tres todavía no han sido localizados, pero ya casamos a dos. —Kaida se fue acercando lentamente con la cabeza agachada.

"¿Cazar...?"

El zorro de la avaricia está preso, habita en la prisión, basté. —Uno de los puños de la capitana se cerró con fuerza. —El oso de la pereza perdió la vida y se encuentra sepultado en la necrópolis, pero descuida, muy pronto tú te reunirás con tus amigos.

No lo creo. —Kaida extendió su otra mano y una luz violeta envolvió a Gil.Gracias a tu valiosa información, será de ayuda para reunirnos. —El caballero levito, pero en su rostro seguía la seriedad.

Ya comprendí, te aprovechaste de la situación y entregué la ubicación de tus amigos mientras hería a tu compañero. —Su mano soltó algunos rayos. —Zorra astuta.

Es suficiente, deje pasar la primera vez porque necesitaba la ubicación de alguno de ellos y ahora que la tengo nada me detendrá a sacarte volando. —Una vena se mostraba en su frente mientras sus ojos brillaban con fuerza. —Espero que disfrutes el viaje.

Chasqueo sus dedos sin darse de cuenta el cómo un rayo de luz blanco se dirigía a su pecho adentrándose a su corazón antes de que Gil saliera volando con velocidad desapareciendo en el cielo.

⋆˚☆˖°

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top