Mi bebé está vivo.
Hola, ¿qué tal están por aquí? Lamento no haberme reportado ayer. Fue un día muy fuerte y además volví a ver a mi beta tester después de tanto tiempo.
Gracias por siempre comprenderme cuando no actualizo.
Lo que puedo advertir de este capítulo es que iba a ir por otro rumbo, como la muerte de la exposa, pero gracias al grupo y a que se asustaron de las consecuencias, quedó así.
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Se sentó lentamente en el suelo, sin soltar la prueba de embarazo. A medida que sentía sus ojos llenarse de lágrimas, iba aflojando el agarre. Ella misma había visto ese positivo. ¿Por qué tenían que lastimarlo de esta manera tan cruel?
Su bebé estaba vivo. Podía sentir su vientre abultado, como esta mañana. No estaba plano como hace un rato. Esta era la señal que más necesitaba. ¿Por qué la gente no podía simplemente aceptarlo?
Escondió su cara entre sus piernas, avergonzado de que lo vieran así, tan destrozado. Sabía que estas emociones tan negativas le afectarían, pero no lo podía evitar.
De nuevo puso una mano en su vientre y comenzó a acariciarlo lentamente, casi susurrando la melodía de una canción de cuna que le cantaba a su hija cuando era bebé.
"Duerme, pequeño. Mamá estará para ti cada vez que sientas miedo", iba diciendo en voz baja, para que nadie más la escuchara. Sin embargo, sintió una mano en su espalda.
Algo que no quería lo distraía de su canción y temía que su bebé no pudiera dormir. Pero no pudo evitar levantar la mirada por unos segundos antes de volver a esconderla. Sin embargo, no la dejaron, y le hicieron apoyar la cabeza en el pecho de la señora.
La señora comenzó a acariciarle el cabello mientras ella sentía cómo se liberaban esas feromonas maternales que calmaban lentamente su corazón. Cerró los ojos, con mucho miedo de que al despertar todo fuera una ilusión.
—Mami, ¿verdad que mi bebé está vivo?.— preguntó lentamente, sintiendo las caricias en su cabello.—Y yo podré conocerlo en unos meses.
Para la señora Jang Geum-ja, ver de esta manera tan destruido a su pequeño, al cual ya consideraba un hijo, estaba siendo tan doloroso. Hace solo unas horas estaba deprimido, pero estaba bien; en cambio, ahora estaba destruido. Su ropa estaba manchada de sangre, además de que no estaba ese olor a leche que siempre soltaban los omegas en estado.
Ese olor había desaparecido completamente de Gi-hun. Ahora sus feromonas estaban totalmente agrias. Ese fue el punto para sospechar que había tenido un aborto. La confirmación fue ver esa prueba que decía negativo. Todavía no terminaba siquiera de creerlo. Su pequeño no se merecía todo este dolor que estaba cargando en su pecho.
Y lo que más dolor le estaba causando es que parecía estar en un estado de negación, que estaba sin terminar de aceptar los hechos, algo que también la estaba destruyendo en lo más profundo de su ser. Así que continuó liberando más feromonas maternales a medida que lo mantenía abrazado y se atrevía a hablar muy bajo para no alterarlo más de lo que estaba.
—Gi-hun, mi niño, dime qué pasó contigo. ¿Dónde estuviste?— continuaba soltando esas feromonas y sin dejar de hacerle cariño.—Tú me prometiste que ibas a llegar temprano y mira la hora, van a ser las 11:30 pm.
¿Qué había pasado exactamente durante esas horas? Esa era la respuesta que más quería saber. Había estado en un parque de diversiones con su pequeña, luego apareció su alfa, se lo llevaron de ahí y, cuando estaba en un hospital, le habían dicho que había tenido un aborto doloroso.
No podía ser. Su cuerpo no había sentido nada. Así que eliminó esos pensamientos de su cabeza y se aferró más a la señora, ya que necesitaba mucho ese amor maternal que le estaban dando.
— Estaba en el hospital y ellos me dijeron que tuve un aborto doloroso — intentó acallar un sollozo antes de volver a hablar — Pero estoy seguro de que no es así. Yo puedo sentir todavía a mi bebé, sé que él está ahí — se terminó de romper a llorar al decir lo último y se mordió los labios. — Mami, tienes que creerme.
