›Capítulo trece
Ariel estaba parada justo en frente de su tocador, acomodando su poco maquillaje. Decidiendo si lavar o no sus brochas que estaban sucias por el pigmento del colorete y los polvos que suele llevar en su rostro casi todos los días.
Escuchó un golpe fuerte de la casa de a lado. Ese ruido era muy familiar, ya que era el árbol que se inclinaba de un lado hacia al otro para que un chico cruzara por su ventana. Por el reflejo del espejo observó como la ventana se deslizaba hacia arriba para que Mike pudiera entrar, cerró la ventana.
Ariel no se había girarlo para mirarlo, pero notó que su rostro estaba mucho más resplandeciente de lo normal y su sonrisa no podía ocultarse por más que lo intentase.
Mike se sentó al borde de la cama y empezó a juguetear con los dedos de sus manos.
—Why are you so happy? —cuestionó Ariel mientras seguía acomodando las cosas sobre el tocador y lo miraba de reojo en el tocador.
—I haven't told you somenthing —confesó mientras seguía mirando sus dedos.
—¿Es algo malo?. —Ariel se giró sobre sus propios talones y caminó hasta llegar a la cama donde tomó asiento y colocó una mano sobre la rodilla de su mejor amigo.
—Do you remember about June? —indagó mientras colocaba la mano izquierda sobre la de ella y la otra se rascaba en la nuca.
¿Cómo se iba a olvidar de la enamorada de su enamorado?. Aunque quisiera olvidarla, no podría.
—I do..., so? —insistió muerta de la intriga, dio un leve apretón en la mano de su mejor amigo para darle la valentía de confesarle lo que necesitaba.
—She is goint to come and she can't stay in my house. Would she stay with you?. It's only for a couple days —suplicó dirigiendo su mirada azulada hacia la de ella.
¡Maldito, usas tu mirada para distraerme!..., pensó la castaña mientras juntaba sus cejas, confundida.
No le gustaba June ni un poco, y con suerte jamás se imaginó pisar el mismo país que ella ó el continente. Ahora tenía que compartir una habitación con ella, ¿por qué el universo la odiaba tanto?. Seguro le fregará en la cara lo mucho que ella y Mike se aman.
—¿Estás kidding me, verdad? —preguntó con un aire de esperanza, no se imaginaba con ella nunca.
Mike negó con la cabeza y una sonrisa de oreja a oreja—. No, no, no. She will be here, with me..., us —corrigió un poco apenado—. Your parents are amazing, I know they will accept her.
—¿Por qué chingados me preguntas hoy y no antes? —preguntó brava mientras se levantaba de la cama y colocaba ambas manos en su cintura.
—I don't know. —Arrugó su nariz y se encogía de hombros—. Maybe she told me yestarday, she wanted to give me a gift.
Mike no debía de saber que ella no quería a June, negó mentalmente con la cabeza—. No, no, no. Esta bien, ella puede quedarse conmigo. ¿A qué hora va a venir o iremos por ella?.
—Tomará un uber —respondió con una gran sonrisa—. I'm going to buy chucherías para ustedes —exclamó con una gran sonrisa—. Vengo luego.
Mike se levantó de la cama también para acercarse a su mejor amiga latina, acunó su rostro en sus manos y depositó un beso en la frente y otro en la mejilla. La soltó, se giró y salió por el mismo lugar que había entrado; por la ventana. Nunca se había preguntado que pasaría si sus padres la descubrieran con eso, pero sabía que no sería bueno.
Tocó el bolsillo de su pantalón para buscar su teléfono. Lo desbloqueó y llamó a su mejor amiga para que le aconsejara, se sentía abrumada y con la mente en un lío. Al segundo timbre la morocha respondió:
—¿Qué pedo? —sonaba bastante alegre.
—Código nueve —respondió mientras cortaba la llamada.
El código nueve se usaba para una emergencia amorosa, pero no cualquiera; sino un trío. Y nunca se había usado hasta en ese instante. Ariel sabía que en un abrir y cerrar de ojos, Andrea estaría tocando su puerta. Y así fue, quince minutos después Andrea llamaba con desesperación la puerta de su casa.
