Capítulo XX
Ah, no. A este idiota no le voy a dejar ni los rulos si lo agarro yo.
Menos mal que tomé la precaución de agarrarme con el cinturón, porque rodé de lado sobre las ramas y ahora estoy mirando al suelo, sujeta por el cinturón y una mano, y con los pies a horcajadas sobre la mochila, dentro del saco de dormir, abrazada al tronco. Estoy segura que hice algún ruido al deslizarme, pero los monigotes que están debajo mio estaban demasiado ocupados como para oírme.
-Vamos, enamorado -le dice el del Distrito 2- comprobalo vos mismo
Veo de reojo a Matteo, iluminado por una antorcha, dirigiéndose a la chica de la hoguera. Tiene la cara con moretones, una venda ensangrentada en el brazo y, por el sonido de sus pasos, cojea un poco.
Ok, puedo soportar que él haya logrado llegar a la Cornucopia y agarrar lo necesitado mientras que yo no pude hacerlo. Sin embargo, esto..., esto es distinto. Haberse aliado con esta manada de lobos salvajes para cazarnos a los demás... ¡Como demonios se le ocurrió semejante locura! Lo mires por donde lo mires, los tributos esos son malvados, arrogantes y salvajes.
Está claro que lo del chico noble del tejado era otro de sus jueguecitos, y va a ser el último. Esta noche voy a desear que su foto aparezca en el cielo, si no lo mato yo antes.
Los monigotes guardan silencio hasta que sale de su alcance, para después hablar en voz baja.
-¿Por qué no lo matamos ya y acabamos con esto?
-Deja que se quede. ¿Qué más da? Sabe utilizar el cuchillo.
¿Ah, sí? Eso es nuevo; cuántas cosas interesantes estoy aprendiendo de mi gran amigo el Mattu.
-Además, es nuestro mejor arma para encontrarla.
Tardo un momento en darme cuenta de que hablan de mí.
-¿Por qué? ¿Crees que la chica se trago el cuento del ángel guardián?
-Puede ser. Parecía bastante boba. Cada vez que la recuerdo dando vueltas con el vestido me dan ganas de atravesarla con algo.
-Ojalá supiéramos cómo consiguió el once.
-Seguro que el ángel guardián lo sabe.
Se callan al oír que vuelve Matteo.
-¿Estaba muerta? -le pregunta el chico del Distrito 2.
-No, pero ahora sí -responde Matteo. En ese momento suena el cañonazo-. ¿Nos vamos?
La manada de monigotes sale corriendo justo cuando sale el alba y los cantos de los pájaros llenan el aire. Me quedo en mi incómoda postura, con los músculos temblando durante un rato más, y después me coloco de nuevo sobre la rama. Necesito bajar, seguir adelante, pero, por un momento, me quedo tumbada donde estoy, digiriendo lo que escuche. Soy la chica boba a la que hay que tomarse en serio porque consiguió un once; porque sabe usar el arco. Eso Matteo lo sabe mejor que nadie.
Sin embargo, todavía no lo contó. ¿Está guardándose la información porque sabe que es lo que lo mantiene con vida? ¿Sigue fingiendo que me va a proteger de cara a la audiencia? ¿Qué se le estará pasando por la cabeza?
De repente, los pájaros se callan y uno lanza una aguda llamada de advertencia. Una sola nota. Un aerodeslizador se materializa sobre la hoguera moribunda y de él bajan unos enormes dientes metálicos. Poco a poco, con cuidado, meten a la chica muerta en el aparato. Después desaparece y los pájaros reanudan su canción.
-Movete inútil -me susurro a mi misma
Salgo como puedo del saco de dormir, lo enrollo y lo meto en la mochila. Respiro profundamente. Mientras me ocultaban en la noche, el saco y las ramas de sauce, las cámaras no habrán podido obtener una buena imagen de mí, pero sé que deben de estar siguiéndome. En cuanto toque el suelo, tengo garantizado un primer plano.
La audiencia habrá estado como loca, sabiendo que estaba en el árbol, que escuche la conversación de los monigotes y que descubrí que Matteo está con ellos. Hasta que averigüe cómo quiero utilizar la información, será mejor que actúe como si estuviese por encima de todo. Nada de perplejidad y, obviamente, nada dé confusión o miedo.
No, tiene que parecer que voy un paso por delante de ellos.
Así que salgo del bosque y llego a la zona iluminada por el alba, me detengo un segundo para que las cámaras puedan captarme, inclino la cabeza ligeramente a un lado y sonrío con suficiencia. ¡Ya está! ¡A ver si descubren lo que significa!
Estoy a punto de marcharme cuando pienso en las trampas. Quizá sea imprudente comprobarlas estando los otros tan cerca, pero tengo que hacerlo. La recompensa es un buen conejo. Me toma unos cuantos minutos por las náuseas que me provoca tener que hacerlo, pero limpio y destripo el animal, dejando la cabeza, las patas, el rabo, el pellejo y las entrañas debajo de una pila de hojas. Me encantaría encender un fuego (comer conejo crudo puede darte tularemia, algo que espero no vivirlo); entonces me acuerdo de la chica muerta. Corro de vuelta a su campamento y, efectivamente, las brasas de su hoguera todavía están calientes. Corto el conejo, fabrico un espetón con ramas y lo pongo sobre las brasas.
Ahora me alegro de tener cámaras a mi alrededor, porque quiero que los patrocinadores vean que no soy tan mala cazando, que soy una buena apuesta porque no caeré en las trampas del hambre con tanta facilidad como los demás. Mientras se asa el conejo, machaco parte de una rama quemada y me pongo a camuflar la mochila naranja. El negro la disimula un poco, aunque me parece que una capa de lodo ayudaría bastante. Por supuesto, para conseguir lodo necesito agua...
Me pongo mis cosas, agarro la comida, tiro tierra encima de las brasas y salgo en dirección opuesta a los monigotes. Me como la mitad del conejo por el camino y envuelvo el resto en un plástico para después. El estómago deja de hacerme ruido, pero la carne no sirvió para quitarme la sed. El agua es mi principal prioridad.
Mientras sigo adelante, estoy segura de que todavía salgo en las pantallas del Capitolio, así que sigo ocultando con cuidado mis emociones; sin embargo, Steve Russell debe de estar gozando en grande con sus comentaristas invitados, cuestionando el comportamiento de Matteo y mi reacción. ¿Qué querrá decir todo esto? ¿Revelo Matteo sus verdaderas intenciones? ¿Cómo afecta eso a las apuestas? ¿Perderemos patrocinadores? ¿Acaso tenemos alguno? Sí, yo creo que sí los tenemos o, al menos, los teníamos.
Está claro que Matteo lanzo una llave inglesa al engranaje de su dinámica de amistad vs amor. ¿O no? Quizá, como no dijo mucho sobre mí, todavía podemos sacarle partido; quizá la gente piense que lo planeamos juntos, si da la impresión de que el asunto me divierte.
Tengo que planear muy bien mi próximo movimiento si no quiero parecer la parte débil de todo esto.
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Aca les va otro capitulo gente💘
Besooos💘
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