Cap.4{Memorias perdidas} pt1

El joven de cabello blanco miraba con cierto temor a la figura delante suyo, aquel recuerdo le recorrió como un pequeño escalofrío por todo el cuerpo.

-Señora Bunnyble- el paraguas (antes bastón) golpeó la frente del chico
-SE ÑO RI TA- corrigió la coneja -"SENORITA" Bunnyble, tengo que irme, fue agradable encontrarle, pero por ahora tengo que salir- dijo algo molesto por los golpes que estaba recibiendo desde la noche anterior -Oh. . . ¿Y a dónde iremos hoy? ¡Hace mucho no salgo! ¿Quizá podríamos volver a aquel parque en el que jugábamos siempre?- se apresuró la coneja emocionada, Lincoln sólo dió una mira de angustia -Ahmm, me refería a mi solamente. . .-

El silencio era agobiante, los dos se miraron fijamente por unos segundos hasta que la coneja miro hacia abajo avergonzada y sus orejas bajaron lentamente -Oh. . .- musitó.

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El joven se encontraba callado mirando su anterior armario, recordaba con nostalgia aquel polo naranja que siempre llevaba (y otras 17 más iguales, junto a sus jeans azules) miró abajo para encontrar algo que le haría reír tan sólo verlo -Tenias razón mamá- dijo mirando una caja que contenía más prendas iguales pero aún más grandes con una nota arriba "Para cuándo mi niño crezca, esa rebaja nos salvó la vida en esta casa".

Se colocó las prendas y era una versión de aquél pequeño niño de antaño, sólo que más alto y algo robusto.

Salió de su habitación y bajo encontrándose con Rita -Mi bebé se ve igualito- Luan, Leni, Lynn y Luna también se sorprendieron -Estoy segura que mi vestido también debe de estar por ahí, ¡me encanta el verde!- dijo Leni emocionada mirando la vestimenta de su hermano que ahora estaba ruborizado -Yo encontré mis antiguos clips, también la pulsera puntiaguda y mi guitarra acústica- dijo igual de emocionada Luna -Yo no pude encontrar nada, el señor cocos me robó todo, podría decirse que "El coco" me robó ¿Entienden?- dijo Luan entre risas mostrando al muñeco bastante deteriorado por los años, todos rodaron los ojos y reanudaron la conversación -Pues todo mi equipo de deportes está completo- dijo mirando una bolsa de deportes con diferentes balones y artilugios -Mi habitación está completa, es sorprendente, ¡gracias!- dijo abrazando a todas las mujeres del grupo, cuándo se separó dió la sonrisa más grande que dió tan grande cómo el sol mismo -Bueno, subiré por unas cosas, mi teléfono e iré a dar una vuelta, las veo después- se despidió, dió un beso a su madre en la mejilla y subió las escaleras;

Ya ahí tomó su teléfono y las llaves de casa y antes de poder salir la coneja aprecio por arte de magia -¿Llevas ya a Bun-bun?- preguntó algo desanimada -Yo de verdad que quisiera. . .- habló Lincoln mostrando incomodidad -¡¿Pero qué?! ¡Antes me llevabas contigo incluso al baño! ¿Por qué eres tan malo conmigo ahora?- protestó la coneja, Lincoln trataba de salir de la habitación algo frustrado pues, a pesar de tener algo tan sorprendente como lo es Bun-Bun, aún tenía que esclarecer aquella situación, no quería alterar aquello que lo estaba vigilando desde la última vez que la vio, mucho menos habiendo visto aquel último recuerdo.

