ᶠᵒʳᵗʸ⁻ᵗʷᵒ⠃ᴅᴇꜱᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴏ

⋆˚☆˖°

Meliodas se encontraba frente a Guila.

A pasado tiempo Meliodas. —Hablo con su típica voz neutra.

Hola Guila. —La saludo levantando su mano. —¿Qué te trae por aquí? —Le pregunto queriendo provocarla.

Nuestro encuentro en la Necrópolis fue más bien educativo, hoy vengo a que mis acciones sean satisfactorias.

Por satisfactorias se refieren a vengativas, ¿no es cierto? Da igual, no sucederá. —Llevo su brazo hacia atrás agarrando el mango de su espada rota.

No, error. Ya no eres rival para mí. —Llevo su espada con ambas manos en frente de ella, señalando al rubio. Varias bolas de fuego ardiente se dirigieron a él, rodeándolo amenazantes.

Si no muestro habilidad y las toco, estallarán, ¿no es así? —Saco su espada en pose de pelea. —Será laborioso, pero las desactivaré.

Estallarán por sí solas sin importar lo que hagas. —Una de ellas exploto llevándose consigo a Meliodas. —La primera explosión libera una reacción en cadena, eso estallara el resto y finalmente te atrapara en una trampa de fuego. —Tal y como dijo, varias explosiones consecutivas atraparon a Meliodas sin darle tiempo de poder defenderse. —Explosión en cadena.

[...]

Kaida corría por las calles esquivando a unos cuantos aldeanos y ayudando a otros a su paso con su telequinesis, hasta que varias voces llegaron a su cabeza.

¡Su majestad! —La voz sonaba feliz y aniñada, una fuerte punzada de poder desconocido azotó su corazón haciéndola retroceder unos pasos sujetando su cabeza.

¡Su majestad! —Esta vez era una enojada mucho mayor que golpeaba lo que parecía ser una puerta con impaciencia.

Su majestad... —Y por último y más dolorosa, la imagen de Lara tumbada en el suelo con sangre saliendo de su boca y sus ojos apagados pronunciando esas palabras como último suspiro.

¡Ya basta! —Grito con fuerza, mirando a su alrededor, ignorando el dolor de su corazón. —¡Sal de una vez y déjate de juegos!

Aun con la espada en mano se encontraba alerta al escuchar una risa masculina provenir de todos lados como si fuera un eco. —Ay~, pero su majestad~. —La voz dejo de sonar con eco para aparecer detrás de ella. —Era tan divertido~. —Hablo de manera ronca muy cerca de su oído.

Se giró dispuesta a atravesarlo por la mitad, sin embargo, no pudo hacerle nada porque este volvió a desaparecer haciéndola soltar un gruñido frustrado. —Asquerosa rata escurridiza. —Murmuro mirando a todos lados hasta que un dedo se posó sobre sus labios y un hombre con máscara negra y detalles dorados apareció frente a ella.

Esas palabras no son dignas de una hija de Caos. —Hablo en voz baja demasiado cerca de su rostro, pero la cercanía no fue lo que le importo, sino sus palabras.

Se separó dando un giro para darle un golpe con su pierna, sin embargo, él dio un salto hacia atrás quedando a una distancia prudente y poder verlo bien detallado. Llevaba una capa blanca que cubría parte de su cabello castaño, pero aun así pudo notar el tono amarillo que tenía en las puntas, su ropa era lo más impactante, esa ropa solo se usaba en su reino ya desaparecido.

¿De dónde sacaste esa ropa? Mejor pregunta, ¿de dónde eres? —Su seño aún se encontraba fruncido y sus ojos brillaban de la molestia.

Una risa ronca salió de la garganta del hombre frente a ella. —Tú sabes de donde vengo, tú me criaste después de todo. —Formo una sonrisa mientras su mano estaba en su boca, pero aun así sus colmillos se veían por los espacios al esta no estar completamente cerrada.

No juegues de esa manera, si sabes que soy hija de Caos, sabes que he criado a muchas personas y distingo a cada una de ellas. —Aún se encontraba en pose de batalla con su espada extendida hacia él.

Oh, vamos~. Qué amargada. —Su sonrisa no se borraba irritando mucho más a Kaida.

Ella se lanzó a él con mucha rapidez atacándolo con su espada, pero él la bloqueó con una lanza que también era originaria de los darekianos haciéndola enojar más. Varios ataques fueron dirigidos a él, pero pareciera que solo jugara al soltar varias risas de diversión. Hasta que de la nada le logro dar un puño en el rostro separándola de él. Kaida se tocó su mejilla al sentir su piel ser chamuscada haciéndola sangrar.

¡Otra vez! ¡Otra vez! —Saltaba en su lugar esperando a que ella volviera a atacar. —Oh, mira que tenemos aquí. —Un sonrojo apareció en sus mejillas al ver su puño con un poco de sangre de la peli morada. —Me excito de tan solo olerla. —Acerco su mano a su boca y con su lengua lambió la sangre pasándola por su garganta.

Kaida frunció el ceño asqueada, definitivamente él no era de su clan, pero algo que sí le sorprendió fue el hecho de que las uñas de este crecieron al momento de tragar la sangre. —¿C-como...?

Ou, qué bellezas. —Las miro fascinado. —Perfectas para partirte a la mitad. —Su semblante cambio de repente, ahora mirándola con ojos brillosos y dientes filosos, guardando su lanza, se dirigió a atacarla.

Con su espada bloqueaba sus garras, sin embargo, se le dificultaba con su nueva rapidez, causándole varios rasguños que rompieron el chaleco que Howser le había dado. Al estar centrada en sus garras no se esperó la patada en el abdomen que la mando a volar chocando con los cuerpos de Ban y Meliodas.

"Mierda y más mierda." ▬ Penso al ver el estado de sus pecados.

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° Atuendo del desconocido. °

° Lanza del desconocido. °

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