Capítulo XLV
Sin embargo, el tiempo no mejora. El diluvio continúa, como si los Vigilantes intentaran ahogarnos a todos. Los truenos son tan fuertes que parecen sacudir el suelo, y Matteo tiene la idea de salir a buscar comida, de todos modos, pero le digo que, con esta tormenta, no tiene sentido. No podría ver lo que tiene delante de sus narices y acabará resfriado como recompensa. Sabe que tengo razón, aunque empieza a dolernos el estómago.
El día se arrastra hasta convertirse en noche y el tiempo sigue igual. Germán es nuestra única esperanza, pero no nos llega nada, ya sea por falta de dinero (todo costará ya una suma exorbitante) o porque no esté satisfecho con lo que hacemos. Probablemente lo segundo. Soy la primera que reconoce que hoy no hemos estado lo que se dice interesantes: muertos de hambre, débiles por las heridas, intentando no reabrirlas. Estamos acurrucados juntos, envueltos en el saco, sí, pero para calentarnos. Lo más emocionante que hemos hecho es dormir.
No sé bien cómo provocar algo que resulte interesante; ser interesante no es mi especialidad. Aunque la charla de anoche estuvo bien, tengo que pensarme con detenimiento qué hacer para continuarla.
-Matteo -lo llamo- En la entrevista dijiste que le confesaste lo que sentias a Luna, ¿como reacciono ella? Nunca me contaste.
Note que él sonrió al mencionarle a Luna.
-Mejor de lo que yo esperaba -confesó- Desde que me di cuenta de lo que sentía por ella, mi mayor miedo era su reacción.
-¿Por que? Si era bastante obvio que ella siente cosas por vos -le remarco.
-Pero yo no lo creía posible -sonríe melancólico- Estaba seguro que una chica como Luna jamás se fijaría en un chico como yo, en alguien tan...fresa como era yo.
-¿El gran Matteo Balsano no creía que podía lograr algo? -pregunto con falso tono de sorpresa- Wow esto si es digno de ser televisado.
-Ey no te burles -ríe- Por fuera se que soy perfecto pero por dentro soy un poquitín inseguro.
-No veo el por que -le digo- Sos una persona increíble, Matteo, y justamente vos no tendrías que sentirte inseguro por nada.
-¡Mira quien lo dice! -exclama sorprendiendome- Nina, vos menos que nadie deberías sentirte insegura por algo.
Río suavemente.
-Matteo, antes de venir acá no era más que la nerd invisible de la escuela -digo algo triste.
No era placentero ser etiquetada así, pero a fin de cuentas es la verdad..aunque me doliera admitirlo.
-Si no fuera por Luna, ni siquiera tendría a alguien a quien llamar "amigo". Nadie quería juntarse con el bicho raro, además de que mi timidez me impedía relacionarme con otras personas.
Matteo guarda silencio mientras hablo, pero se que me esta prestando atención.
-Nadie leia los mismos libros que yo. Nadie escuchaba la musica que yo. A nadie le interesaba ni la mitad de las cosas que a mi, por lo que era mucho mas complicado ser aceptada -tengo la mirada perdida en algún punto de la cueva mientras hablo- Antes de que llegara Luna, ni siquiera podía imaginar la idea de tener a alguien como ella en mi vida...alguien que no me juzgara y que me aceptara tal cual era, con mi timidez y mis gustos raros. Que me quisiera siendo simplemente Nina.
Me callo unos segundos, y antes de que pudiera volver a hablar, sentí como la mano de Matteo tomaba mi mano, haciéndome dirigir instantáneamente mi mirada hacia ahí.
-Se que yo fui uno de los causantes de que la pasaras tan mal -intento interrumpirlo pero él me aprieta mas la mano y sigue hablando, obligándome a dejarlo continuar- Yo era uno de los que te señalaba como un "bicho raro".
Lo suponia, pero escucharlo salir de su boca hizo que se me formara un nudo en la garganta- En ese tiempo yo me creía el mejor, el rey de la pista. Era muy superficial y me arrepiento mucho, porque si hubiera puesto los pies sobre la tierra hubiera notado la increible persona que sos y hubieramos sido amigos desde hace mucho.
-Eso no lo sabes, Matteo -y es verdad, ninguno sabe que hubiera pasado- Además, es inútil pensar en el hubiera. Lo que importa es pensar en sobrevivir ahora y en lo que queremos para el futuro que es volver a casa. Lo demas ya no importa. De verdad.
Quizás soné algo dura, pero es la verdad. Y si debo ser sincera, en el fondo no me arrepiento de lo que era mi vida, porque siendo como era fue que logre hacerme amiga de Luna. Quizás si mi vida hubiera sido distinta yo no hubiera estado en los lockers cuando Luna llego preguntando por Nico, y quizás no seriamos las amigas que somos ahora. Aunque siento que en realidad el destino quería que nuestros caminos se crucen, así como con Matteo y hasta con Gastón.
-Tenes razón -hablo Matteo después de unos momentos de silencio- No vale la pena pensar en el pasado, pero si en lo que queremos para el futuro -vuelve a apretar mi mano que aun esta unida a la suya- Y lo que quiero es que vos formes parte de mi vida.
Lo miro a los ojos, sorprendida por la seguridad en sus palabras.
-Te debo la vida, Nina. Si no fuera porque te arriesgaste en ir a buscar mi medicina lo mas seguro es que yo ya hubiera muerto.
No iba a retrucar lo que decia porque sabia que era verdad. No hubiera aguantado mucho mas sin la medicina.
-No quiero que te sientas en deuda conmigo, Matteo..
-Te convertiste en alguien muy especial para mi -me interrumpe- Y como les dije a vos y a Luna, no voy a dejar que nada malo te pase, y no solo aca adentro en los juegos, sino que afuera tambien pienso mantener mi promesa. Pase lo que pase.
¿Que diablos respondo? Me dejo sin armas. No podía creer que aquel chico engreido y egoista que veía pasar de la mano con Ámbar o charlando con Gastón, sea el mismo que ahora tengo en frente diciendome lo especial que era. Es un poco cruel que hayamos tenido que estar aca en la arena para que pueda conocer esta faceta suya, pero no se puede volver al pasado.
-Gracias -le sonrió realmente agradecida. Él con la mano que tiene libre, la sube hasta mi cara para correr un mechón suelto que tenia.
-De nada -sonríe también.
Nos quedamos en esa posición hasta que un estruendo del exterior nos sobresalta. Saco el arco, con la flecha lista para disparar, pero no se oye nada más. Matteo se asoma entre las rocas y da un salto; antes de que pueda detenerlo, sale a la lluvia y me pasa algo, un paracaídas plateado atado a una cesta. La abro de inmediato y dentro hay un banquete: panecillos recién hechos, queso de cabra, manzanas y, lo mejor, una sopera llena de aquel increíble estofado de cordero con arroz salvaje, el mismo plato del que le hablé a André Vidal cuando me preguntó por lo que más me había impresionado del Capitolio.
-Supongo que Germán por fin se ha hartado de vernos morir de hambre -comenta Matteo al meterse en la cueva, con el rostro iluminado como el sol.
-Supongo.
Sin dudas sirvió el momento de recién, por lo que satisfecha y aún algo sorprendida, sigo a Matteo devuelta hacia la cueva. Dispuestos a llenarnos el estómago. Tranquilos aunque sea por unos momentos más.
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¿Me extrañaron? Seguro que si ahre
YA VOLVI GENTE👏🎉
Perdón por estar desaparecida pero sexto año se vino con todo y ni tiempo tuve. Aca les dejo otro capitulo que espero que les guste💜
Besooos😘
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