CAPITULO 14

Tiempo transcurriendo.

Cambiando pero sin exageración, algunas latas de cervezas por mis siempre jugos naturales de frutas.

Lo necesitaba.

Unas lágrimas, mientras mis dedos sin dejar de explayarse con su acrílicos y bajo el pincel en un lienzo.

Para luego otro tanto, con mirada de espanto a lo muy otra vez y con postura de Marcela Teresa Elsa frente al caballete cada tanto, con mi vista perdida en un punto lejano y fijo de mi taller en al galería.

O grafito en mano otros días.

Y hasta un par de mimos después de Cael, con expresión de tristeza y por alguna respuesta ante mi desgracia.

Mi rompimiento con Connor.

Pasaron los días.

Sin olvidarlo.

Malas noticias.

Ya que, lo amaba más todavía.

Y lo intenté bastante y en una de las salidas con los chicos y mismo Cael a la salida de la editorial, buscando o más bien, procurando interesarme en un chico.

Bonito y agradable con su charla, como hasta con la seria posibilidad que antes no me costaba, de llevarlo a a cama y tener sexo.

Pero mi compañero de salidas.

Hablo de mi pene.

Oh, my God.

Ni atisbo de estar interesado y ponerle ganas por más que se lo rogaba.

Si ánimo, obvio.

- ¡Volví a ser virgen! - Gemí, una tarde en el teléfono. - ¡Ya ni sé, que forman tienen! - Acoté desesperado, sobre su risita.

Y no lo puedo evitar por más tristeza verdadera.

Escuchar a mi amada amiga Juno, me reconforta.

Vive en otro continente.

África.

Y por más obligaciones por el alto cargo que tiene su caliente y tatuado marido, siempre está para mí, cuando necesito de su persona y por más años pasando.

- ¿Los penes? - Ríe a carcajada y yo, hago una mueca asintiendo.

- Si, mamasita... - Solo digo. - ...eso... - Dibujo uno a grandes rasgos en mi cuaderno y cambiando la postura en mi silla.

De golpe, siento que se asombra por más que no la veo.

- ¡Oh, por Dios! ¡Oh, por Dios! - Chilla alegre.

- ¿Qué? - Tacho el pene que hice, porque jodidamente lo hice lo que mi memoria, manos y corazón, grabaron perfecto ante su tacto como vista.

El de Connor.

- ¡No lo puedes decir! - Ríe divertida. - ¡Dilo! - Y un deja vú de preciosa amistad, viene a mi mente.

Cuando mi inexperta como virgen amiga, no podía contra ello.

- P-E-N-E... - Me deletrea como esa vez, yo a ella.

Río.

Reímos.

Pero luego, me derrumbo contra el respaldo con una exclamación de angustia divertida.

Y Juno, suspira conmovida del otro lado.

- No lo puedes decir... - Repite, recuperando el aliento tras nuestras carcajadas. - ...porque, estás enamorado Fresita... - Conmovida. - ...como yo de Caldeo, con un verdadero amor puro y tierno. - Decreta y como toda explicación.

Lo tomaría como propia de ella, pureza y dulce ingenuidad.

Pero como también, lo que le sobra y demostró por batallar contra todo.

Fortaleza sincera.

Y suspiro, dándole la razón.

Ya que, desde que conocí a Connor mi carisma se fue al carajo, convirtiéndome en un flojito de emociones.

- Ve por él y demuéstrale a tu pene, quién manda. - Larga como si nada.

Y me desmorono más sobre la silla ruborizado, tapando mi rostro con el cuaderno que sostiene mi mano libre del celular.

Imposible, no reír.

- ¡Dios contigo, corazón! - Exclamo como puedo. - ¿Qué diablo te da de comer Caldeo, que hablas así! ¿Dónde está, mi dulce amiga? 

Ríe conmigo, seguido a respirar profundamente.

- Demian Bic. - Se pone seria, pero siendo ella, siempre dulce. - No conozco a Connor, pero por lo que me has contado, es un buen chico y te ama...

- ...no sé, ahora... - Corto. - ...pasó mucho días... - Justifico, ya que con ello también, jamás volvimos a hablar.

Y un bufido, sale de ella.

- Oye... - Me reprende. - ¿Le dices eso a la que no supo nada de Caldeo por casi dos años?

Buen punto.

Es a la menos indicada, como mejor ejemplo de espera y lucha.

Y me sumerjo en un profundo debate conmigo mismo por eso, concluyendo que tiene razón.

Le sonrío por más que no ve.

- Eres la mejor... - Como la quiero. - ...te adoro, corazón.

- Me lo dirás y demostrarás en la navidad próxima... - Murmura, cual para tal fecha, todo el clan Mon se reúne y yo soy parte de ello.

- Y con abrazo y todo... - Finalizo siempre a cada charla y esperado encuentro.

Colgamos la llamada llenos de besos y abrazos.

Y locamente, mucho mejor anímicamente.

CONNOR

Saludo con mi mano en alto al cliente que atendí, muy conforme con el arreglo que le hice a su coche, saliendo de mi taller.

Volteo al otro que sigue en su turno y a mi espera, limpiando mis manos de aceite con un trapo, para luego ponerlo en el bolsillo trasero de mis rotos jeans de trabajo, para abrir el capot del mismo y descubrir su desperfecto.

Con este, poco más de una decena que ya vengo arreglando.

Debo reconocer que estar en un punto bastante estratégico, fue punto de partida para que arranque con el pie derecho mi taller, siendo un lugar muy concurrido.

