CAPITULO 7

CONNOR

Mucho en los días siguientes, que no vi a Demian.

Con la falta de un compañero ausentándose en la tienda de comestibles un par de ellos por enfermo y reemplazarlo, sumado a que y sin éxito, busqué un segundo trabajo como mecánico por la zona saliendo del mismo.

Apareció en mi vivienda una tarde, tras pedir mi dirección por un mensaje de texto.

Me tomó de sorpresa verlo llegar ese mismo día y hora después, encontrándome con su elegante y gótica presencia al abrir la puerta, radiante como él mismo y yo, apenas despertando por un profundo y prolongado sueño intentando recuperarlo, por casi 42h de casi no hacerlo por las horas extras de trabajo y lo que quedaba de ellas, en ese rastreo frustrado de segundo trabajo.

Sin mencionar, lo reconozco.

Que sinceramente y cosa que no lo había advertido, pero ahora al tenerlo frente me doy cuenta.

Sonrío con un gran bostezo, rascando mi pelo revuelto y apoyado contra la puerta abierta.

Lo extrañaba.

- ¿Te desperté? - Me dice intentando no focalizar en mí, creo que por buscar su abanico de encaje negro de una carterita que lo atraviesa.

Se hace consecutivamente aire y frunzo mi ceño.

- ¿Hace calor, afuera? - Pregunto, asomando parte de mi rostro afuera para ver.

FRESITA

Este chico me va matar.

¿Quién en su sano juicio, sin todavía saber si es hetero, cosa que me parece mucho no le interesa ese gran punto y frente a uno, que si lo tiene muy definido cada centímetro de su piel como cinco extremidades que lo componen, abre la puerta solo en pantalón de gimnasia que en su mejores años fue por lo viejo color azul, torso desnudo muy definido y para mi desgracia, cual me lo sé de memoria por trabajar en él mis pinceles como corazón con un desagradecido elástico por sus años, juegan en caer por sus lados y para mi segunda desgracia, marcando esa bendita V de su bajo vientre y que se acentúa más en su estrecha cintura por la posición de sus brazos contra el marco de la puerta al apoyarse?

Acotación aparte.

Oh mi Dios, que calor...

Su pelo pornográficamente revuelto por recién despertar.

Me abanico y disimulo a su pregunta, pero inevitable que no sonría por su sincera ingenuidad y naturalidad.

- Algo... - Tú, me das calor. - ¿No has dormido mucho? - Cambio de tema y niega.

- No mucho. Reemplacé un compañero y trabajé más horas... - Bosteza.

Que mono lo hace.

- ¿Se me nota? - Pregunta y tapo mi risa con mi abanico abierto.

- Las ojeras que te llegan a las rodillas, me dicen que sí. - Sinceridad que lo hace reír, abriendo más la puerta.

- ¿Me invitas a pasar? - Afirma y no lo rechazo, siguiéndolo.

Y para mi sorpresa, aunque sabía que un monoambiente muy pequeño me iba a recibir, nunca imaginé prolijamente acomodado.

Ok.

No es una selva de mobiliario y decoración, más que una cama en un extremo, su vieja bici apoyada en una pared lateral y sobre la única ventana que ilumina todo y contrario a ello, pero a escasos cuatro pasos de distancia, una cocinita con mueble y un refri que, creo que lo usó Jesús con sus apóstoles de lo antiguo y del tamaño de mi poco descaro.

O sea, pequeño.

Busca una camiseta para ponerse, mientras tomo asiento en la única silla que está junto a la mesa.

- ¿Y eso? - Habla, notando que saco un sobre de mi carterita, buscando algo del refri, seguido a un cajón de la cocinita.

- Tu dinero por la sesión. 

Voltea.

- ¿Ya?

- Si.

-Pensé que sería, una vez con la salida del magazine... - Me dice, ojeando el interior del sobre blanco, seguido a abrir sus ojos por asombro mirándome. - Demian, esto es mucho.

- Lo que vale un modelo.

- Yo, no lo soy...

- ...lo fuiste y mío. - Interrumpo. - Acéptalo corazón, es el honorario estipulado y lo que el jefe dice. - Hablo por Cael.

- Es más de lo que hablamos...mucho más que un semestre de la universidad...

- Creo que todo un año, como matrícula del siguiente. - Murmuro feliz, ya que me tomé el atrevimiento de husmear la página universitaria como su carrera, temprano en la mañana.

- Gracias... - No sabe que decir, guardando el sobre en un libro de mecánica.

Creo el único que tiene y que siempre lee.

