7: Atención médica

La confusión se de apoderó de las dos hembras mientras se levantaban lentamente del suelo bastante adoloridas y exhaustas luego de la paliza que recibieron por parte de la Inteleon, la cual se mantenía neutral en su silla ante los fuertes estruendos provenientes desde los pasillos de la comisaría. Tanto Diana como Calipso intentaron llamar la atención de la tipo agua durante un buen rato, sin embargo, esta las ignoraba por completo.

DIANA: ¡Te estamos hablando estúpida lagartija! ¡¿Qué rayos está sucediendo allí afuera y por qué no vas a revisar?! Exclamó molesta la tipo fuego luego de perder la paciencia por completo.

INTELEON: Eso no será necesario. Finalmente decidió responder. Sé perfectamente que mi compañero se hará cargo de la situación con sus propias manos, esto ya ha sucedido en más de una ocasión.

CALIPSO: ¿A qué se refiere?

INTELEON: Aunque no lo crean, esto ya ha sucedido varias veces a lo largo de los años. Los reclusos siempre consiguen escabullirse de una manera u otra de sus celdas e intentan fugarse de la comisaría, pero el resultado siempre fue el mismo y al final acaban siendo brutalmente golpeados por mi compañero.

CALIPSO: ¿Dependes únicamente de tu compañero en estos casos? Me parece algo muy cobarde de tu parte...

INTELEON: Querida, él se divierte golpeando y rompiendo huesos, no veo el motivo por el cual deba intervenir. Comentó mientras se cruzaba de brazos. Aunque, es la primera vez que deciden enfrentar directamente a mi compañero en lugar de intentar escapar, es algo extraño...

DIANA: ¿Es que acaso no te das cuenta? ¡Obviamente están planeando algo mientras nosotras seguimos encerradas aquí como cucarachas! Debemos averiguar qué está ocurriendo allí afuera.

Esta acabó cayendo al suelo de rodillas tras intentar caminar un poco.

CALIPSO: ¿Estás bien? Preguntó mientras la ayudaba a levantarse de nuevo.

DIANA: Tengo algunos huesos rotos y varias heridas en mi cuerpo, por supuesto que estoy bien... Respondió en tono sarcástico.

Mientras ambas hembras seguían charlando entre ellas, Inteleon seguía meditando toda la situación intentando encontrar algún motivo por el cual los reclusos decidieron atacar directamente en lugar de intentar huir del lugar ante la mínima posibilidad hasta que, de repente, todo el alboroto que podía escucharse desde el exterior se detuvo de un momento a otro dejando a las chicas bastantes confundidas, sobre todo a la tipo agua quien se puso alerta luego de que sus agudos sentidos hayan captando la inmediatez del cambio.

En ese instante, el silencio invadió todo el lugar como una manta pesada, dejando a las tres presentes en una pausa tensa. El silencio, antes roto por el caos, se convirtió en un eco misterioso que flotaba en el aire acentuando la incertidumbre del momento. Por un momento todo parecía haber culminado con una obvia victoria por parte del imponente tigre, pero eso estaba bastante alejado a la realidad de la situación, pues de un momento a otro la enorme puerta que separaba la sala de interrogatorio con el exterior se rompió en miles de pedazos con un simple golpe que dejó perplejas a todas las presentes.

INTELEON: ¡¿Qué sucede?! Entre todo el polvo que levantó la destrucción de la puerta pudo distinguir la figura del Incineroar. ¡Estúpido grandulón! ¡Eso lo pagarás con tu salario!

Se acercó a él para recriminarle, sin embargo, repentinamente sintió una extraña aura proveniente de él que la dejó completamente helada. En un rápido movimiento por parte del gran tipo fuego intentó golpear a la hembra con su puño envuelto en fuego, lq cual consiguió esquivar a duras penas moviéndose rápidamente hacia un lado mientras Calipso y Diana contemplaban muy confundidas la escena; ¿Acababa de intentar atacar a su propia compañera de trabajo?

CALIPSO: Tengo un mal presentimiento de todo esto... Comentó ella, retrocediendo lentamente junto con su herida compañera.

La Inteleon apuntó su dedo hacia el Incineroar, la mirada del macho parecía estat completamente perdida.

