Capítulo 23. "Creí que habías muerto."

POV Nicolás.

—Oh por Dios, ¡Rubí! —Lily quiso correr hasta donde su amiga se encontraba en el suelo, pero se lo impedí tomándola del brazo.

Pude ver a esa persona encapuchada, vestida completamente de negro, su ropa grande no me permitía tener sospechas de absolutamente nadie, pues no se podía apreciar si se trataba de un chico o una chica.

Nos miró tirados en el suelo, entonces me di cuenta que no podía competir con un arma, si intento hacer algo acabaré mal, un dedo en el gatillo y mi vida habría terminado en un segundo, claro, si tiene la puntería tan buena como sospechoso.

—Nos está apuntando —la voz de Lily estaba entrecortada, podía notar que ya estaba comenzando a llorar. —No me quiero morir.

—Shh, entremos y cerremos la puerta —dije en voz baja y sin hacerme notar.

—No, no podemos dejar a Rubí ahí afuera, la matará.

No dije nada, pues era más que obvio que su amiga ya se encontraba muerta. Lentamente nos pusimos de pie y cerré la puerta de golpe, pero fue demasiado tarde, pues ese peculiar sonido de balazo me hizo estremecerme y pronto lo sentí, la bala me había impactado en el antebrazo.

—Mierda —toqué mi mano la cual estaba comenzando a sentirse demasiado adolorida, era una mezcla de sensaciones, me quemaba, me ardía y la sangre no paraba de salir.

—Nico, no, no te mueras, me matará, nos matará a todos —Lily se alejó de la puerta dejándome ahí en shock tan solo mirando mi brazo.

—¡Abreeeee! —escuché que gritaron desde afuera, reconocí la voz, era Rubí. —Se fue, se ha ido, por favor, abre.

Oh por Dios, no estaba muerta como pensé.

Lily vino hasta acá corriendo y abrió la puerta, quedando completamente congelada observando, creí que se alegraría por escuchar y ver a su amiga, pero no fue así, cuando vimos hacia afuera, el asesino tenía el arma justo en la cabeza de Rubí, ella estaba llorando y apretaba sus ojos del temor por lo que estaba a punto de pasar.

—No —Lily negó. —Por favor, no lo hagas.

Y entonces lo hizo, el arma se disparó a cero centímetros de la cabeza de Rubí, matándola al instante.

Cerré los ojos y para cuando los abrí ya no había rastro del asesino, tan solo estaba el cuerpo de esa chica en mi jardín delantero, un charco de sangre comenzó a formarse debajo de ella.

Lily y yo nos quedamos parados observando por algunos segundos lo que había pasado, sin saber cómo reaccionar.

—¿Hugo lo hizo? —me preguntó.

—No lo sé, no pude ver quién era.

—Él fue, no es casualidad que justo estábamos aquí para contarte lo que habíamos encontrado y haya aparecido el asesino, nada es casualidad, maldita sea —Lily me miró molesta. —Tiene que pagar.

Yo asentí sintiéndome muy mal, miré mi brazo ya más calmado y pude notar que la bala no había entrado en mí, tan solo me había rosado, lo que me ocasiono una quemadura y que un trozo de mi piel se haya rasgado.

—Llama a la policía —dije y ella me obedeció.

—Ya están de camino...

Y era verdad, pues las sirenas de la policía y la ambulancia hicieron presencia en la noche fría. Debo admitir que estar del otro lado del cuchillo no es para nada divertido.

Si la bala hubiera estado mejor posicionada, no me hubiera rosado, quizá y hubiera entrado por mi frente, y yo estaría muerto ahora, todo pudo haber pasado en un maldito segundo.

Los médicos bajaron de la ambulancia y corrieron hasta donde yo me encontraba, pues la sangre seguía chorreando al suelo, yo les dije que no había sido grave, pero ellos insistieron en que tenía que ir al hospital.

No puedo creer que me la pase todo el ultimo día ahí y ya voy de regreso, pero obedecí, sería el colmo morir por algo tan simple como una pequeña herida ahora que hay un asesino al acecho.

***

La luz que entraba por la ventana me hizo despertar de golpe, pues parecía que alguien a propósito me había quitado las cortinas para que ese molesto rayo de luz me diera directo en mis ojos.

Al abrirlos pude ver a una linda enfermera.

—Buenos días, tu madre ya firmo tu alta, puedes irte cuando gustes, aquí te dejaron esta camisa y hum tu hermana te trajo un short, no es conveniente porque es una mañana fresca, pero ya iras a casa.

Yo asentí, ella salió y me dispuse a alistarme para irme, tenía mi brazo vendado, y según lo poco que recuerdo me dijeron que no fue nada grave, según todos aquí tuve mucha suerte.

Cuando ya me encontraba listo salí de mi habitación, mi hermana y mi madre estaban afuera, Katherine rápido corrió a abrazarme.

—Nicolás, creí que habías muerto —me apretó muy fuerte y yo me quejé porque me estaba lastimando mi herida.

Mi madre me sonrió, pero no me dijo nada. Así que sin más que hacer aquí nos fuimos a casa, al llegar recordé todo lo que había pasado, en la acera ya no había ni el más mínimo rastro de sangre, parecía como si nunca hubiera ocurrido nada.

Al abrir la puerta pude ver a Pablo y a Charlie.

—¿Por qué mierda no nos avisaste? —preguntó Pablo demasiado molesto.

—No quería preocuparlos, no fue nada —dije levantando mi brazo, en verdad ahorita no me duele, pero creo que debe ser por el medicamento.

—¡Eres un idiota! —gritó Charlie molesto. —Creí que habías muerto.

El rostro de Charlie mantenía una expresión entre molestia y preocupación, yo solo sonreí y suspiré .

—Lo siento, pero no quería que tuvieras que regresar al hospital.

—No me hubiera importado ir para verte.

—¡Ya bésense, Dios!

Ambos miramos a Pablo y él comenzó a reír. No creo estar listo para dar un paso más en esto, ni siquiera hemos tenido una cita, únicamente lo acordamos, pero con lo que ha pasado no se pudo concretar y dudo que en los próximos días podamos hacerlo, el peligro cada vez está más cerca y no tengo ninguna puta pista para saber quién es el asesino aparte de mí.

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