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Rey abandonó el sistema de Nabo en el Halcón Milenario, fijó el rumbo al planeta sede de la Resistencia, estar con sus amigos la haría sentir mejor.

A la emperatriz le dolía el pecho, creyó que Ben la detendría, pero no fue así. Desde que dejó el planeta había estado sintiendo un nudo en la garganta que no la dejaba en paz.

En el camino a D'Quar, Rey le contó a sus suegros lo que le habían dicho los espíritus de la fuerza dejando a la vieja pareja sin palabras. Aunque no entendían del todo lo que estaba pasando le brindaron su apoyo.

Luke permaneció en Naboo, acompañando a su sobrino, aunque este no quería escuchar palabra ni entender razones. La molestia de Ben llegó a tal grado de hacer una de sus viejas rabietas, empuñó su sable láser y rompió todo lo que estaba en su habitación. Al descargar parte de su furia, tomó su capa, subió a su Tie Silencer y se marchó junto con Luke.

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Rey fue recibida por el General de la Resistencia. Poe, Finn y Rose estaban contentos de ver a su amiga, ya hacía un tiempo que no la veían por sus trabajos. Ella debía reinar. Ellos debían dirigir el ejército de la Resistencia.

La mujer estaba complacida por la recepción, festejaron esa noche con un gran banquete, para su suerte esa tarde llegó Aneu en compañía de Zynda  para verificar los gastos realizados por la asociación, visitas rudimentarias que, por lo general, no llevaban mucho tiempo. Al ver a Rey sola se sorprendieron, sabían que algo había ocurrido con Ben, pero no dijeron nada.

Zynda era la pareja de Aneu, aunque no estaban comprometidos Rey sentía que iban a pasar el resto de su vida juntos. Se alegraba por ambos aunque aún le dolía recordar el pasado. La llenaba de dicha ver que su amigo era feliz en compañía de la mujer de la que siempre había estado enamorado.

A pesar de las risas y conversaciones que la hacían sentir en casa, Rey sentía que le hacía falta algo, y ese algo era Ben, su esposo amoroso que quería deshacerse se sus hijos. Finn veían esa angustia en su amiga, pero no le dijo nada, el moreno sabía que llegado el momento ella le contaría la verdadera razón de su visita a D'Quar.

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Del otro lado de la galaxia, en el sistema Mustafar. Un grupo de inquisidores fanáticos de Darth Sidius y Darth Vader  se reunía en donde una vez hubo una base.

-Ante ustedes está Zigor, su líder.- Dijon un hombre que llevaba una túnica negra -Los he convocado a este planeta porque ha llegado el momento. Los niños de la profecía han sido engendrados, dentro de unos meses iremos por ello y con su ayuda restauraremos a los Sith.

Los presentes eran alrededor de 20, todos con piel pálida, en sus cinturones colgaba la empuñadura de un sable de luz, algunos tenían el rostro cubierto por la capucha de las túnicas. Todos estaban atentos ante las palabras del líder Zigor.

-Dentro de siete meses a partir de hoy, nos volveremos a ver, pero no aquí, No, nos veremos en Korriban.- continuó diciendo, los volteó a ver a todos. -ese día secuestraremos a la emperatriz, y llevaremos a cabo el parto, en ese momento sacrificaremos al bebé que represente la luz.

Sin más que decir Zigor se retiró, subió a un viejo carguero, uno de un modelo antiguo, como aquellos que se usaron en la guerra contra el Imperio. Hizo la orden para que su piloto despegara, tomó asiento en el lugar del copiloto.

Zigor comenzó a planear como secuestrar a Rey, iba a necesitar ayuda, después de todo ella era una jedi y era probable que su esposo la defendiera al ser el emperador y ser adepto al lado oscuro.

Una mujer muy vieja se acercó a él, también era pálida y tenía unas líneas que parecían pintadas en su rostro, sin embargo era una pigmentación natural de su piel que iban desde la comisuras de sus labios hasta su barbilla, era calva y al igual que el hombre llevaba una tunica.

-Ventress, necesito que me ayudes a hacer un plan.

-Cualquier cosa para mi hijo.- dijo arrastrando la voz que se escuchaba extremadamente marcada por el tiempo.

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Rey había llegado a un río, extrañamente se sentía atraída por estos, ya que aunque lo parecían no eran constantes, siempre fluían, siempre cambiaban.

Había pasado ya un mes desde que dejó a Ben, se sentía incompleta aunque una fuerza que manaba de su interior la consolaba.

Comenzó a meditar con la esperanza de que uno de sus maestros se le presentarán, pero no fue así, en su lugar se estableció la conexión con su esposo.

-¿Qué haces aquí?- preguntó ella con la esperanza de que él hubiera recapacitado.

-Sabes que yo no creo la conexión.- contestó él, al escucharlo Rey supo que tenía unos tragos de más.

-¿Estás bebiendo?- reclamó ella colocando sus manos en la cintura.

-¿Qué querías que hiciera? Me dejaste.- bebió un sorbo de un vaso que claramente contenía su wiski coreliano favorito. 

-No lo sé, eres persistente.

-Me duele no tenerte con migo, Rey.

-Entonces acepta el hecho de que vamos a ser padres y apoya mi decisión de tenerlos.

-¿Tenerlos?- cuestionó él de nuevo. Rey presentía que no debía saber sobre lo que le dijeron los espíritus de la fuerza. Él debía aceptar su decisión de arriesgarse al embarazo porque realmente sintiera amor por sus bebés, no por sentirse obligado a aceptar para el bien de la galaxia.

