One Shot 1: Erik y Peter Atan Cabos (1)

❎️ONE SHOT 1: ERIK Y PETER ATAN CABOS.

🔹Parte 1: ¿Tengo un Hijo? / ¿Él es mi Papá?

Resumen: Después del incidente con los Centinelas manejados por Erik, después de su discurso transmitido a todo el mundo por cadena nacional, después de que Raven salva el día al decidir no matar a Trask; Erik se retira del lugar y vuelve a su antigua casa, piensa en cómo será su vida ahora que logró salir de la prisión, de repente siente gratitud hacia el joven mutante de cabello gris que lo sacó, y de repente recuerda una breve pero muy importante conversación con él que pone todos sus sentidos en alerta.

Después del discurso que dio Magneto, Peter aparta los ojos de la televisión y mira a su madre, parada a unos metros detrás de él, no le pasa desapercibida su expresión de desagrado dirigida a Erik Lehnsherr, tampoco le pasa desapercibido cómo se le cae el vaso de la mano y va a parar al suelo, rompiéndose en mil pedazos, tal y como se siente Peter en ese momento, roto, porque acaba de llegar a una importante conclusión, una que le cambia la vida.

O dicho de otra forma... tanto Erik como Peter atan cabos, llegando a la misma conclusión, que están relacionados, que son padre e hijo.

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Nota de la autora: Este AU sucede inmediatamente después de DOFP (X-Men: Días del Futuro Pasado), en este AU Peter es el único hijo de Erik, no es gemelo de Wanda, Wanda no existe aquí, y la hermanita de Peter que si aparece se llama Lorna pero tampoco es hija de Erik en este AU, es hija de Magda con otro hombre, es decir que es media hermana de Peter, y tiene unos 6 años, mientras que Peter tiene 17 años, sin más aclaraciones... disfruten de la lectura!!! 😘

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—Adiós viejo amigo.—Le dijo Erik a Charles.

—Adiós Erik.—Contestó Charles, agarrando el antebrazo de Hank, quién lo estaba ayudando a mantenerse en pie.

Erik ladeó la cabeza, miró a Raven, luego movió los brazos, juntó las piernas, se elevó suavemente en el aire controlando el traje de metal que cubría su cuerpo y se fue volando, rumbo a su antigua casa, que seguramente estaba llena de polvo por el tiempo que estuvo cerrada pero que era el único hogar de Erik por el momento.

Erik todavía no había vuelto a su casa hasta ahora, los días anteriores había parado en un hotel de bajas estrellas que tenía menos gente, usando un nombre falso y procurando no ser tan visto en público, debía ocultarse un poco luego de que lo hayan filmado tratando de matar a Raven y que su cara estuviera en todas las noticias.

Lo primero que hizo Erik al llegar fue cambiarse el traje de metal por ropa más cómoda, antes se dio una merecida ducha, hacía tiempo que no disfrutaba de una buena ducha, cuando acabó se secó el cuerpo completo dejándose una toalla envuelta en la cintura, luego se curó la herida del cuello, la que le había hecho Raven con la bala.

Primero se la coció moviendo la aguja metálica con sus poderes, luego se la volvió a lavar para eliminar los restos de sangre, esta vez en el lavatorio, usando el jabón de tocador, después se la secó con una toalla de mano, se puso una pequeña venda, agarró dicha toalla y ya la usó para secarse el pelo, guardó el botiquín de primeros auxilios que había utilizado dentro de un placard que tenía en el baño y salió de allí aún con la toalla envuelta en su cintura.

Luego se dirigió al placard que estaba en su habitación y sacó ropa interior, luego una polera blanca de cuello alto, arriba se puso una camisa cuadriculada con tonos de bordó que la usó abierta, dejando a la vista la polera blanca que tenía debajo, se puso un jean desgastado en las rodillas, medias blancas y unas botas marrón claro.

Agarró la cadenita que llevaba colgada la moneda que le dio Sebastian Shaw el día que le arruinó la vida al matar a su madre y se la metió dentro de la polera, para que estuviera en contacto con su piel, siempre usaba esa cadena en el cuello, luego se puso un par de accesorios metálicos que lo ayudarían en caso de que tuviera que defenderse de alguien.

Esos accesorios eran un reloj en la muñeca izquierda, tres pulseras de metal en la muñeca derecha, tachas metálicas en el cinturón de su cadera que sujetaba el jean, la hebilla del cinturón, detalles metálicos en el jean, botones metálicos en su camisa cuadriculada bordó, arandelas metálicas en los agujeritos de sus botas marrones por donde pasaban los cordones de cuero y hebillas metálicas en las botas.

El estómago de Erik rugió de repente, se dio cuenta que estaba muy hambriento porque recordó que hacía horas que no comía nada, agarró las llaves de su auto que estaban apoyadas en un mueble largo contra la pared, frente a su cama, su auto era un Corvette negro con techo, a Erik no le gustaban los modelos descapotables.

Lehnsherr salió de su cuarto, pasó por la sala haciendo una mueca de desagrado al volver a ver esa fina o no tan fina quizás capa de polvo que cubría todo y se dirigió a la puerta de entrada, mientras le sacaba la llave y la abría pensaba en que cuando llegara y ya hubiera comido, limpiaría, aunque no tuviera ganas, peor era vivir en la inmundicia.

Una vez que Erik estuvo sentado en el asiento del piloto de su Corvette negro, se permitió un momento para relajarse antes de hacer levitar el auto y dirigirlo hasta un supermercado, okay, quizás no debería hacer levitar el auto, por algo había traído las llaves, debería manejar de la manera tradicional y normal pero le generaba adrenalina levitar el auto y moverlo a una velocidad alarmante, sin embargo iba a ser muy llamativo, recién estaba empezando a oscurecer, aún no era de noche y era probable que alguien lo viera, realmente no era aconsejable, "malditos e inútiles humanos" pensó Lenhsherr con rabia.

Erik apoyó la cabeza sobre la tela del acolchado reposacabezas de su asiento y dejó que su mente vagara, no pudo evitar comparar cómo era su vida ahora que tenía libertad y cómo había sido antes, durante esos 10 años que estuvo en prisión, privado tanto de su libertad como del metal, esto último era fundamental en su vida, le permitía usar sus poderes mutantes, sin ellos sentía que lo habían privado de una parte importante de su personalidad.

Una renovada oleada de rabia invadió a Erik, esta vez dirigida a humanos más específicos, así es, lo primero que Lenhsherr sintió fue una irrefrenable bronca hacia esos humanos que lo habían capturado y encerrado durante tanto tiempo, luego de varios minutos se le terminó pasando y empezó a ver la mitad del vaso medio lleno en vez de la mitad del vaso medio vacío, lo importante era que ya había salido, no por sus propios medios cabe aclarar pero lo había hecho.

Un chico muy joven, que Erik calculaba que tendría no más de 17 años, lo había sacado, lo había ayudado ¿por qué? ah si, porque Charles, Hank y Logan se lo habían pedido, si, pero... ¿qué ganaba el chico con todo eso? ¿cuáles eran los beneficios para él de liberarlo? ¿corriendo el riesgo de infiltrarse en el Pentágono? ¿de que lo capturaran y también lo encerraran? ninguno, el chico no ganaba nada, no había ningún beneficio para él, sólo fue generoso, bondadoso o algo por el estilo, lo cierto era que Erik estaba agradecido.

Su ira se apaciguó paulatinamente, transformándose en gratitud hacia ese joven mutante de cabello gris ¿cómo le había escuchado a Charles llamarlo? ¿Peter? si, estaba casi seguro que Charles lo había llamado "Peter", Erik lo escuchó cuando subía las escaleras hacia el avión, repitió la voz de Charles en su cabeza "Peter, gracias, muchas, muchas gracias..." y le dijo más pero ya Erik dejó de escuchar porque entró en el avión.

Ahora bien... ¿por qué Erik se acordaba de algo así? ¿de una pequeña conversación tan poco importante? si ni siquiera había pretendido escuchar pero bueno, lo cierto era que había escuchado y que lo recordaba, el nombre de ese joven mutante era Peter, su apellido... Erik no lo sabía pero tampoco era importante, sólo era importante que estuviera agradecido con el chico, y si lo volvía a ver alguna vez debería decirle al menos un "gracias" ya que nunca se lo dijo...

¡Un minuto! ¡sí que era importante! todo era importante porque una conversación verdaderamente relevante acababa de acudir a la cabeza de Erik, fue una sensación como si le hubieran destapado los ojos, recordó lo que le dijo Peter luego de meterlo en el ascensor a súper velocidad, cuando estaba tratando de distraerlo de las náuseas, un efecto secundario que le había generado su poder, eso o simplemente tenía ganas de romper el hielo.

Ok no importa el motivo, cuestión que Peter se había abierto con Erik, quizás demasiado porque había dado un detalle de su vida de suma importancia, Erik repitió las palabras del adolescente en su cabeza, "me dicen que controlas el metal, sabes, mi mamá conoció una vez a un tipo que podía hacer eso", "me dicen que controlas el metal, sabes, mi mamá conoció una vez a un tipo que podía hacer eso", "me dicen que controlas el metal, sabes, mi mamá conoció una vez a un tipo que podía hacer eso", "me dicen que controlas el metal, sabes, mi mamá conoció una vez a un tipo que podía hacer eso", "me dicen que controlas el metal, sabes, mi mamá conoció una vez a un tipo que podía hacer eso".

