Capitulo XLVI
-Será mejor que nos tomemos el estofado con calma, a nuestros estómagos puede caerles mal esta comida tan fina después de tanto sin probarla.
-Tenes razón. ¡Podría tragármelo entero de un bocado! -comento, pesarosa, aunque no lo hago. Nos comportamos con bastante sensatez; agarramos un panecillo cada uno, media manzana, y una ración de estofado y arroz del tamaño de un huevo. Me obligo a comer el estofado en cucharaditas diminutas (nos han enviado hasta cubiertos y platos), saboreando cada bocado. Cuando terminamos, me quedo mirando el plato con anhelo- Quiero más.
-Yo también. Vamos a hacer una cosa: esperamos una hora y, si no lo superamos, nos servimos más.
-De acuerdo. Va a ser una hora muy larga.
-Quizá no tanto -responde él-. Contate alguna otra historia para matar el tiempo.
-Oh no, señor -lo freno- Yo ya conte una historia antes. Es tu turno, Matteito
-¿Yo? Pero, ¿que podría contar? -pregunto confundido.- Además de lo fabuloso que soy -añade haciéndome rodar los ojos.
-Alguna de tu niñez -sugerí- O algún momento importante en tu vida
-¿Algo de mi niñez? -hablo en voz baja.
-Claro. Algún recuerdo lindo que tengas.
-Si, solo...dame un minuto -pidió y se quedo pensando. Buscando en su cabeza algo que pueda contarme.
Pasaron varios minutos hasta que largo un suspiro de derrota.
-No se me ocurre nada -admitio.
-¿Nada? -me sorprendí- ¿No hay nada que recuerdes de tu niñez?
-Nada lindo que recuerde -hizo énfasis en lo lindo.
Me sorprendí mucho. Suponía que alguien como Matteo tendría millones de buenos recuerdos siendo que estuvo viajando por todo el mundo y conocio a cientos de personas y lugares. Incluso pense que para un niño de su clase social debió ser algo increíble cuando recibió algún regalo costoso y extravagante.
-Entonces, ¿no hay nada lindo que recuerdes? -pregunte en un susurro.
-Nina -hablo en un suspiro- Mi infancia no fue lo que se dice "buena" ¿sabes? No tengo recuerdos como los tuyos.
Confeso mirando a un punto fijo de la cueva. Yo deje que hable, aunque me sorprendió que quisiera hablar de esto sabiendo que estaba siendo televisado, supuse que necesitaba descargarse en estos momentos.
-Desde que tengo uso de razón, nunca estuve mas de tres años en un mismo lugar -comenzó diciendo aunque eso todos lo sabiamos- Siempre estábamos viajando. Dormía mas en un avión que en una casa -soltó una risa algo apagada- Se que suena cool viajar y poder recorrer el mundo, pero deja de serlo cuando queres tener amigos pero debes dejarlos antes de empezar a conocerlos.
Ahora me sentía mal por lo que estaba diciendo Matteo. Jamas me puse a pensar que la falta de un lugar estable podría haberle afectado mucho, que quizas haya influido en su forma de ser y que por eso se mostraba como un chico engreído al que nada le importaba mas que si mismo, cuando en realidad no era así.
-Por eso no tengo lindos recuerdos -siguio hablando ahora mirandome- Además del hecho de que mis papás siempre están trabajando. Estar en casa de mis padres se sentía como si ya viviera solo a mi corta edad. Bastante deprimente para mi.
Luego de eso nos quedamos en silencio un rato porque, para ser honesta, no sabia que decir.
-¿Cuanto llevas viviendo en Argentina? -pregunto rompiendo el silencio.
-Tres años aproximadamente -contesta despues de pensar un rato- Es un record total.
Reí suavemente.
-Y es increíble todo lo que conseguiste en este tiempo -le digo animandolo- Sos el más popular del Blake, el "Rey de la Pista" , conseguiste un hermano del alma como Gastón y el amor sincero de alguien como Luna... ese sin dudas debe ser un muy hermoso recuerdo estando acá adentro.
Pude notar como la sonrisa de Matteo iba creciendo cada vez más a medida que nombraba todo lo que consiguió desde que vive en Argentina.
