CAPITULO 17

CONNOR

Nuestro beso era intenso, pero necesitadamente dejé de hacerlo de golpe y mi rostro se alejó de Fresita, aunque seguíamos abrazados.

- ¿Cael no sabe, dónde vivo, no? - Mi pregunta lo descoloca por unos segundos, por procesar mis palabras.

Hasta que la comprende y una amplía sonrisa se expande en sus labios.

- No te preocupes, está muy ocupado con Elvis... - Suelta un susurro divertido. - ...por un buen tiempo ya no interrumpirá. - Promete.

Y quiero preguntar por ese personaje, ya que Demian es alegre como la otra vez al nombrarlo, causando lo que jamás sentí por nadie, apriete mi pecho.

Celos.

Pero, no lo hago.

Y también sonrío.

Porque me doy cuenta, que si su rostro es una juguetería cuando lo nombra.

Es solo por pura diversión desconocida y cual parece.

Vuelvo a besarlo.

Que el dueño de esa juguetería en ese chico, es solo Cael.

FRESITA

Connor ya no dice más nada.

Su segundo beso me lo dice, cual yo demando también, mientras de pie terminamos en su cama.

Y me coloco fácilmente encima de él, cayendo todo nuestro cuerpo como peso en el colchón.

Sencillas sábanas se mueven y arrugan con el movimiento de nosotros, diagnosticando por la necesidad de ambos y uniendo más nuestras bocas si se puede, profundizando el beso y memorizando la lengua del otro con amor, que cabe en una gran posibilidad, que la cama misma se mueva unos buenos centímetros esta noche.

Es su primera vez.

Y se podría decir que a ciencia cierta, la mía igual.

Porque y pese a que cargo en mi espalda, un extenso currículum de amoríos de hombres que quise.

Conociendo a Connor.

Este simple, en vida y belleza chico castaño, me conquistó descubriendo lo que es el amor.

Y lo rectifico, cuando abandonando sus labios para a horcajadas sobre él, ir liberando cada botón de mi camisa abriendo, seguido a mis puños y Connor con sus manos sobre los bordes de su vieja camiseta con sus calientes manchas de aceite de motor, librarse de ella por sobre su cabeza y por la fuerza que demanda saliendo de su cuello, dejando a mi vista una visión desde arriba de no solo, su pelo disparado volviendo a caer contra la almohada.

También.

Y más cuando, mi pecho desnudo como el suyo por inclinarme, se unen al volver a besarnos y la jodida memoria no nos había hecho justicia ante el recuerdo de sentir la piel de uno con el otro.

Yo soy testigo de su color de persona en sus mejillas.

Y creo que la mía, igualmente la ve, porque su sonrisa sobre mis labios me lo confirma.

CONNOR

Estoy tan atrapado en el momento, que no existe nada.

Solo Demian y yo.

Y por más que su rostro por no terminar de limpiarlo, a medias continúa con algo de su maquillaje corrido, siendo una bonita sombra oscura a un lado de su mejilla.

Lo opaca su color.

Y no lo puedo evitar.

Sonrío en su boca, causando que su lengua en la mía haga estragos que también correspondo y se intensifica con necesidad junto al choque de su cuerpo encima mío, haciendo que gima de placer por la sensación muy vigente de su pecho desnudo y el mío tocándose.

Y más sobre mi dura erección que nunca dejó de latir como hincharse, cuando se lo señalé en la mesa.

Ahora la suya y reteniendo sus pantalones, se muele contra mí.

La habitación, solo es jadeo de ambos y aumenta por los dos, ante el sonido de mi cremallera siendo bajado por sus dedos como el botón de mi jeans, dejando a su vista lo que a duras penas mi bóxers blanco abultado retiene.

Mi pene.

Sus manos.

Cual ahora, sobre los lados de mi cintura y con sus índices en el interior de mis jeans, suavemente me acarician.

Al igual que su vista al elevarse de mirarlo, para hacerlo a mis ojos.

No habla, pero lo hace silencioso y exhalo mi respuesta en sincronía con elevar apenas mi cadera para que tenga mejor acceso de sacarme el pantalón.

Y Demian sonríe como yo, deslizándolo para quedar fuera de este.

Comprende que es mi primera vez, pero no tengo dudas como temor.

Yo, solo quiero que me enseñe.

Y lo hace al dejar de mirarme y volver a bajar su vista.

Como su rostro.

Causando que me arquee contra la cama y a su dirección emitiendo una dura exclamación de placer que invade el aire cuando, pero todavía sin sacar mi ropa interior y solo asomando parte de mi pene tenso como duro contra mi bajo abdomen, con su lengua toma parte de él, para meterlo de lleno en su boca.

Y se dedica, solo a amamantarse.

A sentirlo dentro.

Y es imposible, que mi cuerpo no se contraiga y mueva a su dirección. 

Bombee contra su boca para profundizar más y me lo concede ya liberándome del bóxers, moviéndose ahora su boca sin dejar de hacerme sexo oral con repetido movimientos hacia arriba como abajo y tragando toda mi líquida excitación.