Erik estaba rígido en su asiento, mirando hacia el frente con los ojos bien abiertos, tenía las manos temblorosas, estaba empezando a sudar y sentía el corazón latiendo violentamente contra su pecho y repercutiendo en su garganta, como si fuera un tambor.

Erik parecía un disco de vinilo rayado, repitiendo tantas veces las palabras de Peter en su mente, es que en su defensa no podía dejar de hacerlo ¿cómo no le había llamado la atención antes esta conversación? quizás era porque estaba abrumado por su repentina libertad como para pensar racionalmente, ok, lo importante y rescatable era que ya le había llamado la atención y no había pasado mucho tiempo, sólo un par de días.

Erik siguió repitiendo las palabras de Peter en su mente ahora que estaba solo, que estaba más tranquilo y no preocupado por tener que escapar del Pentágono, bueno, ojalá pudiera decirse que estaba tranquilo, Erik estaba tan alterado que el auto estaba empezando a temblar, haciendo un ruido metálico, pese a eso Erik ignoró su entorno y siguió repitiendo las palabras del chico en su cabeza.

Él era el único mutante en el mundo que podía controlar el metal que supiera, eso sumado a que Peter asemejaba tener 17 años hacía que los cálculos dieran exactos, Peter no podía ser otro más que el hijo suyo y de Magda Maximoff, su ex esposa, ella era la "mamá" de Peter, y él era el "tipo" que ella conoció.

Peter no sabía que su historia de amor había sido mucho más profunda que eso, habían estado nada más y nada menos que casados, inclusive habían tenido una hija, Anya Maximoff pero la habían perdido cuando tenía 2 años, unos cobardes humanos se las habían arrebatado luego de incendiar su casa, pretendiendo matar a Erik y a su hija por ser mutantes, y la venganza que tomó Erik contra esos humanos fueron el motivo de su ruptura con Magda, ella lo llamó monstruo por matarlos y le dijo que ya no quería que estuvieran juntos, a Erik no le quedó más opción que dejarla, si hubiese sabido que ella estaba embarazada de Peter... nunca se hubiera ido.

En serio, menos mal que no había pasado mucho tiempo desde esa conversación que tuvo con el joven mutante ya que Erik no perdería más tiempo de estar cerca de su hijo... ¿su hijo? ¡si! ¡su hijo! ¡SU HIJO! ¡es que eso era y Erik ya lo había descubierto pero aún le costaba asimilarlo! ¡Peter es su HIJO! ¡su HIJO! ¡Erik es papá! ¡es papá otra vez! ¡tiene un hijo adolescente de 17 años y recién se entera! ¡Erik había atado los cabos y lo había descubierto!

—¿Tengo un hijo?—Se preguntó Erik a sí mismo en voz baja, todavía mirando al frente con los ojos como perdidos, luego soltó una risa histérica, tragó saliva y dijo con más convicción.—Si, tengo un hijo.—Volvió a tragar saliva al tiempo que sentía como sus ojos se humedecían, cuando habló su voz sonó quebrada y temblorosa.—Su nombre es Peter Maximoff, es mi hijo, mío y de Magda.

Dicho eso Erik se llevó velozmente la mano a la boca y con la palma se tapó los labios, intentando controlar los inminentes sollozos que amenazaban con escapar.

Erik ya no pudo aguantar más y estalló en un llanto feroz que duró numerosos minutos, las lágrimas bañaban sus mejillas, resbalaban por su cuello y le mojaban la camisa cuadriculada bordó, sollozos incontrolables salían de su garganta, su pecho se agitaba por la entrada dificultosa de aire y sentía que se ahogaba con su propia saliva y sus mocos.

Erik sacó un pañuelo de tela del bolsillo delantero de su jean y se sorbió la nariz, acto seguido aspiró una gran bocanada de aire e intentó tranquilizarse y manejar sus emociones porque el auto no paraba de temblar, inclusive los postes de luz de la calle estaban empezando a agitarse porque no podía controlar los poderes de su mutación.

Cuando Erik logró estar más tranquilo, algo que le llevó bastante tiempo dado que el sol se había ocultado por completo en el horizonte, dando la bienvenida a la noche, se secó el resto de lágrimas con el dorso de su mano, acto seguido lanzó la llave del auto en el asiento trasero sin cuidado alguno ya que no pensaba manejar a la vieja escuela, puso un semblante serio y de determinación, agarró el volante sólo para sujetar algo pero con más fuerza de la necesaria ocasionando que el cuero crujiera bajo sus dedos aunque no le importó, Erik siguió manteniendo esa expresión determinada.

Tenía un plan y era ir por Peter, ir por su hijo, Erik lo necesitaba cerca, desesperadamente, obsesivamente, Lenhsherr usó sus poderes e hizo levitar el auto, luego cambió su expresión seria, esbozando en su lugar una sonrisa cargada de afecto que dejaba a la vista casi todos sus dientes y dijo con voz cariñosa, cabe aclarar que sólo le había hablado así a su primera hija, a Anya.

—Voy por ti, hijo mío.

Sin más movió el auto a una gran velocidad, rumbo a un barrio al que habían planeado mudarse con Magda cuando todavía estaban juntos, hace muchos años, Erik recordaba perfectamente dónde era, de hecho lo habían ido a visitar y habían visto varias casas, sólo era cuestión de encontrar la indicada, allí... allí estaría su hijo, Peter Maximoff.

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Ya habían pasado varias horas desde el discurso que dio Erik Lenhsherr por cadena nacional, sin embargo más que el discurso en sí Peter no podía olvidar la expresión de desagrado que su madre le dirigió a Lenhsherr y lo que eso significaba, al menos lo que él creía que significaba, no, lo que estaba seguro que significaba.

Peter sólo necesitaba una confirmación para comprobar su gran sospecha pero debía animarse a pedirla y eso... eso era otra historia, Peter no era muy valiente en momentos así, en momentos que cambiarían el curso de su vida relacionado a su situación familiar.

Por este motivo su estado de ánimo era bajo, a comparación de lo que era todos los días, Peter era un chico muy alegre, juguetón, cariñoso, movedizo, un poco ladrón pero muy buena persona igual, en fin... su estado de ánimo estaba bajo.

Luego de ver el discurso de Erik y la reacción de su madre a ello, Peter intentó aparentar que todo seguía siendo normal en su vida así que fue a darse una ducha, cuando acabó se secó con una toalla, se cambió poniéndose ropa interior, una camiseta negra con el estampado de una banda de rock, encima una chaqueta plateada de cuero que se la dejó abierta, un jean azul oscuro metalizado, unas medias blancas, unas zapatillas plateadas y un reloj grande metálico en su muñeca izquierda.

Además Peter se colgó en el cinturón negro de su cadera que sostenía su jean su infaltable Walkman que tenía sus canciones favoritas, junto con sus auriculares, y se puso sobre la cabeza, encima de su mata de pelo gris, un par de anteojos de marco negro con vidrios transparentes sin aumento que parecían antiparras porque tapaban la entrada de aire.

Eran los anteojos más cool que Peter había conseguido porque siempre había que estar atractivo ¿ok? Peter generalmente los usaba cuando corría a súper velocidad así no le molestaba el intenso viento que generaba al moverse, al igual que también se ponía los auriculares en las orejas y reproducía las canciones de su Walkman para que tampoco le molestara el viento, aunque había veces que no usaba ninguna de las dos cosas, dependía cuánto quisiera correr, que distancia quisiera recorrer pero por las dudas llevaba los anteojos y su Walkman consigo.

Ahora Peter se encontraba sentado en una silla frente a la mesa de la sala, armando con desgana un cubo de Rubik que había sacado de la mesa ratona situada frente al juego de sillones de su habitación para distraerse, lo estaba armando a una velocidad súper lenta para ser él, de hecho a una velocidad más lenta que la normal.

El adolescente tenía el ceño ligeramente fruncido y movía los cubos de colores sólo por moverlos, ni siquiera usando su increíble poder de súper velocidad y sin pensar realmente en resolverlo, sus pensamientos estaban en otro lado, en otra cosa, en otra persona, en otras personas, él incluido.

Peter sintió un escalofrío, tensándose de repente, sacudió la cabeza para alejar cualquier pensamiento de su mente, soltó un pesado y sonoro suspiro, enfocó sus marrones ojos en el cubo de Rubik que tenía en las manos y trató de concentrarse para armarlo, fallando estrepitosamente en el intento, lo peor de todo era que lo sabía de memoria, usualmente le llevaba microsegundos armarlo pero bueno... no era su mejor día, evidentemente.

Peter estaba solo en la sala, su hermanita pequeña, Lorna Maximoff, una niña de 6 años, se encontraba en su habitación en el piso de arriba, jugando con sus juguetes mientras que Magda Maximoff, la madre de ambos hermanos Maximoff, estaba en la cocina, preparando la cena.

