CAPITULO 11

Capítulo sin imágenes, Wattpad no me deja.


CONNOR

Bebiendo mi lata de gaseosa en un bar que encontramos en el camino, observo como Chaise y ante la llamada que me prometió, de pie y a pocos metros mío, habla con quién sea del otro lado y escuchando al mismo tiempo lo que le dicen.

El local está casi vacío, solo nuestra mesa y otras pocas ocupadas por personas.

Colgando la llamada y guardando su móvil, con una sonrisa viene hasta donde estoy para tomar nuevamente asiento, feliz.

- Solucionado. - Me dice abriendo su lata y vertiéndola en el vaso.

Como lo miro sin comprender y suponiendo que es algo bueno, igual lo miro curioso.

Sonríe por eso, dando un gran trago por sed.

- Te conseguí un lugar, Connor... - Como sigo en el silencio, el bolígrafo que tenía en un bolsillo lo saca, seguido a una servilleta de papel del centro de la mesa y comienza a dibujar.

Un rectángulo partiendo su mitad con una línea que procura ser lo más prolijo posible y parecido a un plano.

Al terminar, lo voltea sobre la mesa y a mi dirección.

- Es de mi padre...

- ¿Tu padre? - Interrumpo.

Asiente, señalando con la punta del bolígrafo el dibujo con las supuestas dimensiones.

- No es muy grande, pero creo que es lo suficiente para lo que estas buscando... - Prosigue. - ...un frente con metros, cual pueden entrar un par de coches, puertas dobles para el ingreso de uno y trabajar dentro...

- ¿Como taller?

- Exacto... - Hace un círculo en la segunda ubicación y donde, partió a la mitad con su boli. - ...y una puerta trasera que te lleva a una amplia habitación con baño privado... - Me indica los metros cuadrados y al hacerlo, es mucho más grande que mi propio departamento.

Lo sigo observando, mientra veo que hace rayas a sus lados.

- Zona comercial, no muy lejos de acá siendo óptimo, ya que no habrá quejas de los vecinos por supuestos ruidos.

- ¿El precio y condiciones? - Consulto y Chaise no duda en decirme y quedando al escuchar, asombrado.

Por ser apenas, una pequeña diferencia de valor con lo que pago donde estoy y sin esa especie de cochera, que me serviría de taller mecánico improvisado.

Apoyo todo el peso de mi espalda contra el respaldo de mi silla pensativo y analizando esta gran posibilidad, sin abandonar mi vista el papel de la mesa con su croqui.

No muy lejos si me mudo de la Universidad, cosa que lo podría hacer en mi bicicleta y eso, me ahorraría tiempo como gasto extra en otra movilidad paga.

Pero sí, de la tienda de víveres y a eso, se acoplaría la temprana hora salida como tomarme un autobús, para llegar a tiempo a mi hora laboral.

Con un suspiro, levanto la servilleta y la miro de cerca.

Como si eso, me iluminaría más en mi decisión.

Mierda.

¿Qué hago?

-¿Tienes trabajo? - Su voz, me hace mirarlo mientras afirmo y le comento de que trata. - ¿Dónde vives? - Otra vez asiento, porque queda a pocas cuadras. - Comprendo... - Murmura.

Y ambos quedamos callados por unos segundos, pero mi amigo toma la iniciativa.

- Connor...lo que puedo ofrecerte es algo que pertenece a lo que te gusta y vas a retomar en tus estudios. - Me habla. - Puede que tengas, a lo mejor renunciar a ese trabajo y en un principio cueste como todo emprendimiento, el derecho de piso de conseguir la cartera de clientes... - Continúa. - ...pero, es lo tuyo...

- ...no toda la vida voy a ser empleado de comercio... - Interrumpo, comprendiendo.

Chaise baja y sube su cabeza, tomando otro sorbo de su gaseosa.

- Puedes hacer en dos meses, el pago de entrada... - Me dice para holgar el gasto y niego.

