CAPITULO 6

CONNOR

Intenté relamer mi labio inferior.

Pero seco e imposible por mi lengua también, mientras procuraba abrir los ojos.

No puedo y menos tragar saliva, por sentir mi garganta muy reseca.

Áspera.

Solo y lo único húmedo que palpé con una mejilla, fue si me quedaba algo de saliva, en la almohada que estaba recostado.

Fruncí mi ceño.

Todo había parado ahí.

Froté mi mandíbula y comencé a moverme, pero dejé de hacerlo al sentir pesadez en mi cabeza.

Más bien, mi cerebro diciéndome a gritos que no lo haga.

Y cumplí.

Boca arriba y recostado por largos segundos, focalicé en el techo de madera, ya con mis ojos muy abiertos.

Guau, por la borrachera que tuve anoche.

Mucho que no bebía y mucho también, que no la pasaba tan bien con amigos.

Lentamente giré mi cabeza para mirar por la única ventana de la habitación y notar como a través de las cortinas, la claridad avanzada del día, pasaba.

Confundido y bastante aturdido lo reconozco, luego miré hacia mi lado encontrando, no solo lo que estaba bien tapado.

También que dormí vestido y solo sin zapatos.

¿Demian, me los sacó?

Ni idea, calculo.

No recuerdo casi nada.

Solo que las pizzas estaban ricas y esta resaca masiva que cargo, que la cerveza con mezcla de gaseosa de naranja igual.

Y por ende, Demian haciéndose cargo de mí, desde anoche.

Hago a un lado la cobija y me obligo a sentarme por más que mi cabeza palpita, haciendo que gima y por eso, la presiono con ambas manos, notando sobre los pies de la cama una perfecta en su blanco color, toalla doblada y lo que parece encima, una camiseta como pantalón de gimnasia a mi espera.

Sonrío, tomando eso temporalmente prestado.

Por Demian, también.

Sin embargo y tras unos segundo lleno de voluntad me pongo de pie y camino unos pasos ayudado por la silla próxima, cual me apoyo mirando mi meta.

El baño, por una gran ducha post cruda de mi vida.

Y lo hago con una exhalación de satisfacción ya desnudo en la ducha, dejando que el agua caliente se haga cargo y repare mi sistema deshecho como purifique mi cerebro.

Volteo para que pegue con su fuerza mi espalda y se siente bien, mientras de a poco el baño se va llenando de una apacible y agradable niebla por el propio calor empañando todo a su camino.

Enjabono con fuerza mi cuerpo y espuma abundante como aroma a flores, inunda mis fosas nasales.

Lo miro.

Es suave al tacto y de color lavanda.

Elevo mi ceja bajo la lluvia y hasta haciendo a un lado mi pelo que cae sobre mí.

Parece de origen natural y de los caros, no el que compro yo alimonado y su paquete de promoción trae tres.

Mi curiosidad aumenta volviendo al pequeño estante bonito y decorado junto a la ducha de este lindo baño.

Y pestañeo notando docenas de frascos con diferentes diseños, de higiene de ducha en shampoo y acondicionadores.

- ¿Para qué, tanto? - Murmuro curioso, tomando un par y leyendo sus etiquetas.

Nutritivos.

Para un lacio perfecto.

Anti frizz.

Con colágeno.

Frunzo mi nariz, porque no sé que es todo eso, decidiendo por el de color natural y etiqueta rosa para mi pelo.

Más espuma me cubre con más rico aroma a limpio y se siente agradable.

Agradable repito, como anoche en la reunión y sonrío bajo la ducha enjuagándome con ganas, mientras recapitulo todo, ahora más nítido.

Conociendo a todos al llegar, seguido a la puesta de escena de todo en la galería.

Vestuario.

Mis manos lavando el jabón, se deslizan por mi pecho.

 La sesiones de fotos.

Paso a mi abdomen, recordando donde Demian pintó.

Su sonrisa con rostro cálido, fuera de todo maquillaje, para unirse a la segunda sesión.

 Sigo con mis piernas.

La pintura líquida sobre nosotros y lanzada a los lienzos vírgenes y como fondo, cada disparo del fotógrafo.

La cena todos juntos.

Enjuago mi baja espalda.

Luego ya solos.

Vuelvo a la zona de mis muslos, liberándolos de espuma.

Pero mis manos se detienen de golpe como mis recuerdos siguientes y por algo interrumpiendo mi recorrido enjuagando ya mi entrepierna.

Bajo mi vista a esa interrupción.

