capitulo 2

Matt toca su rostro con un poco de decepción, ya que es el mismo que su vida anterior. Pero solo que ahora sus rasgos son más finos.

Mi cabello negro se convirtió en rosa plata, me da un toque más deslumbrante a mi piel de porcelana. Mis ojos siguen siendo de un azul celeste, cejas rectas pobladas. Grandes pestañas, unos pómulos firmes.

Mis caderas se agrandaron despues del parto, de mi cuerpo no me puedo quejar, está perfectamente. Tengo una complexión atlética, solo que donde había un abdomen de lavadero, ahora hay un poco de masa, tendré que deshacerme de ella cuando ya esté listo para ser ejercicio.

No por nada soy actor y modelo, algo de lo que yo, jamás se me ocurrió ejercer. Odio que las personas me vean como si fuera un pobre mono haciendo malabares. Mejor me voy acostar, estar de pie hace que sienta que se me saldrá algo.

Matt salió del baño, caminaba como un robot descompuesto.

—Este será la última hija que tendré—Matt hablaba solo.—Ayla, tu serás la princesa de papá. Serás la única princesa.

Matt acaricio las rosadas mejillas de su niña, ella duerme profundamente. Lleva una pijama rosa de conejo peludita. Matt subió a la cama, le toca esperar a su esposo quién vendrá a  recogerlo.

—Ya nos vam...—La sonrisa de Matt se esfumó cuando vio a la persona que menos quería ver.

Su odiosa hermana, y la hiena de Félix el enamorado del anterior Matt.

—¿Qué hacen aquí?—Su voz estaba irritada.

—Solo veníamos a ver cómo estabas, hermanito.

Y yo te voy a creer maldita hipócrita, por más que intentes ocultarlo de bajo de esa hermosa cara, sigue siendo tan falsa como ese trasero de silicona.

—Estoy bien, pueden marcharse. Necesito descansar.

—Matt, se que estás molesto—Félix hablo con suavidad, intento acercarse a Matt.

—No es necesario que me hablen como un niño, no estoy molestó.

—Hermano, se que quieres dejar al cuñado. Pero eso no está bien, ahora tienen una hija. Además papá necesita que le pidas al cuñado más dinero.

Ja, ya decía yo que no podrían venir solo para saber cómo estoy.

—¿Acaso nos han visto con cara de banco? ¿Quien dijo que quiero dejar a Adiel? No logras ver lo bueno, sexi, guapo, de ese hombre. ¿Por que dejaría que alguien más lo tuviera? Eso seria estúpido de mi parte.

—Matt..

—Sr. Taylor para usted, joven maestro Duck.

Felix veia con mucha incredubilida a Matt. El joven Doncel jamás uso el apellido de casado.

—¿Hermano, te gusta el cuñado?

—Esa pregunta es estúpida, ese hombre es tan bueno, gustarme, no, el me encanta.

—No te creó—Sonrio—¿Ya te dejo de gustar Félix?

—¿Cuando dije eso?—La miro confundido—Eras tu la que dijiste que estabas enamorado de el, que por eso no te quisiste casar con Adiel. Eso es lo mejor que has hecho en toda tu vida, hermana.

—Yo no dije eso—Miro a Félix—Matt deja de decir estupideces.

Félix es el típico chico guapo popular de la universidad, cabellera rubia, ojos verdes, un hombre de ensueño para cualquier mujer. Pero para mí es el típico chico rico, con aires de grandeza.

—Bueno, el Joven Duck no me parece ni siquiera atractivo, es como cualquier pez en el agua. Nada especial, Mi esposo, el si es algo fuera de este mundo.

—¡Matt!—Se exaltó Félix.

—Deja de gritar, mi pequeña está durmiendo—Matt se levantó con mucho cuidado, quería ver qué no se haya despertado.

—Retirense—Subio de nuevo a la cama.

—Hermano lo sentimos, no queríamos gritar. Solo dime le dirás al cuñado que nos de el dinero para el nuevo proyecto de la empresa.

