En el gran patio de la casa de Chris

Chris y su Eevee seguían riéndose del fracaso de Torchic quien seguía en su gran depresión por no hacer un respetable lanzallamas, enseguida el niño entendiendo que el fracaso del pokémon de tipo fuego no le beneficiaba en lo más mínimo decide ponerse serio para después animar a su pokémon triste por su fracaso que aun seguía decaído en el suelo.

-Oye, si no pudiste a la primera pues sigue intentándolo hasta que funcione, uno solo falla cuando lo deja de intentar- Le dijo Chris a su pokémon.

Entonces el Torchic se volvió a poner de pie, había recuperado su confianza al ver que su entrenador en verdad lo apoyaba y con todo su coraje volvió a intenta hacer un poderoso lanzallamas pero igualmente falla como las veces anteriores causando la risa desmedida de la Eevee que no podía parar.

-¡Basta Eevee!, estuvo divertido las primeras veces, pero esto es intolerable porque se supone que debemos avanzar y no quedarnos estáticos, somos un equipo lo que significa que el fracaso de uno de nosotros es el fracaso de todos, es por eso que no debemos seguir subestimando al pobre de Torchic, hay que darle una oportunidad- Comento el niño causando que el Torchic volviera a recuperar su confianza- Ósea, necesitamos un balance en el equipo y si Torchic no puede hacer movimientos de tipo fuego, ¿entonces quien los hará?- El Torchic se decepciona por lo último que dijo.

-Eevee, ve, ve, ve, eeeeveee, ¡Eevee!- La pokémon se fue corriendo muy triste creyendo que su entrenador le había regañado.

-No espera Eevee, no fue mi intención hablarte tan duro- El infante fue corriendo tras su confundida pokémon.

Chris fue corriendo tras Eevee mientras que Torchic sin dejar de intentar con todas sus fuerzas para hacer un poderoso lanzallamas pero lo único que conseguía era unos patéticos intentos de hacer lanzallamas para nada respetables. El pokémon no se rendía para nada porque lo seguía intento una y otra vez hasta el cansancio, no quería quedar mal ante su entrenador por no poder hacer el movimiento que este quería, si él quería ver un poderoso lanzallamas eso sería lo que recibiría de ese pokémon.

En la habitación de Chris

El infante seguía persiguiendo a su Eevee que creía que estaba enfadado con ella, rápidamente la pokémon se esconde debajo de la cama de su entrenador mientras este iba directo a su cuarto donde había ido a parar Eevee. Rápidamente el niño se agacha para poder sacar a su Eevee de ese lugar pero esta no se dejaba para nada.

-Además de cariñosa también eres muy vanidosa ya sal de una buena vez de allí, no era mi intención hablarte de esa manera- Dijo Chris intentando sacar a la pokémon de ese lugar por sin ningún exito.

Repentinamente le llega a la habitación el abuelo de Chris que estaba cargando un pokéhuevo de un Riolu. Pero al ver que su nieto estaba ocupado tratando de sacar a su pokémon que estaba debajo de esa cama, tuvo que hacer notar su presencia haciendo como que tosía. Entonces el infante al notar la presencia de su abuelo tuvo que parar lo que estaba haciendo y atender a su abuelo que lo estaba esperando en la entrada de su cuarto.

-¿Problemas con tu Eevee?- Pregunto el abuelo al ver ese espectáculo.

-No, es que ocurrió un mal entendido y pues... ¿Qué te trae por aquí abuelo?, ¿Qué es eso que traes en las manos?- Fue lo que respondió Chris.

-Escuche que se habían instalado en la región de Sinnoh y pues quise venir a saludar, además de que como necesitas tres pokémon para poder ir a los gimnasios pokémon pues... fueron esos los detalles que me llevaron hasta aquí, este es un pokéhuevo y de él saldrá un Riolu muy fuerte ya lo veras- Contesto el abuelo a las preguntas que le hizo su nieto.

-Pero mi mama no me deja ni capturar un pokémon, ¿Por qué me dejaría ir a los gimnasios pokémon?- Se cuestionaba el pequeño infante.

-No tiene porque enterarse, vives en la ciudad pirita ¿no es así?, el primer gimnasio pokémon está aquí mismo y es de tipo roca, que yo tenga entendido el líder actual es un tal Roco- Le explico el abuelo a su nieto.

