ᵀʰⁱʳᵗʸ⁻ᶠᵒᵘʳ⠃ᴠᴀɪᴢᴇʟ
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—Señorita Kaida. —La voz de Elizabeth la hizo girar su cabeza para mirarla. —Yo me quedaré con ella.
La rabieta de Diana se detuvo. —Ay, ¿es en serio? —Pregunto incrédula con sus manos sobre su pecho, mirando a Elizabeth fijamente.
—Es que me encantaría tener una charla de chicas, un día distinto.
—Charla de chicas... —Murmuro por lo bajo con un pequeño sonrojo en sus mejillas, Kaida descendió con una sonrisa al ver como sus dos chicas favoritas comenzaban a llevarse bien.
—Bien, nosotros nos vamos. —Comenzó a caminar siendo seguida por los demás. —Cuídense y no se metan en problemas.
—¡Claro, mamá! —La gigante movió su mano en forma de despedida, Kaida la imito a lo lejos dándole la espalda y desapareciendo en la bajada de la montaña.
[...]
Al adentrarse a la aldea, los comerciantes gritaban intentando llamar la atención de las personas para que compraran sus productos. Ante la vestimenta de Kaida, varios hombres le chiflaban y se le insinuaban de manera tan repulsiva que Kaida se puso completamente seria, ignorándolos a todos. Meliodas, Ban y King no estaban tan diferentes a ella, lanzándoles miradas amenazantes a todos aquellos que no disimulaban, al igual que evitaban que se le acercaran.
—¿Esperas encontrar algo aquí, capitana? —Ban se adelantó un poco pasando su brazo por sus hombros, haciendo que algunos hombres voltearan su mirada, sin embargo, no todos.
—Qué delantal tan ridículo. —Comento King para ponerse al otro lado recostado en su almohada mientras levitaba.
—Preguntémosle a ese vendedor. —El rubio se dirigió a un vendedor cualquiera en frente de ella.
Kaida por un instante cruzo miradas con un chico de cabello verde y ojos ámbar, sintió como si ya lo conociera, sin embargo, no pudo acercarse a él porque la voz de un anciano llamo la atención de los cuatro perdiendo al chico de vista.
—¿Buscan algo en particular? —El sonrojo en sus mejillas era notorio por el alcohol ingerido. —¿O han venido solo por el festival?
—"¿Festival?" —Los ojos de la capitana brillaron con emoción ante eso.
—No. —Comenzó a hablar Meliodas. —Venimos por un arma, dicen que es gigante, escuchamos que había una aquí.
—Eso es fácil, ¿la ven? —Con su mano señalo una gran roca con una cabaña sobre ella y un puente para llegar a la sima. —Está allá.
Al llegar a aquel lugar pudieron ver a gideón estar incrustado en aquella gran roca como si fuera un soporte para que no se cayera.
—Es gideon, el martillo de Diana. —Comento King al confirmar lo que todos creían.
—Entonces era cierto.
Una criatura de pequeño tamaño con una túnica roja y un casco de cuernos oxidado presentaba las reglas en la cima de la colina, haciendo emocionar a Kaida, hace años que no participaba en uno de esos y la adrenalina la envolvía.
—Es un festival barbárico, ¿no lo cree capi-? —Se detuvo al ver como reaccionaba.
Mordía sus labios y apretaba sus puños, moviéndolos de arriba a abajo con emoción, dando pequeños saltos, mirándolo a los ojos, pidiendo su aprobación, una capitana también necesita del consentimiento de sus compañeros y en este caso, su pareja.
—¿En serio quieres entrar ahí? —Le pregunto mirando como asentía aún en el mismo estado, soltó un suspiro. —Está bien, pero-. —Se detuvo al escuchar como chillaba de la emoción, Kaida se acercó a él con emoción para darle un rápido beso en los labios y salir corriendo agarrando las manos de Ban y Meliodas. King sonrió viéndola a lo lejos.
De verdad la había extrañado.
—¡Disculpe! ¡Nos inscribiremos! —Kaida soltó a Ban alzando su mano para poder captar la atención del pequeño ser.
De repente, un hombre musculoso y fornido la agarro de la camiseta, ella tuvo que sujetársela por debajo para que no mostrara demás. Por la altura, Meliodas también había quedado colgando un poco mirándolo de mala manera.
—No es un festival para débiles, ¡lárgate, mujer! —El olor de su boca hizo que su nariz se arrugara disgustada.
Suavemente, soltó a Meliodas para que callera al suelo de pie. —Lo lamento, pero no creo que sea necesario hacer esto para decirme eso. —El hombre arrugo su rostro enojado ante su mueca de desagrado y sus palabras.
—Oye, amigo. —Una voz adicional hizo que el hombre bajara su brazo dejándola en el suelo. —No arruines la diversión, ¿sí? Es un festival.
—Metiche. —La soltó con un poco de brusquedad y con una vena marcada en su frente. —Recuerda que soy Taizo, tres veces ganador de este festival. —Y sin más se fue de ahí a paso lento.
—¿Y qué quiere con eso? ¿Que nos asustemos? Qué estúpido. ▬ Lo insulto por lo bajo acomodándose la camisa.
De repente, el chico de cabello rubio celebro en su lugar levantando los brazos con felicidad por poder entrar al festival, al finalizar miro a Kaida guiñándole un ojo. —Linda, hay que pasarla bien.
Su mal humor se fue y lo miro alejarse con una sonrisa contagiada por su emoción, Meliodas también lo vio con una sonrisa, pero bien falsa, King lo miraba angustiado sintiendo que lo conocía de algún lado y Ban con neutralidad además de una molestia interna.
—¿En dónde lo he visto antes? —La pregunta del hada fue más para sí misma que para los demás.
Ya en la plataforma el ser pequeño hizo la presentación de las reglas y el inicio del torneo, King tuvo que entrar al no querer verse un cobarde ante su capitana que en realidad no prestaba atención a su alrededor por la adrenalina.
La primera parte comenzó y todos se fueron contra todos, Kaida solo los esquivaba con movimientos simples cerca de la orilla para que ellos solitos se salieran del cuadrilátero, sin embargo, el campeón invicto la quiso agarrar del brazo y sacarla volando, pero ella fue más rápida sacándolo de una patada con unos cuantos más que se encontraban atrás.
Alguien se le acercó con velocidad, pero antes de mandarlo a volar se detuvo para abrir sus brazos y recibirlo en ellos. —¡King! ¿No es emocionante? —Lo miro con una sonrisa.
—Yo no diría eso... —Su alma casi se sale de su cuerpo. —Pero si a ti te hace feliz, a mí también.
Ella le sonrió enternecida.
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