Humedad que juega con su saliva y mis fuertes jadeos que me descomponen de satisfacción por su constante mamada.

FRESITA

Su pene se hincha con cada bombeo de Connor que comienza a acelerar contra mi boca llena de él, y mi tentación con ganas me pueden y también lo hago lamiendo con mi lengua y envolviendo mi mano alrededor de su palpitante erección, seguido de pequeños besos en todo su largo.

Y su acto involuntario de contraer su cuerpo, producto de su excitación como arrullándose más bajo mío y con ello, enredando sus dedos contra mi pelo con fuerza, me excita más, provocando que mi pene mismo y cual apenas pueda contener bajo mis pantalones y por su tamaño, duela ante el roce de su género por querer salir como estallar.

Como siento contra mi felación, que el de Connor lo va hacer por acabar.

Y eso me alimenta más, metiéndolo más dentro mío y hasta la base de su pene, deslizando mi boca hacia abajo en lo que más pude tragando y sintiendo tocar mis amígdalas, porque necesito verlo correrse y que lo haga en mi boca comiendo todo de él.

Y lo consigo, ante su última estocada y mi bombeo.

Uno insondable, largo y llevándose sobre su gemido de clímax eyaculando dentro de mi boca, mi nombre en sus labios.

Se corre fuerte, duro y cremoso con sus caderas elevadas por su liberación con tanta fuerza, que intenté tomar todo de él, pero una parte salió por la comisura de mi labio.

Cosa que su mano antes tomando mi pelo, su pulgar limpió esa zona al abrir sus ojos con cariño.

- Lo siento... - Pudo decir, procurando mantener su acelerado y sudado pecho.

Pincelé mi labio con mi lengua, terminando de saborear a mi chico.

Tibio y picante como todo él, post corrida.

Era hermoso.

Sonreí.

Y también lo hizo, causando pequeñitas arrugas en los bordes de sus ojos castaños, dándome cuenta y como nunca, por más periodo de tiempo sin vernos.

Que lo amaba mucho.

Se deslizó más bajo mío y sus manos bordeando mi espalda, se hicieron camino por la ruta de la cintura de mis pantalones y con claras intensiones no solo, al desabrochar el botón de mi pantalón, seguido a ahora él, bajar el cierre liberando mi pene para acariciarlo de arriba abajo con su largo.

Sino, también.

Sonreí más.

De sentirme dentro de él.

CONNOR

Dejé clara mis intenciones y con su ayuda, nos deshicimos de lo único que nos separaba.

Pantalón como su ropa interior.

Y me relamí, ante la expectativa de esas ganas locas que Demian me posea.

No sabía si jodidamente me iba a doler.

Y pese a esa curiosidad, tanto mi pecho jadeante que a duras penas segundo antes quería que retomara su control normal, nuevamente y junto al de Demian, comenzaba a acelerarse otra vez por un frenético beso que nos damos, mientras mi mano no deja de trabajarlo masturbándolo y él y como puede que reconozco, con risas y descontrol de por medio, intenta ponerse un condón si mi mano se lo permite.

Y otra risa, mezcla de beso y lengua se adueña de nosotros, cuando lo logra.

Continuo a una exclamación ya sin risita, cuando acostándose sobre mí, separando mis piernas con una suya, ambos nos sentimos desnudos plenamente y con nuestros penes fregándose.

Excitación, lujuria, hambre y amor nos envuelve, al comenzar a empujarse contra mí.

Un juego de previa de penetrar quién a quién dolorosamente duro como placentero, robándonos gritos, jadeos y gemidos a los dos, mientras impulsando tanto Demian como yo la fuerza de su cuerpo contra el otro, yo me agarro de ambos lados de la sábana con mis puños arrugando esta y él, arremetiendo más fuerte.

Sudor y sexo con consecutivas exclamaciones es lo que nos envuelve.

Más, cuando sus manos buscan las mías y entrelazándolas, me lleva a que me gire boca abajo contra el colchón y abandonando una, ella se desliza dibujando el contorno de mi silueta con caricias, para terminar en mi baja espalda y en mi trasero.

- Demian... - Gemí su nombre.

- De a poco, corazón... - Solo escuché tras mío, como respuesta por pequeños besos que empezó a dejar tipo caminito en la zona.

Seguido a algo mojado.

Bastante.

Por humedecer y provocando que el sistema de mi eje se flexione hacia él, elevando mi espalda con un grueso ahogo de excitación al escucharlo también.

Cuando su lengua moja mi parte trasera, para luego dos de sus dedos seguir empapados de saliva lubricarme.

Una y otra vez masajeando.

Era una sensación placentera como nueva cada contacto y más cuando esas caricias para que me relajara, la reemplazó con su erecto y duro pene dibujando contra mi piel y trasero manejado por su mano.

Y empezar a dejar que sienta su glande.

Su tibieza húmeda y mordí mis labios, cuando tomando parte de mi espalda me guio en posición contra él, para comenzar lentamente a empujarse.

