ˢⁱˣᵗᵉᵉⁿ⠃¿ʟᴏꜱ ᴇxᴛʀᴀɴ̃ᴀꜱ?

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Los sonidos de cascos apresurados se hicieron presentes y Hawk llego con ellos enfurecido, comenzando a gritar al aire porque Gil se había ido. Elizabeth se acercó a Meliodas que estaba al lado de Kaida bajo la filosa mirada de Diana.

Oye, deja de estar de trepadora con el capitán. —Exclamo Diana inclinándose hacia ellos. —¡Estar a su lado en deber de la capitana! —Con su mano la empujo logrando juntarlos haciendo reír a Meliodas que aprovecho para abrazar a Kaida por la cintura. —Ella será quien cure sus heridas.

¿No vieron? ¡Ese grosero me golpeo muy feo en el trasero! —Grito Hawk enojado aún con su cuerpo rojo por las quemaduras por rayos.

Lo siento cerdito, creo que me deje llevar y no pensé en los demás. —Se rascó la nuca nerviosa acercando su palma a su mano y soplando una suave brisa se llevó consigo magia que hizo aparecer una onda expansiva por su cuerpo relajando al cerdito.

El rojizo en su piel desapareció y todo el malestar también.

Conmovido, Hawk se lanzó a ella, siendo recibido entre sus brazos. —Tú eres la única que se preocupa por mí, Kaida. —Hawk lloraba al sentir aquel alivio.

De repente el cerdo fue empujado y Kaida sintió una presión en sus pechos, viendo la cabellera rubia de Meliodas entre ellos, haciendo enrojecer sus pómulos y orejas al notar la mirada inocente de Diana sobre ella. —¡Aaaaahhhhh! —Grito dándole un fuerte golpe alejándolo de ella. —¡Meliodas! ¡Te he dicho miles de veces que no hagas eso! —Su rostro se volvía cada vez más rojo. —"¡Al menos no frente a Diana, cabeza hueca!"

Ya, ya, lo siento. —Se levantó con una mínima mueca de dolor en su rostro por la herida de su hombro que aumento con el golpe.

Al notar esto, el rostro de Kaida mostró arrepentimiento y se acercó a él con lentitud. —Puede que mi poder no sirva mucho contigo al ser un demonio, pero te aliviara. —Susurro cerca de él para después darle un beso en la mejilla haciendo que la misma onda expansiva apareciera en su cuerpo.

Se separó y le sonrió demostrando su culpabilidad, al igual que sus disculpas por el golpe cuando él estaba igual o peor de herido que ella.

Al rededor de Diana salían corazones, sus mejillas estaban rojas y sus ojos brillaban al ver la escena. —Ay~, el amor.

Sin embargo, la princesa no pensaba lo mismo. Al su cuerpo estar un poco inclinado, Elizabeth noto que en la espalda de Kaida había sangre, mirándola asustada.

[...]

Diana caminaba al lado de la mamá de Hawk al no caber dentro de la taberna, por obvias razones, con Meliodas y Kaida en sus hombros, viendo los carteles de King y Ban entre sus manos mientras la princesa y Hawk se mantenían en el interior de la taberna hablando de quien sabe qué.

Ban el pecado de la avaricia se encuentra en prisión y King el pecado de la pereza fue asesinado y está en una tumba. —Asomo su cabeza hacia el otro hombro de Diana.¿Qué te parece, capitana?

No le contesto porque se encontraba sumergida en sus pensamientos viendo fijamente el cartel de King, ¿en verdad había muerto? Claro que no, era muy poco probable que eso pasara teniendo su Chastifol con él siempre, aunque si se lo hubieran quitado...

¿Capitana? —La voz de su hija gigante la saco de sus pensamientos devolviéndole el brillo a los ojos.

¿Uh? ¿Dijiste algo, cariño? —Levanto la cabeza ignorando la mirada de Meliodas en ella.

Sí, mira. —El cartel de se busca de Diana apareció frente a ella. —Pero qué belleza, ¿no? Me veo mejor que hace diez años, ¿verdad mamá?

Siempre has sido bella Diana. —Le sonrió un poco para después comenzar a levitar hasta el lomo de la mamá de Hawk.Bien. —Vio como Elizabeth y Hawk salían de la taberna, pero le resto importancia. —Iremos a prisión basté.

Ay, no, ¿por qué por Ban? —Alego Diana haciendo un puchero.

Nos queda de paso a la Necrópolis. —Le sonrió alzando su pulgar.

Yo me niego, señorita Kaida. —Hablo Elizabeth con tono firme viendo a Meliodas que había saltado hacia ellos, abrazando de la cintura a Kaida.

¿Uh? ¿Te niegas? —No le importaba el hecho de que su ropa se manchara de sangre de Meliodas, después de todo su espalda estaba peor.

Creo que es prioridad que curemos las heridas del señor Meliodas y las suyas, creo que si enfrenta a otro caballero en esa condición es probable que... —No término de hablar al no querer pronunciar la última palabra.

El silencio dominó hasta que Meliodas dio un salto, siendo atrapado por Kaida en forma de koala.Estar así nos curará. —Se aferró a su cuello como un niño chiquito, enterrando su rostro en sus pechos.

Una vena brotó de la frente de la capitana, sin embargo, está suspiro y apretó a Meliodas contra ella sorprendiendo y sonrojando al chico que cerro los ojos esperando que no fuera un sueño. —Solo por esta vez no te golpearé. —Le acaricio el cabello con delicadeza para comenzar a caminar hacia la taberna. —Tienes razón Elizabeth, trataré nuestras heridas en el camino, no hay de que preocuparse.

[...]

Al llegar al cuarto, Meliodas se bajó de ella, mirándola fijamente y siguiendo sus acciones. Kaida se acercó a un cajón y saco el kit que tenían para esas situaciones, se sentó en la cama y comenzó a sacar las cosas de este, pero se detuvo al sentir como Meliodas le alzaba el rostro con su mano en su mentón.

¿Los extrañas? —Le pregunto de la nada estando muy cerca de su rostro.

Sonrió al comprender la situación. —Cada segundo de estos diez años.

Meliodas suspiro y agacho la cabeza con una sonrisa aceptando la realidad, sabía que el corazón de su capitana estaba dividido y aunque él sabía que una parte le correspondía, desearía poder ser egoísta con sus amigos y quererlo todo para él.

Kaida se sorprendió y sus ojos se expandieron, sus pupilas se dilataron al sentir como sus labios eran presionados contra los de Meliodas que había tomado la iniciativa por segunda vez, sus lenguas se entrelazaron en una deliciosa armonía haciéndola cerrar sus ojos para disfrutarlo mejor.

Un beso lento y lleno de amor.

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