Capítulo 10
Ignacio levanta tímidamente su mano en forma de saludo. Correspondo, apenas siendo consciente de mis movimientos.
¿Qué hace él acá? ¿Qué serán esos papeles que lleva encima? ¿Cuánto de mi actuación habrá visto? Ay, no, no, no... Qué papelón, ¡qué papelón!
—¿Adelina? —Me sobresalto ante el contacto físico. Al girar la cabeza, me encuentro con una enorme sonrisa proveniente de Ramiro—. Perdón, no quería asustarte. Era para felicitarte, de verdad tenés esa chispa especial para la actuación...
—¿Chispa especial?
Por dentro, soy una bolita peluda. ¿Está halagando mi actuación cuando él ya se sabe los diálogos y conoce su personaje lo suficiente como para agregarle sus propias acotaciones? ¿Esto es real? Ya empiezo a dudar si no se trata de que soy la protagonista en una novela juvenil... o humorística, no sé.
—Claro, ese "algo" que tienen los actores para serlo. No cualquier persona está dispuesta a actuar con tanta pasión en su primer ensayo. Y vos, Adelina, lo hiciste genial.
—Muchas gracias... —alcanzo a decir en plena sensación de sorpresa. ¿Me está diciendo posta todo esto?
—Me sentí cómodo actuando contigo, como que ambos estábamos en la misma sintonía. No sé si te sentiste igual que yo... —deja en suspenso para recibir una respuesta, por lo que asiento apenas—, entonces me gustaría preguntarte si querés participar en la obra conmigo. Nati es tu amiga y eso, y no está bueno suplantarla sin preguntarle primero ni nada, pero sería genial tenerte como compañera de elenco.
Silencio. Levanto las cejas, expresando el shock que vengo soportando en el interior desde hace minutos.
—Eh... sí, no, no sé —titubeo—, me lo voy a pensar, ¿dale? Gracias.
Estoy dispuesta a huir de ahí, pero mi curiosidad decide tomar las riendas de aquel intento fallido de conversación:
—Por cierto, vos actuaste re bien y hasta ya te sabés el guion, aunque todavía falta una semana para presentar. ¿Cómo hacés tan bien a Omar? La forma en la que lo interpretás está bastante cercana al personaje en sí. O, al menos, a lo que hablamos sobre él en clase.
—Gracias, en realidad hice un mes de teatro en el centro cultural de acá a la vuelta, pero el que daba la clase era muy... —Finge haberse dormido y ambos reímos casi en silencio—, así que abandoné y preferí practicar frente al espejo mi interpretación de personajes, aunque, por supuesto, siempre ayuda un análisis previo en conjunto para entender la mentalidad de cada personaje de una obra, así luego la actuación es mejor.
—Wooow... Posta que te gusta el teatro, ¿eh?
—Sí, es una rama del arte muy genial, aunque eso lo sabés, ¿no? —Mi cara es un poema en este momento—, perdón por decirlo así, pero sería muy raro que actuaras con tanta pasión y no te guste actuar —Touché—, así que... ¿Obra favorita?
—Bodas de sangre, de García Lorca —respondo sin siquiera meditarlo.
—Interesante, aunque debo admitir que de Lorca prefiero su poesía...
—No cuenta si decís que tu poema favorito de él es El poeta dice la verdad —advierto burlona.
—¿Por qué no? La Trampa¹ le hizo TREMENDA versión. ¡Que no se acabe nunca laaaaa madeeeejaaaa...! —canta desafinado mientras guitarrea en el aire—, ¡del te quiero, me quiereeeeees! Con decréééépito sooool y luuuuuuna viejaaaaa...
Entro a reírme en una mezcla de vergüenza ajena y sincera diversión ante el espectáculo musical de Ramiro. ¿Cómo es que apenas junaba a este chiquilín? Es un cague de risa, ¡amo!
