›Capítulo uno

Ariel sacó unos libros de su mochila y los guardó en el casillero abierto. Andrea imitó su acción y le entregó los suyos para que la pelinegra los colocará en en mismo lugar. Ambas guardaban sus libros en un mismo casillero porque era más barato al momento de rentarlo por un ciclo escolar.

Ya estaba por terminar el día escolar y se encontraban demasiado exhaustas ya que habían presentado dos exámenes difíciles.

—¿Cómo te va con tu gringo? —cuestionó coqueta la morena mientras alzaba las cejas frenéticamente.

Ariel se sonrojó de inmediato, recordando por unos instantes lo que había pasado en esos siete meses después de darle la bienvenida personalmente a los tres extranjeros.

Las dos chicas se hicieron amigas al instante y encerraron a la oportunidad de nuevas amigas y hasta ese día seguían igual. Ariel intentó muchas veces incluirlas en grupos sociales, pero ellas se negaban rotundamente.

En cambio, Mike se pegó como chicle a la morocha y ella esta encantada por eso, porsupuesto. Pero todo cambió cuando de sus labios brotaron las palabras: You're my best friend, we're beffis. Fue un ataque de nerviosismo porque él estaba demasiado cerca y ella no sabía sus intenciones.

Cuando el rubio ojiazul se inclinó hacia sus labios para darle un beso de despedida luego de una tarde lluviosa de estudios, ella volteo la cara y el chico besó su mejilla, lo dejó completamente confundido y desde aquel día él la vio como una amiga, su mejor amiga.

Ariel parpadeó un par de veces para ignorar esos recuerdos y volver a la realidad. Era demasiado estúpida, ella tenía la culpa de que Mike fuera solamente su amigo.

Si tan solo ella se hubiera quedado quieta aquel día, quizás las cosas serán completamente distintas entre ellos. Pero como un sabio dijo, los hubieras no existen.

—No es un gringo güey, es un australiano —corrigió Ariel con su ceñl fruncido, terminando de cerrar su casillero.

—Como sea, los dos hablan inglés —contratacó la morena sintiéndose victoriosa de sus últimas palabras.

Ariel rió mientras negaba con la cabeza, lista para acabar con su mejor amiga. Así era la amistad entre ellas, dos mexicanas.

—No es lo mismo decir que eres argentina o mexicana por el simple hecho que compartimos el mismo lenguaje, ¿de acuerdo?. Eso mismo pasa en el idioma inglés.

Andrea iba a debatir nuevamente, pero fue interrumpida por un carraspeo medio grave, a lado de Ariel se colocó Mike y la abrazó por los hombros un par de segundos en un modo de saludo. Asistió también con la cabeza en dirección a la morena.

Hey! What's up girls?. —Sonrió de oreja a oreja.

—¿Qué onda gringo? —saludó Andrea, molestándolo con él apodo que ella le colocó por él sencillo que tenía la apariencia de un gringo según los estereotipos: altos, flacos, rubios, ojos de color y ¡desnalgados!.

La primera vez que la morena lo vio, fue ese su primer pensamiento.

Mike al principio se molestaba lo suficiente, pero al darse cuenta que Andrea no dejará su absurdo apodo, decidió que lo mejor sería ignorarlo.

—Nada, yo aquí. Solo vengo a decirle que el english teacher won't come a la clase. Y como vivo next to Ari, pensé que podríamos irnos together.

Sure, just wait me —respondió ella en un mejor acento, casi no se escuchaba su acento mexicano gracias a que Mike le enseñó cómo hablar con el suyo.

—Tu pronunciación is better. I'll be en la entrada, te doy five minutes, sino me leave —advirtió con una media sonrisa mientras se giraba en sus propios pies y emprendía una nueva caminata.

Ariel se quedó quita, observándolo detenidamente mientras pensaba si algún día podría apretarle esas pompis que tiene.

—No mames, mejor traigo una cubeta que dejas todo baboso el suelo. Deja de mirarle su inexistente culo. —Andrea carcajeó mientras colocaba su mano izquierda sobre él hombro de su amiga.

—No, tú don't pinches mames, ¿cómo que no tiene culo?, ¡estas blind and necesitas glasses! —exclamó la pelinegra indignada, nadie se debía de meter con Mike.

—Como que tu spanglish esta acabando con mi paciencia, Ariel Valentina Fernández De León —farfulló fingiendo que estaba demasiado molesta.

—Usaste mi nombre completo, creo que ahora si estas emputada, pero yo te loveo ¿okey?.

—Hablame solo en español, por favor —suplicó Andrea con un lindo puchero en sus gruesos labios.

