4: Primera confrontación

El moribundo Lycanroc lentamente se ponía de pie para continuar con el repentino enfrentamiento, no iba a permitir perder tan fácilmente ante dos hembras que aparecieron de la nada para arruinar con el duro trabajo que realizó junto a su compañera Zoroark durante meses. Las dos pokémon esperaron pacientes a que este terminara levantarse para estar en igualdad de condiciones antes del segundo round mientras yo veía atenta cada movimiento del macho, me sorprende que alguien pueda soportar semejante golpe y aun tener las fuerzas necesarias para mantenerse consciente.

Al tipo roca se le notaba bastante herido, respiraba pesadamente y sus músculos no serían capaces de soportar mucho más tiempo y su compañera lo sabía, la cual aun continuaba en el suelo mientras observaba al macho ya completamente preparado para la pelea que se avecina. La Infernape de nombre Diana que anteriormente me había ayudado a librarme miraba a los dos secuestradores con una sonrisa confiada en su rostro.

DIANA (INFERNAPE): ¿De verdad quieren seguir con esto? Ya déjenlo, fueron derrotados en pocos segundos y ahora serán enviados a prisión, ¿Qué les hace pensar que tienen alguna posibilidad de ganar? Comentó la tipo fuego mientras se acercaba al Lycanroc para acabar con él de una vez por todas.

LYCANROC: No pienso permitir que se la lleven, aun no hemos terminado de hablar con ella... Intentó dar un paso al frente pero terminó cayendo al suelo de rodillas.

SERAPHINA (ALTARIA): Estás malgastando la poca energía que te queda en intentar dar una buena impresión. Solo entréguense y acabemos con todo este alboroto lo antes posible, lobito.

Hubo un momento de silencio en la destruida habitación, el tipo roca seguía respirando con dificultad mientras su visión cada vez se iba haciendo más borrosa. Lo pensó durante varios segundos hasta que por fin llegó a una decisión bastante peligrosa que podría perjudicarlos severamente; volteó a ver a su compañera aun en el suelo luchando por ponerse de pie para después hacer algunas señas con sus patas. Zoroark entendió a la perfección aquella indicación y dudó un poco en si acatar la orden o no.

LYCANROC: Hazlo, es la única alternativa que tenemos ahora para derrotar a estas imbéciles.

ZOROARK: Es muy peligroso, las probabilidades de acabar con daños permanentes son...

LYCANROC: ¡Todo acabará si no hacemos algo con estos sujetos! Interrumpió a la zorra con un fuerte grito que se escuchó por toda la habitación y gran parte de la casa.

La tipo siniestro no tuvo más opciones, debía arriesgarse con su último haz bajo la manga o de lo contrario todo el esfuerzo que hicieron para llegar hasta donde se encuentran ahora mismo sería en vano completamente. Comenzó a buscar cuidadosamente entre su gran melena con algo de prisa ante la mirada confusa de los demás presentes en el lugar. Mi instinto me decía que algo malo estaba por ocurrir si no los deteníamos lo antes posible, intenté advertirles en repetidas ocasiones y sin embargo, las dos pokémon rescatistas sólo me ignoraron para poder presenciar la táctica oculta de la zorra. Tanto la Infernape como Altaria se notaban muy impacientes, pues morían de ganas por ver aquella táctica que la zorra mencionó.

Ya pasados algunos segundos, la hembra retiró de entre su gran pelaje dos pequeñas pastillas rojizas que brillaban un poco al contacto con la luz del sol que lentamente iba haciéndose presente. No lo pensó por mucho y arrojó una hacia el desesperado Lycanroc el cual la ingirió inmediatamente, a continuación, la zorra hizo lo mismo aunque un poco insegura de su decisión.

DIANA: ¿Usas tu cabello para guardar cosas? Eso es muy poco higiénic-... Varias rocas afiliadas se dirigieron hacia ella antes de que pudiera terminar de hablar, las cuales a duras penas consiguió esquivar a tiempo. ¡¿Qué crees que haces, perro mugroso?! ¡Aun no estaba lista para el segundo round!

La Infernape miró muy confusa al Lycanroc, pues hace apenas unos momentos se encontraba tambaleándose a punto de caer rendido al suelo y ahora se mantenía firme, cabizbajo mientras se acercaba lentamente hacia la tipo fuego para seguir dando pelea. Pude sentir una extraña energía emanando de su interior que lentamente comenzaba a recorrer todo su cuerpo hasta ocupar cada rincón y llegar al punto de corromperlo, de manera lenta levantó la mirada para observarme fijamente con una tétrica sonrisa que me puso los pelos de punta.

Sus ojos, ahora centros de percepción mejorada brillaban con una intensidad singular. La pupila, dilatada con una agudeza visual sin igual ahora capturaba cada detalle del entorno. Por otra parte, sus sentidos se despertaron con una claridad asombrosa, los colores del entorno adquirieron una viveza que nunca antes el tipo roca había experimentado, cada matiz resplandecía con una intensidad casi sobrenatural. Los sonidos, antes apenas perceptibles se volvieron nítidos y detallados, como si hubiera sintonizado una frecuencia sensorial inexplorada.

