Tras unos segundos que parecieron no tener fin, escuche una voz profunda, pero distorsionada deliberadamente a fin de que no pudiera reconocerla...
— ¿Nunca te rindes, verdad? — Empezó a hablar conmigo.
— ¿Qué, que dice? — Respondí con la voz algo temblorosa y percibiendo que lo que venía a continuación no sería demasiado bueno para mí.
— ¿Acaso nos tomas por tontos? — Dijo acto seguido al ver mi vacilación. Al utilizar el plural mi interlocutor pude constatar que mis supuestos enemigos eran un grupo de personas, quizás me enfrentaba a una organización secreta poderosa.
— No se de qué me habla...no sé quiénes son ni lo que quieren de mi. — Respondí sin vacilación esta vez.

—Tu mejor que nadie deberías saberlo. — Me contestó secamente.

— ¿Yo, porqué? — Respondí a mi interrogador con otra pregunta.

— ¿No recuerdas realmente nada? ¿Entonces qué te ha traído a este lugar?
Fuiste advertido de que no siguieras buscando. Y aquí estás en el centro de todo. Está bien, por esta vez. Por nuestra amistad, vas a tener la última oportunidad de vivir. Pero deja todo cómo está. Vive tu vida y olvídate de este lugar y cualquier recuerdo que puedas tener. Tu seguridad y la de tu amiga Laura depende de eso...

— Claro, sí, está bien...Respondí sintiendo que no tenía más opciones. Además el oír el nombre de mi amiga me asustó aún más. No quería ponerla en peligro a ella también.

A continuación noté un pinchazo en mi brazo y como un líquido penetraba en él. Casi al instante empecé a notar  como todo me empezaba a dar vueltas como si estuviera en una noria a gran velocidad, hasta que finalmente caí inconsciente.