Epilogo.
POV Charlie.
Un año había pasado, un año desde que todos los asesinatos en la ciudad lograron detenerse, un año desde que perdimos a Pablo y un año desde que Nicolás decidió huir.
Cada noche me pregunto que ha sido de su vida, una parte de mi aun lo quiere, pero otra no deja de pensar en todo lo que le quiero decir, juro que hasta ganas de golpearlo me dan, saber que él asesinó a mi hermana simplemente me destruyó,
Creí que no podría con la culpa de haberlo llevado a mi casa, de haberlo llevado con mi abuela, hace unos meses ella recién se entero que Nicolás era un asesino, lloramos juntos por un buen rato, pues ella juraba que ese estúpido se quedaría en mi vida para siempre, quién diría que si se quedaría, pero no de la forma en que todos pensaron.
Estaba comenzando a olvidarme de su cara, de su voz, de las pocas cosas lindas que me dijo, pero volvió, anoche recibí un mensaje de texto de un numero desconocido, me volvía a pedir perdón e insistía en querer verme, ni siquiera tuve el valor de responder, pero cuando se aparece frente a ti, ¿Cómo mierda puedes ignorarlo si lo único que quieres es reclamarle por todo? Pedir explicaciones.
No me esperaba que hoy se presentara frente a mí, que se haya metido a mi habitación como si no fuera un maldito asesino buscado por todo mundo, sentía ganas de correr hasta él y darle un buen golpe, pero no iba a ceder ante esos impulsos.
—Di algo.
No dije nada, simplemente me quedé aquí en mi cama, recostado y sintiendo mil cosas dentro de mí, mis mejillas estaban humedecidas pues me dolía verlo frente a mi y saber que él fue el causante de mucho dolor en mi vida y en muchas vidas.
—Este año fue muy duro para mí, ¿Sabes qué fue lo más doloroso? —no moví ni siquiera un musculo. —Sé que estas molesto, pero necesitaba verte y platicar contigo, ha sido horrible por lo que he pasado últimamente, huir fue la peor decisión que tomé, si pudiera cambiarlo lo haría solo para estar cerca de ti.
—Los psicópatas no pueden sentir nada, ni amor, ni culpa.
—Y ahí está, esa vocecita acusadora que siempre me ponía feliz, Pablo no se equivocó en juntarnos.
Apreté mis puños al escucharlo decir su nombre, ¿Cómo puede ser tan sínico? Habla de Pablo y por su culpa ahora está muerto.
—Vete, por favor.
—Voy a volver, estaré cerca, solo no menciones que vine, si lo haces tendría que irme de nuevo y por más tiempo.
—Puedes entregarte ya, y solo quizá yo podría ir a verte a prisión —salí de mi cama en un movimiento rápido, lo cual hizo que Nico retrocediera un poco, lo vi negando. —Si te vas, no te voy a perdonar nunca lo que hiciste e iré a la policía y diré que viniste e intentaste matarme.
Él negó repetidas veces, supe que jamás lo volvería a ver, y está bien, me hubiera encantado que ni siquiera hubiera venido aquí esta noche, aunque debo admitir que me alegro un poquito
—Ok, ya decidiste, ahora solo vete para que pueda llamar a la policía.
—No lo entiendes, si mi pena era treinta años, ahora después de un año serian noventa, estar en prisión no es vida, preferiría morir.
—Entonces muérete, así sabre que de alguna forma pagaste por lo que hiciste.
Nicolás sonrió.
—Lo siento, siento tanto lo de tu hermana y lo de Pablo, nunca quise hacerle daño.
—¡Vete! —grité molesto.
Cerré los ojos, juro que si está ahí cuando los abra, correré hasta él y haré lo posible por retenerlo para que pueda pagar con cárcel todas las muertes, pero no fue necesario, pues al abrirlos lo pude ver saliendo por mi ventana, una vez más se había ido, y espero que esta vez sí sea para siempre.
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