Peter podía sentir el suave olor de la salsa de tomate venir desde la cocina y penetrar sus fosas nasales, lo cual le generó náuseas, había perdido todo apetito luego de la conclusión a la que llegó a la tarde, si, definitivamente no era su mejor día, sólo para escapar de ese olor que le estaba resultando desagradable pensó en trasladarse a súper velocidad hasta su cuarto en el sótano pero descartó de inmediato la idea por miedo a vomitar en el camino.

Peter jamás se descomponía usando sus poderes, la gente a la que él llevaba sí, sin embargo ese día Peter no tenía fe en sí mismo, no estaba tan seguro de no descomponerse al punto de vomitar, de verdad sentía náuseas por la conclusión a la que había llegado luego de ver el discurso de Erik Lehnsherr, alias Magneto, alias su pad...

¡No! Peter no se atrevería a pensar en esa palabra, otro escalofrío lo invadió, Peter hizo el mejor intento por ignorar la no grata sensación, soltó un nuevo suspiro, entrecerró los ojos y siguió batallando con el cubo de Rubik ¿era una buena idea revolearlo y arrojarlo contra la pared? no, para nada, debía controlar sus impulsos, su arrebato infantil alertaría a su madre de que le pasaba algo y lo menos que Peter quería era que ella supiera que le pasaba algo.

Sin embargo para su desgracia, no hizo falta ningún arrebato de su parte para que su madre se diera cuenta que le pasaba algo ¿por qué? pues porque ella lo conocía mejor que nadie y además su expresión entre enfadada y cabizbaja lo ponía en evidencia.

Peter no se dio cuenta que su madre había regresado de la cocina, con la intención de hacerles saber a él y a Lorna que ya estaba la comida, así que cuando escuchó su voz no pudo evitar dar un pequeño saltito en su asiento, sobresaltado, abrió grandes los ojos, movió involuntariamente los brazos y el cubo de Rubik salió disparado de sus manos, yendo a parar al piso, giró un poco y se quedó estacionado cerca de una de las patas de la mesa.

—¿Qué te pasa Peter?—Le preguntó su madre con una expresión entre seria y preocupada, se quedó parada con las manos apoyadas en la cadera cerca de la silla donde Peter estaba sentado, con la mirada fija en él.

—Nada.—Contestó Peter rápidamente,  sin mucha convicción en su tono de voz, mientras se enderezaba en su silla.

Peter le devolvió la mirada a su madre y se sacudió su pelo gris y un tanto largo con la mano, dejándolo un poco despeinado, fue un gesto involuntario y sin pensar que sólo le hizo aún más evidente a su madre darse cuenta que estaba nervioso.

—Dime.—Insitió Magda con voz firme, sin dar el brazo a torcer.

Peter chasqueó la lengua.

—En serio no me pasa nada.—Mintió el joven mutante con descaro, esta vez empleando un tono de voz más convincente, para hacerle creer a su madre esa mentira.

De verdad Peter no quería hablar de su pad... de Erik, Peter no quería hablar de Erik.

Magda sacó las manos de su cadera, se las pasó por el rostro, frotándolo suavemente, luego retiró las manos, dejó escapar un suspiro de cansancio y volvió a fijar sus verdes ojos en su hijo pero ahora adoptando una expresión más dulce y tranquila, no tan seria, sería más como una expresión compasiva, algo que Peter odió, no quería que sintieran lástima por él.

El adolescente se enfureció todavía más, frunció el ceño y apretó los labios en una fina línea pero no dijo nada.

—¿Estás así por el discurso que dio Magneto?—Se aventuró a preguntar Magda.

Ella no quería meter a su ex esposo en la conversación pero no tenía otra opción, no si quería ver bien a su hijo ¿por qué otro motivo él estaría así de decaído si no era por el loco discurso de su extremista padre?

Peter soltó una risa amarga, ciertamente ese discurso no lo dejaba tranquilo pero no era por eso que estaba así.

—Ojalá fuera por eso.—Susurró el adolescente en voz baja para sí mismo pero su madre lo escuchó.

Un fugaz atisbo de preocupación y desconcierto pasó por el rostro de Magda antes de volver a poner un semblante más normal, una cara de poker, una especie de escudo que ocultaba sus sentimientos pero lamentablemente para ella a Peter no le pasó desapercibido, vio los cambios en el rostro de su madre como en una especie de cámara lenta, eso confirmaba aún más sus sospechas sobre su ascendencia.

Peter ya no pudo aguantar más, frunció el ceño y se movió, sintiéndose repentinamente muy inquieto como para seguir sentado, se había recostado de brazos cruzados contra el respaldo de la silla de madera en la que había estado sentado, soltó un resoplido, descruzó los brazos, apoyó las palmas de las manos sobre la mesa, tomó un impulso hacia arriba y se puso de pie bruscamente, apartando la silla hacia atrás y casi arrojándola en el proceso, todo esto lo hizo muy rápido.

Magda lo miraba con los ojos bien abiertos, Peter la ignoró, dejando en un segundo plano las náuseas que había estado sintiendo se movió a súper velocidad por la sala, generando una corriente de viento y viéndose como un borrón gris a los ojos de su madre.

Peter se detuvo frente a una mesa ratona que estaba en el centro de la sala, situada frente a la televisión que estaba apoyada en el suelo, se agachó, agarró el control remoto, presionó un botón rojo de encendido y apagado, prendió la tele y puso el canal de noticias donde estaban hablando de Erik Lehnsherr.

Peter frunció el ceño, dejó el control apoyado sobre la mesa ratona, se dio vuelta encarando a su madre que lo seguía viendo con los ojos muy abiertos, señaló la pantalla del televisor, apuntando específicamente el rostro de Erik con el dedo índice y finalmente le hizo a su madre la pregunta que tanto había temido hacerle porque otra vez... Peter era un cobarde en momentos así.

Era un cobarde en momentos que cambiarían el curso de su vida relacionado a su situación familiar y preguntarle a su madre si Erik era su padre... cambiaría su vida pero ya Peter necesitaba saberlo, se le había metido la idea en la cabeza y no podía apartarla, no importaba cuán duro lo intentara.

Peter pensó que para ese punto ya era mejor saber la verdad a seguir sintiendo incertidumbre, la incertidumbre lo mataba y llevaba sólo un par de horas de sentirla pero para Peter... fue como una eternidad, más teniendo en cuenta el poder que tenía por su mutación y lo rápido que trabajaba su cabeza, era una verdadera tortura.

—Él es mi padre ¿no?—Le preguntó Peter a su madre con la voz rota, todavía señalando la televisión donde horas atrás se había transmitido el discurso de Erik Lehnsherr, alias Magneto, alias su padre.

Peter no había querido decir esa palabra en su cabeza pero ya no pudo evitarlo, eso era Erik para él, era su padre y para colmo la mirada cargada de pena, culpa, compasión y demás que le dirigió su madre luego de preguntárselo hizo que el mundo de Peter se pusiera más patas para arriba de lo que ya estaba, indirectamente ella le estaba diciendo que sí sin decírselo realmente.

Peter volvió a sentir otro revoltijo en el estómago, esta vez no por las náuseas que por suerte se le habían ido al correr a súper velocidad ya que contrario a lo que había estado pensando... correr le había hecho bien, no, el revoltijo que sentía ahora en el estómago no era por eso, sino por sus violentas emociones.

Peter no sabía cuál predominaba más, si la tristeza por tener un padre asesino de humanos y guerrero por los derechos de los mutantes, es decir un líder supremacista mutante, al punto de ser muy extremo, si el miedo a su futuro desconocido ahora que sabía esto, si el enojo y el dolor porque su madre se lo ocultó durante mucho tiempo a pesar de que él le pidió que le hablara de su padre o... el amor, la alegría y el alivio porque por fin Peter tenía un padre, quizás no era el mejor padre que podía pedir ni el que hubiera elegido de haber podido elegir pero era su padre al fin y al cabo.

En fin, Peter no sabía cuál emoción predominaba más pero tampoco quería pensar mucho en ello, lo que realmente quería era una confirmación verbal por parte de su madre, ya no era un niño pequeño al que le estuviera que estar ocultando la verdad, Peter podía lidiar con ello, no importa cuán duro fuera.

Estaba prácticamente seguro que Erik Lenhsherr era su padre así que su vida nunca volvería a ser la misma, de modo que Peter quería que se lo confirmaran de una puta vez a ver si podía empezar a aclarar su cabeza y calmar los latidos de su desbocado corazón.

Peter tragó saliva, lentamente dejó caer el brazo al costado de su torso, el cuero de su chaqueta de cuero plateada hizo un sonidito cuando entraron en contacto su brazo y el costado de su torso, el joven mutante miró el piso unos segundos, se mordió ligeramente el labio inferior, luego levantó abruptamente el mentón, ladeó un poco la cabeza para volver a ver a Erik y después miró al frente, a su madre, con un semblante serio, su silencio le estaba empezando a molestar, de verdad.