La mamá de Ariel abrió la puerta confundida por la desesperación que se escuchaba a través de la puerta. Andrea besó la mejilla de la señora y le informó que necesitaba hablar con su hija mientras subía las escaleras de dos en dos para llegar más rápido. Y sin volver a llamar la puerta, ella la abrió para encontrarse con una castaña acostada boca-abajo en la cama.
Andrea se quitó los tenis con los pies y se aventó en la cama, abrazó a su amiga con las piernas y acercó su rostro con el de Ariel.
—¿Qué es lo que esta pasando? —susurró mientras empezaba a acariciar su cabello largo—. Ari... —murmuró con ternura.
Ariel soltó un gruñido fastidiada, no queriendo hablar. Solamente quería sentir compañía.
—Va a venir —finalmente habló después de un periodo lleno de silencio.
Andrea se alejó casos centímetros para ver a su amiga e intentar entender lo que trataba de decir, pero su código no funcionaba.
—¿Quién va a venir?.
—Ella —respondió mientras volvía a hundir su rostro en la almohada.
—No sé quien es "ella", pendeja —reprochó Andrea, tomó la almohada y la estiró.
Ariel cayó en la cama y gruñó.
—¡Dime quien es ella! —exigió saber con fervor mientras la sacudía.
Estaba desesperada, necesitaba saber quién era esa chica misteriosa que provocaba que Ariel estuviera así. Sin duda alguna la iba a golpear porque se lo merecía.
—June —contestó instantes después.
—¿June...? —alargó Andrea, recordando a una chica con aquel ridículo nombre. ¿Por qué sus padres le pondrían June a una hija?, ¿acaso la odiaban? —..., ¿la mejor amiga de Australia del gringo?.
Ariel soltó un sollozo que le dio la respuesta a la morocha.
Andrea abrió sus ojos de par en par, sorprendida.
—¿Qué vergas hace esa morra acá? —preguntó molesta.
—Pues Mike me dijo que venía a visitarlo, pero eso no es lo worst. —Cerró sus ojos mientras decidía elevar su cara para mirar a su mejor amiga.
Después con pereza, intentó levantarse toda y sentarse con las piernas cruzadas al frente para poder hablar mejor con Andrea.
—¿Qué es lo peor?.
—Ella se quedará en mi casa...
Andrea se levantó de la cama de golpe, exaltada—. ¿Pero por qué vergas se va a quedar ella aquí?, ¿es que a ti te faltan un chingo de tornillos?.
Ariel asistió—. Es que me puso su carita de sufrido y esos ojos de cachorro abandonado que no me puedo resistir, y pues le dije que sí.
—Bueno, pero no todo esta perdido —declaró Andrea con una sonrisa victoriosa—. ¿Has escuchado el refrán que dice: "Ten a tus amigas cerca, pero a tus enemigas más"?
Ariel asistió no muy convencida de lo que Andrea estaba pensando.
—Podemos exprimirla como un limón para sazonar la comida y sacarle información.
—¿Y si quiere hablar de Mike y de lo perfecto que es, como el mundo se detiene cuando él sonríe y la luna solo sale para verlo? —preguntó mientras sollozaba—. No quiero oírla decir lo mucho que lo ama y que es de ella, que como ella no hay dos. ¡Es rubia la tipa, muy linda además!. ¿A quién trato de engañar?.
Andrea le dio una leve cachetada para que recobrara la razón y dejará de decir tantas estupideces. La castaña se lo agradeció con una ligera sonrisa, ¿qué le pasaba?. Es que la June le sacaba lo peor.
—¿Quieres que me quede a dormir? —sugirió Andrea, pero esperaba que Ariel se negara porque ella debía asumir y afrontar sus problemas.
Y parecía que Ariel le acaba de leer la mente porque negó con la cabeza con una diminuta sonrisa.