- A ti... - Repito lo que le dije la otra vez, mientras veo que pone sobre la mesa un paquete de galletas saladas, su eterna y poco sana, lata con embutido de carne que abre apoyando un cuchillo, seguido de una tetera a calentar con agua que junta de la canilla.

- ¿Es tu almuerzo? - Señalo la precaria comida.

Se encoje de hombros limpiando un pequeño cuenco de metal, cosa que lo enjuaga para llenar de ese césped que sopresivamente, viene de un paquete de la alacena.

Guau, eso se compra en los negocios.

Acto seguido, introduce una especie de sorbete metalizado, también dentro y vertiendo algo del agua caliente, mientras lleva la tetera humeante a la mesa y sobre un trapo, sorbiendo vigorosamente él.

Sirve otro y me lo ofrece.

Y creo que mi cara es un poema, porque se sonríe.

Levanto mi dedo a la cosa con césped llena de agua caliente espumosa.

- ¿Engorda?

Niega.

- ¿Y lo de dentro...

- Yerba mate... - Contesta.

- Oh... - Digo.

- ...ohh... - Dice Connor divertido. - ...y es muy buena.

- ¿En serio? - Captó mi atención y asiente.

CONNOR

Es muy lindo con su mueca de asombro y aunque no tengo, ni tenemos definido la especie por ahora amistad que nos une, luego de mi borracha confesión, como paciente y respetable cuidado a mi persona esa noche.

Me hace sonreír, casi olvidando el sueño que aún llevo encima mientras le digo las propiedades de la yerba mate.

- Es estimulante al sistema nervioso, energizante y creo que mi hermana una vez me dijo, diurética... - Procuro hacer memoria, mientras abro las galletas y unto el picadillo de carne en una para comer con ganas. - ...y buena para el metabolismo. - Finalizo.

- ¿Solo, chupando esto? - Señala el mate que tomándolo, lo mira a su alrededor.

Apoyo mi barbilla en mi puño.

- Es la idea.

No está muy convencido, pero la duda lo supera arrimando con cuidado sus labios a la bombilla, para luego sorber un poco.

- Quema. - Suelta y río.

- Se toma caliente.

- Y es amargo. - Arruga su cejas sin saber bien, si le gusta o no al saborearlo.

Sonrío apoyado en la mesa.

- Lo tomo así, pero mucha gente le pone azúcar. - Le explico, yendo a lo que es mi equipo de música, dando fin a lo que parece va ser este día la continuación de mi siesta recuperadora de sueño atrasado.

La idea de tener el dinero y usando el wifi del vecino que ayudo a pagar a medias, me motiva cuando Demian se vaya a buscar por internet la opción de entrar el siguiente semestre para cursar materias correlativas que aprobé.

- ¡No jodas! - Exclama, viendo mi equipo de música.

Y no lo duda, se pone de pie y camina hasta donde me encuentro con mate en mano, para ver de cerca.

- ¿Esto, todavía se vende? - Pregunta, sin poder creer.

Ya que es un injerto que mi cuñado me ayudó a armarlo de un stereo de CDs de auto, acoplado a una caja de madera que lo sostiene y en sus lados, dos pequeños parlantes que le anexamos para que se escuche.

- Supongo... - Murmuro, sin saber mucho la verdad. - ...nunca compré en línea y era de un amigo que lo vendía... - Prosigo, sacando de un estuche negro un CD para introducirlo al lector.

Da una chupada al mate, lo que no sé, si por efecto reflejo de tenerlo en la mano o porque le gustó.

- Sorprendente... - Exclama, viendo mi colección y sobre la cálida música que llena mi pequeño hogar.

- ¿Mi austera vida? - Le pregunto, volteando a él.

FRESITA

Niego, porque lejos de eso y no quiero que me malinterprete.

Reconozco que me cuesta creerlo, más cuando nací, me crié y sigo viviendo en lo que llaman, cuna de oro.

- Me sorprende la calidez de ella, Connor. - Intento explicarme.

- Soy feliz...

- Lo sé... - Digo sincero y sé, que me cree por la curvatura de sus labios por una sonrisa.

Suspiro entregándole el mate, cual noto que lo bebí todo.

- Te envidio...

- ¿Y eso? - Vierte más agua para beber él.

Y mi abanico no se hace esperar, señalando las cuatro paredes que nos envuelve.

- Tres muebles locos con lo justo y necesario, pero que dan más calor de hogar que mi piso con todo los lujos... - Analizo. - ...haciendo a un lado, mi galería... - Sonrío. - ...ahí, junto a mi taller y mis obras en exposición, si siento eso.

