capitulo 20

¿Por qué Matt cambió tanto? No creó que se deba solo porque dio a luz, su cambió es tan drástico, en su mirada solo puedo ver asco hacia mi persona.

¿Cómo ese amor por mi se convirtió en eso? No debería importarme, lo seduje solo porque Kensy me lo pidió, por ella haría todo. Eso es lo que pensaba en ese entonces.

Ahora que conseguí lo que quería no le encuentro gracias, perdí mi oportunidad con alguien que si valía la pena por andar detrás de las faldas de una mujer nada decente.

¿Cómo le haré para que me vuelva a ver cómo su todo? Quiero tener de nuevo esa mirada solo para mí, esos bellos ojos de azul-celeste son tan presiosos.

Matt, Matt, quiero tenerte solo para mí. Besar esos labios, fui tan estúpido, ¿Cuántas veces rechaze un beso tuyo? No lo sé, ya perdí la cuenta. Tuve tantas oportunidades de hacerte mío pero al final perdí todo. ¿Soy masoquista? ¿me gusta que me trate mal?

Toc, toc, toc.

—Jove maestro, alguien lo está buscando.

—¿Quién?—Félix terminó de clavar el gran póster de Matt, uno donde sale con una gran sonrisa.

—La señorita Kensy.

—Dile que estoy ocupado.

—¿Ocupado con que?—Entro a la habitación como perro por su casa—¡Pero que demonios! ¿Cuando te volviste tan loco?—Kensy arranco el póster, lo pateo sin piedad.

—¡Estas loca!—La empujó—No Puedes entrar a mi habitación cuando se te plazca—Recogio el póster, lo doblo ya qué estaba arruinado.

—¡Félix, que no se te olvide que prometiste casarte conmigo! Ese acuerdo ya lo saben nuestros padres.

—Puedo romperlo cuando se mede la gana, no es como si lo supiera todo el mundo, además tu solo quieres mi apellido, ¿Crees que no lo sé? Cómo te arrepientes de no tener el Taylor, ahora quieres el Duck.

—Deja de decir estupidezes, sabes bien que siempre me haz gustado, porque crees que hice que mi hermano se casará con Adiel Taylor, porque te quería para mí, y tú estuvistes de acuerdo. Así que no te hagas el santo.

—De lo cual me arrepiento, si tan solo hubiera elegido a Matt, sería yo su esposo y no el maestro Adiel Taylor.

—Solo te quedarás con el hubiera, lo hecho, hecho esta. No hay vuelta atrás para lo que causamos—Se sento en la cama—O quieres disfrutar del ahora—Desato los botones de su camisa, el sostén negro que sostiene esos redondos melones, quedó al descubierto.

—Ponte la camisa, no estoy de humor para tener sexo contigo, a menos que quieras que te ponga la imagen de Matt en tu rostro.

Kensy tembló del enojo, no podía creer que Félix la humillara así.

Maldito Matt, todo es tu culpa, primero Adiel, ahora Félix. ¿Que más me vas a quitar? ¿Qué tienes de especial? Solo eres un Doncel sin gracia, Donald es mucho mejor que tú... cierto, el joven maestro Donald está enamorado de Adiel.

Tengo que hablar con él para poner la grandeza de Matt por los suelos, si, eso es.

Kensy volvió a ponerse la camisa, salió de la habitación de Félix.

—Por fin se fue, tendré que revelar otra foto, esta ya no sirve.

Félix tomo su celular, comenzó a buscar el número de Matt, cuando lo encontró lo presionó. Ni si quiera sonó cuando ya lo estaba mandando al buzón de voz, estaba bloqueado.

¡¿Me bloqueó?! Imposible, tal vez me equivoqué de número, pero este es el correcto. Iré a sus redes sociales. ¿Eh? Tampoco aparece.

—¡Mierda!—Lanzo el celular contra la pared—¡No puede ser posible, Matt me ama, no puede vivir sin mí!

Desató su furia con el pobre celular que su único error fue pertenecerse a ese flor de cadáver, llamado Félix.

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—¿Saldrán?—Preguntó Matt, el está llenando sus mejillas con uvas verdes, frescas. Adiel está junto a el con la pequeña Ayla en sus brazos—Di ah—Adiel obedeció, su hermoso Doncel también le estaba dando de comer deliciosas uvas.

Gerson se había retirado después de desayunar, después de todo si no se marchaba, Adie lo correría del lugar. Para evitar una humillación así, prefirió marcharse por su cuenta.

—Si, iremos de compras con unos compañeros de la universidad—Respondió Nery—Volveremos después del almuerzo así que no nos esperen.

—Entiendo, cuídense. ¿Quién los cuidará?

—Nadie, no llevaremos guardespaldas—Esta vez fue Zay quién respondió.

—¡¿Por qué? Soy figuras públicas, llevan el apellido Taylor!—Eso los hace un blanco fácil para ser secuestrados.