¿Por qué no decía una puta palabra? ¿por qué no le contestaba la maldita pregunta?

—Peter...—Dijo Magda notoriamente nerviosa, tomada por sorpresa con toda esta situación.

La señora Maximoff pensó que lo más grave que había pasado en el día era el discurso que había dado Erik pero esto... esto lo superaba, jamás se imaginó que Peter le haría esta pregunta, poniéndola en jaque mate, obligándola a decirle la verdad, ni siquiera entendía cómo había llegado a esta conclusión, de verdad era muy inteligente, Magda tragó saliva nerviosa.

Su hijo estaba muy determinado en querer saber la verdad y ella no quería decírselo todavía, no le parecía el momento oportuno, menos después del discurso que había dado Erik por cadena nacional aunque... lo cierto era que para Magda nunca era el momento oportuno para hablarle a Peter de su padre y eso, eso era una actitud egoísta de su parte ya que su hijo merecía saber la verdad, no importaba cuán difícil fuera.

Sin embargo Magda no razonaba de esa manera, su único afán era proteger a su hijo, a cualquier costo, no le importaba si al final del día era egoísta con él, al final todo lo hacía pensando en su bien.

—¿De dónde sacas esa conclusión?—Preguntó Magda evasivamente luego de tragar saliva ruidosamente, haciéndose la tonta.

La señora Maximoff mantuvo una mano apoyada en su cintura, a la otra mano se llevó a la cabeza, hundió los dedos en su pelo castaño claro y ondulado, y luego lo sacudió un poco, ignoró con todas sus fuerzas el rostro de Erik que aparecía en la pantalla de la televisión detrás de Peter y mantuvo su mirada solamente en su hijo.

De verdad Magda estaba nerviosa, sentía que se avecinaba la revelación, iba a tener que decírselo a Peter, esta vez sí porque él mismo había atado los cabos sueltos y lo había descubierto, era muy inteligente y Magda no iba a poder superar su inteligencia, no podría convencerlo de que estaba "equivocado", no importaba cuánto lo intentara y siendo francos... ¿valía la pena ya? ¿quizás lo mejor era que de una vez fuera sincera con su hijo?

Peter soltó una risa amarga por el pobre y patético intento de su madre de negar la verdad.

—Por favor mamá, no es una conclusión muy difícil a la cual llegar.—Contestó el adolescente con un tono entre exasperado y desesperado al tiempo que extendía los brazos y luego los dejaba caer contra los costados de su cuerpo, en una actitud de derrota, Peter miró unos microsegundos el piso con una expresión indescifrable, luego levantó nuevamente el mentón, puso un semblante serio, apoyó ambas manos en su cadera y prosiguió con su explicación.—Vi su discurso en la tele, luego vi tu cara mezcla de odio y miedo, luego vi cómo se te cayó el vaso con Vodka y se rompió en el piso, luego escuché un sollozo de tu garganta que intentaste disimular tapándote la boca con la mano pero créeme.—Peter sacó una de las manos de su cadera, se señaló el pecho con el dedo pulgar, apuntando a su camiseta negra con el estampado de una banda de rock, arqueó una ceja gris y dijo.—A mí más que a nadie no me pasan desapercibidas las expresiones de la gente, cuando quiero veo todo como en una especie de cámara lenta gracias a mi mutación de súper velocidad...

—¿A dónde quieres llegar con esto?—Lo interrumpió Magda, preguntando lo obvio pero bueno, cada vez estaba más preocupada por lo tanto se equivocaba con las palabras que elegía.

Ella sentía que no estaba lista para revelarle la verdad a Peter aunque otra vez... quizás era lo mejor, sabía que su hijo merecía saberlo pero no era fácil, si Erik no hubiera dado ese maldito discurso en la tele y Peter no lo hubiera visto... sería otra la historia.

Magda no pudo evitar soltar un resoplido de molestia mientras nuevamente se llevaba una mano a su castaño y ondulado pelo pero esta vez se lo empujaba hacia atrás, dejando liberada su frente, donde se dibujó un ceño muy fruncido por su creciente enojo e impotencia debido a la situación.

"Maldito Erik y sus apariciones poco afortunadas" pensó Magda molesta, todavía no entendía cómo carajos había conseguido Erik salir de la prisión de máxima seguridad del estado, cómo había conseguido salir del Pentágono, de verdad que no lo entendía.

Si supiera que fue Peter quien lo liberó no estaría muy feliz por tres motivos, uno por irse de casa sin avisar otra vez, aunque bueno, eso no lo podía manejar ya, dos por ponerse en peligro y correr el riesgo de que esta vez de verdad lo arresten los policías y tres por liberar a su criminal padre, poniendo obviamente sin saberlo la vida de muchos humanos en juego ahora que Erik estaba dispuesto a iniciar una guerra entre humanos y mutantes.

Peter volvió a señalar el rostro de Erik Lehnsherr que aparecía en la televisión y contestó con una expresión sumamente seria, sacando a su madre de sus pensamientos y consiguiendo que se volviera a enfocar sólo en él.

—A que él es mi papá y yo heredé el gen X de él, y tu cara luego de ver su discurso me lo confirmó.—Peter cambió su expresión seria a una de desesperación, juntó las manos en señal de ruego y pidió.—Por favor, admítelo, no soy un niño pequeño al que le tengas que estar mintiendo, ya soy un adolescente de 17 años, dime la verdad mamá, por favor, puedo soportarlo.—Peter miró otra vez el rostro de Erik desde la pantalla del televisor y luego enfocó sus marrones ojos en su madre, tragó saliva y preguntó una vez más, insistente, ya quería saber la jodida verdad, podía con ello, como que se llamaba Peter Maximoff, alias Quicksilver podía.—¿Él es mi papá?—Peter bajó las manos y jugó con sus dedos, nervioso a la espera de una respuesta, pasados unos segundos frunció el ceño ante el torturante y largo silencio reinante, y espetó ya más serio de nuevo.—Contéstame.

Aquello fue demasiado para Magda, la insistencia de su hijo, sumado a su variable estado de ánimo, lo cual le daba pena y lástima y la hacía sentir culpable, sumado además a lo nerviosa que estaba y a la carga que conllevaba guardar un secreto de ese calibre, todos esos factores hicieron que fuera demasiado, era la gota de agua que derramó el vaso.

Magda se desmoronó, ya no pudo sostener más el secreto, no pudo seguir manteneniendo oculta la revelación de la ascendencia de su hijo, así que lo soltó, consciente de que sus palabras cambiarían la vida de Peter pero a la vez no pudiendo hacer nada para continuar evitando eso, Peter ya había atado solo los cabos y no había marcha atrás.

—Está bien, si, lo es.—Contestó Magda un tanto histérica por la difícil situación que le tocó vivir y más ese día, teniendo que confesárselo a su hijo.

Vio como los ojos de Peter se abrían mucho y empezaban a ponerse vidriosos, también notó que su labio inferior temblaba y vio como empezó a respirar más rápido, probablemente tratando de contener un inminente llanto y no era para menos, ella también lloraría si estuviera en su lugar.

Magda se sintió más culpable todavía, dio vacilantes pasos hacia su hijo pero él se tensó, frunció el ceño, puso sus labios en una fina línea y se alejó un poco, Magda lo consideró como un rechazo a su intento de consuelo, le dolió pero sentía que lo merecía, de verdad había sido egoísta con Peter, puso una expresión apenada.

—Lo siento Peter, tienes razón en que ya no eres un niño y sé que mereces saber la verdad pero yo siempre querré cuidarte.—Magda esbozó una sonrisa triste y especificó con tono lastimero.—Erik Lenhsherr es tu padre.

La señora Maximoff notó que Peter se tensaba aún más cuando se lo repitió, luego vio que se relajaba o al menos lo intentaba, y después vio que hacía un pequeño gesto de asentimiento con la cabeza, como aceptándolo, eso animó a Magda a proseguir, a de alguna forma tratar de conseguir el perdón de su hijo pero si quería conseguir eso debía empezar a ser un poco más sincera con él.

—Sí, lo es, es tu papá.—Volvió a decir Magda, juntó sus labios en una fina línea, torció la boca hacia un costado, haciendo un gesto dubitativo y entrecerró ligeramente los ojos mientras escondía las manos detrás de la espalda y miraba un punto inespecífico del suelo, realmente no quería hablar de su pasado con Erik, no se sentía cómoda, le costaba pero debía esforzarse y hacerlo si quería arreglar su relación de madre e hijo con Peter. Magda levantó valientemente la mirada, fijó sus verdes ojos en el rostro expectante de su hijo y dijo.—Él no lo sabe, se fue antes de que tú nacieras, nosotros tuvimos... una pelea.—Magda pensó que diciendo eso era suficiente, no quería entrar en detalles.

Peter no sabía que ella y Erik habían estado casados, no sabía que habían tenido una hija antes de tenerlo a él, Peter no sabía que había tenido una hermana llamada Anya Maximoff que murió cuando tenía 2 años, iba a ser muy doloroso para él enterarse de algo así.