Vuelve a servir agua en el cuenco y me lo ofrece, cosa que lo acepto con menos desconfianza.

Me recuerda al té verde.

- ¿Y por qué, no te mudas Demian? 

Me encojo de hombros.

- Nunca lo pensé, corazón... - Formulo, bajo un ruidoso sorbo al dichoso mate y sonrío, porque creo que ya le tomé el ritmo de beber la yerba con el agua caliente.

Y lo hago más, cuando a esa duda, me confirma la mirada divertida como aprobatoria de Connor.

CONNOR

Cree aunque una parte sí, que sonrío ya que tras dos cebadas, toma al fin el mate como corresponde.

Pero en realidad lo hago, por llamarme por segunda vez lo que antes me oponía.

Decirme, corazón.

Cosa que como esa palabra misma, el mío propio late acelerado al escucharlo.

Y quiero retomar esa charla, cual quedó pendiente con la llegada de Cael esa mañana, pero ahora es el turno de otro alguien en interrumpir abriendo la puerta.

En realidad, apareciendo de golpe por haber quedado abierta.

Mi hermana con bolsas en mano.

Y quedando los tres mirándonos, sin saber mucho que hacer.

Pero mi hermana toma la iniciativa como si nada y para nada, llamando la elegante como gótica presencia de Demian acá.

- ¡Qué calor! - Exclama pasando  y dejando las bolsas sobre la mesa.

- ¿Hace calor afuera? - Pregunto como a Fresita, cuando llegó.

Niega entre risas, seguido de apoyar una mano en la mesa y con la otra robar el mate que se sirve por si sola.

- Afuera, no... - Nos señala a ambos con él. - ...acá... - Comienza a desempacar lo que me trajo.

Algo de fruta y comida casera que hizo para mí, causando que Demian muestre su color.

El rojo de sus mejillas.

- Él, es Demian. - Lo presento. - Cristina, mi hermana. - Le digo.

- Placer... - Uno.

- Hola... - La otra estrechando natural su mano y cosa que los dos se las miran.

Ya que ambos, las llevan el mismo esmalte.

Celeste.

- Guau...mismo color. - Asombrada. - Parece que compartimos...¿el mismo gusto? - Suelta sin dejar de mirarme, cosa que ruboriza más a Fresita.

FRESITA

Y mis mejillas arden.

Es desinhibida, simpática y alegre.

Tal como en la ocasión que la vi desde afuera y dentro de mi princesa Sofía y me pareció, cuando visitó a Connor en la tienda.

Y quiero reprimirlo, pero imposible retenerlo, cuando su llegada me tomó de sorpresa y como todo lo que viene de Connor, desde que descubrí y él a ciencia cierta no sabe aún, si es hetero o no.

Pero, nos gustamos.

Y por eso, hago lo que mejor se me ocurre.

Irme para dejarlos también a solas.

- ¿Ya te vas? - Connor me pregunta viendo mis intenciones.

- ¿Es por mí? - Cristina también habla y les sonrío, negando rotundo.

- En realidad, debía hacerlo hace mucho... - Chequeo la hora de mi reloj. - Cael quedó en estar en la galería por la puesta en escena para mañana por su prometida, cual se postergó por trabajo de ella. - Miro a su hermana, tomando sus manos con cariño y ya lejos de sentirme avergonzado, ya que notó que siento algo por su hermano y es vano disimularlo. - No, darling...solo que tengo que estar allí...

- ¿Eres artista? - Me pregunta por nombrar mi lugar.

- Pintor. - Digo, llegando a la puerta y como último saludo de mi mano en el aire y sobre una última mirada a ellos, pero imposible no mirar largamente a Connor.

CONNOR

- ¿Qué esperas? - Mi hermana a segundos de irse Demian me dice, retomando de sacar lo que trajo de las bolsas y tarareando alegre,  la canción de fondo de mi viejo reproductor de CDs.

Una canción de los '80 y que nunca pasa de moda.

- ¿Qué? - La miro inclinado sobre mi refri por guardar un guisado de carne y verdura que me trajo.

Lanza en el aire unas manzanas que también saca de la bolsa, cosa que las tomo con ambas manos para ponerlas en el pequeño cajón de abajo de todo.

Resopla con una mano en su cadera.

- ¿Te gusta, no?

- ¿Él?

Rueda sus ojos.

- Si, él chico gótico muy bonito...

Me incorporo por toda la situación, pero lejos de esconderlo.

Más bien, porque todavía no procesé en sí, esto de sentir amor y ya que no tuve oportunidad de hablarlo con él.

