Te odio, los odio.

Ochako temblaba, su mirada hacia el chico era penetrante, se notaba total enojo, pero la pregunta de todo esto era, ¿cómo rayos se había enterado?

¿Shoto le habría dicho algo?

No lo sabía, pero se sentía demasiado enojada, y ni sabía el por qué, hasta qué...

-Me lo dijo alguien cercano, lo escuchó de Shoto y me lo dijo, no puedo creer que eras realmente una cualqu-

No pudo ni terminar su frase, ya que una fuerte bofetada lo hizo callar de inmediato, dejando la mano de Ochako marcada en su mejilla.

-Vete al carajo Midoriya, y a tí no te debe importar un mierda a quien me coja, adiós.- Apesar que se encontraba sonriendo, su interior estaba ardiendo, se enojó por que Izuku se enteró lo que hacía con Shoto, pero ahora tenía que hacer algo...

Buscar a Melissa.

Necesitaba desahogarse con ella, y no precisamente hablar sobre eso.

Se encontró a la chica llendo a los baños, y se encerró con ella, apareciendo con una sonrisa, haciendo que la rubia la mirara algo nerviosa.

-¿Y a tí que te pasa? Déjame ir.- Ordenó al ver a la castaña bloqueando la puerta.

-¿Tú le dijiste a Deku sobre lo de Shoto, ¿no, Melissa?

-...

-¿¡Si, o no!?- La furia de la castaña alarmó a la joven, recargandose en el lavamanos.

-... Si, ¡Izuku debe ver lo perra y zorra que eres!

Ochako sólo se limitó a reír a carcajadas. -¿Es enserio? Lo dice la chica que se metió en mi relación con Izuku, le hizo creer a todo mundo que yo fuí la mala con él, ¿y todavía tienes el descaro de meterte en mi vida? ¿Que más quieres Melissa?

-Sólo estás ardida de que yo estoy con Izuku.

-¿Qué?

-Vamos Ochako Uraraka, dime, ¿qué se siente que Izuku me haya preferido antes a mi que a ti?, ¿Que a mi siempre me decía cosas hermosas y contigo era indiferente?

La castaña comenzó a temblar, recordó los momentos donde lloraba a solas, todo por la indiferencia de él, mientras que Izuku pasaba tiempo con esa joven.

-Y sobre todo... Que incluso se acostaba conmigo, por que contigo le daba asco?

Fue la gota que derramó el vaso.

La castaña se abalanzó sobre la chica, golpeándola sin parar, sentía muchísima rabia, sus ojos desbordaban lágrimas debido al dolor emocional que sentía, eran una mezcla de celos, odio, resentimiento, tristeza y demás emociones guardadas.

Sus golpes eran precisos, toda su rabia acumulada estaba siendo liberada, ella recibía uno que otro razguño, pero debido a la adrenalina y odio del momento, nisiquiera le importaba.

-¡Te odio, los odio a los dos!

Los gritos de ambas fueron algo fuertes, hasta que una chica que estaba apunto de entrar al baño escuchó, alertando a los maestros.

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