Continuamos conversando sobre teatro y música, ya que tenemos varios gustos en común, aunque en canciones favoritas de bandas que conocemos es donde más diferimos: las que ama son las que menos me gustan y aquellas que considero "obras maestras" son las que a él no le terminan de convencer.
El timbre de recreo nos devuelve los pies a la tierra. Un compañero del otro quinto aparece al lado de Ramiro y le pregunta si lo acompaña hasta la cantina, pero declina la oferta diciéndole que se va a quedar en el salón. El otro, quien supongo es su amigo, se marcha medio ofendido luego de susurrarle algo que no alcanzo a escuchar.
—Si es porque estamos hablando, tranqui, andá a acompañarlo.
—Naaah, está medio rompehuevos desde que la novia terminó con él —Eleva los hombros, quitándole importancia—, así que anda celoso por la vida cuando yo hablo con compañeros o cuando salimos con los pibes y alguno se cruza con un conocido. Anda peor que pareja tóxica, pero soy el único que le pone los puntos en el grupo.
—¿Así que son varios? —No sé siquiera por qué lo pregunto. ¿Curiosidad, supongo?
—Sí, aunque no vienen a este liceo porque eligieron otras orientaciones, y a uno no lo vemos desde hace tiempo... pero creo que dejó la Utu² —Utiliza un tono preocupado, casi triste, cuando lo menciona.
¿Qué habrá pasado con el gurí ese? Prefiero no indagar en el tema, porque soy chusma pero tengo algo de tacto, así que decido darle otro rumbo a la conversación. Sin embargo, soy interrumpida por el profesor, quien, llevando ya su maletín en mano, nos vuelve a felicitar.
—He de decir, señorita Clavijo, que lograste congeniar con el joven Sánchez en escena, a pesar de haber sido tu primera vez ensayando junto a él. Ojalá estés dispuesta a participar activamente de la obra.
—Yo le dije lo mismo, profe. Incluso me sentí re cómodo actuando con ella. Sería genial que fuese mi Roma —Acto seguido, deja caer el peso de su mano sobre mi hombro.
Silencio. Se me suben todos los colores a la cara y otra vez me siento como una bolita peluda. ¿¡Entonces es recontra re posta lo que me dijo!? ¡No lo puedo creer! O sea, no sé, ¡aaaaahhhh! ¿¡Cómo respondo yo a todo esto!? Creo que ya ni siento las piernas de la emoción que traigo arriba. ¡Es vergonzoso que te halaguen así, pero a la vez es una sensación re linda! ¿¡Qué te pasa, Adelina Clavijo!? ¡Contestá algo!
—Gracias...
¿¡En serio no se te podía ocurrir algo mínimamente mejor!?
—El ensayo general es el lunes.
Y se va, así nomás.
—¿Viste? Hasta el profe piensa que deberíamos hacer juntos ese fragmento de la obra —sonríe triunfante similar a un niño orgulloso de su travesura—. Me encantaría que seas mi compañera, Adelina.
—Eehh... Dame el finde para pensarlo, ¿dale?
—Sí, sí, no quiero presionarte para que tomes una decisión ahora, además creo que tenés que conversarlo primero con Natalia, porque tampoco mi intención es que haya problemas entre ustedes, obvio.
Asiento. Es verdad que él no tiene conocimiento de la información más importante: Nati nunca quiso actuar en la obra e hizo lo posible para que yo lo hiciera. Claro, solo logró que fuese durante el ensayo, pero... ¿debería aceptar esta oportunidad?
Ramiro me dice que le mande mensaje si llego a resolverlo antes y luego se retira del salón, supongo que en busca de su amigo.
Vuelvo a mi asiento, tranquila, recibiendo algún que otro halago en el camino. Les agradezco sin prestar mucha atención, ya que mi mayor prioridad es alcanzar mi teléfono y escribirle a Natalia. ¿Vendrá a esta hora o será que me abandonó todo el día por su tortolito?
—¡No sabés lo que te perdiste, che! —grita una de mis compañeras—, ¡me parece que te robaron el puesto!