Y estoy en silencio ante esa reacción que se se acopla al recuerdo que tengo siguiente.

Ya que tengo una erección como pocas, por mi pene tenso hacia mi ombligo. 

Es largo y viniendo a mi mente esa confesión nebulosa que se apropia de mí, con vagas imágenes diciendo a Demian que quiero tener sexo con él, se hace más grueso y pulsa más.

Pestañeo, porque no lo puedo creer y me apoyo sobre la superficie mojada de los azulejos empapados de humedad.

Su frío aplasta mi espalda desnuda como mi cerebro, esa declaración de amor.

Y cierro muy pensativo la llave de agua con más cosas que le dije, mientras rememoro como me llevó y obligó a acostarme y que descanse.

¿Acaso?

Busco la toalla blanca.

¿Estoy enamorado de Demian?

Pregunta inconclusa mientras me seco, pero al envolverla una porción del género se eleva por culpa de aún mi incipiente pene erecto que no puede retenerlo.

Resoplo, porque con el agua no conseguí alivio y analizo la seria posibilidad de un desahogo con mi mano acariciando mi dureza por sobre la toalla.

Pero niego vistiéndome como puedo y lleno de mis conclusiones inconclusas y sin poder creer.

Limpio con mi mano el vidrio del espejo totalmente empañado para encontrar mi rostro.

Uno asombrado, ya que nunca lo pensé.

¿Amo a Demian?

FRESITA

No pude dormir mucho anoche.

Casi nada, gracias al dulce Connor con su confesión sensual, caprichosa y testaruda, pero más caliente que tuve en mi vida.

Soy humano, pero antes un caballero por más pecadora vista de él con su juvenil presencia durmiendo en mi cama.

Y teniendo que usar de toda la fuerza de esta última y sin ánimo a conciliar sueño.

Uno que Connor, disfrutó sin saber de mi padecimiento, abrazando más mi almohada entregándose a este.

Con un suspiro reprimido, me dediqué a cuidarlo y a cuidarme.

Si.

Preparando un té de hierbas y mi piyama, comencé con una sesión limpieza de cutis, para luego una mascarilla natural de vegetales a mi rostro yendo y viniendo a la habitación comprobando su estado.

Pero y aunque, la limpieza como nutrición me desligaron de amanecer con el rostro hinchado, un gemido se me escapa frente al espejito de mano que tengo por ver mientras me maquillo, amenazantes sombras oscuras por falta de sueño y necesidad de mucho amor bajo mis azules ojos.

- Oh mierda... - Susurro porque no quiero despertarlo por más que estoy en la cocina, pasando primero polvo compacto antes de mi eterno delineado. - Este chico me está envejeciendo... - Sentencio, sin saber si reír o llorar, guardando todo ya maquillado.

Pero atando mejor mi bata de cama, me resigno a seguir preparando el desayuno en el momento que la puerta de la habitación se abre por Connor, vistiendo con ropa mía que dejé sobre la cama recién duchado.

Y oh my God...

Palpitaciones en mí, por el kare-shirt  que se adueña de mí, hasta el punto de sentir que por eso, el esmalte de mis uñas en tono violeta oscuro que me puse hoy a la mañana en mi desvelada, casi salta con vida propia.

¿Que, qué es eso?

Es la vista erótica de la persona que te gusta, con ropa de uno recién levantado.

Y procuro por ello.

En realidad de no focalizar en él, ya que mi mano amenaza en temblar mientras busco una segunda taza para verter café recién hecho para él.

- Buen día... - Me dice, cerrando la puerta.

- Buen día. - Me dedico a poner las tazas con humeante café negro que embriagan con su aroma el lugar sobre la barra de desayuno y sacando galletas dulces de un frasco para él, como platitos de frutas cortadas para ambos. - No tenía previsto invitados. - Me excuso por el pobre desayuno de carbohidratos. - Yo, solo desayuno café y frut... - Al fin lo miro bien, cuando llega hasta mí. - ...qué diablos, darling? - Se me escapa, al ver que su parte de adelante lo cubre con la toalla que también le dejé en la cama. 

- Lo siento... - Connor, suelta tímido sin abandonarla de su regazo y tomando asiento del otro lado de la barra y bebiendo algo de su taza.

- No lo lamentes... - Supongo por usarla y dejarla toda húmeda. - ...te la di para que la uses, solo deja...

Niega tomando una galleta.

