ᶠᵒᵘʳᵗʸ⁻ˢⁱˣ⠃ᴘʟᴀɴᴇꜱ ᴀʀʀᴜɪɴᴀᴅᴏꜱ

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Ambos se levantaron del suelo y Meliodas rompió una rama de un pequeño árbol que apenas estaba creciendo.

Quizás debamos pensarlo menos por ahora. —Le sonrió abrazándola por la cintura, a lo que ella asintió con la cabeza dándole la razón. —Con un movimiento de la rama partió a la mitad la montaña que tenían ambos en frente.

Cuando estrellas fugaces cruzan el cielo formando una cruz, Britania atravesara su momento más oscuro, es prueba plasmada desde tiempos ancestrales y pregona el inicio de una guerra santa entre la mano guía de la luz y el linaje de la oscuridad. —Su voz sonaba tan seria, que a los pecados al otro lado le dio un escalofrío.

Capitanes...

Señorita Kaida, señor Meliodas...

Es una promesa.

Juramos por aquellos que siempre han peleado a nuestro lado.

Que esta maldita guerra de tres mil años, llegara a su fin muy pronto. —Apretó su agarre en la cintura de Kaida, esta vez nada lo detendría de acabar con su sufrimiento.

[...]

Al llegar a la siguiente ciudad, Elizabeth le ofreció a Diana que se quedara afuera a dormir mientras los demás preparaban todo, ella gustosa se acostó en el pasto junto a su gideon. La princesa la miro enternecida.

Muy bien, preparemos todo para abrir la taberna. —Kaida ya se encontraba limpiando las mesas con su uniforme renovado. —Ustedes se encargarán de la comida. Elizabeth, quiero que promociones la taberna en el mercado y de paso también consigue unas hierbas.

Con todo el encanto del mundo le hubiera dicho que se jodiera, pero Kaida los escuchaba, así que no le toco más que asentir con la cabeza disgustada. —Claro.

Hawk, tú la acompañaras y procuraras que no le pase nada. Dijo dando unos pasos hacia ellos apoyando su codo en el hombro de Meliodas.

De acuerdo capitana, pero, ¿Elizabeth estará bien? 

¡Soy perfectamente capaz de ir de compras! Le replico ofendida por sus palabras.

Sí, pero los caballeros sacros te buscan, ¿no sería mejor que te quedaras aquí? —Explico con paciencia haciéndola entrar en razón.

Mantenerla aquí solo apagará su espíritu. Descuida, previne todo cerdito. —Le guiño un ojo para acercarse a la princesa poniéndola nerviosa. Meliodas se alejó y comenzó a subir las escaleras.

Abrió su palma hacia ella y entre cerro los ojos dejando ver como estos brillaban, un tipo de tela salió de su mano y rodeo por completo a la albina que solo cerro los ojos esperando que algo pasara, cuando los abrió se miró a sí misma sin notar ningún cambio.

¡No, que habías prevenido todo! ¡No le hiciste nada! Le grito Hawk echando humo por la nariz.

No desesperes, Hawk. —Apareció un espejo de cuerpo completo, Hawk y Elizabeth se sorprendieron al ver su reflejo.

¿E-esa soy yo?

Su cabello largo y albino ahora era café y le llegaba a los hombros, sus ojos no estaban tapados, pero seguían siendo azules y el uniforme de la taberna cambio a uno de campesina totalmente normal. 

Solo los que te buscan te verán de esta manera, el resto te verá como eres normalmente. —Le sonrió para hacer levitar una canasta y una bolsa de dinero. —Además, si algo pasa solo di mi nombre y estaré ahí. —Le sonrió y se dirigieron a la salida donde Elizabeth asintió completamente sonrojada.

No me tardo.

Con cuidado, por favor. —Alzo su mano y la movió un poco en modo de despedida, Elizabeth hizo lo mismo mientras caminaba, al ya no verla soltó un suspiro angustiada.

Meliodas salió de la taberna junto a los otros dos pecados, Ban bostezo. —¿Por qué me despertaste?

Ban, King, el que atrape la mejor presa, se gana una noche a solas con la capitana. Fue como si esas palabras fueran un balde de agua que los despertó.

Ay, yo voy a ganar. —Trono los dedos de sus manos mientras pasaba su larga lengua por sus labios.

No digas tonterías, es obvio que yo ganare. —Lo miro fijamente rodando los ojos al ver como miraba a Kaida. —Meliodas, ¿qué le sucedió a tu arma? ¿Cazarás solo con las manos?

Tranquilo, ya veré como le hago.

Ja, la victoria es mía. —Antes de irse se acercó a Kaida y le dejo un beso en la mejilla para después irse saltando.

Eso es lo que crees. Hizo lo mismo, pero del lado contrario para después seguir al zorro.

No vayan tan rápido. —Se detuvo cuando sintió un leve toque en su mejilla.

Ten mucho cuidado. —Ante el beso de Kaida le sonrió.

Sí. —Él corrió su cabello y le dio un beso en la frente para después irse.

[...]

Diana seguía durmiendo profundamente sobre el pasto mientras Kaida estaba meditando a unos metros de ella, se encontraba en pose india a unos cuantos metros del suelo, sin embargo, uno de sus pies colgaba, los ojos cerrados y su dedo gordo junto al dedo índice se tocaban formando un círculo.

Hasta que un fuerte rugido se escuchó por donde habían ido sus pechados haciéndola abrir los ojos y mirar a esa dirección con seriedad, por unos segundos miro a la gigante asegurándose de que se encontrara dormida y cuando estuvo segura desapareció en un borrón.

[...]

Meliodas, Ban y King llegaron a un lugar cerca del sonido encontrando cuerpos de caballeros en entrenamiento con sangre y extremidades separadas de su cuerpo.

Oye, resiste. —Meliodas se acercó a un caballero aún consiente que tenía un grave corte en su hombro y sangre cayendo de su cabeza.

L-los rugidos del alba, r-responden al ataque, e-el gigante armado, a-ah, ¡monstruo en armadura! —Y así su último aliento se desvaneció.

¿Gigante armado? —Pregunto King repitiendo sus palabras, tendiendo una leve sospecha.

¿Monstruo en armadura? —Ban hizo lo mismo, pero más confundido. —¿Qué rayos es eso?

Ban, King. La voz de Kaida los espanto por unos instantes. —Lo encontramos. —Camino hasta llegar al lado de Meliodas mirando hacia la dirección del poder tan familiar que sentía.

¿A quién? Pregunto el zorro aun sin entender.

¡Ah! No puede ser... King por fin cayó en cuenta de quién hablaban.

Meliodas los volteo a mirar con seriedad. —Sí, seguramente se trata de él. Es Gowther, la cabra.

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