INTELEON: Esto ya no es gracioso, compórtate, de lo contrario, me veré obligada a sacarte un puto ojo. Amenazó, sin dejar de apuntarle.

Una carcajada se pudo escuchar desde la lejanía, todas las chicas miraron en distintas direcciones intentando encontrar el origen de aquellas risas hasta que la Inteleon consiguió ver una figura ubicada justo detrás del Incineroar, lentamente comenzó a mostrarse ante todas mientras miraba la escena con una sonrisa tétrica y victoriosa. Se trataba del mismísimo Hypno que anteriormente había luchado ferozmente contra el tipo fuego junto con los demás reclusos.

HYPNO: Veo que hay muchas chicas lindas en esta habitación... Dijo mientras se relamía los labios observando a las hembras. Sería una verdadera lástima dañar sus frágiles cuerpos con mi nueva marioneta destructiva, así que lo mejor para todas ustedes es cooperar con nosotros...

INTELEON: Prefiero mil veces morirme antes que chuparle la verga a un degenerado como tú, escoria. Apuntó su dedo hacia el Hypno para luego disparar sin dudarlo, sin embargo, este no recibió daño alguno.

El Incineroar rápidamente se movió en dirección al Hypno para protegerlo de aquel potente disparo con su cuerpo, el cual impactó directamente en su hombro y provocándole una gran herida en aquella zona. Las chicas miraron sorprendidas aquella repentina y extraña decisión por parte del tipo fuego.

HYPNO: ¿Es que aun no se han dado cuenta del enorme poder que poseo ahora mismo? ¡Este Incineroar es mi nueva marioneta y hará absolutamente todo lo que le ordene!

INTELEON: Un momento, no me digas que...

HYPNO: Conseguí tener el control completo de su mente y cuerpo con mi hermoso péndulo je, se dejó llevar por su exceso de confianza y ahora no es más que un simple juguete para mi colección. Explicó, viendo como la sangre caía de su hombro luego de aquel disparo. Me gustaría jugar más tiempo con ustedes, así que vendrán conmigo ahora mismo... ¡Atrapa a las dos chicas del fondo, ahora! Ordenó al imponente Incineroar.

Su tiempo de reacción fue de un solo segundo, el Incineroar en un abrir y cerrar de ojos corrió rápidamente a donde se encontraban Calipso y Diana para posteriormente atraparlas entre sus brazos y regresar a su ubicación inicial. Ambas intentaban librarse de su agarre inútilmente, golpeando y pateando su cuerpo mientras el Hypno reía en voz baja al verlas tan desesperadas en esa situación. Inteleon nuevamente apuntó hacia el tipo psíquico con intenciones de asesinarlo, pero fue sorprendida con un potente lanzallamas disparado directamente desde el "cinturón" del tigre que dio de lleno en la hembra, dejándola en el suelo con algunas leves quemaduras.

HYPNO: ¡JaJaJa! Me encanta verlas completamente acorraladas y sin oportunidad de hacer algo al respecto, sin embargo, tendré que dejar mi diversión para más tarde y centrarme en el plan. Miró al Incineroar para luego susurrarle unas cosas al oído, este captó al instante sus indicaciones. Todas vendrán conmigo ahora mismo.

El tipo fuego decide noquear a cada una de las hembras con un simple golpe en sus cabezas para de esa manera hacer el trabajo más fácil. Primero comenzó con las dos chicas heridas entre sus brazos para luego ir directamente hacia la Inteleon y hacer lo mismo, esta intentó esquivarlo nuevamente como antes, pero para su sorpresa el Incineroar fue muchísimo más rápido y solo le bastó un simple puñetazo para debilitarla.

(...)

Mientras tanto con Altaria.

La Altaria lentamente abría sus ojos pesadamente, de pronto, un punzante dolor recorrió todo su cuerpo ante el mínimo movimiento que hizo para moverse de la pequeña camilla en la que se encontraba, ocasionando que cayera al suelo bastante adolorida y con pequeñas lágrimas en sus ojos que rápidamente secó con sus grandes alas. Algo confundida miró en dirección hacia el lugar en donde radicaba aquel intenso ardor, tratándose de su pecho el cual se encontraba completamente vendado, fue en ese momento donde recordó la herida provocada por la Zoroark al igual que todo el conflicto.

