ᵀʰⁱʳᵗʸ⁻ᵒⁿᵉ⠃ᴇʟ ᴘᴀꜱᴀᴅᴏ
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Después de guardar a Aiko nuevamente en su lugar, Kaida se sentó en el suave pasto que la rodeaba con pequeñas flores a su al rededor frente a la fogata, luciendo pacífica y serena. Los pecados se miraron entre ellos, dudosos de preguntar lo que hace mucho debieron.
Finalmente, fue Diana la que tomo la iniciativa.
—Mamá. —La nombrada levantó su cabeza para verla, siendo una señal de que tenía su atención haciéndola tragar saliva nerviosa. —¿Qué fue lo que paso en la Necrópolis?
—Oh, eso... —Por un momento había olvidado que tenía que dar explicaciones.
—No te sientas presionada. —Intento calmarla King. —Es solo que, si nos volvemos a reunir, esta vez debes contarnos todo.
—Lo sé y lamento no haberles dicho nada sobre mi pasado. —Se disculpó de ante mano esperando que no estuvieran enojados.
—No te sofoques. —Aun con su rostro rojo por el alcohol pareciera que intentará salir de su embobamiento para prestarle la mayor atención posible. —Tómate tu tiempo, capi. —Le guiño un ojo a los que ella sonrió levemente.
Su mirada se dirigió al rubio, que a pesar parte de la historia, tenía curiosidad por saber todo de ella. Kaida suspiro y miro a la princesa de pie junto a la mesa.
—Será mejor que te sientes princesa. —Palmeo el césped a un lado de ella. —Es una historia larga.
Sin decir nada, se acercó a ella y tomó lugar a su lado.
[...]
"Hace mucho tiempo, mi raza, la raza de los dragones, convivía en armonía con el ecosistema a su alrededor. Amábamos a la naturaleza y ella a nosotros...
Un majestuoso castillo de mármol blanco y techo azul se veía frente a una aldea de casas espaciosas y habitantes felices rodeados de montañas cubiertas de blanca nieve y pasto verde con plantas crecientes, un gran contraste como si tuvieran invierno y primavera al mismo tiempo. En los pasillos, los pasos se escuchaban por doquier con aleteos que movían el aire por los adolescentes junto a las voces y risas de niños y adultos corriendo por el lugar.
A pesar de ser un gran castillo este se usaba más que todo para las celebraciones, incluso la reina tenía su propia cabaña en el centro del pueblo, y todo aquel que lo quisiera podría entrar sin ser retenido, ojo, solo si eras de la raza de los dragones, de lo contrario el castillo no te dejaría entrar.
En esta ocasión, el festival de la llama azul era lo que pasaba de boca en boca de todos.
Con una sonrisa, Kaida se emocionaba dando indicaciones y probando comida junto a bellas flores que crecían a su alrededor.
—¡Majestad, majestad! —Gritaron un grupo de niños corriendo a su dirección con sus pequeños cuernos, alas y cola al aire libre, ya que una vez que salen deben practicar para volverlos a ocultar.
—¿Por qué la prisa? —Se dio la vuelta hacia ellos con su hermoso vestido corto y trenza habitual en el cabello.
—¡Es Lily! —Exclamo una niña pelirroja con pequeñas lágrimas en sus ojos azules mojando sus mejillas llenas de pecas.
—Cruzo el lago sola y no podemos ayudarla a volver. —Hablo otro con cabello verde esmeralda y ojos plateados, más relajado para que su reina lo entendiera.
—No llores, Riana, iré a buscarla. —Le acaricio la cabeza para que se relajara. —Quédense aquí, Lara les dará algo de comer mientras esperan. —La mencionada asintió y alzo a la pequeña entre sus brazos para que los niños la siguieran. —Ya vuelvo, terminen con los preparativos, no demoraré.
El hombre asintió con la cabeza acatando la orden, no tenían guardia, después de todo no se veían metidos en ninguna batalla, sin embargo, había varios que preferían estar listos por si las dudas. Kaida suspiro estando segura de que todo iría bien y con eso en mente se dispuso a coger una manta y sacar sus cuatro espléndidas alas para salir volando por la ventana para llegar más rápido.
No es que tuvieran prohibido alguna cosa, pero el río, particularmente para los niños, era muy peligroso por sus aguas turbulentas y aires fuertes que sus frágiles alas no soportarían, y aunque lograras cruzarlo, sería aún más difícil volver.
Al llegar pudo ver en la orilla a la pequeña dragona sentada en el suelo, con todo su cuerpo mojado y tiritando de frío. Descendió hasta ella llegando a su lado generando una pequeña brisa, la niña tuvo que cerrar sus ojos para que la tierra no callera en ellos y al ver a su reina sus ojos se aguaron por la bella sonrisa que le regalaba.
No estaba molesta.
—Lily... —Pronuncio su nombre con delicadeza dando unos cuantos pasos mientras guardaba sus alas.
—Majestad... —Murmuro soltando pequeñas lágrimas de sus hermosos ojos dorados que la diferenciaban de su hermana Riana. —Lo siento, no pensé que no podría volver. —Se restregó uno de ellos para quitar sus lágrimas.
—Tranquila, lo importante es que te encuentras bien. —Se agachó y la rodeo con la manta soltando calor de su cuerpo para que dejara de temblar. —¿Cómo van tus clases? —Lily, en particular, no había logrado sacar su parte dragón luciendo como una humana.
—La maestra Nora dice que hasta que no pueda sacar mis alas no podré practicar con los demás, así que me sigue dando clases darekianas normales.
—Ya veo... —Lo pensó unos instantes. —¿Qué te parece si vuelas conmigo? Digo, a veces cae mejor un poco de compañía. —Le pregunto guiñándole el ojo con una sonrisa.
—¡¿Es en serio su majestad?! —Sus ojos brillaron y de su cabeza callo un poco de la manta dejando de cubrir su cabello rojo.
—Claro que sí, me encargo de millones de darekianos al año, una niña como tú no es una molestia.
—¡Esto va a ser asombroso! —Alzo sus manos emocionada haciendo que Kaida soltará una pequeña risa.
—Bien. —Sus alas volvieron a salir de su espalda. —¡Hora de volar! —Y tomando un gran impulso llegó a lo más alto, más alto que el castillo.
Lily cerro sus ojos por el fuerte viento que la azoto pegándose al cuerpo de su reina, pero cuando la presión dejo de ser tan fuerte los abrió, quedando impresionada por el bello paisaje que por primera vez en su vida podría apreciar.
—Ahora, ¿por qué no habrás podido despertar tu parte dragón? —Se preguntó a sí misma para ver a su alrededor. —Tengo una idea. —Le quito la manta soltándola en el aire haciendo que desapareciera mientras una luz violeta rodeaba el pequeño cuerpo de la niña, haciéndola volar un poco apartada de su cuerpo.
—Wooah. —Dio vueltas en el aire al no saber cómo controlarse.
—Jajaja, debes estabilizarte Lily. —Dijo con gracia siguiéndola al no quedarse quieta.
... Lo recuerdo como si hubiera sido ayer."
[...]
—Señorita Kaida, ¿qué es el festival de la llama azul? —Le pregunto Elizabeth ante su pausa.
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° Vestimenta de Kaida en la narración. °
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