—No, te conozco; vas a estar encima de la rubia hasta no más poder, seguro le dirás gringa también y no la dejarás respirar. Además se va a quedar en mi cuarto, en mi cama. No vamos a caber las tres. Maldita casa sin habitación para huéspedes; mamá usa una habitación para su estudio de pinturas y cuadros.
Andrea asistió—. Lo entiendo a la perfección y estoy de acuerdo contigo; pero sí puedo ayudarte en los primeros momentos, pero me tendría que ir temprano para llegar a mi casa. ¿Ya le preguntaste a tus papás que si se puede quedar?.
Ariel abrió una vez más sus ojos de par en par, sorprendida. Brincó de la cama y salió de su habitación para correr al estudio improvisado de su mamá, con Andrea pisándole los talones. Las chicas entraron a la pieza sin pedir permiso. Lo primero que vieron fue a la Señora de la casa con unos pantalones llenos de pintura y una camisa aparentemente blanca, igualmente llena de pintura, se encontraba pintando un retrato familiar de uno de sus clientes.
—Hola mami —saludó lo más dulce que podía y se acercó a ella para depositarle un fugaz beso en la mejilla.
—Hola cariño, ¿te gusta? —preguntó, refiriéndose al cuadro.
Ariel lo contempló por un par de momentos, eran un par de adultos con cuatro niños alrededor de diferentes edades, todos similares a los padres. Ella asistió con la cabeza para afirmar que sí le gustaba.
—Mami es ¡espectacular, me ha encantado!. ¿Puedo pedirte un favor?.
Su madre hizo un sonido para que continuará.
—¿Podría una amiga quedarse a dormir en la casa por un par de días?. Es June, la mejor amiga de Mike. —Sintió como un nudo en su pecho se le formaba, lo que le costaba la pronunciación de las palabras.
—Claro mi vida —respondió más concentrada en su trabajo que en lo que le estaban diciendo.
Ariel agradeció a su madre y salió de la habitación. Justo en el momento en que cerró la puerta tras ella, el timbre se escuchó, resonando en toda la casa. La chica gritó a su madre que ella iba a atender y suspiró nerviosa.
—Ya llegaron —confirmó Andrea que husmeaba por la ventana, siendo precavida que nadie la notara—. Ya es la hora —animó mientras bajaban las escaleras y se dirigían hacia la puerta—. Tú puedes Ari, no te intimides.
Ariel abrió la puerta y se encontró con una chica mucho más alta, casi como Mike. Tenía una linda figura muy delgada que no poseía curvas. Pero sus ojos eran preciosos, su nariz respingada era delicada. Y esas pecas que abarcaban en la mayoría de su cara que le daban un aspecto de ternura y que no se apreciaron bien durante la vídeo-llamada.
June soltó su maleta y se adentró en la casa para abrazar con fuerza a la castaña. Duras a penas Ariel pudo devolverle el abrazo porque sus brazos se encontraban atrapados. Le robó el aire por unos segundos. Andrea no dejaba de analizar a la rival de su mejor amiga. Ariel era más bonita, Ariel es bilingüe, Ariel es mexicana. Sí, sin duda mucho mejor.
Mike no había dejado de observar la escena que le parecía muy tierna. Sus dos chicas estaban juntas y tenía la esperanza que se hicieran amigas ya que las dos eran muy especiales para él. Y tenían el potencial para ser amigas ó eso es lo que él esperaba.
Cuando June se separó de Ariel, se giró para ver a la morocha que estaba de lado y se apresuró para abrazarla también, pero con menos entusiasmo.
—You have to be Andrea. Nice to meet you —supuso después de haberla soltado, pero todavía la sostenía de los hombros.
—Yo no hablo english, puro spanish. Pero sí, I'm Andrea. Mucho gusto. —Andrea sonrió forzadamente.
June sonrió divertida—. Mi español sucks —confesó apenada.
—Esta gringa y yo no nos vamos a entender —afirmó mirando a Mike con una mueca.
June la miró sin entender. ¿Por qué había ido a México sino hablaba español?. Ah, iba a visitar a su mejor amigo.