Miró a detalle el lugar en el que se encontraba y rápidamente se percató de que se trataba de una enfermería, aunque una en bastante mal estado. El aire en la pequeña habitación estaba cargado con el olor a desinfectante y a hierbas medicinales, las cortinas desgarradas colgaban de las ventanas, dejando entrar solo destellos de luz que iluminaban el caos del interior. Otra camilla volcada ocupaba el centro de la habitación, rodeada de botellas de medicamentos rotas y jeringas desperdigadas por el suelo. Observó hacia otro lado solamente para encontrarse con un estetoscopio colgado descuidadamente de una percha, mientras que el termómetro yacía partido en dos sobre una mesa cercana. En una esquina, un pequeño armario de metal estaba abierto con vendajes y gasas esparcidos por todos lados.

SERAPHINA: ¡Qué asqueroso sitio! Se quejó la pokémon mientras caminaba cuidadosamente para no hacerse daño. Solo espero estos animales hayan tratado mis heridas con las manos limpias...

Buscaba a alguien para que pudiera atenderla, gritando repetidas veces esperando que algún enfermero se acercara, sin embargo y como era de esperarse nadie acudió al llamado. Algo confundida y frustrada toma la decisión de irse por su propia cuenta de aquel desastroso sitio por la única puerta que había. Un fuerte escalofrío recorrió todo su cuerpo ni bien acabó por abrir la puerta; todo el pasillo estaba cubierto por un pequeño rastro de sangre que parecía conducir hacia la recepción, era como si alguien se hubiese arastrado en un intento desesperado por salvar su vida.

La luz débil de las lámparas parpadeantes apenas alcanzaba a iluminar el camino marcado por la oscura huella carmesí. Cada paso que daba la acercaba más al origen del rastro, y cada vez su corazón latía más fuerte en su pecho, llenándola de una inquietud creciente. ¿Qué carajo había sucedido allí para dejar esa marca de horror en el suelo?

SERAPHINA: Ay no, esto es terriblemente malo... Rápidamente continuó con su trayecto.

Lo que vio apenas llegó a la recepción la dejó completamente helada, todo el sitio estaba en muchísimo mal estado que en la habitación en donde se despertó. El rastro de sangre que anteriormente había seguido con temor la condujo hacia una Audino, la cual yacía en el centro del lugar sobre un pequeño charco de sangre. Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, la Altaria corrió hacia la pokémon para poder socorrerla. Con sus alas temblorosas se colocó al lado de la enferma y rápidamente evaluó la herida en su abdomen. Un escalofrío recorrió su espalda al notar las grandes garras marcadas en la carne de la hembra, señalando un ataque brutal y violento.

SERAPHINA: ¡Ey, despierta por favor! La movió suavemente con las esperanzas de que aun siguiera con vida. Se alivió un poco al ver que aun respiraba aunque muy débil.

Con sus alas rápidas y precisas, la hembra buscó frenéticamente entre los suministros dispersos en la enfermería. Agarró vendas, gasas, y cualquier otro material que pudiera servir para cubrir la herida profunda en el abdomen de la enferma, con determinación, comenzó a limpiar la herida con cuidado, eliminando los restos de sangre y suciedad que la rodeaban. Con muchísima delicadeza aplicó una capa de desinfectante para prevenir infecciones antes de envolver la herida con varias capas de vendas esterilizadas. A medida que trabajaba, su mente estaba enfocada en una sola tarea: salvar la vida de la pokémon y proporcionarle el mejor cuidado posible con los recursos limitados que tenía a su disposición.

Una vez que la herida estuvo adecuadamente cubierta y protegida, la Altaria se tomó un momento para respirar profundamente y evaluar el momento. Aunque la situación era desesperada, había hecho todo lo que estaba a su alcance para estabilizar a la enferma y proporcionarle un mínimo de confort en aquella situación angustiante.