Y ahí está, campante, entrando al salón con su cabello húmedo y la sonrisa deslumbrante: Natalia Púa.
Decido esperarla en mi asiento, fingiendo no haberme dado cuenta que acaba de llegar. El timbre, incluso, suena justo a tiempo.
Me distraigo mirando los números en el grupo de nuestra clase. ¿Cuál será Ramiro? Algunos tienen foto, pero otros no, y que se pongan emojis o "el más perri del barrio" de apodo, la verdad que me complican la investigación. Por suerte, encuentro que uno de los integrantes tiene una imagen clara de su rostro y se llama "Rama S.", logrando así mi cometido. ¿Cómo debería agendarlo? Por el apellido es muy formal, pero por el nombre es demasiado seco. Podría agregarle que es de teatro, no sé, capaz que suena como si solo eso definiera quién es y le quitaría lo divertido de tener una lista de contactos extraña. ¿Y si flasheo confianza? Digo, a esta altura no sería un problema, ¿no?
Sonrío mientras termino de agendarlo.
—Espero tengas un muy buen motivo para haber abandonado a Nacho —me devuelve Natalia al presente, usando su tono de víbora.
—¿Eh?
Levanto la cabeza levemente y descubro que me está agujereando con la mirada, cruzada de brazos. ¿Saben qué significa todo esto? Mi fin. Adiós, Adelina Clavijo, siempre te recordaremos por haber sido poco perceptiva en momentos como los que llevaron a tu muerte hoy.
—Ni siquiera te diste cuenta que te estuvo esperando todo el recreo en la puerta. Estaba solo, él, que apenas habla con otras personas, esperándote —Siento los puñales atravesándome con cada palabra que pronuncia—. Lo cruzamos de pedo cuando llegamos. Parecía un perrito triste, abandonado bajo una lluvia torrencial, y ni siquiera se le dio por contarnos lo que pasó, pero fue evidente cuando le preguntamos dónde estabas —No puedo mantener más el contacto visual. Ella suspira, cansada, igual que una madre luego de regañar mucho a su hija—. Después vos y yo vamos a tener una conversación seria.
Me deja ahí, pensativa, cargando con una mochila llena de culpa. No puedo creer lo que acaba de pasar. ¿Ignacio Leyes me estuvo esperando durante todo el recreo y yo no me di cuenta? Es obvio que ni me enteré, ya que estaba pura cháchara con Ramiro, totalmente lejos del mundo que me rodeaba. Yo, justo yo, que no me gusta que Natalia me abandone porque es con quien más converso en clase, ni me acerqué al Carancho para, aunque sea, tratar de unirlo a la conversación. ¡Irónico, irónico! Y después me volví a mi lugar, olvidándome de su existencia. Pobrecito. Con solo imaginarme la expresión triste en su cara, me dan ganas de largarme a llorar en medio del salón y desconectarme de la vida social por unas cuantas horas. No paro de pensar el daño que le hice con algo así. Y es comprensible que Natalia esté enojada conmigo, ¿no? Los cuatro somos UN grupo de amigos. Y eso lo sé, pero ¿por qué mis acciones contradicen mis palabras?
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¹· La Trampa: banda de rock uruguaya fundada en el año 1991. Como parte del disco "Laberinto", en 2006, se encuentra una versión musicalizada de "El poeta dice la verdad", poema escrito por Federico García Lorca.
²· Utu: abreviatura de Universidad del Trabajo del Uruguay. Suelen ser 3 años en los que se especializan en un área específica (informática, mecánica, gastronomía, etc.) y cuenta con valor de bachillerato (cuarto, quinto y sexto de liceo).
¡Buenas, personitas del multiverso! ¿Cómo están?
Luego de muchos meses, ¡al fin un nuevo capítulo! ¿Qué les pareció?
¿Ustedes qué opinan sobre lo sucedido entre Adelina y Nacho? ¿Qué les parece Ramiro? ¡No tengan miedo en comentar sus pensamientos!
Saludos desde las nubes, Nadia.
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