- No lo digo...por eso... - Mastica evitando mirarme, mientras se acomoda más en su silla como la toalla encima, mientras yo también tomo asiento del otro lado, curioso y haciendo a un lado mi bata para cruzar un pierna.

- No comprendo. - Soy sincero, apoyando mi barbilla en mi puño y olvidando mi taza.

Se sonríe sin dejar de comer.

Lo que no sé, si avergonzado o por otra cosa.

- Tengo una maldita erección que no baja. - Suelta sin preámbulo y mi barbilla casi se cae de mi mano.

Inclusive mi codo del borde la mesa.

Aclaro mi garganta acomodándome mejor de mi postura, seguido de la uña recién pintada de mi índice y que amenazaba con saltarse antes y ahora más, en señalar su abajo.

Cierro mis ojos.

Jodida y dulce Juno que por tu culpa, ahora no puedo decir esa palabra.

- Pene. - Dice y abro los ojos.

- ¿Qué?

- Que mi pene tiene una erección. 

Mierda. 

¿Por qué es tan natural y simple, este chico?

- Perdón, si te molesta... - Se excusa. 

Niego sacudiendo la cabeza y río.

- No es eso... 

- Pero tu rostro tiene tu color, Demian... 

- ¿Mi qué? - Bebo de mi café, porque me dio sed, tocando mis mejillas.

Toma otra galleta, pero esta vez la sumerge en la taza de café hasta la mitad y apura en comerla mojada  e inclinándose, antes que se desgrane.

- Tu color rojo... - Come la otra mitad con un gran trago de su taza. - ...el de tu persona... - Me dice entre tímido creo y sincero.

Y aunque no lo sabe.

Eso lo hace más lindo.

También con rojo en sus mejillas.

Descubriendo que él, también tiene el mismo color que yo y eso, hace expandir algo cálido en mi pecho.

Y se hace un breve silencio.

Estamos sentados y divididos por la barra de desayuno, nuestras tazas, comida y nos miramos.

No sé, si un tanto inseguros de como están las cosas entre nosotros, recuerde o no lo que me dijo ayer.

Pero descubriendo con cada día que lo conozco, que Connor está ajeno sin ser la palabra exacta maldad.

Tal vez falsedad, hipocresía y simular.

Si.

Sonrío sobre otro sorbo a mi taza.

Eso no entra en su vida, ya que Connor es pura naturalidad vigente y naturalidad.

Y como tal, necesita por si solo descubrir cosas de la vida.

Nuestras vidas.

Si es o se hace.

CONNOR

Soy bastante sincero y rara vez mido lo que pienso cuando lo digo en voz alta.

No escondo lo que ocurre cuando algo me pasa, sea de mi vida cuando confío y forjo una relación con alguien.

Lo he hecho con amigos en su momento, compañeros de estudio y hasta mi familia.

Y aunque aparece un silencio de golpe entre nosotros, no es incómodo en esta conversación extraña con Demian, pero sí, notando, que la charla lo sumergió en profundos pensamientos y conclusiones, mientras hago a un lado mi taza ya vacía de café y haber comido varias galletas dulces.

Varios años desde que lo conozco, pero poco tiempo que estrechamos algo, cual reconozco yo fui el reticente de ello por mis únicos planes.

Terminar mis estudios y solo, focalizar en ello.

Y sobre su carácter alegre, audaz, gótico y homo, saber ante eso que es cuidadoso.

Me lo demostró anoche, ya recordando todo lo que sucedió con mi acosadora como ferviente confesión de tener sexo con él.

¿Y algo más?

Sinceramente, no lo tengo muy claro, ya que jamás me puse a pensar en mi sexualidad en profundidad.

Me gustan las mujeres y no soy virgen, pero llegando a este país por una mejor calidad de vida y como meta ya mucha veces mencionado, terminar mi carrera, desligué a segundo plano lo que sea amor.

Una relación.

¿Pero para ello, hay clasificación de género?

¿Si eres hombre, no puedes sentir amor por otro par?

Me refiero a las famosas etiquetas donde entra lo macho, alfa, pantalones bien puestos, hombre de familia, el varonil, semental y masculino.

¿Puede amar a otro hombre?

Y en este caso un chico un par de años mayor que yo, corriendo por su sangre la esencia gótica en su mayor esplendor como un sexi príncipe de las tinieblas, que le le apasiona en el mismo grado pintar como ayudar a los demás, lejos de esa apariencia que da y que su color de vida es rojo y no, lo que el maquillaje de su rostro ilumina.

¿Pueden simplemente dos personas amarse, sin género ni clasificación?

Repito.

