Capítulo 3
Sábado
El día de ayer pasó sin más, la verdad. La adscripta, Carolina Garza, me hizo el sermón de siempre y que ya ni siquiera vale la pena mencionar. A pesar de que intenté explicarle que no había tocado la puerta para entrar al salón, ella me habló que Anna y yo tenemos un historial que venimos arrastrando desde principio de año, lo cual no puedo negar, pero bueno.
Natalia y Emiliano tuvieron la famosa salida a "tomar vinito en la plaza", por lo que tuve que escuchar más de veinte audios, aproximadamente de tres minutos cada uno, donde mi mejor amiga me contó cada mínimo detalle. Debo admitir que, según lo que ella dijo y lo que yo he visto de él, capaz que no es taaaan panfleto... Es diferente a los otros pibes con los que anduvo. ¿Capaz que podrán llegar a algo más? No sé, no soy muy experta en esas cosas.
En tanto, conversé con Nacho sobre cuándo nos juntaríamos para hacer el trabajo de Literatura. El lunes nos falta una materia de núcleo común, es decir, que compartimos ambos quintos, por lo que vamos a reunirnos en el liceo y arrancar esa tortura en el horario que deberíamos tener clase.
—¿Ya se levantó la nena hermosa de mamá? —Toda preocupación se disipa al escuchar su voz.
Mi mamá es una mujer que me trata como una niña pequeña a pesar de mis 17 años, pero, ¿qué quieren que les diga? Yo amo ser malcriada de esta forma, aunque solo sea ella quien lo haga...
—¡Debería estar levantada desde las cinco de la mañana! —grita mi padre desde el otro extremo de la casa.
Mamá gesticula un "no le hagas caso", al cual yo solo respondo con un bufido.
—Ahora levantate, ¿sí? Espero no tengas muchos deberes que hacer —Me da un beso en la frente—. Y para desayunar tenés torta chajá y lactolate. Nosotros vamos hasta la casa del abuelo Ramón a ver cómo anda y eso, pero volvemos antes de las seis.
—Sí, dale, mandale saludos y decile de mi parte que no le haga más quilombo a los vecinos.
Mamá, entre risas, asiente. Luego de sentarme en la cama para despedirla con un abrazo, ella se retira de mi habitación.
Vuelvo a quedar sola con mis preocupaciones de estudiante, por lo que agarro mi celular para seguirlas evitando, y, de paso, revisar si Natalia mandó un nuevo batallón de audios eternos. Al abrir su chat me encuentro con más de cien mensajes donde acaba por desgastar mi nombre. Decido llamarla antes de ser Adelina a las brasas.
—Hol...
—¡Adelina Clavijo Ramírez! ¡Hasta que por fin te dignás en aparecer! —Su voz chillona me rompe el tímpano—. ¡Espero estés sentada porque te caés de culo!
—Sí, dale, decime de una vez por qué tanto griterío.
—¡Mañana salgo con Emiliano de nuevo!
—¡Eso eeees! —festejo sincera. ¿Dos salidas casi seguidas, con el mismo chico, aceptadas por Natalia? Esto se pone interesante—. ¿Y a dónde van a ir?
—Deberías preguntar a dónde VAMOS a ir...
—¿"Vamos"? ¿Cómo que "vamos"? ¡Natalia Adalis Púa Herrera!, ¿¡qué carajos hiciste!?
—¡Perdón, perdón, perdón! ¡Solo quisimos sacarlos de paseo!
—¿¡"Sacarlos de paseo"!? —Es entonces que caigo en cuenta cuál es su plan, alterándome el doble—: ¡Apenas le hablé por el trabajo de Literatura! ¿¡De qué vamos a hablar!? ¡Casi no lo conozco!
—Entonces es una buena forma de conocerlo, ¿no?
La llamada se termina.
A los pocos segundos recibo su mensaje con el horario y la ubicación, junto con un "te paso a buscar a la una". Respondo con stickers de enojo para luego cerrar la aplicación.
Apenas juno al gurí, ¿cómo mierda voy a hacer para entablar una conversación con él? No me veo hablándole un domingo sobre el liceo, onda eso solo lo hace gente insana, estudiantes que no tienen vida social... ¿Qué carajos hago ahora? Nati es capaz de sacarme con una retroexcavadora de mi casa, por lo que no tengo chance de rechazar ni cancelar la salida.
Suelto un bufido. Prefiero lidiar primero con mi humor de mierda, así que me levanto a desayunar; la mejor medicina para el malhumor es la comida. Sí, sé que son las tres de la tarde y me han dicho varias veces que debería llamarlo "desayunalmuerzo" o incluso decir almuerzo de una, pero la narradora soy yo y lo nombro como quiero.
Para tirar un dato interesante, el origen del postre Chajá es uruguayo, específicamente en el departamento de Paysandú. No tengo ni idea de cocina, pero básicamente son capas de bizcochuelos unidas por dulce de leche, crema chantilly y durazno, y recubiertas con merengues. A veces el durazno en vez de estar en el relleno, lo colocan encima, en el centro. Pero detalles como esos, además de los ingredientes, dependen de la receta utilizada o gusto del consumidor.
Mi teléfono vibra en el bolsillo de mi piyama, por lo que observo en la pantalla y descubro que es un audio de Carancho.
—¿Y vos qué querés un sábado a esta hora? —pregunto en voz alta después de tomar un sorbo de mi leche chocolatada.
Le doy inicio al mensaje antes de colocar el parlante del dispositivo cerca de mi oído:
—Hola Adelina, disculpa que te moleste hoy con este mensaje de voz, pero... ¿Nos veremos mañana en la salida organizada por Emi y Natalia? Es que... —Silencio. ¿Por qué no cortó el audio o algo?—, me sentiría incómodo si fuésemos solo tres. Ya sabes... No quiero presionarte, ¿sí? No nos conocemos y está bien si aceptas o rechazas la invitación, es tu decisión, no tengo derecho a entrometerme en ello —Otra vez silencio—. Lo siento, es un audio largo y agradezco que lo hayas escuchado hasta el final.
Solo el nombre de un disco define lo que pasa: Se está complicando¹. Así que no tengo otra opción, ¿verdad?
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¹· "Se está complicando" es el primer disco de la banda uruguaya Cuatro pesos de Propina, publicado en el año 2007.
¡Buenas, personitas del multiverso! ¿Cómo están?
Hoy es mi cumpleaños, ¡wiii! Así que les traje este capítulo recién salido del horno en su corrección. ¿Qué les pareció? ¿Qué esperan del próximo? ¿Creen que Nacho y Adelina puedan entablar una conversación que no sea sobre el liceo? ¡Los leo!
Saludos desde las nubes, Nadia.
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