- No es eso. - Digo. - Tengo el anticipo como la entrada que tu padre pide. - Sonrío. - Ahorré varios años y una sobra de un último trabajo... - Es la verdad.

Soy bastante ahorrativo y aunque no amasé una fortuna, es una suma considerable que se sostiene gracias a lo ganado y muy bien pagado, por la sesión de foto para la editorial que trabaja el amigo de Demian y cual eso, usé para mi semestre anticipado como matrícula hasta sobrándome algo.

Dinero ahorrado que, no solo puedo vivir tranquilamente un par de meses si me decido a esto, hasta empezar a conseguir mi clientela.

Sonrío ilusionado y para mi mismo.

También, hasta comprar las primeras herramientas esenciales, para la apertura de mi taller si me decido.

- Yo creo...que realmente sería un pena si no lo haces, Connor...esto, es para ti...

- ¿Por? - Curioso.

Chaise se cruza de brazos frente mío y sobre la mesa, haciendo un lado su vaso para ello, seguido de esa postura seria, mirarme sonriente.

Y ese movimiento como acción alegre lo hace lindo, porque su corte de pelo algo largo de los lados, cae sobre su rostro de forma simpática sobre esa sonrisa que me regala.

- Porque, siguiendo la famosa frase... - Murmura. - ...las cosas por algo son. - Me explica y ahora, uno de sus dedos apoyado en la servilleta que volví a de dejar en la mesa. - Mi padre no sabía que hacer con el lugar, porque no conseguía un arriendo y le generaba gasto extra con la probable posibilidad de venderlo, cosa que le desagrada, ya que fue el primer sitio de joven que compró y vivió con mi madre en sus primeros años de casados y forjándose como mecánico. Y creo, que nos cruzamos por algo y yo... - Se señala. - ...siendo la respuesta a tu búsqueda y dudas...

Lo analizo.

Puede ser.

Como igual y buena señal si lo pienso, los inicios del padre de Chaise en el lugar que me ofrece, porque hoy en día es un reconocido como prestigioso mecánico con años de trayectorias, teniendo un gran taller y con franquicias en diferentes puntos en el país, cual grandes firmas de concesionarios automotrices lo avalan como particulares.

- ¿Entonces? - Me mira intrigado por mi decisión.

Y mi respuesta es una sonrisa, que festeja aplaudiendo alegre y a modo brindis, chocando nuestros vasos de gaseosas.

Minutos después y sin pérdida de tiempo volviendo a la Universidad por su moto que dejó en el estacionamiento, me monto con Chaise para llevarme a mi futuro hogar y tan soñado taller que quiero tener, pero antes buscando las llaves.

Para mi sorpresa su plano a mano alzada no le hizo justicia, ya que es más de lo que hubiera deseado.

No solo por su tamaño, también por la zona, que repito muy cerca de la U.

Como en su diseño.

Pensé que me iba a encontrar con algo deteriorado por abandono del tiempo, pero para mi asombro y solo faltándole unas manos de pintura, es una linda edificación con amplia entrada como puertas que bien me mencionó Chaise, para la comodidad de hasta tres coches en su entrada y con uno dentro para su arreglo.

Y lo que hizo robarme una exclamación al ingresar dentro, causando que Chaise ría.

Al ver, lo que sería y abriendo la puerta trasera por mí.

Mi nuevo hogar.

Grande.

Holgado.

Y muy espacioso el interior de la habitación y con una agradable kitchenette bajo una ventana que descubro al mirar sobre ella, un pequeño jardín trasero para mi uso exclusivo, cosa que en mi actual lugar carezco.

Feliz y conteniendo las ganas de hacer un baile sobre la acera mientras cierro el portón de entrada por mi amigo, él me extiende las llaves.

Lo miro raro y niego.

- No es correcto... - Le digo. - ...todavía no firmamos...

- Lo haremos bien estén los papeles del contrato, Connor. - Insiste. - Y esos días previos serán una gran movida para ti con la mudanza y avisar en un trabajo... - Me explica dejando las llaves entre mis dedos.  - Aprovecha esos días para hacer eso y con ello, necesitaras las llaves. - Sigue hablando, caminando hacia su moto y buscar su casco.