-Mira, si empiezo a actuar de manera errática como hasta ahora mi familia se va a preocupar por. . .- se detuvo pensando un poco las cosas, la coneja que no pasó desapercibido aquel reflejo se indigno -Ahora tendremos secretos?. . .- estaba realmente molesta, lo más probable por el cambio de actitud tan repentina del peliblanco -No. . . Mira, es vergonzoso ¿si?, no fue hasta hace dos años que me recupere de una fuerte depresión, no quisiera que me vieran hablándole a la nada, quizá de niño no lo notase la mayoría, pero por si lo olvidaste ya tengo veintiocho- respondió algo molesto por la actitud algo egoísta de su contraparte
-¿De. . . Presión. . .?- Por supuesto que sabía su significado, no por nada es muy lista, pero en este tipo de situaciones no lograba conectar nada de lo que su niño le mencionaba -Si, es cuando te sientes muy muy triste a pesar de no tener razones, mira es difícil de;- trato de explicar Lincoln siendo interrumpido por la coneja -Se lo que es. . . A lo que me refiero. . . ¿Qué la provocó?- si bien, su comportamiento era de una notable preocupación, la verdad es que estaba más interesada en la causa -Si lo supiera me hubiera podido ahorrar un par de billetes. . . ¿Sabes cuanto cobran esos desequilibrados? Deberían darse terapia ellos por intentar compensar su nula vida social con sus pacientes-.

Rodeo a la coneja para llegar hasta la puerta pero apenas toco el cerrojo la mano con guante blanco lo tomó por sorpresa, aunque siendo bastante pequeña tenía una fuerza espeluznante para la firmeza que acumulaba en el brazo del peliblanco que volteó algo asustado -Lleva tu paraguas. . . Pronto lloverá- sentenció con una mirada inexpresiva dejando ver un gran paraguas que antes no estaba ahí -Pero si está so;- un estruendoso relámpago chocó tan cerca que casi pudo jurar cayó justo en el árbol de la casa del Sr.Gruñón. . . Que, a estas alturas sólo estaba habitada por sus hijos -Bi-Bien, entonces, gracias, volveré antes de las cinco- dijo sin dejar de verla pero avanzando, abrió la puerta y se dispuso a marcharse con todo y paraguas, pero su brazo aún era apresado -Ya. . . Puedes. . . Tu sabes, soltarme- dijo temeroso tratando de estirar su mano para soltarse de aquel agarre tan imponente -Ni un minuto más- amenazó soltando el brazo del joven que ahora mostraban una gran marca roja de una mano.

Apenas salió sintió un escalofrío al escuchar cerrarse la puerta de un golpe, camino algo atemorizado hasta la planta baja y un "Suspiro" culminó por aterrorizar al peliblanco gritó tan fuerte que su hermana ahora era quien se asustó -Rayos Lincoln, ni siquiera quería asustarte, me dejaste algo sorda tonto- dijo Lucy dando un pequeño masaje a su oído -Cómo sea, Mamá dice que iremos a ver al abuelo Albert, trata de llegar temprano, ugh aún duele ¿Por qué tanto miedo eh?- Lincoln solo sonrió levemente para después salir de ahí aún con un miedo visible.

Abrió el paraguas para el diluvio que yacía en. . . ¿Su vecindario? Camino un par de calles aún siendo asediado por las nubes que causaba un tifon en aquel lugar, incluso logró ver como el aire se llevaba al perro de alguien por los cielos, era extraño, el pronóstico no advirtió ni una sola gota de lluvia.

Cinco calles bastaron, para que la lluvia cesara, como por arte de magia el cielo se encontraba completamente despejado, era extraordinario como una línea se formaba al termino de una calle -Extraño. . .- y entre más se alejaba más podía observar cómo aquello que veía en el cielo no era más que un círculo gigante que rodeaba un par de manzanas alrededor de su casa, que por cierto parecía ser el centro de todo aquel desastre meteorológico
-Muy extraño. . .- pensó.

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Entre avenidas y aceras un joven adulto se veía con preocupación vagar por aquella calle llena de puestos de flores, vegetales, miel y alguna que otra bisutería, pero para sorpresa del peliblanco ninguno era el que quería ver, miraba estupefacto aquel espectáculo callejero que sucedió frente a él, un niño de poca edad y cabello rubio se doblaba a si mismo para hacerse entrar en una caja que al finalizar se abrió dejándole boquiabierto pues no había nada en su interior, tras varios segundos el joven apareció de entre la muchedumbre y entre aplausos y vitores dejó al descubierto su bolso esperando una donación que porsupuesto no dejó pasar y dejó un par de billetes "Total. . . Seguro serán para su educación. . ." Pensó el joven.