-Si, Ben. Son dos, gemelos. Aunque aún no sé su sexo, es muy pronto.- respondió ella sobándose el vientre.

-Seria un verdadero monstruo si te obligó a deshacerse se ellos ¿verdad?- ella no respondió.
Ben se acercó a ella y la abrazo contra su pecho, comenzó a sobar su cabeza.

-No quiero perderte, Rey. Cada instante en que te tengo lejos  siento que muero.- tomó su mentón y la hizo que lo viera a los ojos -Si mueres moriré contigo.- le dijo dejando caer una lágrima que contenía todo sus sentimientos negativos, Rey la limpió con dulzura y besó sus labios.

-Lo sé, pero nada es seguro, el futuro aún no está escrito.

-Esta bien, lo haremos, juntos.

Rey sonrió y lo volvió a besar.

-¿Qué te está haciendo cambiar de opinión?

-Cuando te fuiste viajé a Coruscant.- comenzó a explicar -Hux parecía diferente, cuando confirmo la información me dijo que él y Amisa también están esperando a un bebé. Eso me hizo reflexionar, me dí cuenta de que era un completo idiota. Lo lamento Rey, de verdad lo siento mucho.- ella comenzó a sollozar, lo abrazó por el cuello y se recostó en su pecho.

-Te tardaste demasiado en darte cuenta.- le dijo ella en voz baja -Te amo Ben. 

-Lo sé.- dijo burlón recordando cuando su padre le contestó eso a Leia antes de ser congelado en carbonita. -Vendré por ti, espérame. 

○●○●○●

Hux estaba como siempre. Pálido, pelirrojo y portando un impecable traje negro, aunque en está ocasión no hacía planes estratégicos para ayudar a las galaxia, ahora trabajaba en encontrar una escuela adecuada para su futuro bebé, buscaba los mejores muebles y todo para llenar su nuevo espacio.

Se había casado con la senadora Amisa un par de años después del nombramiento de Ben como emperador. Inundado por la felicidad de ser padre recordó el primer día que la vio, tan tímida en la cámara senatorial mientras se llevaba a cabo la audiencia en la que se hizo la votación para elegir al emperador. Recordó como tartamudeo un poco cuando se encontraron sus miradas en la enorme sala, la comparó con un ángel al verla vestida de blanco. Cuando tuvo un poco más de confianza con ella la invitó a cenar, él creyó que lo rechazaría, para su sorpresa aceptó gustosa.

Después de varias cenas, decidió proponerle una relación formal, expresó difícilmente sus sentimientos ya que continuaba oculto tras esa máscara de acero con la que imponía respeto y autoridad. Ella lo había descifrado fácilmente y sabía lo mucho que había sufrido siendo parte de la primera orden por lo que aceptó.
Pasó un año para que el pelirrojo decidiera proponerle a la Senadora matrimonio, aunque él sabía que desde que la vio en la sala quería que estuviera a su lado para  siempre.

La puerta de su estudio sonó, y Amisa entro sin esperar respuesta, él está sonriendo por los recuerdos de su pasado con esa mujer y al verla esa sonrisa ligera se convirtió en una amplia.

-¿Qué haces de pie? Deberías estar descansando.- le dijo a su esposa.

-Vine a verte trabajar, sabes que me gusta.- él sonrió y le extendió la mano para que ella la tomara. -Ven a dormir con migo.

-Iré en un momento. Sabías que hay una muy buena escuela en Naboo.

-¿Aun no nace y ya lo quieres enviar a la escuela? Espero que no quieras mudarte a Naboo por tu amigo.

-No, claro que no. Lo hago por nuestro bebé.

Amisa rodeó el escritorio de su esposo para poder alcanzar sus labios.

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A la mañana siguiente Ben se encontró con su amigo en el Senado. Acudieron a una reunión de protocolo.

Al terminar Hux invitó  a Ben a tomar un poco de caf o mocoa ya que hacía frío en esa temporada. Gustoso Ben aceptó.

Sentados en una mesa apartada en la cafetería más solitaria de los niveles superiores los amigos comenzaron a conversar.

-¿Ya hablaste con ella?- dio un sorbo a su bebida.

-Si, iré por ella está tarde, pero no iremos a Naboo.

-Vendrán aquí entonces.

-Si, algo me dice que está en peligro y no sólo por el embarazo.

-No considero que quieran hacerle algo, después de todo es una jedi, y la emperatriz,  y tiene a dos ejércitos a su cargo.- Ben soltó una risita.

-Es mejor prevenir, cuando nazcan mis hijos regresaremos a Naboo.

-¿Hijos?

-Si, son dos.- dijo con un poco de ilusión.

-Felicidades amigo, me alegra que hayas  entrado en razón.

-Esto no lo hubiera hecho sin tu ayuda.

Continuaron su charla mientras venían de sus tasas, hablaban del futuro y como sus hijos iban a ser cuando crecieran, Hux deseaba un niño, quería que siguiera sus pasos, y Ben sólo deseaba que ninguno de los tres corriera peligro.

**Notitas llenas de love**

Gracias a todos por su paciencia, esto va más lento de lo planeado pero va tomando ritmo 😊😊.
Quiero agradecerles por continuar acompañandome en está extraña historia donde ya metí más referencias que las que ha visto el Capitán América jajaja.
Gracias por comentar y votar.
Los llevo a todos en el kokoro.
Nos leeremos pronto.
Que la fuerza esté  siempre con ustedes.

Yahaira MoRz.

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