Magda decidió que se lo diría pero más adelante, evidentemente no había hecho bien en ocultarle a Peter su origen y detalles de su pasado, lo compensaría, en serio se lo diría pero más adelante, de nuevo... su intención era proteger a su hijo, lo hacía pensando en su bienestar.

Peter pareció encontrar su voz luego de permanecer largo rato callado aunque sonó quebrada, como si estuviera al borde de largarse a llorar.

—¿Tan grande fue la pelea entre ustedes para que él se fuera y nunca mirara atrás?—Preguntó Peter con los ojos entrecerrados sin pensarlo dos veces.

Inmediatamente se arrepintió, el adolescente abrió grandes los ojos y se tapó la boca con una mano pero ya era tarde, ya había soltado esa patética pregunta para colmo con un tono parecido al llanto y de verdad estaba arrepentido, joder.

Peter estaba dejando en evidencia su tristeza y resentimiento por haber crecido sin una figura paterna en su vida, estaba dejando en evidencia cuánto ansiaba que Erik nunca se hubiera ido, abandonándola a su madre y en consecuencia a él, que estaba en su vientre, estaba dejando en evidencia que pese a todo lo que Erik había hecho... aún quería que fuera su papá.

Peter sintió vergüenza de sí mismo por dos motivos, uno no debería haberle hecho esa pregunta a su madre, lo había dejado muy vulnerable, haciéndolo quedar como un niño que quería a su papi con él, era patético, Peter sintió sus mejillas sonrojarse por eso pero en su defensa no pudo evitar preguntarlo, sus revoltosos sentimientos fueron los que lo hicieron hablar y preguntar eso.

Y dos ¿quizás estaba siendo muy blando con Erik? después de todo el tipo era un líder supremacista mutante, defensor de los derechos de los mutantes lo cual no le parecía mal a Peter pero lo que sí le parecía mal era que su padre era totalmente anti humanos, además había cometido muchos asesinatos.

¡Joder! ¡el tipo le dijo que lo habían encerrado en el Pentágono por matar al presidente! Peter se sorprendió mucho en ese momento, diciendo un casi inaudible "wow" y luego "mierda", así que si ¿Peter estaba siendo muy blando con Erik? ¿al punto de dejar pasar ese tipo de cosas y perdonarle todo? ¿tan desesperado estaba por tener un padre?

Peter sintió una renovada y fuerte oleada de vergüenza hacia sí mismo, sus mejillas se pusieron más rojas todavía, se llevó un puño a la boca y carraspeó, incómodo, luego escondió las manos detrás de la espalda, inclinó ligeramente la cabeza, fijando sus marrones ojos en el suelo y se quedó moviendo suavemente un pie, jugando con la punta de su zapatilla plateada.

Su madre era ajena a sus contradictorios pensamientos, a la batalla que mantenía en su mente dado que ella misma estaba sumergida en sus propios recuerdos, luego de la pregunta de Peter se quedó perdida en el pasado, rememorando la vida de casada que tuvo con Erik, recordando tantos buenos momentos que compartieron, su boda, todo el amor que se entregaron el uno al otro, los besos, los abrazos, las risas.

Magda recordó como criaron juntos a su hija, como Erik le iba a leer un cuento todas las noches, como otras veces simplemente inventaba historias divertidas que a su hija la hacían reír, recordó como la alzaba, la abrazaba, le daba tiernos besos en la frente y en las mejillas, le daba mimos y cariño paternal, le hacía cosquillas para hacerla reír, y cuando ella era más bebé... como le daba su biberón con leche, le cambiaba los pañales, la bañaba, la hacía dormir en el coche...

Erik fue un gran padre, muy cariñoso, atento, sobreprotector, etc, eso no podía negarlo Magda, sin embargo sentía como si hubiera sido en otra vida, había pasado mucho tiempo y Erik había pasado por un gran trauma, Magda se asustó mucho con su reacción cuando mataron a Anya en el incendio, ella también estaba muy triste, destruida, y por supuesto enojada con los humanos que les arrebataron a su hija pero nunca hubiera sido capaz de matarlos como lo hizo Erik.

Eso la diferenciaba a ella de Erik, él era un asesino y ella no, por eso lo llamó "monstruo" y lo corrió de la casa, pocos días después descubrió que estaba embarazada, esperando otro hijo de Erik pero no dudó en ocultárselo, también tuvo suerte de que Erik no volvió a buscarla, por las dudas Magda se mudó a otro lugar, meses después nació Peter y lo crió ella sola.

Lo cierto era que a pesar de que ya habían pasado casi 18 años de su ruptura, Magda no se arrepentía de su decisión, terminar su relación con Erik había sido lo mejor, por más que Peter se hubiera quedado sin su padre, además gracias a eso nació Lorna, Magda la tuvo con otro hombre que ahora ya no estaba en su vida, actualmente era madre soltera porque nunca estuvo enamorada de él como sí lo estuvo de Erik.

Magda estuvo enamoradísima de Erik Lehnsherr, de hecho lo seguía estando pero combatía sus sentimientos, si él se hubiera quedado Lorna no existiría, si Magda ponía todo en la balanza... prefería tener a Lorna y no a Erik, prefería a su hija y no a su ex esposo.

En fin, Erik había pasado por un gran trauma luego de la muerte de Anya, se había vuelto a despertar su instinto asesino así que... ¿seguiría siendo el mismo hombre cariñoso y afectuoso que fue mientras estuvieron casados? si se enterara de Peter... ¿sería tan buen padre con él como lo fue con Anya? Magda no estaba segura, de verdad que no lo sabía pero no quería correr el riesgo.

Erik no debía enterarse que tenía otro hijo, no debía enterarse de Peter, nunca, una cosa era que Peter lo supiera pero que lo supiera Erik... era otra cosa totalmente distinta, no terminaría bien, Magda apostaba por ello, en serio no terminaría bien porque con Erik nada terminaba bien así que Magda intentaría que Erik no lo supiera.

Ahora si Peter quería ir a buscarlo y decírselo, a Magda no le gustaría obviamente pero no podía detenerlo, uno no correspondía ya que era decisión de Peter, era su vida, sería su relación con su padre, ella no debía meterse en eso por más que fuera su madre y dos nadie podía detener a Peter cuando se proponía algo, cuando quería conseguir algo, ella por experiencia propia lo sabía así que ni lo intentaría, no detendría a Peter si quería ir a buscar a Erik, su hijo estaba en su derecho de hacerlo.

—Si, fue una pelea grande.—Contestó finalmente Magda luego de un momento de silencio en el que cada quien estuvo sumergido en su mente.

Peter frunció el ceño, apretó los labios formando una fina línea y miró hacia otro lado, no estaba de humor para pedirle a su madre detalles, ya luego podría hacerlo, suficiente con lo que había descubierto ese día, que su padre es un líder supremacista mutante a quien él ingenuamente había sacado de prisión hace pocos días y todo porque estaba aburrido...

Vaya, ahora Peter estaba siendo muy duro con Erik, primero era indulgente y ahora duro, mierda, lo que pasa es que no sabía qué pensar, estaba muy confundido, tenía muchos sentimientos encontrados pero no era para menos.

Magda se alegró y alivió de que Peter no quisiera indagar en el tema, de verdad lo compensaría y se lo diría más adelante pero sentía que ahora no era el momento, probablemente Peter necesitaría acudir a terapia de lo contrario, ya sería mucho para él, por más que le haya dicho que podía lidiar con la situación, era mucho y punto, eso o Magda era una cobarde y una egoísta que seguía ocultándole cosas a su hijo.

Magda notó con gran preocupación que Peter volvía a mirarla y abría ligeramente la boca, como con la intención de hablar, quizás de hacer preguntas, así que se le adelantó y se apresuró en hablar, una para zanjar esta incómoda y difícil conversación y dos para no arriesgarse a que Peter le pidiera detalles de su ruptura con Erik.

—Te oculté todo este tiempo que Erik Lenhsherr es tu padre para protegerte, no quería hacerte sufrir, lo siento Peter, de verdad lo siento.—Dijo Magda con una mirada apenada y con una nota de desesperación en su voz.

Estaba tratando de hacer que Peter entendiera su punto y la difícil situación en la que se encontraba, a ver si tenía suerte y la perdonaba, a Magda no le gustaba estar en malos términos con su hijo, vio que Peter la miraba con cara de poker, sin ninguna expresión en particular, ocultando muy bien sus sentimientos.

Magda soltó un suspiro y luego dijo en voz muy baja, sin ninguna intención de que Peter la escuchara, sólo era un pensamiento para sí misma que soltó en el aire, lamentablemente su hijo igual la escuchó, había hablado muy despacio pero él la escuchó.

—No es agradable saber que tu padre es un monstruo.

Ahora el semblante de Peter sí cambió, dejó de ser una cara de poker y se transformó en una mirada lastimera, bañada de tristeza y dolor, esas palabras habían sido muy fuertes para él, de verdad le dolió escuchar eso último.

¿Seguro su padre era un monstruo o su mamá estaba dramatizando? ¿o quizás él estaba fantaseando con que podía ser en el fondo una buena persona porque después de todo era su padre y a Peter siempre le había faltado una figura paterna en su vida?