—No te preocupes, siempre los están cuidando. No es necesario que anden con ellos—Comento Adiel, con su mano libre, acariciaba el sedoso cabello de su esposo.

—Eso me tranquiliza, que de diviertan.

—Gracias, nos vemos—Se retiraron.

—Espero que no traigan más ropa para Ayla, aún no usa toda la que trajeron.

—No importa, la que no llegue a usar, la regalaremos—Comentó Matt.

—Me parece bien, vamos a la habitación. Ella ya se durmió—Adiel se puso de pie, Matt hizo lo mismo.

Con el plato aun en mis manos, con muchas uvas, seguí a mi esposo, los dos entramos a la habitación, Niel y Jun, tienen el día libré, está mansión tiene mucha seguridad. Estamos bien.

Adiel puso a la pequeña Ayla en la cuna, la cubrió con la frazada de conejo, es uno de los regalos de Nery. Matt puso el plato en el buró cerca de la cama, se quitó el abrigo, pantuflas, subió a la cama.

Para el esto es vida, no tiene preocupación de que irá a trabajar, tiene a un gran esposo, puede ser holgazán de vez en cuándo.

—Esposo, ven aquí~—Palmeo la cama, al mayor no le tuvieron que decir dos veces, cuando ya se había quitado el abrigo y pantuflas.

—¿No quieres salir?—Adiel se sentó en la cama, apoyando su espalda en esas suaves almohadas.

—No, Prefiero esto que salir allá a fuera, aparte no me gusta dejar sola a mi pequeña bolita de masa—Apoye mi espalda en ese firmé, poderoso, maravilloso, pecho, de mi esposo. Esto si es vida.

—Estoy de acuerdo—Le alcanzó el plato con la uvas a Matt, después llevó sus manos a la cintura de su esposo—Estoy comenzado a desear que esté mes sea eterno, no quiero dejar está comodidad, no quiero ir a trabajar y volver en la madrugada.

—Hay que ahorrar lo suficiente para nuestra pequeña bolita de masa, luego nos jubilamos, y nos vamos a vivir lejos de los reflectores.

—Excelente idea, ya tengo mucho dinero. Podemos hacerlo ya.

—Pero yo no—Comento tristemente.

—Si, mi dinero es tuyo—Lo abrazo con más fuerza.

—No, no es lo mismo. Yo quiero el propio mío, ganado con mi esfuerzo, no es que no aprecie tu buen gesto—Pero yo siempre he sido independiente.

—Lo sé, entonces hay que recuperar lo que te robaron.

—¿Cómo? No tengo pruebas, el muy tonto de yo, no dijo nada en aquél entonces cuando ese anciano me quitaba mi dinero.

—Eso no es necesario, el dinero que siempre invertí en los proyectos de Nelsy, fueron préstamos, no dinero regalado.

—¡¿Encerio?!—Dejo el plató a un lado de la cama, se giró para sentarse en el regazo de Adiel, para poder verlo los ojos.

—Si, sabía que cada vez que me pedías dinero era porqué ellos te lo decían, por eso siempre iba un paso adelante. Nelsy no se opuso porque creyó que al estar yo casado contigo. Jamás le pediría que devuelva el dinero.

—¿De cuanto habíamos?

—Como unos 30 millones de dólares.

—¡30 millones!—Matt volteó a ver a su pequeña, al ver qué no se despertó, suspiró aliviado—Encerio, no te merezco—Crei que el dinero que el anterior Matt, pedía, no era esas grandes cantidades—Ese dinero no puede tomarlo, después de todo sigue siendo tuyo.

—Matt—Con sus manos tomo el rostro de su esposo—Sera una compensación por ver bajado la guardia y dejar que alguien pusiera algo en mi bebida, esa noche en la que nos conocimos, no es para expiar mi culpa, porque no creo que llegue el día donde esa noche desaparezca de nuestros recuerdos—Si no encuentro una manera para que el tome ese dinero, tendré que buscar otras excusas.

Su toque es agradable, me gusta sentir a mi esposo, me sostiene como un preciso tesoro. Hace que mi corazón burbuje de felicidad.

—Yo también te hice daño—Junte mi frente con la de Adiel—Aún sabiendo que tú no tenías la culpa, te culpe a ti en vez de mi odiosa familia, fuí muy cobarde.

—No lo eras, solo tenías miedo, confiaste en las personas equivocadas, creistes que por ser tu familia no te harían daño.

—Como dije, eres demasiado bueno para mí, pero ahora que eres mío, no pienses en irte.

—No lo haré, me tendrás que soportar por el restó de tu vida.

—Bienvenido seas, me gustas, me gustas mucho—Sonrio.

—Me gustas—Beso esos labios rosados de Matt.

Las manos de Adiel dejaron el rostro de Matt, para tomarlo de la cintura, profundizarón ese apasionado beso. Movían sus labios en un vaivén de frenesí.

Ahora que habían descubierto lo que causa el sentimiento; Gustar, no querían estar lejos el uno del otro. Aprovecharán cuálquier momento para darse mucho amor.

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