Perdida no superada.
Hola a todos, ¿cómo están? Vuelvo por aquí para compartirles una nueva actualización.
Este capítulo ha sido bastante emotivo para mí y he tratado de abordar el tema del capítulo con la mayor sensibilidad posible.
Sé que es un tema delicado, así que estoy un poco nerviosa por cómo lo habré hecho. ¡Me encantaría leer sus opiniones y comentarios!
Espero que disfruten de esta nueva parte de la historia.
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Terminar de escuchar eso fue como recibir un balde de agua fría. Inconscientemente, abrazó su cuerpo por unos segundos, cerrando los ojos. Quería creer que al abrirlos no estaría en el hospital, sino en su casa. Pero no fue así. Seguía allí, con las paredes blancas, y el doctor lo miraba fijamente.
No, no podían verlo así, tan patético y destruido. Se sentía asqueroso, un inútil. Su cuerpo ni siquiera había podido mantener a un bebé vivo el tiempo suficiente para que pudiera conocer su carita.
Además, estaba negando lo evidente. Todos los síntomas de un embarazo eran claros, todos se lo decían y él lo negaba. Si lo hubiera sabido, lo hubiera protegido como se merecía. Sentía su parte omega destrozada por dentro, luchando por salir y hacerse una bolita.
Ni siquiera era capaz de cuidar a un bebé, y mucho menos su alfa estuvo para protegerlo. ¿Acaso sinceramente no se merecía un amor bonito? El que le llevara flores, chocolates y lo consintiera como se lo merecía. ¿Acaso ni a eso llegaba como omega?
Volvió a cerrar sus ojos, intentando calmar su respiración para pensar en cualquier otra cosa, menos en esto, en estar aquí, en este hospital. Aunque estaba sin funcionar, todo lo llevaba a su bebé.
Había estado embarazada, pudo tener otro bebé, ese que podría criar sin que nadie se interpusiera en sus cuidados, y lo había perdido. Así, sin ni siquiera llegar a conocerlo de verdad. No se merecía ser llamado madre. Había tratado tan mal a su hija y no había sabido proteger a su bebé.
Quería morirse, dejarse destruir. Nada le importaba.
Necesitaba quitarse toda la presión de su cuerpo, quitarse las ataduras y, ¿por qué no?, irse detrás de su bebé. Total, su hija lo odiaba; estaría en mejores manos que con una madre inestable como él.
— Omega, ¿estás bien? — se iba acercando para poner una de sus manos en los hombros de su paciente. — ¿Quieres que te aplique algún sedante para que duermas?
Escuchar esas palabras lo trajo de vuelta a la realidad. Sentir ese toque en su hombro era lo que menos quería, aunque su voz parecía no encontrar la fuerza necesaria para hablar con claridad.
— No, lo que menos quiero es dormir — quitó esa mano de sus hombros. No se merecía que nadie lo tocara. — Yo ahora solo quiero dejar de pensar en mi bebé. — Cuando dijo eso, apretó los labios fuertemente para no soltar un gemido entrecortado.
Vio cómo el doctor quitó sus manos para comenzar a salir de la habitación. Se sentía bien con que lo dejaran a solas para poder pensar con claridad, aunque se llegó a arrepentir porque tenía muchas preguntas .Así que abrió la boca varias veces intentando encontrar la manera de expresarse.
Cuando encontró la fuerza suficiente para poder hablar sin derrumbarse, se atrevió a decir con una voz bastante entrecortada:
— Yo... yo estaba embarazado. Estaba esperando un bebé aquí. — Se puso una de sus manos en su vientre plano a medida que las lágrimas iban saliendo de sus ojos. — ¿Cuántos meses tenía de embarazo?
El doctor se alejó de la puerta para comenzar a caminar de nuevo hasta donde se encontraba, sentándose en la silla a la espera de que hiciera sus preguntas.
— Tenías tres meses y tuviste un aborto muy lento gracias a las patadas consecutivas que te dieron en tu vientre — tomó una pausa antes de continuar. — ¿Recuerdas algo de eso? ¿Quieres poner una denuncia?
Recordar cómo lo llegaban a patear hasta quedar inconsciente y con mucho dolor era lo que menos quería recordar. Cuanto menos pensara en eso, mejor estaría. No bastaba con nada, de ahora en adelante. Él había perdido a su bebé, ya no estaba para cuidarlo y amarlo.
— Lo recuerdo muy borrosamente —dijo, tomando una pausa y volviendo a abrazarse el vientre—. Yo sé que fue mi expareja quien me golpeó hasta cansarse frente a los ojos de mi hija. Y sobre poner una denuncia, es lo que menos quiero hacer justo ahora.