—Seguro que sí Andy, y ella no es gringa —dijo Mike hablando por primera vez.
—No, no y no. I give up, bye —Andrea rascó su brazo—. Los veo después, seguro tienen mucho que hablar.
Andrea agitó su mano para despedirse y salió por la puerta farfullando en voz baja para que nadie la escuchara.
June movió su rubia cabellera y se acercó a su mejor amigo para pasarle el brazo por la cadera y estrujarlo por millonésima vez desde que lo vio. Mike la recibió ansioso y cerró los ojos ante el dulce tacto de la australiana. Eso lo notó muy bien la mexicana por lo que llevó su mirada al suelo incómoda mientras sentía que su corazón se volvía a romper. No, más bien sintió que Mike estaba pisoteando los pedazos que él había roto el día que conoció a June por internet.
—I missed her so fucking much —confesó el rubio mirando a Ariel a los ojos.
Sus ojos seguían brillando y la sonrisa no se le iba por nada del mundo.
—I missed you too —respondió la rubia mirando a Mike.
Cuando los dos se separaron, June se acercó a Ariel y la tomó de la mano para decirle:
—Thank you so much fot let me to stay here —agradeció de corazón.
—No problem. Every Mike's friend is mine too —forzó la voz y su carisma.
Eso el rubio no lo noto, pero June sí por lo que hizo sentirse un poco incómoda. Después observó a la castaña un poco más y la manera en que veía como Mike colocaba su mano en su cadera, su rostro demostraba desilusión y tristeza. Por lo que actuó rápido y se alejó de él para estar más cerca de la mexicana.
—I want to know Mike's best friend in Mexico —admitió con una sonrisa de labios—. Mike can you bring my suitcase, please? —ordenó mientras miraba la puerta abierta.
Sin rechinar, Mike salió por la puerta y metió la maleta y la mochila que llevaba con ella. Cerró la puerta y se dirigió a la sala para sentarse en medio del sofá más grande, invitando a sus chicas a sentarse a la par de él.
—It's amazing see my girls together —admitió después de unos segundos, se sentía como un sueño—. I never imagined to see you together.
Ariel frunció sus labios una vez más y se encogió de hombros.
Mike y June estaban teniendo una amena conversación sobre el viaje y la poca experiencia que la rubia había tenido con el trato mexicano. Le parecía asombroso como todo era diferente a su país y eso era lo que más le emocionaba que quería y deseaba extender su periodo de tres días a una semana, pero no se podía. A veces Ariel participaba en las conversaciones, pero le era mucho más sencillo comer de los dulces que había traído el maldito y sensual rubio.
Cuando empezó a anochecer, Mike se levantó del sofá y dijo que lo mejor era irse para que sus chicas favoritas en todo el mundo se conocieran y así poder formar una amistad, claro que lo último no lo dijo, pero lo pensó. Las chicas acompañaron al rubio hasta la entrada de la puerta y él las abrazó a cada una, pero aplicando mucho más cariño en su amiga desde la infancia.
Mike salió por la puerta y Ariel se quedó mirando fijamente por donde él había salido y fue entonces cuando June descubrió que la castaña no podía mirar a nadie más como lo miraba a él. Con ojos llenos de amor.
—C'mon. You will stay in my room. Sorry, in my house there's no more rooms —informó Ariel mirándola con una diminuta sonrisa.
—Don't worry, I like to share room with friends, it's funnier than be alone. —Siguió a Ariel que había tomado su maleta.
Entre las dos subieron las cosas hasta llegar la habitación de Ariel. June la observó bien, el color blanco de las paredes era bonito y tenía pintado uno que otro dibujo al azar. Estaba medio desordenado con unas prendas regadas en el suelo. Ariel se acercó a la puerta para cerrarla detrás de ella, diciendo que al rato, en la cena iba a conocer a sus padres.
Pero June tenía una cosa asechando por su cabeza y por más que quisiera deshacerse se ese pensamiento, no lo lograba. Así que abrió sus labios para declarar:
—You're in love with Mike.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top