-Además -añado- Sos parte del equipo del Roller, que aunque con algunos tengas mas relación que con otros, es un grupo hermoso que siempre va a estar para vos cuando lo necesites. Eso nunca lo olvides -termino tomándole la mano y apretándola en de señal de apoyo.- En tres años lograste mas que yo en 16, así que deberías estar orgulloso.
-Ay Nina, por favor -exclama rodando los ojos- Puede que no seas la chica más popular del Blake y tampoco sepas patinar, y que la única vez que intentaste hacerlo te fracturaste un brazo.
-Enserio espero que haya un "pero" en algún lado.
-Pero -resalta la palabra sonriendo- Vos tambien conseguiste una hermana del alma como Luna y sos parte de un grupo hermoso tambien. No tendrías que quejarte.
-Es verdad -reconozco sonriendo- Me falta el amor sincero de alguien y ya puedo sentirme realizada -digo riendo.
-¿Quien sabe? Quizas cuando volvamos a casa lo encuentres..o incluso puede ser que ya lo hayas encontrado, pero que no te hayas dado cuenta -habla en tono misterioso.
-Como si alguien fuera a fijarse en la nerd del colegio -ruedo los ojos.
-¿Vos que sabes? -me discutió- De todos modos, si volvemos, ya no vas a ser "la nerd del colegio", serás una chica de la Aldea de los Vencedores. Vas a ser hasta mas popular que Ámbar.
Suena imposible, pero es cierto, si ganamos nos darán una casa a cada uno en una parte de la ciudad super exclusiva y lujosa reservada para los vencedores de los Juegos del Hambre. Según nos comentaron, el Capitolio cree que los vencedores merecen vivir en una zona privilegiada, aunque Matteo y yo ya vivimos en un buen lugar, debemos mudarnos con nuestras familias o solos si queremos. Recuerdo que tambien nos dijeron que nuestro mentor igual viviría ahi.
-Entonces... ¡nuestro único vecino será Germán!
-Ah, será maravilloso -responde Matteo, rodeandome con un brazo- Germán, vos y yo. Muy acogedor: picnics, cumpleaños, largas noches de invierno junto al fuego recordando viejas historias de los Juegos del Hambre...
-¡Te lo dije, me odia! -exclamo, pero no puedo evitar reírme de ver a Germán convertido en mi nuevo amigo.
-Sólo a veces. Cuando está sobrio, no lo he oído decir ni una cosa negativa sobre ti.
-¡Si nunca está sobrio!
-Touche -chasquea los dedos- Ah, sí, es Dominic el que te quiere, más que nada porque no intentaste huir cuando te prendió fuego. Por otro lado, Germán... Bueno, si fuera vos, lo evitaría en todo momento. Te odia.
-Creía que habías dicho que yo era su favorita.
-A mí me odia todavía más. No creo que la gente, en general, sea lo suyo.
Mientras nos divertimos a costa de Germán me pregunto cómo llevará todo con la bebida, la atención y la tensión de intentar mantenernos con vida. Me pregunto si Germán permaneció sobrio lo bastante para ayudarnos a Matteo y a mí porque pensaba que quizá tuviéramos el ingenio suficiente para sobrevivir. Debe de ser horrible la tarea de guiar a dos niños para, probablemente verlos morir, y mas porque estoy segura de que no fue por voluntad propia que tomo el rol de mentor.
Es entonces cuando me doy cuenta de que, si salgo de aquí, ése será mi trabajo, convertirme en mentora de la tributo del Distrito 12 y soportar si mueren, porque eso es lo que quieren que hagamos al salir: ya no iremos a la escuela y nos dedicaremos al cien por ciento a cumplir nuestros papeles de vencedores y futuros mentores. La idea es tan repulsiva que me la quito de la cabeza.
Pasa media hora y decido que tengo que comer otra vez. Matteo tiene tanta hambre que no se resiste. Mientras me sirvo dos racioncitas más de estofado de cordero y arroz, oímos el himno. Matteo se asoma a la grieta de las rocas para mirar el cielo.