Ariel empezó a caminar, estaba muy ansiosa por ir en metro con su mejor amigo. Bendito su vecino de nombre Antonio que se inscribió al programa de intercambio y se fue, entonces llegó alguien más para remplazarlo.

—No entiendo como el pendejo de Mike no se da cuenta que babeas por él —cuestionó un par de instantes, pero luego recobró la cordura—. Ah ya, él quería besarte y tu te alejaste.

—A lo mejor en Australia era todo un Don Juan y yo sería una más, es que es demasiado lindo.

—No lo creo, no te crees historias absurdas en tu cabeza. Las personas no cambian de un día para el otro y si fuera como te imaginas, ya lo hubiera demostrado desde hace mucho. —Andrea colocó su mano detrás de la espalda de Ariel y la acarició despacio, intentando consolarla.

—Sí, creo que tienes razón. Entonces ¿cómo le digo que me gusta?. —Cerró sus ojos y suspiró profundamente, esperando una respuesta, pero lo único que obtuvo fue un zape en la nuca—. ¿¡Qué te pasa animal!?.

—Una mujer nunca le debe de decir a un hombre que gusta de él porque son demasiado cabrones y lo usará en tu contra —habló en voz baja, como si no quisiera que nadie la escuchara.

—Estamos en pleno siglo XXI, no seas paranoica.

—Yo sí tengo novio bruta. —Le sacó la lengua como una niña pequeña—. Y tu pinche gringo me lo esta robando.

Ariel rió con fuerza, a su vez colocaba sus manos en él abdomen porque le dolía un poco.

—¡Que no es gringo, chingada madre!.

—Como sea, lo que debes de hacer es enviarle indirectas, eso fue lo que hice con Daniel.

—No sé como hacer eso güey, estoy perdida. —Ariel frunció su ceño y se encogió de hombros.

—No llores más, para eso me tienes como tu mejor amiga, ¿de acuerdo?.

Ambas detuvieron su andar en busca del gringo. Andrea lo localizó hablando con su novio, Daniel. Y antes que las chicas se acercaran a ellos susurró en él oído de su mejor amiga:

—Tu sigueme la corriente.
Ariel asistió un poco confundida y sin entender él juego de palabras de su mejor amiga.

—¡Dan, hola! —saludó Andrea mientras se colocaba a la par de su novio y le daba un corto beso en la comisura de sus labios rosados—. Hey de nuevo, gringo.

Daniel ahogó una carcajada mientras negaba con la cabeza un par de veces sin quitar los ojos del rubio que tenía una mueca de disgusto.

—Andy, me di cuenta que nosotros también podemos irnos en él metro. Mike parece que si es de Monterrey, me dijo un nuevo camino —informó él morocho entusiasmado.

Andrea bufó—. Después, sabes que prefiero ir en camión. No hay excusa alguna.

—Pero mañana nos vamos en metro —afirmó Daniel seguro fr sus propias palabras.

—Bueno ya nos vamos nosotros. —Andrea agitó su mano en señal de despedida—. ¡Pero como me duele la espalda!. —Fingió hacer una mueca de dolor.

Daniel rápidamente quitó su mochila de los hombros de su novia para cargala él.

—Creo que a Ariel también le duele —comentó la morena—. Hoy si traemos libros.

—Do you wanna ir a comprar una mochila de llantitas? —indagó el rubio mientras miraba a su mejor amiga.

¡Ay Mike, eres un pendejo!, pensó Andrea.

Ariel frunció sus cejas confundida, pues ella tampoco había entendido ni porque su amiga dramatizó la escena para que captará.

Andrea gruñó cansada y Daniel le dio un beso en la sien, intentando tranquilizarla. Él si había entendido la indirecta, se hizo el rey porque su novia era reina.

—Tenemos mucho que hacer.

Andrea al decir las ultimas palabras se dio na media vuelta para marcharse, estirando ligeramente la mano de su novio.

Ariel y Mike se miraron con versatilidad y sonrieron.

—So? Does your back hurt you?

Ariel negó con la cabeza, necesitaba hablar con su amiga sobre esa escena.

—No, not really. I didn't understand Andy.

—She's usually complicated.

—She's always complicated —corrigió Ariel con una sonrisa que mostraba su dentadura perfecta.

—She's pendeja —rió Mike, al principio no le parecía correcto referirse a una mujer de ese sentido, pero ella lo sacaba de sus casillas que haría una excepción.

—You said a bad word. ¿No las odiabas? —Ariel abrió su boca muy grande para demostrar su sorpresa—. Que no te escuche la morocha porque te mata.

—That's why I said it when she's not here.


N/o*

yei, lo escribí desde él celular. No sé que tal les pareció, causó algo de gracia? Es que no sé si me sale. pff. Gracias por votar (:

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