La levantó de ahí y la colocó suavemente sobre una de las muchas camillas del lugar para que pudiera descansar cómodamente. Casi tres horas pasaron pasaron y la Altaria ya estaba apunto de abandonar el lugar luego de meditarlo durante todo ese transcurso de tiempo a pesar de conocer el riesgo que aquello significaría, sabía perfectamente que podría acabar en la misma situación que aquella enfermera pero aún así estaba decidida a confrontar al responsable de todo eso. Cuando estaba por abrir la entrada principal, fue repentinamente detenida por una suave voz femenina detrás de ella. Rápidamente se volteó y encontraste con la Audino, ya consciente y viéndola con una leve sonrisa.

AUDINO: Puta madre, r-realmente pensé que tenía una mínima oportunidad de ganarle...

SERAPHINA: ¡Sigues con vida! Fue prácticamente volando hacia ella bastante alegre. ¡¿Qué rayos fue lo que pasó en este jodido lugar?!

AUDINO: E-Es una larga historia... Dijo bastante adolorida.

SERAPHINA: ¿Quién te hizo esto y por qué motivo? No estoy entendiendo absolutamente nada.

Intentó hablar, pero repentinamente un fuerte dolor invadió su cuerpo haciéndola retorcerse un poco. Seraphina intentó ayudarla muy preocupada por aquella reacción.

AUDINO: ¡Carajo! Ese ataque fue bastante potente, p-por poco y no la cuento. No creo poder moverme por algunas horas...

SERAPHINA: Quien te haya dejado en este estado no merece ningún tipo de perdón, ¿quién fue el desgraciado?

Se tomó un poco de tiempo para aliviar un poco el dolor de su abdomen. Una vez que desapareció por completo se aclaró la voz antes de contar todo lo acontecido mientras la Altaria se disponía a escuchar atentamente.

AUDINO: Recibí a dos pacientes por parte de los oficiales bastantes heridas luego de una intensa lucha, las dos se veían en muy mal estado, así que rápidamente me puse manos a obra empezando contigo...

(...)

Hace algunas horas atrás.

La pokémon se mantenía conectada en su labor, terminando de vendar la gran herida en el pecho de la Altaria luego de haber realizado todos los procedimientos médicos y dejarla fuera de peligro, para su mala fortuna, era la única enfermera en todo el pequeño poblado y siempre le tocaba trabajar sola. Había decidido comenzar con ella ya que era la que más peligraba de perder la vida tras aquel horroroso ataque por parte de la tipo siniestro mientras intentaba huir de la escena, por otra parte, la Zororak que habían enviado para tratar sus heridas junto con la dragona simplemente estaba inconsciente y con leves golpes en su cuerpo, o eso era lo que pensaba desde un principio.

Una vez que había terminado de curar por completo a la Altaria, se dio media vuelta para proseguir con la inconsciente Zororak en la camilla, sin embargo, esta había desaparecido por completo, dejando todo el lugar bajo un sonido sepulcral mientras obervaba hacia todas direcciones en busca de aquella hembra. Su ritmo cardíaco aumentó aun más al ver las esposas y cadenas que la retenían completamente destrozadas en el suelo, intentó huir de aquella habitación, pero, repentinamente fue embestida por detrás hasta hacerla chocar contra uno de los muebles del lugar, rompiéndolo y dejando caer varios frascos vacios junto con otros recipientes mientras ella caía al suelo de manera brusca.

ZORORAK: ¿Acaso me buscabas? Comentó la Zoroark justo detrás de ella con una sonrisa maliciosa.

AUDINO: ¡A-Aléjate! Intentó levantarse del sulo, pero la Zororak aplastó fuertemente el brazo de la pokémon con su pata para que no pudiera escapar. ¡Sueltáme, eso duele!

ZORORAK: Lo siento querida, no es para nada personal, simplemente necesito las llaves de las celdas que ese tonto Incineroar te entregó. Explicó su plan mientras ejercía más fuerza sobre el brazo de la pokémon con su pata. Luego me encargaré de asesinarte para no dejar vivos.

Estaba completamente acorralada y sin ninguna oportunidad de poder hacerle frente, rápidamente observó hacia todos lados en busca de algo que pudiera ayudarle a escapar, para su suerte, vio a su disposición varios objetos que cayeron del destruido mueble en el piso que podía usar con su brazo disponible. Sin dudarlo agarró uno de los frascos vacíos para posteriormente lanzárselo directamente en la cabeza de la Zororak, rompiéndolo y haciendo que esta retrocediera del dolor.