Volvía a mirar su teléfono y de nuevo la calle, era la misma, no había duda, pero no se encontraba nada fuera de lo normal, era solo eso, una calle con diferentes locales, algo descuidados, eso sí, pero no "mágicos" ni nada por el estilo.

Nuestro protagonista está interesado en esto ya que sabía perfectamente donde estaba, aquel jardin debía encontrarse ahí, era la ruta exacta que recorrió desde el supermercado hasta la avenida de los vendedores puede que haya olvidado aquellos recuerdos por el extraño hechizo que menciono la coneja, que prontamente analizó era su abuela, jamas lo creería de no ser por las palabras de su familia: "La abuela Harriet no dejaba de mencionar que era un espíritu maligno y que debíamos protegerte" ¿cómo lo sabía? No tenía idea, pero si aquellas manchas de sangre eran lo que para el eran la escena de un crimen tal vez la abuela no estaba tan equivocada.

Estaba frente a lo último que podía recordar antes de que se perdiera en aquel lugar tan desértico pero por más que escudriñaba inclusive entre las piedras, pero aún nada.

Tras algunos locales lúgubres más logró encontrar algo familiar, no era nada acerca de lo que estaba sobrepensando, era una cara familiar, una chica de vestimenta larga obscura, pálida y cargando lo que parecía un parasol.

La miró detenidamente, le era tan familiar que aunque dudoso tuvo el suficiente valor reunido como para hablarle con seguridad -Buenas. . .- dijo apenado, la mujer joven volteo sin mucho interés y al momento de observar al chico su semblante cambió a uno de sorpresa pues a pesar de no decir nada y de mantener la monotonía en sus movimientos, su ojos se abrieron más de la mitad -¿Lincoln?. . . Interesante, ¿Qué haces aquí?- su tono de voz era muy lúgubre, rasposa y sin muchas ganas de hacerlo -Me da mucha pena pero. . . Me eres muy familiar, al parecer me conoces muy bien- se pasó su mano por el cabello de su parte trasera de su cabeza con un ligero sonrojo, no es que no haya visto mujeres lindas en su vida, pero por alguna razón ella le parecía de muy buen ver, sobre todo por su estilo gótico; tras invitarle una taza de café se adentraron al local frente a ellos, se sentaron uno frente al otro sin muchas palabras de por medio, será por el interés en aquella joven pero por fin después de que se retiro hacia una mesita cerca de la caja registradora que miró un poco más al local por dentro, toda la pintura era de tonos oscuros, se veía que vendía objetos extraños, bisutería y más cosas de esoterismo que pudo deducir conocía muy bien -Me podrías decir tu nombre ¿por favor?, Lo lamento pero. . . Aún no te recuerdo- comentó el peliblanco, era extraño pero aunque hace poco su memoria sufrió un rejuvecimiento aún había ciertas lagunas mentales que no podían considerarse recuperadas.

-¿Qué pasa? ¿No recuerdas a tu novia pero si a tu bully? No te hice el suficiente daño. . .- rio burlonamente, esperando que aquel chico fuera recíproco pasó un silencio incómodo y la joven se indigno un poco, se acomodo el cabello en forma de que su fleco le cubriera la mitad de su rostro y se colocó unos guantes de red sin dedos.

