Capítulo 40: Encapuchado
— No teman, todo está controlado. Sólo es un ejercicio de simulacro. — Dijo uno de los guardias a las numerosas personas, a fin de tranquilizarlas. Pero dudo realmente que hubiera alguien que se creyera aquello...
Yo notaba la presión de una pistola fuertemente apretada contra mi espalda. Y casi al instante me pusieron unas esposas en mis muñecas.
Vinieron a mi memoria en aquellos momentos las palabras, "No sigas buscando", mientras también llegaban las imágenes a mi mente de aquel pobre joven a quien habían atropellado. Si realmente estaba tratando con la misma clase de gente, sin duda tendría pocas posibilidades de salir con vida.
Después de atravesar varios pasillos internos, entramos en un espacioso ascensor. Una vez dentro de él, procedieron a ponerme una capucha negra, o pasamontañas que me cubría toda la cabeza, con una cinta elástica que se adaptaba alrededor de mi cuello. Sin tener ninguna visión de lo que ocurría a mi alrededor y dificultándome hasta cierto punto la respiración, pues solo había dos ínfimos agujeros por los que apenas entraba un poco de aire, que yo aspiraba con vehemencia. La inquietud aumentaba, pues no sabia adonde me llevaban ni si esos serian mis últimos minutos de vida...
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