ZOROARK: ¡Perra malnacida! Exclamó mientras veía un poco de la sangre de su cabeza caer al suelo. ¡Ahora si te arrepentirás de haber nacido!

La tipo normal corrió en dirección a la puerta con intención de escapar de aquella Zoroark, la cual supo al instante de sus intenciones y con una velocidad monstruosa se colocó delante de ella, bloqueando la única salida teniéndola completamente acorralada. Esta mostró sus afiliados colmillos mientras se acercaba de manera lenta hacia la pokémon, haciendo que retrocediera hasta chocar contra la pared de la habitación, ahora sí estaba en verdaderos problemas, luchar nunca fue lo suyo y en momentos como este lo único que podía hacer era suplicar por su vida.

ZORORAK: ¡Me voy a divertir mucho cortándote en pedacitos, maldita puta! Vociferó para luego atacar con sus garras a la Audino, por suerte, esta pudo esquivarlo milagrosamente agachándose y de esa manera poder escabullirse de ella. ¡¿A dónde crees que vas?! Solo me estás haciendo el trabajo mucho más fácil.

Nuevamente regresó a la puerta principal para abrirla, sin embargo, se detuvo al instante tras ver la escena que tenía delante de sus ojos; Zoroark había dejado de perseguirla luego de visualizar a la Altaria durmiendo en una de las camillas, esta mostró una tétrica sonrisa mientras se acercaba lentamente hacia ella con sus grandes garras listas para atacar.

ZORORAK: Me encargaré primero de acabar con ella, luego serás la siguiente, estúpida Audino. Comentó ella, estando a punto de atacarla con sus afiliadas garras. ¡Muere!

Sin dudarlo atacó a la inconsciente Altaria para acabar con su vida de una vez, sin embargo, la Audino corrió rápidamente hacia ella y empujarla con todas las fuerzas que tenía hacia un lado para evitar que lo hiciera. Ella no se esperó alguna reacción por su parte, provocando que su confusión la haga perder el equilibrio hasta chocar contra uno de los estantes del lugar, rompiéndolo y a su vez lastimándola un poco por el impacto. Esta no tardó mucho tiempo en levantarse a pesar del fuerte golpe que se llevó para luego centrar su mirada solamente en la tipo normal, esta vez parecía estar realmente furiosa.

ZORORAK: ¡YA NO ME JODAS! Cargó un potente pulso umbrío el cual no dudó en lanzar hacia donde estaba la Audino el cual esquivó a duras penas. ¡VOY A ACABAR CON TU MISERABLE EXISTENCIA DE UNA PUTA VEZ!

La ira la consumía por completo hasta perder por completo la cabeza, lanzó varias bolas sombras por toda la habitación intentando asestar una de ellas sobre la Audino, quien se movía de manera bastante hábil por el lugar y de esa manera evitar que uno de los ataques impcatara contra la Altaria.

AUDINO: ¡Ya detente, te daré las llaves pero para de una vez! Sus palabras no parecían tener efecto sobre ella, realmente quería acabar con ella a toda costa. El cansancio en ella era cada vez más notorio, sabía que no podría seguir esquivar sus ataques por mucho tiempo.

De un momento a otro, uno de los ataques de la Zororak acabó impactando de lleno en la Audino tras un mal movimiento de su parte mientras intentaba esquivarlo. No pudo soportar aquel impacto y cayó estrepitosamente al suelo muy herida, ahora si estaba jodida. Intentó levantarse lo más rápido posible para huir, pero fue detenida tras recibir una fuerte patada de la zorra que la mandó volar hasta chocar contra la puerta, agrietando la entrada un poco y dejando en mal estado a la tipo normal.

Vio acercarse a aquella Zororak de manera lenta mientras se encargaba de dejar a la vista sus grandes garras. Audino usando las pocas fuerzas que le quedaban rápidamente se levantó del suelo a pesar del dolor y rápidamente abrió la puerta para huir, sin embargo, la Zorra solo la observó durante algunos segundos con una pequeña sonrisa antes de saltar directamente hacia ella a toda velocidad. La tipo normal volteó solamente para encontrarse cara a cara con aquella pokémon cuyas garras se teñían de un rojo carmesí.