¿Solo, dos y únicas personas?

Y me reí por eso, escuchando en mi interior la respuesta y Demian esbozó una linda sonrisa de lado al verlo.

No sabe el motivo, pero yo sí, mientras deslizando la silla me pongo de pie.

- Ya bajó... - Digo, mirando hacia abajo.

- Tu... - Se atreve a mirar, pero le cuesta decirlo.

- Pene. - Lo ayudo y río, cosa que también lo hace. - Gracias... - Le entrego la toalla y lo toma con aire despreocupado.

- Solo es una toalla...

Niego levemente, porque la cabeza por culpa de la resaca, todavía me juega en contra.

- Lo digo por todo lo que hiciste por mí, Demian.

- Ahh, olvídalo. - Sigue, restándole importancia y ya de pie también, lanzando la toalla en una canasta para lavado. - Acostumbrado a cuidar amigos ebrios...

- Hablo de mi confesión. - Soy sincero.

FRESITA

Estoy espalda a Connor dejando las tazas en el fregadero y por un momento me quedo sin movimiento, notando que recuerda todo lo sucedido anoche.

Y respiro dejando todo dentro como si nada.

- De nada otra vez... - Lo único que se me ocurre, poniéndome los guantes de goma para comenzar a lavar. - ...los amigos hacen eso... - Volteo ya terminando y juro que unos buenos lentes como los que te entregan en los cines 3D no me habrían venido nada mal.

Ya que verlo completo y de mi distancia, digno de un lienzo y que mi pincel nuevamente haga su magia, porque Connor con mis sencillos pantalones de gimnasia que, pese yo a ser más alto, pero él más constituido de cuerpo, rellenaba como ceñía donde tenía que hacerlo al igual que la camiseta que le presté y cual, con cada ínfima o leve respiración suya marcaba todo lo que compone el bonito paquete de su belleza castaña.

Y no sé que pasó, pero creo que es diferente a todos estos años de vernos y conocerlo, como las veces que me miraba y ahora lo hace.

CONNOR

Esto que nace de mi pecho, quiero decírselo mientras lo miro, pero no sé como explicarlo o comenzar con ello, ya que ni yo mismo sé.

Y cuando por fin mis labios se entreabren para decir algo, por un sonido de puerta abriéndose, ambos miramos a esa dirección interrumpiendo.

Es Cael entrando con una copia de llave, encontrándonos a ambos en silencio y separándonos la isla de la cocina.

Él queda también quieto mirando a uno como el otro y a medio viaje la llave entre sus dedos.

- ¿Interrumpo? - Balbucea, siendo interruptor para que Demian como yo, nos movamos y excusemos que no.

Y creo, que hasta Demian agradecido por su presencia inoportuna, porque de la nada y para nada en su rostro curioso a lo que le iba a decir, toma una tercer taza para servirle café a Cael como si nada.

- Yo, ya me iba. - Murmuro recibiendo su abrazo a modo saludo y aceptando la taza de café, cual la bebe con ganas y percibiendo que por lo menos de mi parte, no hay incomodidad.

- ¡Vanessa, ya vino de su viaje! - Exclama entusiasmado sin dejar de beber de su taza. Notando mi rostro, Demian me explica. - Es su novia, una famosa modelo de pasarela y Cael estaba esperando este momento, para pedirle en una bonita recepción sorpresa, matrimonio. - Finaliza feliz como su mejor amigo.

- Ohh...felicidades. - Digo, sobre su sonrisa de pura felicidad.

- ¡Gracias, Connor! - Entusiasmado y hablando o más bien organizando lo que parece que va a ser ese día muy pronto, acá en la galería.

Solo escucho una parte, porque voy a la habitación por mi ropa, cosa que la guardo en mi mochila.

No quiero interrumpir ese lindo momento de Cael, totalmente sumergido en su plena felicidad y que Demian como mejor amigo que es, lo acompañe en ello.

Sonrío por ellos.

El lindo y viví algo parecido siendo más chico, cuando y como única familia que soy con mi hermana mayor, Cristina vino feliz a la salida de horario escolar cursando la secundaria todavía en Argentina, para llevarme a una vieja pizzería a modo festejo y con gaseosa, contarme que se casaría.

Y con ello a su lado, de mi cuñado y parte de su familia, la organización de la íntima como pequeña, pero lindo casamiento meses después.

Antes de abrir la puerta, exhalo aire y concluyendo que la aparición de Cael, fu en un buen momento.

Si.

