Capítulo 2. "Sucias intenciones."
POV Nicolás.
—No puedo creer lo controlador y tóxico que es Hugo —Kenia se miraba molesta.
—¡Perra, hija de puta! —Hugo se veía cada vez más molesto que la primera vez que grito.
Yo simplemente me descolgué la mochila de mi espalda y mis nervios comenzaron a aumentar cuando nuevamente el celular de Susana estaba vibrando.
—¿Estás bien? —Pablo me miró fijamente. —Pareces nervioso.
—No es nada, simplemente no quiero estar cerca de esos imbéciles.
—Entendible después de lo que pasó ayer —Pablo sonrió y su mirada se fue hasta Hugo, quién aún estaba buscando a su novia por cualquier rincón del patio.
Respiré un poco más calmado cuando él regresó hasta dentro de la escuela, si o si tengo que deshacerme de este maldito celular, se suponía que debía apagarlo y dejarlo lejos de mí, nada puede conectarme con Susana y menos ahora que tengo planeado acabar con ella hoy mismo.
—Muy bien, ahora que ese loco regreso a su hábitat, ¿Qué haremos el fin de semana? —Evan venía acercándose a nosotros, se miraba confundido cuando Pablo y Danna me dieron un codazo, quizá para no decir nada de la fiesta que le tienen planeada en mi propiedad.
Yo solo reí.—Pues Nico nos invitó a ver películas —Kenia sonrió.
—Cierto, en mi casa.
—¡Malditos aburridos! —dijo Evan para después alejarse de nosotros.
La campana sonó indicándonos que la próxima clase ya iba a empezar, mis amigos inmediatamente se pusieron de pie, yo me quedé un momento más sentado y fue del modo que pude abrir mi mochila e inmediatamente apagué el estúpido celular.
Me di prisa para entrar a clase, encontrándome con Charlie antes de entrar al salón.
—¿Tienes equipo ya? —preguntó mientras entrabamos.
—Heeeem no, no sabía que había que hacerlo.
Antes de que él pudiera responder, el profesor entró al aula y efectivamente pidió que en una hoja pusiéramos los integrantes de nuestro equipo, sería de tres y para mi mala suerte y la de Pablo, habíamos sido excluidos.
Kenia, Danna y Evan habían hecho uno, por lo cual a mí y a Pablo nos faltaba un integrante.
—¿Puedo unirme? —preguntó Charlie sonriendo.
Asentí y Pablo anotó su nombre en la pequeña hoja e inmediatamente se la entregó al profesor.
—Malditos traidores, siempre luchamos para ser los cinco —Pablo les grito a los demás.
—Esta vez no, mi amor —le respondió Kenia.
La clase continuó sin mucho drama, el profesor nos estaba explicando que es lo que tendríamos que hacer y su explicación me dio muchísima flojera, por lo cual me puse a fantasear en que es lo que haría con Susana.
¿Sufrir? No lo sé, ella quizá no se lo merece, ¿O sí? No lo sé, pero de algo estoy seguro, tengo que hacerlo parecido a la primera vez, aunque mejorando claro está.
Siempre creí que la primera vez que tomará la vida de alguien sería algo difícil, pero no paro de pensar y recordar lo fácil que fue, sin testigos, sin nada que me vincule a la víctima, solo conocía su nombre, Ariana.
***
Dos semanas antes...
—Mamá, ya vengo, saldré a correr un rato.
Me puse mis audífonos y puse música, en verdad no sé ni porque le avisé, ella jamás me hace caso, nunca se ha interesado por mí o por Katherine, únicamente se preocupa porque tengamos lo suficiente para sobrevivir por nosotros mismos.
Comencé a correr en la carretera que da directo hasta nuestra casa a las afueras de la ciudad, siempre me ha gustado ese ambiente, más el sonido del lago que actúa como relajante para mi estresado día.
Desde hace algún tiempo me he dedicado a hacerle la vida imposible a pequeños animales del vecindario, tomar sus pequeñitas vidas me ha hecho reflexionar sobre lo que estoy haciendo, sobre lo que siento cuando dejan de respirar o la forma en la que sus pequeños cuerpecitos se retuercen por intentar respirar.
Para ser sincero eso ya es un poco rutinario, no hablan, no se quejan, bueno lo hacen, pero no de la forma que a mí me gustaría, no ruegan por sus vidas, eso sería demasiado excitante la verdad.
Estuve pensando esta mañana que estaba viendo esa serie llamada American Horror Story en lo que debe ser matar a una persona, las cosas que se tendrían que hacer y el cómo hacerlo, planeo hacerlo, pero por nada del mundo quiero ir a prisión por asesinato, supongo que son cosas que deben planearse.
Un golpe en mi hombro derecho hizo que saliera de mis pensamientos psicópatas, una chica topo conmigo.
—Lo siento —dijo ella sonriendo.
Solo sonreí, me quite los audífonos y los metí en la bolsa de mi short, al meter mi mano note que ahí estaba la navaja esa que mi padre me había regalado cuando cumplí trece años.
Asentí y la observé detenidamente, no me resulta familiar la verdad, ¿Será que pueda intentarlo ahora? Sostuve la navaja entre mis dedos y la saqué de mi short sin mostrar mis sucias intenciones.
—¿Cómo te llamas? —pregunté por curiosidad, tampoco es como que la quiera matar sin saber su nombre, no sería cortes. —No te había visto nunca por aquí.
—Me llamo Ariana, para ser sincera no había andado por estos rumbos, ¿Tú cómo te llamas?
—Mi nombre no importa.
—Oh vaya, quieres hacerte el misterioso, me gusta.
—Así es, me gusta ser misterioso.
***
Ese día descubrí que era más satisfactorio ver el terror en las personas, ver que su vida solo depende de lo que tú decidas, de lo que tú quieras hacer con ellas, es tan divertido cuando se dan cuenta de que van a morir y que no hay nada, absolutamente nada que pueda cambiar su destino, un destino que tú trazas para ellos.
La noticia de su muerte fue algo duro para la ciudad, pero simplemente dejaron las cosas de lado y todos continuamos con nuestras vidas, espero que eso pase con cada una de las personas a las que les arrebataré sus putas vidas.
Por esta ocasión, siguestú, Susana.
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Espero les haya gustado:)
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