ZORORAK: ¡Muérete de una vez! Concluyó el combate con un potente ataque que dejó bastante malherida a la aterrizada Audino.

Las garras de la pokémon dieron de lleno en el abdomen de la Audino, desgarrando su carne y dejándola severamente herida con una gran marca, provocando que cayera al sulo sin muchas fuerzas y con un inmenso dolor. Zororak finalmente había cumplido con su tarea, se quedó mirando durante otros segundos a la moribunda tipo normal bastante satisfecha y con un notorio cansancio. Está repentinamente comenzó a arrastrarse por el pasillo usando la poca fuerza que le quedaba sólo para alejarse lo más lejos posible de ella.

Dejaba un pequeño rastro de sangre mientras avanzaba. Zororak algo confundida decide ponerse en su camino simplemente para interrogarla antes de acabar con su vida.

ZOROARK: ¿Qué rayos te pasa? Ya no tienes ninguna posibilidad de sobrevivir, estúpida gorda, te acabo de herir mortalmente y absolutamente nadie vendrá para ayudarte. Comentó ella, sin embargo, no recibió ninguna respuesta. Deberías no malgastar tus últimas energías en un inútil intento de escape, sólo harás que tu muerte sea mucho más dolorsa, jeje...

AUDINO: ¡P-Púdrete! Exclamó mientras intentaba avanzar, pero aquella zorra se lo impidió.

La tipo siniestro colocó su pata sobre la cabeza de la Audino para evitar que se moviera, aquellas palabras fueron la gota que rebalsó el vaso, ahora sí estaba dispuesta en acabar con ella de una buena vez. Estaba a punto de atacarla con una bola sombra que estaba preparando y de esa forma asesinarla, pero luego de pensarlo un poco finalmente decidió retroceder de ella mientras deshacía el ataque enfrente de sus ojos; la Audino la miró confundida, no entendía para nada la situación.

ZORORAK: Al carajo, he perdido bastante tiempo contigo y no pienso quedarme más, por desgracia mi compañero es bastante impaciente. Me llevaré las estúpidas llaves y dejaré que mueras aquí de manera lenta, es lo que te mereces luego de todo lo que me hiciste pasar aquí, maldita perra.

Prosiguió a recoger las llaves que acabaron tiradas en el suelo tras todo el desastre y de esa manera marcharse de la enfermería con una sonrisa en su rostro tras haber concluido con éxito su parte del plan. Audino por su parte, seguía arrastrándose con la única intención de llegar hacia la salida y pedir ayuda lo antes posible, su cuerpo de manera lenta comenzaba perder cada vez más fuerza hasta que llegó un punto en el que sus músculos ya no respondían, de la gran herida que tenía en su abdomen perdía sangre tras cada esfuerzo que realizaba mientras sus ojos poco a poco iban cerrándose hasta finalmente perder el conocimiento.

(...)

En el presente.

SERAPHINA: Intenta no moverte mucho por favor, esa herida está bastante grande. Seguía revisando aquella zona mientras escuchaba atenta su historia. ¿Realmente ocurrió todo eso? Y si es así... ¿Por qué te quedaste para protegerme en lugar de huir cuando tenías la oportunidad?

AUDINO: ¿De verdad lo preguntas? Soy una enfermera, mi trabajo es cuidar de los heridos ante todo. No podía simplemente dejarte ahí para que esa tonta Zoroark acabara contigo.

SERAPHINA: Lo agradezco, y mucho, pero como recomendación deberías comenzar a priorizar tu propia vida en casos así. Por poco y eres asesinada simplemente por protegerme.

AUDINO: Lo tendré en cuenta...

SERAPHINA: Por cierto, mencionaste que esos policías nos trajeron hasta aquí, sé que estamos en un enfermería, ¿pero en qué lugar exactamente?

AUDINO: Esta es la enfermería de la cárcel del pueblo, aquí atiendo tanto a pokémon del poblado como a los prisioneros del lugar. He estado aquí durante muchísimos años pero es la primera vez que algo así ocurre, aun no entiendo cómo esa Zororak pudo quitarse las esposas que la tenían retenida como si nada.