La verdad era que Erik acababa de dar un discurso contra los humanos en la televisión, inclusive había intentado matar al presidente frente a las cámaras, a la vista de todo el mundo, y había estado 10 años encerrado en el Pentágono por matar a otro presidente pero en realidad quería proteger a los mutantes, a la gente que usualmente tenía una mira en la espalda, un blanco, un objetivo y todo por ser diferente, lo cierto era que era muy injusto, uno no elegía nacer con el gen X, nacías así y punto, Erik sólo quería proteger a los mutantes perseguidos, quizás de manera muy extrema.

Ay, la situación era muy complicada y Peter no sabía qué pensar, estaba confundido, no sabía si permitirse intentar formar un vínculo con su padre, si aceptarlo en su vida o no, si perdonarle sus errores o no, si dejar de lado el resentimiento y la sensación de abanono porque nunca volvió a buscar a su madre, si lo hubiera hecho, si Erik se hubiera atrevido a mirar atrás aunque fuera una sola vez, habría descubierto la existencia de Peter, hubiera sabido que tenía un hijo y Peter hubiera tenido un padre.

¿Lo hubiera tenido? esa duda asaltó a Peter de repente, genial, ahora estaba en medio de otra encrucijada, justo cuando sentía un poquito más de claridad en su mente, nótese el sarcasmo, Peter tragó saliva, nervioso, no sabía si alguna vez se animaría a buscar a Erik y decirle que es su hijo, no sabía si quería descubrir si él lo aceptaría, no estaba preparado para un posible rechazo.

¿Erik querría a Peter o era poca cosa para él por más que fuera un mutante? ¿qué concepto tendría de él? con pesar Peter llegó a la conclusión de que aparentemente uno no muy bueno por el momento ya que no le agradeció que lo haya rescatado, apenas y lo miró cuando pasó por su lado luego de que Peter salvó las papas noqueando a los policías en la cocina del Pentágono, en vez de dejar que Erik los matara con todos los cuchillos de cocina, las balas de las armas y demás objetos de metal que había ahí, porque para Peter no estaba bien matar porque si, joder, no estaba bien matar en absoluto, Erik tampoco se despidió de Peter antes de abordar el avión, algo que sí hicieron Charles y Hank.

Lo cierto era que Erik se había comportado como todo un bastardo con Peter, no se le notó mucho su gratitud por haberlo liberado de su confinamiento de 10 años, para nada, inclusive sabiendo que Peter se había expuesto al peligro por él pero... ¿por qué le importaría? si él no sabía que Peter es su hijo aunque de todos modos podría haberle importado por lo menos algo ya que es un mutante y Erik es defensor de los derechos de los mutantes y bla, bla, bla pero bueno, le había importado un carajo, era la cruel realidad.

Quizás Erik había estado muy abrumado por su repentina e inesperada libertad como para molestarse en al menos ser cordial con Peter aunque sí que debería molestarse, joder, Peter lo había liberado, como sea, quizás fue por eso y porque también había estado enfocado en escapar definitivamente, en no volver a ser capturado.

Además Erik tuvo un pequeño enfrentamiento con Charles en el ascensor, bueno no enfrentamiento precisamente, Erik sólo escuchó los reclamos enfadados de Charles y se comió un puñetazo en la mandíbula, capaz que quedó afectado por eso, quizás también el comportamiento indiferente de Erik hacia Peter también se debió al tiempo que permaneció aislado del mundo y de las personas.

¿Pero entonces por qué no se comportó así con Charles? lo saludó sorprendido apenas lo vio, y encima a Peter le dio la impresión de que fue demasiado indulgente con él a pesar de las duras palabras que le dijo y del golpe que le dio, como sea, daba igual, no había excusa fiable para Erik en opinión de Peter, había sido un bastardo con él y punto, de todas formas ya había pasado.

Sin embargo Peter no podía dejar de sentirse mal por más que se estuviera diciendo a sí mismo una y otra vez que no importaba, que ya había pasado, no podía dejar de dolerle y eso lo frustraba, Peter no quería sentirse mal por culpa de Erik, su madre tenía razón, sólo iba a sufrir si creaba un vínculo con él, por eso le ocultó la verdad todos estos años, pareciera que lo mejor era permanecer alejado, resignarse a tener un padre.

Entonces sabiendo eso... ¿por qué Peter no podía resignarse? ¿por qué muy en el fondo seguía deseando que Erik de alguna forma lo supiera, fuera a buscarlo y empezara a ser un padre para él? se sintió más frustrado todavía.

¡Peter estaba harto de sus contradictorios pensamientos y sentimientos! ¡era como dar vueltas en una puta calesita a la velocidad de una anciana con bastón!

Peter apretó las manos en puños a los costados de su cuerpo, se mordió el labio inferior y trató de contener unas repentinas lágrimas que se le habían formado en los ojos y que amenazaban con caer por sus mejillas, no quería que su madre lo viera llorando, además no quería llorar por culpa del bastardo de Erik Lehnsherr.

Peter no sabía por qué de golpe se sentía así, parecía una chica hormonal en sus días, su ánimo era muy cambiante, lo pensó un poco más y llegó a la conclusión de que no le había afectado en ese momento el trato que le dio Erik en el Pentágono porque todavía no sabía que era su padre pero ahora que lo sabía sí que le afectaba y le dolía mucho esa actitud tan fría hacia su persona, por más que no quisiese que fuese así, por más que no quisiese que le afectase, inclusive sabiendo que Erik no sabía que estaban relacionados, igual le dolía a Peter, lamentablemente no podía controlar sus poderosos e invasivos sentimientos, todo era muy reciente y nuevo para él, apenas y ya podía empezar a asimilar y aceptar que tenía un padre.

Peter hizo una mueca de disgusto porque acababa de recordar que Erik lo había llamado "loco" cuando Peter empezó a bromear con él sobre si sabía karate, en ese momento le dio gracia a Peter, inclusive su comentario consiguió que soltara una risita pero ahora no era así, ahora Peter lo sintió como un duro golpe a su autoestima que ya de por sí estaba baja ¿él cumpliría con los estándares que esperaba Erik de un hijo? ¿por qué le importaba siquiera lo que pensara ese bastardo asesino de humanos? porque Erik es su padre ¡SU PADRE! por eso a Peter siempre le importaría y buscaría su aceptación.

Peter rememoró una vez más la breve conversación que tuvo con su padre en el ascensor y sintió vergüenza y pena ajena, sus mejillas se pusieron tan rojas como un tomate ¿en qué carajos había estado pensando al preguntarle algo así? ¿si sabía karate? ¿en serio? era un verdadero papelón que le haya preguntado eso a su padre...

¡Mierda! Peter abrió los ojos como platos cuando reparó en que le había dado a Erik un detalle muy importante sobre su vida, un detalle que podía transformarse en un punto de inflexión si le ponías la debida atención.

Peter tragó saliva audiblemente, sintió su pulso acelearse súbitamente, las manos ligeramente temblorosas y transpiradas, un vuelco en el estómago, entre otras cosas nada placenteras, ahora, luego del descubrimiento que había hecho sobre su ascendencia, no podía creer que le haya dicho a Erik "me dicen que controlas el metal, sabes, mi mamá conoció una vez a un tipo que podía hacer eso".

¡Esa puta frase era muy reveladora! ¡si Erik tenía un mínimo de sentido común podía atar los cabos y descifrar por sí mismo que tiene un hijo!

Oh joder, Peter estaba en problemas, se sintió mareado de repente pero consiguió mantenerse en pie, mierda, estaba preocupado, esperaba que Erik no lo recordara y si lo recordaba que no lo descubriera y si lo descubría que no lo fuera a buscar.

Peter necesitaba tiempo, no estaba preparado para enfrentar a su padre, doblemente mierda, él y su gran bocota ¿por qué no podía permanecer callado? ¿por qué se le daba por contarle cosas de su vida a extraños? era algo muy ingenuo de su parte que Peter iba a tener que corregir a futuro.

Peter le bajó a la ansiedad cuando cayó en cuenta de que ya habían pasado unos días desde su encuentro con Erik, evidentemente Lenhsherr ya había olvidado su pequeña conversación, quizás ni siquiera le había prestado atención ya que no le dijo nada a Peter, no le dio ninguna respuesta, no se dio por aludido, no se dio cuenta que Peter hablaba inconscientemente de él ¿qué otro mutante había en el mundo que controlara el metal? ninguno pero si Erik no se dio cuenta ahí tal vez no se daría cuenta más, dependía exclusivamente de Peter que lo supiera, si Peter se animaba a decírselo lo sabría, sino no, punto.

Peter esbozó una sonrisa cargada de alivio y se sintió un poco mejor, todavía tenía tiempo, tiempo para pensar si quería que Erik lo supiera o no, afortunadamente no se dio cuenta ese día en el ascensor y evidentemente después tampoco de lo contrario habría venido ¿no? si, Peter quería creer que Erik hubiera venido si lo supiera así que seguramente no lo sabía, estaba salvado.