Una parte de ella se arrepintió de decir eso sobre no poner la denuncia, aunque la parte más coherente supo claramente la razón: no quería que su hija terminara en otras manos o que sencillamente lo odiara mucho más de lo que ya lo hacía ahora por haberse atrevido a alzarle la mano a su pequeña y mucho menos haberla dejado sola por esos quince minutos.
Esos quince minutos le dolerían toda la vida, todo por culpa de su impulso de irse detrás de ese alfa. Quizás esta era la lección que necesitaba para entender que sus acciones tienen consecuencias.
— ¿Por qué no llegas a hacerlo, Omega? ¿Es que acaso no estás entendiendo la gravedad de toda esta situación? —iba diciendo mientras daba unas vueltas por la habitación—. Sabes, esa persona merece la cárcel por lo que hizo. Acabó con la vida de un inocente. Tienes todas las de ganar si te atreves a poner la denuncia.
— Va a ir a la cárcel, pero además tendrán que sacar la herida en la cabeza de mi hija. También me harán muchas preguntas que no sé cómo responder correctamente —tomó una pausa, intentando no derrumbarse ahí mismo.
Pensar en las preguntas que podrían hacerle solo lo hacía sentir vergüenza al decir que se estaba dejando coger por un alfa mientras su hija estaba con esa herida en la cabeza, algo que nunca haría en esta vida.
— Y el caso es que quizás mi hija termine en una casa temporal —sintió cómo su parte Omega aullaba al pensar en ese destino—. Y eso es lo que menos quiero para mi princesa en estos momentos.
Vio la mirada que el doctor le dedicó a medida que se expresaba. Lo más probable es que lo estuvieran juzgando en ese momento, pero era lo menos importante cuando su seguridad estaba por encima de todo.
—Sabe que ella estará mejor con cualquier otra persona que con su madre. Una persona tan patética no merece ser llamada así.—Volvía a sentir ese nudo en su estómago al decir eso.—Así que, por ahora, no quiero hablar más de este tema. Yo solo quiero saber cuándo puedo salir de aquí.
Era lo que más necesitaba: la salida de aquí lo más pronto posible. Si lo hacía, dejaría de pensar en todo, se escondería en medio de sus cobijas y podría sumergirse en su miseria sin que nadie lo juzgara por sus acciones, porque ya no tenía a nadie en esta vida.
— Si te sientes capaz de salir, puedes hacerlo hoy mismo. Solo tendrás que tener tus cuidados necesarios.
— Me siento preparado para salir de aquí hoy mismo.—Lo dijo con una seguridad que ni él mismo terminaba de creer.—Además, ya no tengo nada más que hacer aquí.
— Siendo así, dentro de unos minutos vendrá una enfermera para quitarte la intravenosa. Por favor, piensa en lo que te digo sobre la denuncia. No mereces cargar con este dolor sin que haya justicia por tu hijo.
Apenas lo dejaron de nuevo a solas en esta habitación, se derrumbó en llanto. Luego, se acomodó entre las cobijas para que nadie lo viera, y puso una mano en su vientre plano, masajeándolo suavemente.
"Vamos a estar bien, bebé. Vamos a salir de aquí. Pronto estaremos en casa. Nuestro alfa vendrá por nosotros. Nada malo nos pasará. Estaremos juntos. Yo te voy a conocer. Nadie te separará de mis brazos. Te quiero mucho. Necesito verte crecer sano."
Iba diciendo esto mientras pasaba sus manos por su vientre, liberando sus feromonas maternales para que su bebé se sintiera seguro y protegido. Quería que su bebé supiera que su mamá estaba ahí para él, que era una buena madre y que nunca lo abandonaría.
Así se mantuvo por varios minutos más, soltando muchas feromonas y hablándole cosas bonitas a su bebé, hasta que sintió cómo la puerta se abrió. Una enfermera entró y se acercó para quitarle la intravenosa sin decir palabra alguna. De cierta manera, él se lo agradeció.
Volvió a esperar a estar solo para levantarse de la cama y buscar su ropa. Con mucha dificultad, se la puso, sintiendo el dolor en todo el cuerpo. Además, hace unas horas esta ropa le apretaba y ahora le quedaba perfectamente.
Sin prestar atención al mono, lleno de sangre por la pérdida de su bebé, él seguía embarazado. Conocería a su bebé en unos meses. Solo debía ser paciente, pues las cosas vendrían como se debían, porque las merecía.
