ᵀʷᵉⁿᵗʸ⁻ⁿⁱⁿᵉ⠃ɴᴏ ꜰᴜᴇ ꜱᴜ ᴄᴜʟᴘᴀ

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¡Oigan! —Los cascos de sus patas y la voz de Hawk la hicieron caer en cuenta de que se había olvidado por completo de la princesa y el cerdito, levantándose para mirarlos. —¡El apoyo está llegando!

¿Están todos a salvo? —Pregunto Elizabeth montada en el lomo del cerdito.

Eso debería preguntarles yo a ustedes. —Dio unos pasos acercándose a la princesa, analizándola con la mirada para sonreír al ver que no había ninguna herida en su cuerpo. —Pero sí, estamos bien.

Qué alivio.

King giró su cabeza para ver a los demás con una sonrisa tranquila, hasta que la caballero Guila se levantó con sangre en su cuerpo y despeinada, siendo ignorada por casi todos.

A esta distancia, ¡ni siquiera la defensa de tu maldita lanza sagrada podrá salvarte de mí! —Se lanzó hacia King generando una bola de fuego para después lanzársela, sin embargo, esta nunca le llego gracias a la intervención de Meliodas y su ya famoso contraataque.

Qué traicionera.

Una gran explosión se generó y al humo desvanecerse la caballero ya no se encontraba en aquel lugar, desapareciendo así junto a su poder mágico del lugar.

Ya no puedo percibir a Guila. —Dijo Diana cubriendo con una de sus manos a Elizabeth por si acaso, Kaida las miro con curiosidad.

Debe ser que esa explosión la devolvió al mundo de los vivos. —El alma de Elaine apareció de repente a un lado de Ban haciendo que Kaida recordara algo.

Al llegar al campo de fuerza, el dragón seguía durmiendo en este, sacándole una gota de sudor a Kaida que se agachó y la alzo entre sus brazos, despertándola. —¿En serio te la pasaste durmiendo, Lara?

Ella se rio nerviosa para saltar y transformarse nuevamente en la chica de cabello rosa. —Lo siento. —Se rascó la cabeza nerviosa, disculpándose.

Ustedes aparecieron con carne y hueso. —Elaine floto hasta quedar a un lado de ellas. —Pero ella solo en espíritu.

Hawk se alarmó al ver como sus orejas brillaban en dorado sacando pequeñas partículas luminosas, siendo acompañado por los demás que también comenzaron a desvanecerse, Kaida miro entristecida a sus amigas no vivas.

Ustedes no pertenecen aquí. —Una voz familiar la hizo girar para ver a ambos niños en aquel lugar. —Así que la necrópolis los está rechazando, por eso sus cuerpos brillan.—Ban y King los miraron sorprendidos. —Qué alegría, encontraron a quien querían ver.

¿Qué hacen ustedes dos aquí? —Les pregunto Ban.

¿Entonces... siempre han sido habitantes de este mundo? —Hizo otra más King encajando las piezas.

Tu comida estuvo deliciosa, muchas gracias. —Ahora hablo la niña agradecida hacia Ban.

De nada. —Le sonrió contento.

Señorita. —Kaida se agachó a su altura al ver que se acercó a ella. —Gracias por el peinado, en verdad me gusto. —Le sonrió tocándose el cabello.

No hay de que, fue todo un gusto para mí. —Le acaricio la cabeza para levantarse y ver que se acercaba otra vez a su hermano. Lentamente, se giró a sus amigas con una mirada de tristeza.

La despedida más dolorosa.

Oh, ¡su majestad! —La de pelo rosa se lanzó a sus brazos llorando cascadas. —¡No quiero que se vaya!

Lo lamento... —Se formó un nudo en su garganta. —No está en mi poder, Lara.

¡Lo sé! —Dio un último grito para después sorber su nariz y separarse quitándose las lágrimas. —S-solo prometa que se cuidara, ¿sí?

Lo prometo. —Le sonrió por última vez hasta que el espíritu de Lara desapareció para poder llorar a solas detrás de un cristal un poco lejos de ellos.

Me alegro verte, Kaida. —El alma de la rubia se acercó a ella, anteriormente se había despedido de Ban y de su hermano que quedaron completamente rojos.

Lo mismo digo, lady Elaine.

La rubia se acercó más a ella, agarrando sus mejillas con delicadeza, confundiéndola, hasta que juntó sus labios con su mejilla en un dulce beso para dejarle un mensaje en la mente. 

"Cuida de ellos." —Kaida asintió con la cabeza y se dio la vuelta dispuesta a irse, sin embargo...

¡Buen viaje, su majestad! —Varias voces, millones de voces, tanto de niños como adultos, hicieron acelerar su corazón al reconocer cada una de ellas.

Sus manos temblaron teniendo miedo de voltear, pero finalmente lo hizo con su corazón partido en miles de pedazos, sus ojos aguados dejaron salir las lágrimas que contenía desde que vio a sus amigas. Un niño de cabello azul y ojos ámbar se acercó a ella agarrando su mano con delicadeza entre las suyas.

Y recuerde, no fue su culpa...

Así finalmente aparecieron en aquel campo de flores que ya no tenía flores.

Sus ojos se encontraban soltando lágrimas sin moverse de su lugar, atónita, pensando en que todos la odiarían. Su mano se dirigió a sus labios, tapándolos y reprimiendo sus sollozos.

¿M-mamá...? —La voz de la gigante la hizo sobresaltar girando sobre su propio eje para mirar a los demás. Ellos estaban confundidos, con sus ojos blancos y abiertos como platos, con la mandíbula caída, dando a entender que habían visto todo.

El nerviosismo abarcó cada célula de su cuerpo y sus ojos se entrecerraron, sus labios temblaron al igual que sus manos. Finalmente, se agachó encogiéndose consigo misma temblando levemente por reprimir su llanto, Meliodas se acercó a ella empujo su cabeza con delicadeza hacia su pecho ocultando su rostro, permitiéndola llorar libremente.

Los demás no quisieron intervenir, pero sabían que su capitana les tendría que explicar muchas cosas.

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° Conversación de Ban, King y Elaine. °

No la lastimen. —La rubia se había dirigido a los dos que la miraron confundidos. —Es notorio el amor que ustedes sienten por ella, al igual que ella por ustedes, solo no la lastimen, ella es muy especial.

Ambos se miraron mutuamente para después sonreírle al hada.

Lo prometemos. —Dijo Ban por los dos.

Y tengan cuidado, no quiero ser tía muy pronto. —Finalizo para acercarse a Kaida flotando.

Los colores se le subieron a la cara y Ban solo silbo disimuladamente mientras King hundía su cabeza en su almohada dando gritos que fueron ahogados por esta.

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