Que iluso, eso creía él, si supiera que su padre ya lo había descubierto, que estaba determinado a buscarlo, que estaba yendo hacia ahí, que estaba a punto de llegar, que estaban a punto de verse las caras... Peter no estaría tan aliviado ni se sentiría mejor.

La realidad era que no importaba lo que Peter quisiera, su destino ya estaba escrito, las cosas estaban sucediendo de una manera, a la manera de Erik y Peter iba a tener que amoldarse.

Magda era consciente de todo el tiempo que Peter estaba permaneciendo callado, con la mirada perdida, al borde del llanto por momentos ya que se le notaban los ojos vidriosos, era consciente de sus cambios de expresión acorde a lo que iba pensando.

La verdad era que le preocupaba pero se contuvo y no dijo nada, en lugar de eso se cruzó de brazos y se limitó a mirarlo con cautela, atenta a cualquier cosa, lista para responder cualquier pregunta que tuviera, lista para ayudarlo si lo necesitaba, lista para lo que sea que él le pidiera, quería darle a su hijo su tiempo y espacio para que pensara en lo que sea que estaba pensando ahora que sabía que Erik es su padre.

Finalmente Peter volvió a la realidad y recordó que no estaba solo, su madre seguía en la sala frente a él, callada, sin interrumpirlo, Peter sintió una oleada de gratitud hacia ella, apreciando que le diera su tiempo y espacio sin embargo pensó que ya había pensado demasiado, de hecho estaba cansado de pensar.

Lo único que quería Peter por el momento era desconectar la cabeza, hacer otra cosa, por ejemplo cenar, por suerte sus náuseas se habían ido y ahora tenía hambre, paradójicamente encontraba delicioso el suave aroma de la salsa de tomate que todavía estaba presente en la sala cuando antes le había resultado desagradable, Peter sintió que su boca se hacía agua, se lamió los labios y le echó un vistazo a la puerta de la cocina, su hipermetabolismo le exigía la ingesta seguida de alimento y en grandes cantidades.

El joven mutante sólo quería comer y luego encerrarse en su habitación, no había decidido todavía si para acostarse en el sillón a escuchar unas cuantas canciones de su Walkman o para tirarse en su cama e intentar conciliar el sueño, optó por la segunda opción, le vendría bien dormir así dejaba de pensar por un rato.

Pero Peter creía que al menos antes de irse le debía a su madre una breve pero concisa explicación de lo que había estado pensando, no quería dejarla preocupada, ya no estaba enojado con ella, bueno... en realidad un poco si pero no tanto como antes, Peter no compartía sus métodos, no le gustaba que le ocultaran las cosas pero por lo menos ella había sido lo suficientemente valiente para admitir la verdad y además se lo había ocultado todos esos años pensando en él, en su bienestar.

Si, Peter le debía una explicación a su madre, se iría pero antes la dejaría tranquila, no le gustaba estar en malos términos con ella.

Pese a su empeño a Peter le costó empezar, era mucho lo que había estado pensando, antes de que pudiera poner en orden sus confusos sentimientos, antes de que pudiera expresarlos siquiera, el sonido de unos repentinos golpes en la puerta de entrada se hizo oír, era un sonido brusco y torpe, ocasionado por alguien que estaba golpeando con insistencia e impaciencia la puerta, notoriamente ansioso porque lo atendieran y pudiera entrar.

Peter sintió curiosidad, quiso fijarse quién era, lo que si... estaba seguro que no era ningún policía porque él no había robado nada del centro comercial, ni de ninguna tienda de juegos, ni de un ciber, de ningún lado, además esos días los policías estaban más ocupados tratando de encontrar al fugitivo Erik Lenhsherr como para detenerse en robos menores.

En fin, motivado por la curiosidad, Peter estuvo a punto de trasladarse a súper velocidad hasta el jardín delantero de la casa para espiar quién era la persona que golpeaba con tanta insistencia la puerta antes de volver a entrar en la casa y hacer de cuenta que no había hecho nada pero por una vez en su vida alguien fue más rápido que él.

Esa persona que fue más rápida fue su hermanita pequeña, Lorna, que acababa de bajar la escalera, apareciendo en la sala con una expresión de pocos amigos, ya se había aburrido de jugar con sus juguetes en su habitación, por lo que quiso ir con su familia y de paso comprobar si ya estaba lista la cena porque estaba muerta de hambre, de ahí su expresión de molestia.

Peter se olvidó de la persona que golpeaba la puerta, miró a Lorna y esbozó una sonrisa cargada de ternura, quiso reír porque le pareció graciosa su carita, vio a Lorna como un pequeño rayo de sol que le acababa de alegrar un poquito el día, ese día fue muy complicado para Peter, encima el pobre adolescente no tenía idea de que estaba a punto de complicarse más por la llegada de...

En fin, Peter se había distraído viendo a Lorna, en el ínterin su madre salió de la sala y fue al hall de entrada para atender la puerta, dejándolos solos a sus dos hijos.

—Oye Peter ¿no sabes si ya está la comida? tengo mucha hambre.—Dijo la niña, ajena a la situación, no había escuchado nada de la conversación entre su madre y su hermano mayor.

Mientras tanto Magda, que ya estaba en el hall de entrada, le sacó la cadenita de seguridad a la puerta y la abrió sin fijarse primero desde el vidrio quién estaba afuera porque estaba muy distraída por su reciente conversación con su hijo, fue un claro error de su parte porque la persona que acababa de llegar era nada más y nada menos que Erik Lenhsherr, su ex esposo, el padre de la difunta Anya y ahora el padre de Peter.

En retrospectiva... a Erik le había tomado un poco de tiempo encontrar la casa de Magda pero finalmente lo había logrado, fue bastante obvio luego de ver el buzón de cartas de la propiedad con el apellido "Maximoff" frente a la vereda y al lado del camino que conducía a dicha casa.

Erik había esbozado una sonrisa depredadora de tiburón y había pensado "aquí es", también había sentido su ritmo cardíaco acelerarse por la anticipación de volver a ver a su hijo, ahora que sabía que era su hijo.

Erik se bajó del auto, cerrando la puerta con un suave movimiento de su mano, usando sus poderes y se tomó unos segundos para escudriñar la casa por fuera, era muy linda y moderna, del gusto que él compartía con Magda, no había duda de que Erik hubiera estado de acuerdo en mudarse ahí pero ahora no le interesaba en lo más mínimo la casa, ya no, eso era pasado, pasado enterrado para él como su relación con Magda.

Habían quedado atrás esos días donde él y ella habían planeado mudarse a ese barrio cuando todavía estaban juntos, se habían puesto a recorrerlo con su hija en brazos, había sido antes de que Anya muriera, antes de que la vida de Erik se volviera a arruinar por la pérdida de un ser querido.

Primero Shaw le había arrebatado a su madre, después unos humanos le habían arrebatado a Anya y ahora Magda pretendía arrebatarle a Peter ocultándole descaradamente su existencia, Erik no lo permitiría, ahora era consciente de que tenía otro hijo, todo había cambiado y para bien, iba a ser el padre que Peter merecía, aunque Magda no quisiera que ejerciera el rol que le correspondía por derecho.

Erik iría contra ella y contra cualquiera que quisiera interponerse en su camino porque lo que más le interesaba en este mundo ahora que había hecho este importante descubrimiento era su hijo, Peter Maximoff, Erik lo quería con él, más luego de haberse perdido 17 años de su vida, de verlo crecer, de brindarle el cariño que seguramente le faltó, Erik estaba aquí por él, había venido para llevárselo, para empezar a ejercer su rol de padre.

Quizás el mejor camino a seguir era no ser impulsivo, era conveniente que Erik lo hablara con Peter primero, compartirle su desesperación de ser padre, para empezar decirle que era su padre, el chico no lo sabía, bueno eso creía Erik, ok, el tema era que convenía que no fuera impulsivo pero eso le costaba.

Erik estaba muy tentado de simplemente atrapar a Peter con sus poderes para controlar el metal, seguramente su hijo estaba usando ropa con pequeños detalles metálicos, con eso le alcanzaba y le sobraba a Erik, podía inmovilizarlo fácilmente.

No importaba cuán rápido corriera Peter, si Erik lo agarraba con la guardia baja podía inmovilizarlo antes de que su hijo se le escapara con su increíble velocidad, un poder del que Erik estaba muy orgulloso pero en ese momento debía estar atento y ser cauteloso para que su hijo no se fuera, una vez que lo tuviera sujeto y a su merced, Erik podía hacerlo levitar, sacarlo tranquilamente de la casa, subirlo con suavidad y cuidado a su auto, su Corvette negro, llevárselo y explicarle la situación en otro lugar, no delante de Magda.

Apenas Erik podía mirarla a la cara luego de que le ocultara semejante secreto, que iban a tener un hijo ¿cómo Magda fue capaz de tal cosa? ¿más luego de lo de Anya? Erik se esforzó por controlar sus emociones y sus impulsos si quería que las cosas salieran bien.