- Si.

- ¿Y qué, esperas para decírselo? - Como si nada, va hasta un estante para guardar un par de cosas. - Era obvio, la tensión sexual que había cuando llegué por cosas no definidas...

Río y la señalo con una de la mazanas que quedó entre mis manos.

- Será, porque eres la segunda persona que me interrumpe.

- ¿Me interrumpe? - Repite y afirmo tirando esta por el aire y sobre mi cabeza, seguido a morderla con ganas.

- Creo que soy yo, el que debo darle una gran explicación de lo que me ocurre, ya que él lo tiene muy claro y hace unos días cuando vi oportuno el momento para hacerlo, apareció su amigo y ahora...

- ...fue mi turno... - Sigue por mí.

Mastico la fruta a modo si.

Cristina mira su reloj.

- Van a ser las 16h recién...

La miro curioso y tipo, qué con eso y se sonríe.

- Pues que es temprano y el día no terminó, Connor. - Con un gesto, me indica mi bicicleta en la pared.

Y sonrío negando.

- No hace falta.

- ¿Ir?

Sacudo mi cabeza, acomodando mejor las zapatillas que llevo puestas.

- Con la bicicleta. - Contesto, lanzándole la manzana a medio comer y encaminándome a la puerta que nunca cerramos.

No puedo verla, pero sí, percibir su sonrisa y terminando por mí, la fruta mientras me ve marchar.

https://youtu.be/Yjqb3AKndYc

Marcha que hago apurado, bajando las escaleras exteriores y comunica los varios apartamentos que son y el primer piso con ayuda de la baranda, sorteo esta saltando su altura y aterrizando en la planta baja interna, para luego correr a la acera, ya notando que su camioneta como Demian no están fuera.

Pero eso, no me desalienta y me impulso a otra carrera calle abajo, ya que a pocas cuadras la tienda donde trabajo y otro tanto, su galería.

No tengo para nada en claro que le voy a decir o hacer, lo analizo con cada paso que hago sin dejar de correr y agradeciendo mi buen estado por toda la vida manejarme sobre mis pies o montado a una bicicleta, cosa que me da la oportunidad, saltando un cerco y cortando camino por un espacio verde, de poder llegar más rápido.

Cual lo hago, casi escupiendo mis riñones al detenerme al llegar a la entrada de su galería y observando al mismo tiempo, como su camioneta con él arriba llega y se estaciona casi frente donde quedé, recuperando mis pulmones con mis manos descansando en mis rodillas.

Y sonrío jadeante, al notar su rostro perplejo bajando del coche y verme.

Sus glamorosos lentes de sol y por sus dedos, bajan del puente de su perfecta nariz para observarme mejor manteniéndose sobre el lado de su puerta, aún abierta.

- ¿Pero, qué mierda vudú es esta? - Exclama viendo calle atrás y luego a mí.

Río, ya casi recuperando mi aliento perdido.

- Corazón... - Digo con una bocanada de aire e incorporándome.

Preocupado hace unos pasos, olvidando su coche de cerrar.

- ¿Te duele el corazón? - Murmura y niego con dos de mis dedos frente a él.

- Al contrario...

- ¿Qué?

- Lo siento feliz... - Le digo, bajando uno de mis dedos. - ...y dos... - Bajo el segundo. - ...no me dijiste por tal, Demian...

- Connor...

- ¿A qué hora llega Cael? - Interrumpo lo que sea que me va a decir.

Y no termina de entender, pero lo chequea mientras camino hacia él.

- Media hora, tal vez un poco más dependiendo si en la editorial algo lo retiene, cosa que no... - Lo interrumpo.

Si.

Por estrellar mis labios contra los suyos, impidiendo toda habla y tomándolo por segunda vez en la tarde con sorpresa.

Y no me importa.

Sonrío.

Porque, tampoco a él le interesa al devolver mi reclamo y una que reconozco, algo inexperta en mí este campo, cuando nuestras bocas nos demandan más y bajo un suspiro por ambos, también nuestras lenguas se buscan.

Y todo lo que podemos ver como sentir después.

Es la puerta de su galería abierta por Demian sin jamás abandonarnos y chocando nuestros cuerpos contra ella al ceder, al estar en el interior.

Y con ello.

Expectativa y temblor por ambos.

La dureza y excitación por ambos, luchando en nuestros pantalones al frotarnos uno contra el otro y acorralados contra la pared más cercana, deshaciéndome de su camisa y Fresita de mi camiseta.

Al seguir, nuestros instintos...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top