Estas sanguijuelas solo buscan donde chupar sangre.—Asi como te cubres el rostro con esas capas de maquillaje, así de descarada es tu comportamiento. Mi esposo no es un banco.

Matt estaba a punto de maldecirlos y decirles de que se iban a morir, cuando Adiel entro a la habitación.

—Hola cuñado—Ella le sonrió, se acomodó el cabello detrás de su oreja.

—Buenos días, Maestro Taylor.

—Ya nos vamos a casa—Pregunté a la vez que intento bajarme de la cama.

Pero antes que pudiera bajar, unas fuertes manos rodeaban mi cintura, evitando que hiciera fuerza.

—No bajes aún. Jun fue atraer la silla de ruedas.

__¡No estoy paralítico!—Grite en voz baja, casi un susurró.

—Lo sé, pero no puedes hacer mucho esfuerzo.

—Sabes que tampoco puedo sentarme del todo bien, me pregunto si, así fue la primera vez que dormimos juntos.

Mierda, se me fue la olla. Se me olvido que estoy en el cuerpo de Matt, podía ver como el rostro de Adiel me veía con confusión.

—No me veas así, recuerda que no estábamos en nuestro sano juicio.

—Yo no he dicho nada.

—Tu expresión dice otra cosa—Cuando podre sentarme sin que me duela.

Mi hermana en mi anterior vida, ella tuvo dos partos y al día siguiente andaba como si nada, bueno el mío es diferente ya que fue por un lugar que no es para eso.(¡mi hermana tuvo a mi sobrina y al siguiente día como si ella no fuera la que estuvo sufrido en el hospital!)

—Ni pienses que te daré otro hijo, ella será la única.

Adiel se congelo un poco al escuchar eso, pero solo fue un leve momento, ya qué se logró ver una pequeña sonrisa en sus labios.

—Hermano.

—¡Eh, aún siguen aquí!

—Si.

—¿por qué que siguen aquí y no se marchan?

—Venimos a conocer a mi sobrina, a un no la he visto.

—La podrás ver otro día, ahora pueden irse—Shu, Shu.

—Hermano, ¿me estas corriendo?—Puso una expresión triste.

—Hasta ahora te das cuenta—Rodó sus ojos.

—La puerta está por ahí, pueden marcharse. Mi esposo e hija necesitan silencio—Indico Adiel.

—Si, ya nos vamos—Puso una sonrisa rígida—Te ire a visitar a tu penthouse.

—Aja, adiós.—Los dos seres indeseables salieron de la habitación.

—¿Entonces no irás a la mansión?—Este a un lo tenía sujetado de la cintura, su rostro se roza con las mejillas de Matt.

—Menti, dejala que vaya al penthouse, y en el proceso tenga algún accidente, ¿cuando vendrá Jun? Ya tengo hambre.

Justo el nombrado entro empujado la silla, Adiel ayudo a Matt asentarse, el ya iba vestido con ropa casual, mas un gran abrigo, están en pleno invierno.

—Yo llevaré a Ayla—Adiel la puso en sus brazos, la cubrió con una manta color celeste., Se veía tan bonita.

Adiel empujó suavemente la silla, los dos guardespaldas iban de tras de ellos.

—Adiel.

—¡¿Si?!—Otra vez Matt lo tomo por sorpresa, el nunca dijo su nombre, siempre le decia bastardo.

—No quiero que los reporteros nos vean.—Giro un poco su rostro para encontrarse con la mirada de su esposo.

—Ya me encargue de eso.

Subieron al elevador, presionó el primer piso. Al llegar bajaron, el auto de Adiel ya estaba estacionado enfrente para que subieran.

—Si la dejas caer, te haré algo peor que la muerte—Adiel puso a la pequeña en los brazos del guardaespaldas Jun.

El iba a poner a su esposo en el asiento del auto, cuando ya estuvo sentado en la parte de atrás, Jun le pasó a la joven señorita a Matt, luego subió Adiel.

Jun fue a dejar la silla, para subir al siento del copiloto. El auto arranco antes que los reporteros vinieran hacerles algunas preguntas.

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