Por su parte Magda estuvo paralizada todo el tiempo en el hall de entrada, aún con la mano sujetando la manija de la puerta, tenía los ojos bien abiertos, la boca ligeramente abierta y contraria a Erik, a ella le costaba apartar su mirada de él, estaba muy sorprendida y claramente en shock.

Erik sintió que su paciencia se había acabado, no iba a quedarse ahí quieto esperando que Magda asimilara el hecho de que él estaba ahí, para nada ¿por qué tenía que pensar en ella y preocuparse por ella cuando ella no había pensado en él ni mucho menos se había preocupado por él?

Erik esquivó a Magda y entró con resolución en la casa, en busca de Peter, ansioso por verlo, ella salió abruptamente de su trance, movida por su instinto materno y un sentimiento de protección hacia su hijo, así que siguió a Lenhsherr trotando a paso rápido para alcanzarlo puesto que él daba largas zancadas, notoriamente presuroso.

Magda se acercó lo suficiente para estirar el brazo y conseguir apoyarle una mano en el hombro con el afán de detenerlo pero Erik se zafó rápidamente de su toque y dijo en voz demasiado alta, dejando de lado la prudencia ya que Peter podía oírlo y no era la forma de revelárselo pero Erik no lo hizo intencionadamente, pese a sus esfuerzos por comportarse estaba actuando impulsivamente por culpa de sus emociones, y no ayudaba tener a Magda cerca, sólo incrementaba su sensación de malestar y enojo contra el mundo.

—Hazte a un lado Magda, no te metas en mi camino, vine por mi hijo, vine por Peter.—Dijo Erik con un rostro muy serio, había dicho el nombre de su hijo adrede para que ella supiera que había descubierto su secreto.

Magda palideció y se sintió a punto de desmayarse, tenía que ser una cruel broma del destino que el mismo día que Peter había descubierto que Erik es su padre, Erik descubriera que Peter es su hijo ¡¿por qué?! ella no quería que formaran un vínculo familiar.

Las palabras de Erik se repitieron en su mente "vine por mi hijo, vine por Peter", enviando el mundo de Magda a los suelos ¿qué? todavía no lo asimilaba ¿cómo lo sabía? ¿desde cuándo? otra vez... ¿qué? en su opinión el día no podía empeorar más, primero fue ese maldito discurso de Erik en cadena nacional, después fueron los planteos de su hijo exigiéndole respuestas muy complicadas de responder pero que aún así estaba en su derecho de hacer y como si todo lo anterior fuera poco ahora aparecía Erik reclamando a Peter.

Un escalofrío recorrió a Magda, no podía permitir que Erik se lo llevara, era cierto que es hijo de ambos pero Magda no quería dejarlo ir, ella lo había criado desde que era un bebé, punto, ahora... ¿qué haría para evitarlo? era una simple humana contra uno de los mutantes más poderosos del mundo, no tenía posibilidades de ganar una disputa.

Si Erik se empeñaba en llevárselo ella no iba a poder evitarlo, y Peter tampoco podría por más que fuera un mutante, podría correr rápido para intentar escapar pero Erik lo inmovilizaría antes controlando el metal que tenía en su ropa.

Magda necesitaba urgentemente asegurarse que Peter no tenía puesto algo con algún detalle metálico, aunque fuera insignificante, no recordaba bien si tenía o no en la ropa algo de metal así que corrió lo más rápido que pudo con los tacones altos que estaba usando, pasando por el lado de Erik, adelantándose y llegando antes que él a la sala donde Peter y Lorna estaban quietos mirando hacia el vano que conectaba el hall de entrada con la sala.

Magda respiró una gran bocanada de aire para calmar su desbocado corazón y sus nervios y miró cuidadosamente a su hijo, hizo una mueca al notar que tenía mucho metal encima como la hebilla del cinturón que sostenía su jean, algunas tachas metálicas que tenía el jean, el reloj que llevaba puesto en la muñeca izquierda, las arandelas metálicas de los agujeritos por donde pasaban los cordones de sus zapatillas plateadas, los cierres, tachas, botones y algunos detalles metálicos de su chaqueta plateada, sip, eso era suficiente metal para que Erik tuviera total control sobre él si se lo proponía.

Por su parte Peter no había podido moverse de su lugar, había quedado paralizado luego de escuchar la misma voz que había escuchado días atrás en el Pentágono, era la voz de quien ahora sabía que era su padre y... evidentemente él también lo sabía porque Peter escuchó claramente que Erik Lenhsherr dijo "vine por mi hijo, vine por Peter".

Primero... ¡¿qué carajos?! Peter sentía un tumulto de violentos sentimientos, la piel se le puso de gallina, recordó la insistencia con la que Erik estuvo golpeando la puerta de entrada de la casa, se notaba que estaba desesperado por llegar a él, Peter no sabía si sentirse halagado o asustado, las firmes palabras de Erik se repitieron en su mente "vine por mi hijo, vine por Peter".

Pero él vivía ahí y no estaba planeando irse a otro lado, sin embargo Erik había sonado muy firme y convencido diciendo eso, Peter tragó saliva, sumamente preocupado ¡¿acaso iba a secuestrarlo o qué?! y segundo... ¡¿cómo lo descubrió?! ¡¿cómo carajos sabía que era su hijo?! ¡¿y por qué ahora?! ¡¿justo cuando Peter acababa de descubrirlo?! Erik no lo supo durante 17 años ¡en serio! ¡¿por qué ahora lo sabía?!

Quizás lo sabía por lo que Peter le dijo en el ascensor "me dicen que controlas el metal, sabes, mi mamá conoció una vez a un tipo que podía hacer eso", joder, de verdad fue muy ingenuo, el adolescente se dio cuenta demasiado tarde que esa puta frase era muy reveladora, en serio debía dejar de darle detalles de su vida a extraños, en ese momento Erik era un extraño para él, Peter no tendría por qué haberle dicho eso, por culpa de eso quizás Erik había atado los cabos, tal y como lo hizo él al ver su discurso y luego la cara de su madre a ello, evidentemente ambos habían llegado a la misma conclusión, que son padre e hijo.

Bueno... algo rescatable de todo esto es que una de las dudas de Peter había sido aclarada, anteriormente se había planteado a sí mismo si significaría algo para su padre y ahora tenía la certeza de que obviamente sí, que significaba mucho para él porque había venido desesperado a buscarlo luego de descubrir su conexión familiar, al punto que Peter temía ser secuestrado, con Erik Lenhsherr no se sabía, el tipo era muy extremo.

Sip, definitivamente Peter no sabía si al final era bueno o no que su padre estuviera interesado en él, estaba un poco asustado para ser sinceros, tener la total atención de Erik Lehnsherr sobre ti era aterrador, joder.

Peter no estaba listo para enfrentarlo, no todavía pero no tenía muchas opciones porque antes de que atinara a huir a súper velocidad, ya estaba a la vista de su padre, quien había aparecido en la sala segundos después de su madre.

Peter se congeló aún más en su lugar y sintió el corazón latiendo ferozmente en su pecho, mierda ¿ahora qué hacía? ambos se miraron fijamente a los ojos, sin decir ni hacer nada por el momento, ambos conscientes de que estaban relacionados, de que son padre e hijo.

Era cuestión de ver qué sucedería ahora ya que no estaban solos, Magda y Lorna también se encontraban allí ¿podrían Erik y Peter hablar tranquilos? ¿conversar sobre ellos? ¿o Erik se contendría y no diría nada por la presencia de la niña y su madre? Peter lo dudaba ya que a él parecía no importarle mucho eso ¡mierda! inclusive Peter sospechaba que Erik era capaz de secuestrarlo aquí y ahora ¡doblemente mierda!

De verás Peter debió escapar en cuánto pudo, ahora era tarde, si o si tendría que enfrentar a su padre al poco tiempo de descubrir que es su padre en primer lugar, encima apenas podía asimilar que él ya lo sabía también, que sabía que Peter es su hijo, que sabía que están relacionados, el adolescente sentía que todo estaba pasando demasiado rápido, a este ritmo iba a necesitar terapia.

Que jodido día estaba viviendo Peter ¿qué había hecho para merecer esto? ah si... existir ¿gracias a quién? a Erik Lenhsherr y su generosa donación de esperma, ok, no, Peter se estaba excediendo, gracias al encuentro íntimo de Erik Lenhsherr y Magda Maximoff, gracias al encuentro íntimo de su padre y su madre.

Peter se tensó y tragó saliva nervioso ante el intenso escrutinio que le estaba dando Erik, su padre, mierda, se le venía la noche.

CONTINUARÁ...

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Perdón por el suspenso que dejé al final pero tenía que hacerlo 😅🤣 La historia de este One Shot concluirá en la segunda y última parte 😎 Ya tengo bastante escrito pero les tengo una pregunta para sacarme una duda jaja:

¿Qué preferirían ustedes?

1)Que Erik secuestre a Peter y lo lleve a otro lugar para hablar sobre ellos.

2)Que Erik se comporte de forma más madura, se contenga de secuestrar a Peter, y hablen en su casa.

Espero leer sus opiniones jaja 🤭

Nos leemos! Saludos! 🩷👋🏻

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