ᵀʷᵉⁿᵗʸ⁻ᶠⁱᵛᵉ⠃ꜰʟᴏʀᴇꜱ ʏ ʀᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏꜱ

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Para suerte del humano, una rama se había enganchado a su ropa, salvándolo de quedar como papilla estrellada en el suelo.

Estuvo cerca. Así que ella es la mujer que protege la fuente, pero, ¿de quién será la otra presencia? Sonrió con emoción, teniendo ganas de volver a aquel árbol.

El humano lo volvió a intentar innumerables veces, siendo innumerables veces salvado por una fuerza extraña del bosque, hasta que se cansó.

¡Oye, niña, ya basta! Le gritó al poder llegar nuevamente a la cima.

¡Lo mismo iba a decir yo! Le devolvió el grito enojada. ¡¿Cómo puedes seguir vivo?! ¡Nadie puede sobrevivir a una caída desde esta altura!

¡Ay, no sé! Una vez quedé atrapado en una rama y en la otra caí en un grupo de árboles. Dijo las veces que recordaba sorprendiendo al hada.

Imposible... ¿Cómo es que...? Una idea se le vino a la cabeza haciendo que una vena palpitara en su frente. Olvídalo, ya sé quién lo hizo. Una risa apareció escuchándose en cada rincón del árbol, confundiendo al humano. ¡Kaida!

¿Dime?

Ante los ojos rubí del chico apareció una bella mujer, con un hermoso vertido donde la parte de arriba era blanca completamente su mangas y escote en forma de corazón, decoraciones en sus brazos y cuello con telas finas que simulaban mangas y una gargantilla, falda negra un poco traslúcida al final y una cinta recorriendo su cintura, zapatillas blancas rodeando sus piernas y una larga cabellera morada en una trenza suelta con un bello broche de alas blancas decorando su cabello.

Su corazón palpitó de la emoción al verla.

¡No te hagas la tonta! La señalo con molestia. ¿Por qué salvas a este bandido? Se supone que me debes ayudar a proteger la fuente, no ayudar a que la roben.

Oh, lo sé. Pero este humano... tiene algo que me llama la atención. Sonrió con sinceridad acercándose a ella.

No lo sé... a mí me da mala espina. Se cruzó de brazos mirando al humano que solo tenía la mirada en su amiga de pelo violeta.

¿Mm? Se giró viendo también al chico, que volteó la mirada avergonzado de ser atrapado. Kaida soltó una risa. Creo que deberías poner más atención rubia. El hada la miró confundida.

Esto... no huele como el licor... Elaine se sorprendió viendo que la copa de la juventud eterna ahora estaba en las manos del humano. Qué más da.

¡Detente! Unas ramas salieron del árbol agarrando al humano, inmovilizándolo y quitándole la copa.

¡Oye, ya basta, suéltame!

Respira, Eliane, respira.Comento serena la de pelo morado sentada en el suelo con sus piernas hacia un lado, siendo rodeada por bellas flores.

¡No pretendo que los humanos logren entender! Ignoro el comentario de su amiga.Pero si la fuente de la juventud desaparece, todo este bosque se marchitará y morirá, ¡ríndete y vete de una vez!

A bueno, de acuerdo. Accedió con facilidad.

¡¿Cómo que bueno?! ¡¿Así de fácil?! Miró a su amiga, la cual alzó los hombros sin entender los planes del humano.

Soy honesto, relájate. Sonrió mostrando sus dientes.

Nuevamente, se giró a ver a su amiga; esta vez ella hizo la misma sonrisa que el humano. Después de unos segundos, las ramas soltaron al chico.

No entiendo por qué dejaste vivir a este humano Kaida. El hada voló hasta la chica que se levantó del suelo.

Los humanos son codiciosos y sus corazones están llenos de oscuridad. Hablaba mientras caminaba al humano que se estiraba los brazos. Pero este humano es diferente. Al estar cerca de él, se inclinó un poco quedando cerca de su rostro. Yo no te salvé, en ninguna de las veces que mi amiga te mandó a volar.

¿Qué? Si no fuiste tú, entonces... ¡Imposible! ¡¿Por qué el bosque querría salvarlo?! Preguntó histérica.

Supongo que ya leíste su corazón, ¿no? Aún no despegaba su mirada del humano. Elaine asintió con la cabeza. Si lo soltaste es porque no viste nada malo en él y eso significa que el bosque tampoco. Sonrió agarrando la mejilla del chico con una sonrisa. ¿Quién eres, humano?

Tu amiga lo dijo, soy un bandido. Tengo orden de arresto y todo, ¿qué hay de ti? Con una sonrisa burlona, ahora fue él el que se acercó a su rostro.

¿Mm? ¿Yo? Supongo que no soy una mujer normal.Sonrió de igual forma mostrando sus colmillos.

El humano soltó una risa apartándose de ella. Eres misteriosa, me agrada. Extendió su mano a ella. Me llamo Ban.

Kaida, un placer humano. Acepto su mano.

[...]

La risa de Diana sacó de sus pensamientos a ambos pecados. —¡Mira, mamá! Qué lugar tan bonito. —Ahora, en vez de tierra desierta, había un gran campo de rosas rosadas que los rodeaban a todos.

¿Pero qué rayos es-? —Se preguntó Ban confundido.

¡Elizabeth, ven! Mira estas flores. —Ahora la gigante llama a la princesa.

¿Qué tipo de flores son? —Se preguntó la princesa adelantándose a los capitanes.

¿A quién le interesan un montón de flores? —Preguntó el cerdito sin darle mucha importancia a las flores que aparecieron de repente. —Puedes comer y comer y jamás te llenarás. —Expulsó el aire de su nariz haciendo que unos pétalos flotaran.

De repente, todos los pétalos salieron volando, dejando ver el pasto verde del suelo. Viento apareció de la nada, haciendo que los pétalos comenzaran a volar alrededor de ellos formando un tornado.

¡Amigos! —La voz del niño los hizo voltear y verlos a ambos afuera del remolino de pétalos.

¡Niños! —Grito Kaida preocupada.

¡Cuídese mucho, señorita! —El remolino aumentó su intensidad. —¡Amigos! ¡Cuídense!

La princesa se abrazó al brazo de la capitana cerrando sus ojos y cuando los pétalos se detuvieron ante sus ojos había esmeraldas de gran tamaño y el cielo era de color amarillo.

¿Mamá...?

No pude ser...

¡Su majestad!

Su cerebro se bloqueó soltando a la princesa y solo pudo escuchar cómo alguien la llamaba a lo lejos. Miró a su alrededor con desesperación, esperando ver algo que la guiara a ese llamado, hasta que una cabellera rosa llamó su atención, haciendo a sus ojos brillar con esperanza.

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