Todo su cuerpo experimentó cambios sutiles pero perceptibles; las venas podían notarse desde la lejanía, pues estas se hicieron realmente prominentes con las cuales podía sentir una mayor adrenalina circular por su sangre. La agilidad se apoderó de sus movimientos y la fuerza parecía fluir con cada fibra muscular, sus pensamientos se volvieron más agudos como si una puerta mental se hubiera abierto, revelando un potencial latente hasta ese momento desconocido. Fue en ese preciso momento en el que me di cuenta de que la pastilla había desencadenado una metamorfosis extraordinaria, estaba imbuido con un poder que iba más allá de lo ordinario, como si hubiera desbloqueado una fuente de energía latente en su interior. La incertidumbre se mezclaba con la emoción de las dos recatistas mientras el lobo comenzaba a explorar las posibilidades de sus recién descubiertas habilidades.

SERAPHINA: ¡Cuidado! Leyó los movimientos del tipo roca el cual se movió a una gran velocidad en dirección a la Infernape, esta nuevamente reacciona en el momento justo para moverse hacia un lado y evitar el ataque.

DIANA: Je, je... Veo que esa tonta pastilla realmente está haciendo efecto contigo, perrito. Rio nerviosa mientras lo veía nuevamente a los ojos para estar más atenta a sus movimientos. Ahora estamos en igualdad de condición, será mejor que no te contengas y ataques con todo tu nuevo potencial. Comentó confiada, colocándose en una posición de pelea para esperar el siguiente acto.

Por otro lado, la pastilla tardó un poco más de tiempo en hacer efecto sobre la Zoroark, la cual también estaba reincorporándose y mostrando los mismos efectos que su compañero. Esta no demoró mucho tiempo y rapidamente se abalanzó sobre la Altaria para luchar contra ella, dejando a la vista sus enormes garras las cuales eran eran envueltas con una bajo una energía oscura.

Altaria en un rápido movimiento elevó sus alas esponjosas para esquivar el ataque y provocar que la Zoroark acabe impactando con una de las paredes con su ataque. La dragona aprovechando su vulnerabilidad preparó un potente Aliento de Dragón que llenó la habitación con un fulgor imponente, sin embargo, Zoroark, con una increíble agilidad se desvaneció en un destello, evadiendo el ataque con una gracia sobrenatural. La luz del sol que se filtraba a través de las ventanas creaba un juego de luces y sombras, transformando la pelea en un espectáculo visual.

ZOROARK: ¡Huir no te servirá de nada! De un gran salto llegó hacia donde se encontraba la Altaria, casi a la altura del techo, mientras intentaba asestar con sus poderosas garras.

SERAPHINA: Buen intento, querida, pero el mismo truco no funcionará dos veces conmigo. Esquivó con mucha facilidad aquel ataque descendiendo al suelo, pues sus movimientos eran bastantes predicables y se le facilitaba mucho esquivarlos.

Altaria, decidida a cambiar la dinámica, se elevó nuevamente hacia las alturas batiendo sus alas con gracia. Zoroark respondió con una jugada estratégica, creando una cortina de polvo mientras destruía las paredes de la habitación que nublaba momentáneamente la visión de la pokémon. El enfrentamiento se extendió por todos los rincones de la casa, con las dos combatientes utilizando cada rincón y recoveco como parte integral de su estrategia. La batalla se sacudía intensamente con cada movimiento brusco por parte de ambas hembras. Mesas y sillas se convirtieron en obstáculos estratégicos, y los espejos que adornaban las paredes multiplicaban las imágenes de las dos en frenética lucha.

El escenario se convirtió en un caos cuando, en la misma habitación donde Zoroark y Altaria se enfrentaban anteriormente, emergió otra pelea entre Infernape y Lycanroc. Las chispas de los ataques ígneos se entrelazaban con la energía rocosa; la tipo fuego con su figura ardiente se movía con una agilidad casi impredecible, esquivando las embestidas del ágil lobo mientras las llamas que brotaban de su cuerpo iluminaban la estancia.

En un instante, la Infernape lanzó una serie de puñetazos ardientes, mientras Lycanroc respondía con una ráfaga de mordiscos y embestidas. La gigantesca casa ahora casi destruida en su totalidad resonaba con los sonidos de la batalla, los rugidos de la naturaleza y el crepitar de las llamas se mezclaban en una sinfonía caótica.

CALIPSO: Debo salir de aquí... Comenté en silencio mientras me dirigía hacia la derruida ventana, tenía la intención de escaparme por allí para abandonar el lugar y evitar involucrarme más en esta estúpida pelea.