Al igual y a su par con la genial ayuda de Chaise de hacer folletería de publicidad y una tarde en su moto, no solo repartirla en varios comercios de la zona.

También en nuestro propio pabellón universitario, cual mis compañeros como estudiantes adelantados, le dieron una grata bienvenida y más a mis precios, hasta el punto que muchos me trajeron su motocicletas o autos por recomendación por arreglo, ponchazos de rueda o simple cambio de aceite.

Estoy agradecido en este algo más de un mes que pasó, porque también recuperé bastante en lo que se refiere a mi carrera.

Si sigo ocupando mis horas libres como ratos, en estudiar.

Puedo rendir varias correlativas y adelantar cursos para el año próximo.

- Es mejor, con esto limpio. - La voz a espalda mía, escucho de mi hermana.

Volteo dentro del coche para verla que me alcanza un buen retazo de tela limpia para uso.

Me lo reemplaza por el sucio de mi bolsillo, continuo a una nalgada de cariño.

Desde que me mudé pasa bastante seguido, ya que su trabajo no está muy lejos de acá.

- No hace falta, contaminarás tu lavadora... - Le digo al ver que en la especie de canasta que lleva, saca una bolsa para poner el trapo. 

También, desde que me mudé y le queda de paso, excusa perfecta y por más que me opongo a lavar cosas mías.

- Es mugre gruesa... - Y ahí va, tal que me da siempre desde que tengo el taller. - Lo otro se puede lavar a mano. - Me dice, ya que carezco de una y hago todo a pulmón tendiendo mi ropa en el patio trasero.

Remueve la docena de cosas que siempre carga de esa canasta de viaje, verificando que todo está antes de marcharse.

- Te dejé un tapper con guisado...

Sonrío, volviendo al motor del coche aflojando el filtro de aire, para llegar al carburador.

- Ok... - Digo.

- ...y tienes algo de pan casero de doña María para acompañar el mate, en el...

- ...cajón de la panera... - Digo por ella.

La miro.

Me mira.

Y me paga en un hombro.

Río, sobando el lugar.

- Si no estuvieras tan solo y sumergido solo en tu trabajo como estudio, no te repetiría tanto las cosas... - Me reprocha. - ...estas delgadito por falta de sopa... - Su mano estira la vieja camiseta muy manchada por el taller que me queda holgada.

Y mis ojos, se depositan en sus manos.

Hermosas como fuertes y con huellas de mucho trabajo pasando por ellas.

Reitero, hermosas.

Y para mi asombro.

Guau, como dura esas cosas.

Con el esmalte celeste, que cree que le regalé yo.

Y con eso, mi siempre recuerdo de Fresita.

Mi pecho se expande cálidamente.

- ¿Entonces? - Me dice.

- ¿Entonces, qué? - Dejo de aflojar una tuerca, porque no tengo idea a que se refiere.

Se apoya sobre el auto, cruzando su brazos con canasta y todo, mirándome con obviedad.

- ¿No me vas a hablar de él?

Arrugo mi ceño, seguido a volver a la jodida tuercas con su bulones.

- Ya te dije, que no funcionó con Demian. - Gruño.

Se encoje de hombros.

- No te hablaba de él... - ¿Qué? - ...te hablo, del otro chico bonito...

Dejo la llave inglesa.

- ¿De quién?

Eleva sus brazos al aire.

- Chaise, Connor. - Como si eso, lo explicaría y me volteo curioso.

- ¿Qué tiene que ver Chaise, con todo esto? - Y ahora mi hermana, es la que me mira curiosa.

- ¡Que desborda que le gustas, Connor! - ¿Eh? - Lo que te ofrece, no solo es por amor a una amistad que se nota que es sincera... - Su dedo, golpea mi pecho. - ...ese chico te quiere...

¿Qué?

¿Chaise, siente cosas por mí?

Y una risa, me ataca.

- Cristina, Chaise es hetero... - Le explico divertido. - ...sale con mujeres, lo he visto...

- ¿O te lo cuenta? - Me interrumpe.

Y vaya...

Su acotación me toma de sorpresa, ya que tiene coherencia.

Mucho juntos y mucho igual, que está por y para lo que necesito, tanto acá cuando viene, como en la universidad si coincidimos pese a nuestras clases.

Es atractivo.

Demasiado.

Y se suma, lo buen amigo y compañero.

Fui testigo de chicas morir por la atención de él, cual se las da como a todos y por eso es considerado un gran senior de nosotros y sus pares.

En conversaciones esporádicas me a contado de sus ligues y que tuvo ciertos encuentros.

Me apoyo mejor contra el coche, pensativo.

Pero la realidad.

Miro a mi hermana.

Que nunca me nombró alguna como también luego, aparecer por acá diciendo que se postergó.

¿Acaso?

Bajo la mirada.

Yo jamás lo vi en otro espectro que no sea una buena amistad.

- Lo sé... - Mi hermana contesta, como leyendo mi conclusión. - ...pero podría ser una buena ocasión, sea para aclararlo o darle una oportunidad, cariño... 

- ¿A Chaise? - ¿Puedo si nunca lo pensé, ver de otra manera a mi amigo?

¿Sentir?

- Y a Demian. -Adjunta. - Se deben una conversación todavía, no? - Piensa. - A los dos, en realidad. - Se corrige, besando mi mejilla y se marcha, dejándome solo con mis pensamientos.

Unos, por partida doble.

Creo...



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top