Yo lo sigo mirando el juego mientras me alcanza mi casco, pero mi pasos se detienen en el negocio vecino de mi futuro lugar.

Es un tipo almacén y que en su frente tiene un puesto de periódicos y revistas.

Y mi boca cae, mirando estas últimas exhibiéndose con su primera plana.

Oh mierda, porque no lo puedo creer por más que era algo sabido.

Están una al lado de la otra con su diseño y elegancia, la revista Féminan.

Y yo, en su portada.

Mientras veo que algunas personas que pasan, muchos la ojean seguido a comprarla entusiasmados.

Le doy unos billetes al puestero y tomo una.

Y sin poder creerlo todavía, me miro en su gráfica de tapa brillosa y ocupando todo su largo mi persona, sobre el elegante título y otros pequeños a mi lados, describiendo su contenido.

El que el equipo eligió, es una de muchas poses que el fotógrafo me pidió y yo solo visto pantalón, pero terminando de hacer mi vestimenta, la mano maestra de Demian con pinturas dibujando mi cuerpo semidesnudo.

Chaise notando mi demoras se acerca cargando ambos cascos y al verme en la tapa del magazine, sorprendido abre tanto los ojos como yo.

- ¿Y eso? - Su turno de no creerlo. - ¿Eres modelo?

Sacudo mi cabeza.

- Solo una oportunidad que tuve y se convirtió, parte de mis ahorros. - Le doy como respuesta, mientras hurgo en el interior y encontrar, volteando las páginas una tras otra y hasta llegar al centro.

Carajo, porque mi pecho acelera.

No solo el reportaje que le hacen a Demian como el gran artista Fresita Bic.

También.

Que en otra gran primera plana central, como en pequeñas que decoran y bajo sus respuestas a la preguntas que le hacen.

Estamos ambos producidos para esa ocasión, compartiendo la imagen y como en la última sesión.

Felices y disfrutando con los tachos de pinturas en manos, lanzando a los lienzos vírgenes mostrando dibujos abstractos.

Chaise mira.

- ¿Lo conoces? ¿Amigos? - Extrañado, creo.

Resoplo.

- No sabría decirlo. - Digo. - Supongo, que más que eso...

Su mirada, se clava en mí.

- ¿Qué? - Mira la revista, seguido a mi persona. - ¿Connor, te gustan los hombres?

Estoy focalizado en su imagen.

Irradiando elegancia y gótico, por más vestido parecido a mí.

Un Fresita sin maquillaje, pero tan Demian, que mi corazón palpita más.

- Me gusta él... - Mi contestación, lo deja más perplejo.

- No comprendo... - Susurra. - ...me refiero. - Continúa, retomando la caminata a su moto. - ¿Si eres gay? - Sube a ella.

Montándome detrás y guardando bien la revista en mi mochila, me encojo de hombros.

Pero me sonrío bajo mi casco ya puesto, porque su extraña duda me recordó a Demian al darse cuenta que me gustaba.

- Supongo, ya que es el título que se le pone. - Le digo tras él. - Yo quiero a su persona, no su género Chaise...

No puedo escuchar que dice.

El encendido del motor de su enorme moto, no me deja.

Pero llegando momentos después a mi domicilio y descendiendo, parece que es tema interesante y conversación para él.

Porque y aunque permanece silencio viendo como bajo y hasta sacándose su casco, mientras le entrego el mío y le agradezco por traerme, me mira profundamente.

- ...qué? - Río. - ¿Te incomodé, con eso?

Suspira con una mueca graciosa en su rostro.

- No, Connor... - Larga sincero. - ...todo lo contrario... - Suelta bajito y poniéndose el casco nuevamente.

- ¿Qué? - No terminé de escuchar, ajustando mejor mi mochila a paso de él.

- Olvídalo. - Ríe, ayudando a acomodar una de las correas de mi mochila con una de sus manos.

Golpea con cariño mi hombro.