La iluminación de la habitación cambiaba drásticamente con cada movimiento, creando un juego de luces y sombras que parecía bailar al ritmo de la contienda. La resistencia de los muebles era puesta a prueba, mientras los dos Pokémon continuaban su feroz enfrentamiento, sin dar tregua en medio del conflicto que envolvía la gran casa de madera, la tipo fuego parecía contener parte de su poder para no acabar quemando el lugar y complicar más la pelea. De un momento a otro mientras intentaba esquivar los ataques del Lycanroc, esta acabó siendo impactada con una afilada roca que penetró en su pierna, haciéndola soltar un leve quejido de dolor mientras caía de rodillas al suelo.

LYCANROC: ¡Levántate! Corrió hacia ella para luego darle una fuerte patada en su abdomen que la mandó a volar hacia una de las paredes, acorralándola y sin darle tiempo para poder reincorporarse.

Intentó ponerse de pie lo antes posible para evitar los ataques del Lycanroc, sin embargo, la gran velocidad que desarrolló el tipo roca fue superior a la suya e intentó darle un puñetazo en su rostro el cual consiguió bloquear a duras penas con sus brazos. Estaba a punto de escapar por la destrozada ventana hasta que pude escuchar los quejidos de la Infernape desde el otro extremo de la habitación, estaba acorralada y sin ninguna posibilidad de defenderse, estaba siendo golpeada repetidas veces por aquel lobo sin piedad mientras reía desquiciadamente. No podía quedarme de brazos cruzados y dejar que mis salvadoras sean asesinadas luego de ayudarme, así que, luego de pensarlo un poco y reunir el valor necesario me abalancé sobre aquel macho para detenerlo durante un momento, tomándolo por sorpresa y luego comenzar a golpearlo en su cabeza con todas las fuerzas de mis puños.

La Infernape, con varios moretones y con su vista algo nublada lentamente se colocó de pie con algo de dificultad, pues la herida en su pierna le impedía moverse libremente para seguir con la pelea. El Lycanroc rápidamente se libró de mi agarre y me sujetó del cuello con fuerzas impidiéndome respirar, pude notar como su semblante cambió de un momento a otro a uno bastante molesto mientras acercaba sus garras hacia mi rostro con intención de asesinarme, intentaba forcejear pero era inútil, su fuerza era muchísimo mayor a la mía y cualquier intento por escapar ahora mismo solo sería una pérdida de tiempo.

LYCANROC: Debí asesinarte desde el primer momento en el que te vi, humana. Comentó serio, pude notar como acercaba lentamente sus garras hacia mi mientras seguía luchando para liberarme.

Infernape aprovechó la distracción del Lycanroc y lentamente canalizó la poca energía que le quedaba en su movimiento final: un potente Lanzallamas que fácilmente arrasaría con todo su alrededor.

Por otro lado, la Altaria aun seguía con su intensa batalla contra la Zoroark que no se daba por rendida en ningún momento. Atacaba intensamente únicamente usando sus garras a la exhausta y herida dragona que se confió durante un momento y acabó siendo lastimada por una bola sombra que impactó de lleno en su cuerpo. Intentó levantarse y tomar vuelo para pensar en una mejor estrategia oara acabar con ella pero fue nuevamente herida por las grandes garras de la zorra en una de sus patas y provocándole un grito de dolor.

ZOROARK: No te irás a ningún lado. Estuvo a punto de atacarla con otra bola sombra, pero repentinamente fue detenida por una fuerte explosión a sus espaldas.

La casa, ya marcada por las intensas batallas de los pokémon en su interior, se convirtió en el epicentro de la destrucción cuando Infernape, consumida por una furia descontrolada, liberó una oleada final de su poderoso Lanzallamas. Las llamas, alimentadas por la energía ardiente de la tipo fuego, se expandieron con una ferocidad imparable. En un instante, todo el lugar que una vez respiró opulencia se vio envuelta en una danza destructiva de fuego y escombros. La madera crujía y estallaba bajo la presión del calor abrasador, mientras las llamas devoraban con voracidad cada rincón de la estructura. Los destellos anaranjados y rojizos iluminaban la zona.

Las cortinas lujosas se consumían rápidamente, desapareciendo en humo y cenizas, los espejos, antes testigos de las intensas batallas, se agrietaban y rompían bajo la intensidad del calor. Los muebles, antes tan majestuosos, se consumían en el resplandor de las llamas voraces. El estruendo de la destrucción resonaba como un trágico eco mientras las paredes de la mansión cedían ante la fuerza destructora. Los cimientos se resquebrajaron, y el suelo tembló con la furia de la explosión. Escombros incandescentes se lanzaron al aire como estrellas fugaces efímeras antes de caer en cascada sobre lo que quedaba de la grandiosa residencia.

En el silencio que siguió a la destrucción, las cenizas flotaban en el aire, recordando la majestuosidad que alguna vez ocupó ese espacio. Infernape, exhausta pero victoriosa, se erguía entre los escombros bastante exhausta y malherida, testigo de la consecuencia de su desatada furia. Rápidamente recordó a las dos hembras que también fueron afectadas por la potente explosión y sin perder más tiempo comenzó a buscarnos desperadamente.

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