-Esta noche no habrá nada -le digo, más interesada en el estofado que en el cielo- Si hubiera pasado algo, habría sonado un cañonazo.
-Nina -dice Matteo en voz baja.
-¿Qué? ¿Queres que compartamos también un panecillo?
-Nina -repite, pero no quiero hacerle caso.
-Voy a partir uno, y guardaré el queso para mañana -insisto; veo que Matteo me mira-. ¿Qué?
-Ethan ha muerto.
-No puede ser.
-Habrán disparado el cañón durante los truenos y no lo oímos.
-¿Estás seguro? Es decir, está lloviendo a cántaros, no sé cómo ves algo.
Lo aparto de las rocas y me asomo al cielo oscuro y lluvioso. Durante diez segundos veo de refilón una foto de Ethan y después nada. Así de simple.
Me dejo caer hasta quedar sentada junto a las rocas, olvidando por un momento nuestro objetivo. Ethan está muerto. Debería alegrarme, ¿no? Un tributo menos al que enfrentarse, y uno poderoso. Sin embargo, no lo estoy, sólo puedo pensar en que Ethan me dejó ir, me dejó huir por Lucy, que ahora debe estar sola y asustada, quizas hasta herida...
-¿Estás bien? -me pregunta Matteo.
Me encojo de hombros, evasiva, y me sujeto los codos con las manos para pegármelos más al cuerpo. Tengo que enterrar el verdadero dolor, porque ¿quién va a apostar por un tributo que no deja de lloriquear cuando muere uno de sus contrincantes? Nadie entendería mi pena por el asesinato de Ethan. La palabra me hace parar en seco: ¡asesinato! Por suerte, no lo he dicho en voz alta, eso no me ganaría ningún punto en el estadio. En vez de eso, digo:
-Es que..., si no hubiésemos ganado nosotros..., quería que lo hicieran Ethan y Lucy, porque me dejó ir y por ella.
-Sí, ya lo sé, pero esto significa que estamos un paso más cerca del Distrito 12. -Me pone un plato de comida en las manos-. Come, todavía está caliente.
Le doy un mordisco al estofado para que todos vean que de verdad no me importa, pero es como comer pegamento y me cuesta mucho tragar.
-También significa que Carter estará buscándonos.
-Y que puede que vuelva a tener provisiones -añade Matteo- Si es que Lucy no logro escapar con ellas.
-Seguro que está herido.
-¿Por qué lo dices?
-Porque Ethan no se habría rendido sin luchar. Es muy fuerte...; es decir, era muy fuerte. Y estaban en su territorio.
-Bien. Cuanto más herido esté Carter, mejor. Me pregunto cómo le irá a la Comadreja, y a Lucy, ahora que esta sola
-Bah, seguro que le va bien a la Comadreja, se le da excelente esconderse -digo, malhumorada. Sigo enfadada porque ella pensó en esconderse en la Cornucopia y yo no-. Y Lucy es muy lista, seguro se las arreglara bien -aunque la idea de que ande sola con Carter dando vueltas no me agrada nada.
-Quizá se cacen entre ellos y nosotros podamos irnos a casa -dice Matteo-, aunque será mejor que pongamos especial cuidado en las guardias. Me he quedado dormido unas cuantas veces.
-Yo también, pero esta noche no.
Terminamos de comer en silencio y Matteo se ofrece para la primera guardia. Yo me escondo en el saco de dormir a su lado y me cubro la cara con la capucha para que las cámaras no la vean. Sólo necesito unos momentos de intimidad para poder sentir lo que quiera sin que nadie lo sepa. Bajo la capucha le digo adiós en silencio a Ethan y le agradezco que me dejara seguir viva; le prometo recordarlo y, si puedo, hacer algo por ayudar a su familia y a la de Lucy, en caso de que gane y ella no. Después me escapo al mundo de los sueños con la tranquilidad que me dan el estómago lleno y la cálida presencia de Matteo a mi lado.
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ACA ESTA LA TAN ESPERADA ACTUALIZACIÓN GENTE🎉🙌💪
*aplausos, aplausos* perdón por hacerlos esperar tanto 😢
Besos pa tuttis😘💙 y espero que le guste
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