-Bueno, tal vez vaya a los gimnasios- Comento Chris algo indeciso.

-Se que llegaras lejos y hasta puedes ganar la liga pokémon si siempre peleas tus batallas con mucha valentía, pasión y ganas de superarte a cada momento, no olvides que tus pokémon son tus amigos y no instrumentos para ganar los combates, se que si te lo propones puedes derrotar al alto mando e inclusive al campeón para entrar en el salón de la fama- Dijo el abuelo de Chris con mucho entusiasmo.

-¿Y tu estas en el salón de la fama?- Pregunto el pequeño niño.

-No, pero yo se que tu si puedes, nunca debes abandonar tus sueños- El abuelo realmente creía que su nieto tenía mucho potencial.

-Gracias abuelo, tu sí que sabes cómo animarme- Le dijo Chris a su abuelo.

-Entonces ten el pokéhuevo, está a punto de eclosionar por lo que estate muy atento- Comento el abuelo a Chris antes de marcharse de su cuarto.

El niño se queda toda la tarde viendo al pokéhuevo, era la primera vez que veía uno y estaba impaciente por tener ya a su tercer pokémon. Pasaron los segundos, los minutos, las horas, pero el pokéhuevo no pareciera que tuviera la intensión de abrirse causado una gran decepción en el pequeño Chris. La Eevee al notar que su entrenador ya no le hacía caso en lo más mínimo fue cuando decidió salir de ese lugar por cuenta propia y ver qué pasaba con su entrenador que no se encontraba interesado en ella. Entonces la pokémon se sube a la cama de su entrenador y fue allí cuando lo vio junto al pokéhuevo de Riolu que le robaba toda la atención, Eevee estaba destrozaba por ver tal escena ya que no podía creer que Chris le estaba dedicando mucho tiempo a un ser que no fuera ella misma, Eevee intenta recuperar la atención de su entrenador intentando hacer notar su presencia haciendo tocas sus patas por todo su cuerpo pero al final no consiguió ninguna respuesta de él en lo más mínimo debido a que se hallaba contemplando el pokéhuevo de Riolu. Eevee comienza a gritar de la desesperación pero su entrenador ni caso le hacía, Chris contemplaba el cascaron esperando la mínima respuesta de señal de vida, hasta que finalmente el pokéhuevo comenzó a moverse y hasta comenzó a agrietarse, tuvieron que pasar unos minutos más para que finalmente el pokéhuevo se abriera por completo. Entonces allí se ubicaba el tercer pokémon de Chris, Riolu.

-Si, por fin si, ¡finalmente tengo a mi tercer pokémon!- Gritaba Chris abrazando a ese Riolu que acababa de nacer.

La Riolu se encontraba completamente asustada por no saber absolutamente nada de lo que estaba pasando, todo en ese extraño mucho era completamente nuevo para ella. Rápidamente comienza a tratar de escapar del inoportuno abrazo del pequeño infante, Chris al notar que la Riolu no le estaba gustando para nada el abrazo fue que la soltó. Rápidamente la confundida pokémon se esconde bajo la cama por lo aterrada que estaba, aun no procesaba lo que estaba sucediendo, apenas estaba comenzando a tomar conciencia de su existencia. La Eevee al notar que esa Riolu se localizaba en su lugar favorito para esconderse fue que con todo el enojo que podía tener en esos momento, comenzó a atacar al pobre de Riolu que no entendía lo que estaba pasando, aterrada Riolu sale rápidamente de esa cama para colocarse detrás de las piernas de Chris, la Eevee con ayuda de sus patas había lastimado la cara de la pobre Riolu. El infante muy enojado por lo que había hecho Eevee fue que a la fuerza la saco de su cuarto y le cerró la puerta a propósito frente a su cara. La Eevee comenzó a llorar y tocar sus patas contra la puerta de Chris pero este ni caso hacia, si se pudiera aparece una nube negra arriba de Eevee dejando caer la lluvia sobre el pokémon seguro que si aparecía.

-Bien, en que estaba, así... yo soy Chris tu entrenador y la que te acaba de lastimar su Eevee- Dijo Chris sin pensarlo dos veces.