Asegurándose de que su ropa estaba en perfecto estado, salió de esa habitación para comenzar a caminar hasta la salida donde le hicieron firmar su alta, haciéndose responsable de todos sus cuidados necesarios y su alimentación. Además, le indicaron dónde estaba su coche. Se lo agradeció mucho a las enfermeras, ya que no quería tener que preguntar dónde estaba.
En cuanto salió del hospital, se dio cuenta de que era la segunda vez en menos de seis meses que volvía a salir de este lugar en condiciones totalmente diferentes y parecidas a la vez, porque en ninguna de las dos tenía los hechos claros de lo acontecido. ¿Acaso a esto se llegaría a resumir su vida de miseria?
Para su suerte, su coche no estaba tan botado, así que se montó en él, abrochándose el cinturón de seguridad para comenzar a manejar. Durante algunos minutos dudó sobre cuál era su destino hasta que lo pensó bien y se dirigió hasta la farmacia más cercana.
Cuando llegó a una, se bajó de su coche y comenzó a recorrer todos los pasillos hasta dar con lo que quería: el pasillo donde estaban las pruebas de embarazo. Llegó a tirar más de cinco paquetes de distintas marcas antes de continuar con su recorrido y buscar algún dulce como el chocolate.
Necesitaba saciar su antojo como debía.
Metió unas tres barras de chocolate antes de acercarse hasta la caja, poniendo todo eso y esperando que comenzaran a cobrarlo y luego ponérselo en una bolsa de plástico. Lo único que escuchó de parte de la cajera fueron las palabras "felicidades por su embarazo".
Si su bebé sonrió al pensarlo mientras se ponía una de sus manos en el vientre y lo acariciaba, y ya necesitaba confirmar que tenía unos cuantos meses de embarazo antes de decírselo a alguien más, volvió a meterse en su coche, se ajustó el cinturón de seguridad y comenzó a manejar hasta la casa de la señora Jang Geum-ja.
Al llegar, estacionó su coche, se bajó con las cosas en las manos y comenzó a tocar la puerta repetidamente. Cuando le abrieron, solo le dedicó una sonrisa a la señora antes de irse al baño. Necesitaba hacerse las pruebas de embarazo y que fueran positivas.
Cuando estuvo en el baño, cerró la puerta con seguro, quitó todas las protecciones y orinó en cada una de las pruebas. Luego, las puso en el lavadero y esperó los minutos correspondientes.
A lo lejos, iba escuchando los golpes en la puerta y la voz de la señora, pero eso era lo que menos quería justo ahora. Solo necesitaba esperar la confirmación.
— Gi-hun, ¿puedes explicarme qué está pasando contigo? Llegas aquí a mi casa con la ropa manchada de sangre y esas pruebas de embarazo. Necesito que confíes en mí.
— Nada me ha pasado. Solo necesito la confirmación de esta prueba de embarazo y hablaremos.
Iba diciendo mientras se acercaba a las pruebas. Al ver que decían positivo, sintió una gran alegría. Estaba esperando a su bebé, no lo había perdido. Así que abrió la puerta, se acercó a la señora y la abrazó muy fuerte, mostrándole la prueba de embarazo.
— ¡Yo no perdí a mi bebé! Los doctores mienten. No tuve ningún aborto. Esta prueba de embarazo lo confirma. Estoy embarazada. Dentro de unos meses, estará conmigo. Estoy tan feliz — dijo entre lágrimas, mostrando la prueba con el resultado negativo.
— Gi-hun, mi niño, esta prueba dice negativo. Lo siento mucho, pero es algo que necesitas asimilar. Lo más probable es que todavía estés en shock y no te lo estés creyendo.
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Y bueno, con esto hemos terminado el capítulo. ¡Cuántas emociones hemos sentido, verdad? Como les dije, traté de abordarlo lo mejor posible.
Lo único que puedo decirles es que faltan unos dos o tres capítulos más delicados antes de que se pongan más felices. Así que vamos, ¡hay que ser fuertes! Gi-hun, por ahora, estará en shock, pero gracias a eso lo llevarán al psicólogo.
Ahora abro debate sobre quién quieren que narre el próximo capítulo:
A) Gi-hun.
B) El líder.
Por aquí escucho sus teorías de lo que pueda venir ahora con este nuevo capítulo que he publicado.
Algo antes de que se me olvide mencionarles: mañana puede que no actualice. Se ve que voy a tener un día fuerte, ya que estaré en la calle temprano y luego, cuando regrese en la tarde, volveré a salir. Aunque veré si puedo actualizar, si no el capítulo queda seguro para el domingo.
¡Espero leer sus comentarios.!
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