Estiró su brazos esperando una reacción inmediata, pero aquel muchacho aún con su ojos entrecerrados le costó bastante sentir un destello en su cabeza que hizo alguna conexión -¿Haiku. . .- la muchacha rodó los ojos en blanco -Al fin. . . No me sorprende, era primaria, aún así, quizá debas ir al médico je- dijo la gótica volviendo a recoger su cabello -Si. . . Hace poco que eh tenido esos problemas jeje, oye cambiando de tema ¿trabajas aquí?- se apresuró a cambiar el tema de conversación, si aquello era una tienda esotérica había dos formas de conseguir información, que clase de lugar había visitado o si había visto algo parecido cerca de ahí -yep. . . Es la tienda de mis padres, al parecer tienen su clientes establecidos aquí, hablando sobre eso mi madre ya va a llegar, quizá si te acuerdes de ella. . .- tomó de su taza de café -¿A que te refieres?- preguntó inocente -De verdad que eres muy olvidadizo tonto, tu abuela venía a vernos mucho, te dejaba a ti y a Lucy encargadas con mamá mientras charlaba con mi abu- dijo soplando a su café antes de volver a dar un sorbo -Y de ahí nos conocemos. . . ¡por eso tu y mi hermana ya eran amigas en la escuela!- aún no lograba recordar más allá de la última vez que la vio en aquel baile -Pues si, aunque me sorprendió volverte a ver desde. . .- se interrumpió asimisma.

El silencio abrumador del local sólo fue interrumpido por una persona mayor que se acercó a la caja registradora, la joven saludo a la mujer mayor y le entregó un paquete con un aspecto extraño, la mujer se despidió, la muchacha se acerco algo incómoda todavía y suspiró -Se que eras cercano a él. . .- volvió a hablar, el joven sonrió melancolicamente -No te preocupes, fue hace mucho, aún es triste recordarlo pero esta superado- Haiku se revolvió un poco en su asiento por la incomodidad de pensar que había hecho una pregunta inadecuada -Bien, a lo que iba, si trabajas aquí. . . Tal vez puedas ayudarme- la gótica arqueo una ceja interesada -Si puedo ser de ayuda. . .- El chico sonrió y volvió a hablar -Hace poco me acorde irónicamente, de un lugar muy bonito, estoy buscando respuestas sobre alguien que quiero encontrar y lo último que recuerdo de como llegar es a pocas calles a la vuelta de esta esquina, es algo así como un jardín. . .- la muchacha escuchaba atentamente antes de interrumpir -Debe ser fácil, hay pocos por aquí, y mis amigos y yo hemos estado en todos. . .- interrumpió para después esperar a que terminará el peliblanco -Bien, es raro, no te rías ¿Bien?, estaba lleno de lo que parecían raíces, árboles y piedras gigantes, parecido a colinas, el más grande de aquellos árboles contiene una madriguera gigante tambien- atónita ante su explicación dio una mirada de confusión absoluta -Lo que describes podría ser fácilmente la premisa de viaje al centro de la tierra, o de algún paisaje de J k Rolling, ¿como puedes creer que algo así pueda caber aquí?- se detuvo algo apenado, es cierto que no lo pensaba muy bien -Bien me atrapaste, solo busco algo así, y por lo que veo tienes información acerca de ello, ¿podrías hacerme ese favor?- la muchacha rodeo los ojos sonriendo -Que tontería, bien, veré que puedo encontrar tras en los libros de mi abuela- al terminar aquella oración por la puerta una mujer adulta sorprendida abrió la puerta

-¿Qué haces aquí loud? ¡Fuera de mi propiedad!-

Los muchachos se miraron asustado por tan brusco recibimiento por parte de la madre de la gótica.

Aún más extrañados fue cuando la mujer soltó sus compras y con un gran rosario con diferentes tipos de objetos esotéricos y empezó a rezar en lenguas extrañas, el chico con miedo solo se retiro con mucho cuidado tratando de alcanzar la puerta, -B-bien. . . Fue un gusto, perdone si la incomode señora, hasta luego- abrió la puerta y salió aún asustado, detrás de el la puerta se volvió a abrir y la mujer lanzó contra el algún líquido muy extraño volviendo a gritar -¡Largo de mi propiedad!- y cerró la puerta.

-Encantadora. . .- habló el joven limpiandoce y comenzando a caminar sin darse cuenta de que su reloj marcaban las 4:37.




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