Tenía que creerle lo que decía. Todo estaría bien. Su alfa vendría por él para sacarlo de ahí, cuidarlo y mimarlo como se lo merecía, luego de todo el mal rato que había vivido hace unas horas. Solo necesitaba confiar en su pareja. Lo amaba mucho e iban a amar a este bebé.
Continuaba entre los brazos cálidos de la señora, a medida que el llanto iba parando un poco y parecía comenzar a tener conciencia de dónde estaba. Aunque de cierta manera, no quería asimilar del todo que esto fuera una realidad; necesitaba que fuera una ilusión más de su mente. Así que se separó de esos brazos y volvió a sentarse en el suelo.
Esta vez, volvió a agarrar la prueba que había caído y la miró de nuevo. Aunque veía el positivo, algo dentro de su corazón le decía esa verdad que tanto quería negar. Puso las dos manos en la boca con la prueba para acallar el llanto.
"Esto solo eran mentiras", pensó. "Cuando despierte, todo estará bien. Mi alfa estará aquí para consolarme, ahora que más lo necesito". Sus lágrimas comenzaron a mojar sus manos. Pero eso era lo menos importante. La señora pareció darse cuenta del estado en que se encontraba, así que lo hizo parar y lo llevó a la sala, sentándolo allí.
Los dos se miraron a los ojos, pero sin atreverse a decir nada. El ambiente estaba tan tenso que se podía cortar con un cuchillo. Sin embargo, él fue el valiente y habló, intentando de nuevo negar la realidad que tenía frente a sus ojos.
—No es cierto lo que dices —agarró con más fuerza la prueba de embarazo—. Tú sabes que solo tienes que mirar la prueba de nuevo. Verás que dice positivo. Yo estoy en estado, no he perdido a mi bebé. Esto fue solo un mal sueño.
Se aferró con mucha más fuerza a ese pequeño objeto de plástico entre sus manos a medida que iba diciendo lo último, ya que su mente parecía empeñada en hacerlo ver cosas que no eran, como los golpes que sufrió en su vientre y la sangre en su ropa.
No, esto no estaba bien. Se atrevió a cerrar los ojos por unos segundos, tratando de regular su propia respiración. Además, con esto dejaba de pensar en los malos recuerdos, los cuales sencillamente estaban ahí, sin poder evitar volver a escuchar la voz de la señora. Eso lo traía de vuelta a la realidad.
Al abrir los ojos y sentir de nuevo ese olor a feromonas maternales que tanta calma le estaba trayendo a su cuerpo justo ahora...
—Gi-hun, mi niño, sabes que te quiero mucho y me encantaría apoyarte en todo. —Tomó una pausa, haciendo que lo mirara a los ojos. Además, con una de sus manos, le quitó esa prueba de embarazo.— Y yo podría seguir con esta farsa de que estás embarazado, pero ambos sabemos muy bien que no es así.
El hecho de escuchar esas palabras fue como revivir esos momentos: cómo se había ido detrás de ese alfa, dejando sola a su hija; luego verla lastimada; su pelea; él mismo se había atrevido a golpearla; y luego vino el dolor de su vientre. No, no quería seguir recordando todo esto. Estaba siendo demasiado doloroso.
—Así que, por favor, dime dónde has estado todas estas horas. ¿Quién te causó este aborto? ¿Fue tu expareja o me equivoco? —Terminó de decir eso en un tono de voz bastante bajo, a la espera de una respuesta.
Cuando terminó de escuchar eso último, fue como terminar de recordar aquello que sencillamente quería olvidar: esos golpes en su vientre, causados solo por esa mujer, enfrente de su hija, fueron la peor sensación. Así que se soltó de cualquier agarre que mantuviera en su cuerpo, además de soltar esa prueba, dejando que cayera al suelo.
Comenzó a caminar en círculos por la sala hasta cansarse y dio algunos golpes en la pared, pensando que de alguna manera sacaría toda la frustración y dolor que estaba manteniendo en su ser. Vio cómo la señora se quería acercar para calmarlo, algo a lo cual no permitiría, así que se negó varias veces, alejando su cuerpo hasta que no resistió y soltó un grito.
— ¡BASTA! Basta. — apretó uno de sus labios con fuerza para no seguir gritando. — Ya yo no quiero seguir recordando cómo se encargaron de acabar con la vida de un bebé del cual yo no sabía su existencia. — volvió a golpear la pared fuertemente antes de continuar.