Rápidamente la Riolu se vuelve a ocultar bajo la cama debido a que aun no se le pasaba el susto de haber nació en un mundo tan peligros y aterrador. Por mientras Chris se cuestionaba de lo que había dicho lo que dijo.

-¿Por qué dije eso?, la que te lastimo fue Eevee... no debí decir eso- Repentinamente le entro la sensación como de que se estaba olvidando de algo- ¿Qué no me estoy olvidando de algo?, de seguro no es nada- Nada más alejado de la realidad ya que había dejado a Torchic a su suerte.

En el comedor

A la mañana siguiente, Chris bajado al comedor para acabarse el desayuno como hacia todas las mañana y de paso alimentar a sus dos pokémon. Eevee se comia el alimento que habia en su plato como si no hubiera un mañana mientras que Torchic se encontraba completamente dormido por haber estado durante toda la tarde y noche intentando hacer el movimiento de lanzallamas pero por mas intentos que hizo jamás alcanzo la meta. Luego del desayuno el niño volvió a su cuarto dejando a sus dos pokémon comienzo solos sin importarles en lo absoluto.

En la habitación de Chris

El pequeño infante había vuelvo a su cuarto con un gran plato de comida y la puso debajo de su cama, la Riolu había dormido debajo de su cama durante toda la noche. Cuando despertó el pokémon se dio cuenta de que de su pequeño estomago comenzó a emitir un extraño ruido que nunca antes había escuchado, ese ruido comenzó a asustarla pero en cuanto olio el aromático plato de comida que había dejado Chris hace unos momentos le entro una curiosidad tremenda que no pudo resistirse, comenzó a tocar los cubos de color marrón de procedencia desconocida para ella con sus patas, estaban tibios, luego empezó a oler esa cosa rara y aromática que no sabía lo que era. Finalmente saco la lengua para saborear el mencionado objeto de color café, una vez comprobando que le gustaba el sabor fue que comenzó a masticarlo para posteriormente tragárselo con mucho gusto, al notar que comer los extraños cubos de color marrón le provocaba una extraña pero agradable sensación de placer, se aventuro a comer otro utilizando la misma mecánica que antes, así estuvo por unos cuentos cubos más de color café extraños hasta familiarizares con ellos y comprobar que efectivamente los extraños cubos de color marrón habían acabado con el aterrador ruido de su estomago.

Entonces salió para aventurarse a explotar ese nuevo mundo para ella, todo era desconocido y tenía mucho que ver para poder comprender mientras Chris veía desde arriba de su cama lo que hacia Riolu. La pokémon tomo los calzones del niño para después ponérselo en su cabeza, al notar que olían muy mal rápidamente se los quita y los arroja lejos, luego ve el automóvil rojo de bomberos que le habían regalado a Chris su cumpleaños pasado. Lo toco, el juguete se sentía frio, luego comenzó a olerlo, pero no percibió aroma alguno, finalmente lo lamio pero su sabor era horrible. Riolu vio a su alrededor para ver si había alguna otra cosa que le llamara la atención, pero como todo era nuevo para ella, pues tenía mucho que explotar, en ese preciso momento el automóvil rojo de bombero comenzó a moverse a primera impresión por si solo causando un terrible susto en el pokémon que rápidamente sin pensarlo dos veces se oculto bajo la cama donde se sentía seguro del increíble y aterrador mundo exterior, resulta que el juguete respondía a control remoto y Chris tenia mencionado control remoto en ese momento, aunque no era su intención asustar a la Riolu.

-Lo siento, creo que no debí hacer eso- Comento Chris al notar que lo que había hecho no había sido una buena idea que digamos.

En el comedor

Torchic finalmente despierta después de tener ese profundo sueño a mitad de la mañana, cuando sorpresivamente para el descubre que no había nada de comida en su plato, lo único que pudo pensar en esos momento era que Eevee le había robado su comida. Resulta que no estaba equivocado efectivamente Eevee le había robado su comida, Torchic vio como la pokémon de tipo normal se comía gustosa el ultimo pedazo de comida pokémon que quedaba, ese último troco era de la porción del hambriento Torchic, el pokémon de tipo fuego sin mucho rodeo comenzó a atacar a ese pokémon con Picotazo mientras que Eevee no tuvo otra opción mas que escapar del molesto Torchic.

Esta historia continuara...