- Si quieres, puedo mañana ayudarte a llevar algunas cosas. - Se ofrece.

- ¿No tienes clases?

- Por la tarde. - Oh. - No verificamos la electricidad y los otros servicios, quiero verlo contigo para solucionarlo si hace falta.

Tiene razón, no lo había pensando y asiento conforme, despidiéndome.

Pero me detengo de golpe y volteo a Chaise que noto y por más moto encendida, no se fue.

Lo contrario.

Su mirada está en mí.

- Oye Chaise... - Una idiotez, pero necesito escucharlo.

- Dime... - Apaga el motor para oírme mejor.

- ¿En serio, podrás venir mañana por mí?

Afirma y eso me reconforta.

Pero insisto.

- Si algo te demora o te hace imposible...¿me llamarías para avisar?

Y noto por más casco deportivo que lleva, que se sonríe.

- Realmente, quiero verte mañana, Connor... - Habla y siento que es verdad.

Le sonrío agradecido antes de voltear y marcharme definitivamente.


FRESITA

Me siento como Marcela Teresa Elsa.

Una gran protagonista de una famosa telenovela centroamericana, que cuando era niño veía con mi madre, con su siempre corazón roto en su interminables capítulos y ante las penurias que sufría con el guapo protagonista masculino, Armando Rolando Montiel.

Si.

Ya que, como idiota y dentro de mi camioneta a la distancia me quedé, mirando la escena.

Una, cual preguntándome quién rayos es el otro, veo como el dulce Connor ajeno a lo que yo percibo desde mi lugar, no lo amenaza a él.

Lo hace a mí.

Y el sexi chico montado a su enorme como grandiosa moto, lo es.

Aún no cargué siquiera mi móvil, porque no quise perder tiempo.

Y sigue tan apagado como muerto, ahora sumándome yo a él.

Porque, así me siento mirando todo.

Al salir de la editorial y llevar a Cael a su casa y bajo la idea de querer mudarse.

Comido, duchado y hasta dejándolo dormido.

Corrí a mi Sofía.

Mi camioneta.

Para venir hasta Connor, cosa que tras golpear su puerta no estaba y decidiendo varias opciones como una, ir hasta su Universidad y recorrerla íntegra hasta ubicarlo y de rodillas perdirle perdón.

La otra y cual preferí, fue esperarlo hasta su llegada a metros de distancia, en frente de su calle y único lugar que encontré de estacionamiento.

Nunca me vio al llegar.

Tampoco, al bajarse y ver sobre la mucha familiaridad entre ellos, quedando conversando.

Para luego observar como el otro chico y con mucha confianza, acomoda algo en el hombro de Connor.

Y más y por lo que fuera, Connor deteniéndose y frenando el impulso de irse, vuelve sobre sus pies para hacerle a ese caliente chico, una pregunta que no llega a mis oídos.

Al igual que la respuesta del aludido, cosa que, le roba una hermosa sonrisa tímida al chico que amo, para ahora sí, irse definitivamente alegre hacia su departamento.

Miro con cierto dejo de tristeza, al asiento del acompañante.

Donde reposa la revista Féminan recién salida a la venta con la hermosa imagen de él en su portada y a su lado, dos cajitas de leche de fresas y unos dulces, que compré a modo festejo en la tienda que trabaja a un compañero de trabajo.

Pero eso como yo, en pausa.

Ya que, no me muevo ni me bajo.

Podría.

Pero dos cosas no me lo permiten.

Una, que el chico de la moto y pese a que Connor ya no está, sigue estacionado.

Y lo segundo, por ese mismo motivo y una angustia que me colma, me lo impide.

Él y yo, somos dos personas que sin conocernos, estamos haciendo lo mismo.

Mirar sin estar, la presencia de Connor ya en su edificio.

El motor de mi Sofía, arranca suavemente por la inercia de mi mano en el contacto y graciosamente, el chico en su moto también en ese instante.

Al igual que cruzarnos lentamente.

Suspiro.

Él por su lado y yo, en la dirección contraria...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top