Veía de nuevo cómo se querían acercar hasta donde estaba para consolarlo, pero era lo que menos necesitaba justo ahora. No querían que contara cómo habían pasado las cosas y que soltara todo lo que tenía por dentro, pues ahora debían escucharlo.
Lo necesitaba con todas sus fuerzas porque se sentía miserable, algo sin valor.
— ¿Acaso el no saberlo me hace ser una mala madre porque no fui capaz de protegerlo como debía, además de que me negaba tanto a su existencia? — se volvió a romper en llanto, perdiendo la cuenta de cuántas veces había llorado en este día.
— Mi niño, no te hace mala madre. Solo han sido circunstancias que pudieron haber ocurrido de otra manera distinta. Tienes que escucharme —lo decía en cuanto pudo poner una de sus manos en la espalda, haciendo algunos masajes.
Escuchar que necesitaba escuchar ya todo estaba dicho por su calentura. Había perdido a su bebé. No necesitaba que alguien llegara a venir con lástima o muestras de amor que estaban sin significar nada para él. Se había quedado solo, sin nadie que lo llegara a proteger.
Dudaba, a estas alturas, que de verdad un alfa vendría a rescatarlo. Ni siquiera era capaz de mantener a un bebé con vida. ¿Qué podía esperar de las demás cosas de la vida? Era un patético Omega.
Sin nada a qué aferrarse solo dolor.
— Y sabes algo, si fui capaz de dejar a mi hija por mi calentura, ¿qué podría esperarse de este bebé que todavía no había nacido? Así que no tengo nada para escucharte —se alejó de nuevo del contacto físico—. ¿Acaso hubiera sido capaz también de lastimarlo solo por mi incompetencia? Soy una persona patética. No sirvo ni para ser madre.
—Ahora soy yo la que te digo: basta de esto, basta de esta constante negación. Si perdiste a tu hijo —lo reafirmó para que quedara claro—, algo que te duele y de lo que me arrepiento por no decirte a tiempo —lo señaló con un dedo, viendo su sorpresa antes de continuar.
—Pero, por favor, debes reaccionar. Deja de estar en esta constante negación. El mundo no se va a parar solo por tu dolor. Tienes una vida que debes vivir.
Ella sabía de su embarazo, pero no fue capaz de decírtelo. Pudo haber salvado a su bebé si solo te lo hubiera dicho a tiempo. Algo que sencillamente no terminaba de procesar en su cabeza: ¿lo querían o solo querían destruirlo?
—¿Desde cuándo sabías que estaba embarazado y por qué no me lo dijiste cuando debías? —tomó una pausa, señalándola con un dedo—. Quizás así hubiera podido salvar su vida gracias a eso. Además, tú siempre te encargabas de vigilar su vientre, preguntándome si no sentía algún tipo de dolor. Era por esto y ni siquiera pudiste decírmelo.
—No te lo dije por todo el trauma que has estado viviendo en estos meses. ¿Crees que no me daba cuenta de tu dolor y depresión? Yo solo estaba ahí para cuidarte. Además, sabes algo: eso del admirador secreto no existe, porque ¿quién amaría a una persona como tú, tan miserable?
—Es mi puta vida; hago lo que quiera con ella. Además, no sabes lo que he vivido; no todos tenemos la dicha de tener a un alfa cortejándote solo para ti. —Lo terminó diciendo como un acto infantil e intentando defenderse.
—Eres tan patético. ¿Crees en lo primero que se te presenta solo para huir de tu dolor y problemas? No aceptas tu pérdida y, no conforme con eso, vienes hasta aquí llorando como un niño.
—Tú no eres mi mamá para darme estos discursos; solo eres una desconocida.
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Y bueno, con esto hemos terminado el capítulo. ¡Tantas emociones vividas! ¿Verdad?
Iba a quedar en otro punto: el de estar en el hospital. Pero por motivos técnicos quedó así. Mañana, si todo va bien, llegaremos al punto del hospital.
¡Cuéntenme sus opiniones del capítulo de hoy!
¿Qué esperan del próximo capítulo?
Si quieren ver a la exposa muerta, todavía lo puedo hacer y hacerlo más doloroso. Las del grupo de WhatsApp ya lo saben.
El link del grupo de WhatsApp Abre este enlace para unirte a mi grupo de WhatsApp: https://chat.whatsapp.com/LjqFifNYF0XH7FmiPchZ9D
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