De a poco y Demian midiendo mis gemidos, cual me introducía solo algo y al rato pincelar la zona casi fuera para que me acostumbre a su tamaño, sin dejar de acariciar mis glúteos, cual elevando con mi entrecortada respiración mi rostro.

Por el reflejo del vidrio de la ventana casi frente nuestro.

Veo como su mirada de excitación pero con cuidado, solo mira en mi posición mi trasero, nuevamente salivando sus dedos y deslizarlo, dónde su pene se apoya para volver a meterlo despacio.

Y ya con un respiro de ambos, meterla de lleno, comenzando con lentos movimientos penetrándome, haciendo que gima tanto él como yo, por sentirnos con sus suaves empujes dentro mío.

Unos que comienzan pausado a acelerarse ya decidido y yo aliento, tomando más postura contra él, pidiendo presión.

Y lo hace bombeando y sintiendo como ya, lo saca y entra de mi interior y con ello, nuestros jadeos aumentan con cada estacada, volviendo a sentir mi pene mismo, otra ve endurecerse.

Más, cuando Demian y yo nos encontramos mirando por el reflejo de la ventana y sin dejar de penetrarme, pero inclinándose hasta el punto de sentir sus bellos púbicos jugar contra mis testículos, cosa que nos excita y lleva más al clímax.

Su mano libre de mi trasero y por abajo, se adueña sin dejar de cogerme, de mi pene para masturbarme.

Mi fuerte respiración, comenzó a empañar el vidrio de esa ventana y la de Demian, también a ser igual y acelerada.

Totalmente los dos estimulados por vernos con ese reflejo y nuestras posturas, sintiendo como s se expandía mientras me tomaba y al mismo tiempo el mío, ya jugando con mi humedad preseminal empapando sus dedos que me trabajan, bajando como subiendo.

Nuestros orgasmos llegando.

Y el primero fue él, que echando su cabeza hacia atrás y exclamando, comenzó a correrse dentro mío, pudiendo sentir como sus latidos expandiéndose, palpitaban en mi interior colmándome y retomando sus empujes, pero ahora embistiendo en círculos pequeños contra mi cadera por sus últimos rastros de eyaculación tan profundo que llamó al mío.

Mi segunda corrida, gritando violentamente sin aliento y terminando en su mano con mi cuerpo luchando contra ese doloroso placer.

Su mano lentamente fue perdiendo la fuerza para solo con una suave caricia contra mi sensibilidad, barrer algo a modo de limpiarme, apoyando agotado su pecho contra mi espalda y lentamente sacarla, seguido a caer derrumbados ambos contra el colchón.

FRESITA

Podía adivinar que Connor en todo esto y placer de por medio, era el dolido.

Sin embargo un gesto propio de él, al caer con todo nuestros cuerpos desnudos contra su cama agotados y sonriendo muy cansados, el dolor fui yo.

Ya que, su fuerte brazo sin gramo de abatimiento, me rodeó para apretarme contra él con tanta fuerza que y como mencioné antes doloroso o no, me gustó y quería incluso, que lo haga más.

Y por eso me dejé llevar, sintiendo por segunda vez y quedando como el activo en esta relación.

Que Connor.

El dulce, tranquilo y simple, Connor.

Era el sobreprotector.

Como el alfa o macho y me lo confirma, abrazándome más y hasta depositando un pequeño beso contra mi frente, seguido a rozar mis labios, para nuevamente envolverme contra sus brazos protectoramente.

Siendo este gesto, ir contra sus principios y hasta los míos mismos, cual batallamos meses atrás y fue motivo en parte de nuestro alejamiento.

Por su lado ese motivo propio que empoderó diciendo querer ser alguien para mí, y con ello, ese tiempo.

Y el mío.

El que supuestamente, mi arranque de querer ayudarlo y tratar de estar en todo para servirle y por creer ver en él, lo que justamente esta muy lejos de serlo, pero me postulé pese amarlo como una mamá gallina.

Asistirlo, ampararlo como reforzar sus metas.

Me acurruco más contra su pecho y ríe al notarlo.

Cuando la realidad, es que ambos solo tenemos que únicamente amarnos y sostenernos.

- Creo... - Suelta sobre mi pelo. - ...que tu camioneta no es la única que necesita un grúa...

Trago mi risa.

- ¿Duele? - Algo preocupado, pregunto y baja su mirada para que nos encontremos sobre una dolorosa búsqueda de postura.

Y con una mueca se palpa.

- Como que... - Analiza. - ...huiré de sentarme por lo menos hasta mañana, Demian... - Su sinceridad me hace reír y se contagia.

Acaricia mi mejilla divertido, para luego decir sin atisbo a serlo y por más que reímos, subiendo una mano entre nosotros tomando una mía, continuo a entrelazarla con nuestros dedos.

- Demian, casémonos...

Y abro muy grande mis ojos.

¿Qué?

¡QUÉ!

Repito.

Dios...

Este muchacho, me va a envejecer.


Los dos capítulos que vienen, los últimos.

Prometiendo mucho humor y sorpresas.

Lindas sorpresas ;)

Abrazo, gente!!

CRISTO.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top