SERAPHINA: Y fue esa misma Zororak quien me hirió de muerte. Se alejó de la Audino, acercándose hacia la puerta para salir. Mis amigas seguramente estén ahí afuera, debo ir y ayudarlas lo antes posible.

AUDINO: ¡N-No lo hagas! No estás en condiciones para pelear, debes quedarte aquí y esperar que los policías hagan todo el trabajo. Créeme, ese Incineroar es bastante fuerte, sé que él solo podrá podrá con ellos.

SERAPHINA: (Tengo que llevar a la Lucario con nosotras cuanto antes, no puedo hacer esperar más tiempo a nuestro señor...) Pensó la Altaria, ignorando completamente a la Audino que seguía hablándole.

AUDINO: ¡Escúchame de una vez, es bastante peligroso salir! ¡Solo harás que te maten por interponerte! Seguía intentando llamar su atención, pero esta seguía ignorándola.

Estaba a punto de abrir la puerta y marcharse para ayudar a sus amigas, sin embargo, antes de que pudiera sujetar la perrilla de la puerta y abrirla esta se rompió en miles de pedazos de un simple golpe. Altaria rápidamente retrocedió mientras se ponía en una posición defensiva en caso de ser necesario, no demoró mucho tiempo de distinguir la figura del pokémon responsable ubicado desde el exterior, tratándose de un Scrafty que acababa de derribar aquella entrada de una patada. Este guardó silencio durante algunos segundos mientras observaba detenidamente a las dos hembras en la habitación antes de dirigirles la palabra.

SCRAFTY: Deberías hacer caso a la enfermera, Altaria, afuera están los malotes haciendo de las suyas. Comentó en tono burlón.

SERAPHINA: ¡¿Quién eres y qué quieres?!

SCRAFTY: Tranquilízate, preciosa, estoy aquí para cumplir la tarea que me asignaron. Lentamente caminó hacia la Altaria hasta quedar a pocos metros de ella. Me dieron dos opciones antes de venir hasta aquí: matarlas para no dejar testigos, o... Llevarlas conmigo y ser nuestras prisioneras.

ALTARIA: ¿Acaso estás bromeando?

SCRAFTY: ¿Por qué estaría bromeando en un momento así? Acabo de destrozar una jodida puerta en tu cara, eso es prueba suficiente de que hablo completamente en serio.

SERAPHINA: ¡Pues si quieres intentar algo primero deberás derrotarme! Exclamó bastante segura de sí misma mientras intentaba tomar vuelo, pero para su mala fortuna la herida que tenía en su pecho le provocó un pequeño dolor por todo su cuerpo, haciendo que caiga al suelo.

SCRAFTY: Esto es patético.

SERAPHINA: ¡CÁLLATE Y PELEA!

Scrafty nuevamente guardó silencio durante algunos segundos mientras miraba bastante decepcionado a la Altaria. Ella rápidamente corrió hacia él para atacarlo con las garras de sus patas, pero este simplemente se movía de un lado a otro para esquivar sus ataques con mucha facilidad.

SCRAFTY: ¿Sabes algo? Pensándolo mejor las llevaré conmigo, acabar con ustedes dos en ese estado tan lamentable sería demasiado fácil y aburrido. Serán de bastante utilidad haciendo otras cosas.

Tras haberlo aclarado, Scrafty simplemente atacó a la Altaria por sorpresa con una fuerte patada en su herida que inmediatamente la dejó fuera de combate, haciendo que sienta un inmenso dolor en su cuerpo hasta hacerla caer al suelo inconsciente.

AUDINO: ¡Altaria! Intentó ayudarla, pero fue detenida por el Scrafty que la noqueó de un golpe en la cabeza.

SCRAFTY: Idiotas, ahora solo me toca llevarlas y reubicarlas con los demás estúpidos que secuestramos.

Comentó para sí mismo mientras comenzaba a llevarse a las dos hembras con algo de dificultad.


(...)



Pido perdón si estoy extendido mucho este pequeño arco del pueblo, además, también me quería disculpar por el tiempo que he estado ausente v': andaba muy ocupado tocándome los webos. La próxima semana tendrán toda esta trama ya concluida.

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