Lo fue, porque hasta ahora a ciencia cierta, sé que le iba a decir a Demian.

Estoy nervioso por eso, aunque sí, decidido de lo que es inminente.

Palmeo mi pecho, con otro gran respiro.

Lo que crece por él, ahí dentro.

FRESITA

Aunque escucho con lujo de detalle lo que Cael me dice, también cada tanto miro la puerta cerrada de mi habitación.

No porque Connor demore, ya que lo hace casi al instante.

Pero reconozco pese a que lo disimulé muy bien, totalmente curioso a lo que me iba a decir, pero fue interrumpido por el atropello feliz de mi mejor amigo con la buena nueva de que Vanessa regresó al país.

- ¿ Ya la viste? - Le pregunto apoyado en la isla con mi expectativa en mi amigo tan feliz como él, pero con mi corazón en la puerta cerrada todavía.

Más bien, lo que está detrás de ella y no sale.

Cael niega.

- Quise, pero me dijo por teléfono que estaba cansada por el jet lab y necesitaba dormir un poco. - Me explica y lo entiendo, razonable por tantas horas de vuelo y cambio de horario. - Quedamos en almorzar juntos. - Me dice alegre. - Tiene en la semana la agenda bastante completa, lo suficiente para organizar tranquilos y sin que percate la propuesta.

- ¿Lo vas hacer ahora? - Pregunto, comiendo un trocito de fruta del platito y asiente.

- Si, su manager me informó que tiene un posible viaje a Paris, la semana entrante.

Suficiente para mí, golpeando mis manos entre sí.

- ¡Entonces darling en marcha, cuando desees la galería para la propuesta más romántica del siglo! - Festejo con él, cuando Connor aparece cargando su mochila y mi corazón da un vuelco saber que se va.

Está silencioso ante nuestra reacción de vernos festejando, pero sonríe sincero captando, volviendo a felicitar mientras se despide de Cael y de mí.

- Te acompaño. - Le digo mientras vemos como Cael ya de pie, hace una llamada a uno de los chicos.

Necesita que vengan a retirar toda la utilería de noche para comenzar comenzar en el poco tiempo libre que tiene, con la propuesta de matrimonio.

Afuera y ayudando a bajar su bicicleta lo miro.

- Puedo llevarte en mi princesa Sofía, hace frío... - Me ofrezco tapándome más con mi bata.

- ¿Tu, qué? - No entiende y río palmeando la parte trasera de mi camioneta.

- Mi camioneta.-  Hace una mueca graciosa y la señala.

- ¿A tu camioneta la llamas así?

Afirmo.

- La única chica que amo, después de mis amigas Juno y Amely.

- ¿Amigas de lainfancia? Curioso.

- De la adolescencia en realidad. - Digo.

- Nunca te vi con ellas, ¿dónde están? - Más curioso.

Me apoyo romántico en Sofía.

- Ambas en África, casadas con unos calientes hermanos milenarios, practicando una el amor en su estado más puro y la otra necrofilia. - Digo y me gano su cara de espanto, provocando que ría a carcajadas. - Olvídalo, mal chiste y larga historia, pero recientemente un gran milagro de amor.

No sé si lo entiende, pero se limita a asentir rechazando nuevamente en que lo lleve.

Se monta en su vieja bicicleta, acomodando mejor la mochila que cuelga en su espalda y cuando creí ante la primer pedaleada que se iba, se detiene sobre la acera para voltear y mirarme.

- Me agrada tu maquillaje. - Larga de la nada.

Me señalo.

- ¿No te gustó verme sin él? - Divertido.

Se sonríe algo reflexivo, para luego decirme.

- Me gusta que seas tu mismo, Fresita... - Me asombra sus palabras y que al fin me llame por mi apodo.

- ¿Gustar, corazón? - Digo sin comprender mucho, pero tapo mi boca con una mano a modo disculpas. - Perdón, cierto que no sos mi corazón... - Por lo que siempre me corrige.

Pero para mi asombro, se sonríe más.

- Puedes decirme corazón... - Y sin más voltea y se va pedaleando como si nada por la acera y en dirección a la tienda.

Pestañeo, intentando comprender.

Y dejándome pasmado sobre mi mano, aún tapando mis labios, ahora con una sonrisa que dibujo por lo que dijo y a la vez, por la dulce intriga no respondiendo a lo primero.

Hago una bailecito tipo de la alegría al lado de Sofía y sobre mi lugar, importándome nada si los vecinos siendo testigos, me ven así y en bata.

Si le gustaba...






Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top