IV. Con las manos en la masa (1/6) [Simbar]
[IMPORTANTE: LEER EXPLICACIÓN AL FINAL DEL ONE SHOT.]
Ámbar y Simón mantenían una relación secreta. No, no es lo que piensan. No era porque se avergonzaran uno del otro, ni porque fuera un amor prohibido, sino, para no herir los sentimientos de Jazmín, que estaba loca por Simón. ¿Algo raro en Ámbar, no? Tratar de proteger a alguien. Bueno, ese fue uno de los cambios que produjo su nuevo novio en ella. Sin embargo, aunque lo intentaran, no eran las personas más discretas del mundo, y sus amigos los fueron descubriendo infraganti, uno a uno. Los primeros fueron Nico y Pedro.
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"¡Hagamos algo para comer!" Dijo Simón, de la nada, levantándose de su lugar junto a Ámbar, en el sofá..
"¿Qué? ¿cómo que 'hagamos'? ¿no podemos pedir delivery?" Preguntó la chica, confundida.
"Sí, podemos, pero es muchísimo más divertido cocinar. Vamos, no seas aguafiestas."
"No sé cómo cocinar, Simón. Siempre he tenido chefs que lo hacen por mí."
"Algún día tenías que aprender, ¿no?" Rió, y la tiró del brazo, para hacer que así se parara del sillón también.
"Si querés yo invito, ¡pidamos sushi, dale!" Exclamó, sin rendirse aún.
"No vas a perder nada intentando algo nuevo, eh." Le guiñó el ojo, y la llevó, o más bien arrastró, a la cocina.
Ambos estaban solos en el loft de la Roller Band, aprovechando que Nico y Pedro habían ido a un concierto, y no volverían en un par de horas.
"Bueno, ¿qué quiere comer, señorita Ámbar?" Se arrodilló frente a ella y tomó su mano. Ella rodó sus ojos y rió.
"Me gustaría pedir sushi, a un delivery, pero como vos sos muy terco, y no querés, me gustaría una pizza." Le dijo, pero cambió de opinión rápidamente. "No, mejor algo dulce: pastel de chocolate. No, mejor de vainilla, no-"
"¿Alguna vez te dijeron que eres muy indecisa?" Preguntó él, riendo y acercándose más a ella.
"¿Yo, indecisa? ¿De qué hablás?" Estaba totalmente confundida, y extrañada, ¿cómo iba a ser indecisa? "Bueno, ¿en qué estaba? Ah, sí. Hacé una pizza."
"¿Cómo que hacé una pizza?" Imitó el acento argentino. "Hagamos, es mejor."
"Te dije que yo no pienso cocinar." Cruzó sus brazos.
"Vamos, bonita." Le susurró al oído y le plantó un beso en la mejilla. "Cocina conmigo."
"¿Vos estás loco? ¿sabés cuánto cuesta mi ropa?" Él negó con la cabeza, divertido. "Cuesta más que tu vida, si le llega a a caer una gota de salsa de tomate, estás muerto, ¿me oíste?"
"No serías capaz de matarme, me quieres demasiado como para hacerlo." Puso ojos de perrito, y luego beso sus labios suavemente.
"Sí, te quiero," admitió. "pero quiero más a esta blusa."
"Está bien, acepto mi derrota, ahora, cocinemos."
Así, comenzaron a cocinar. La rubia era más bien la asistente, pues no sabía ni como tomar un rodillo. Después de un rato, la pizza finalmente llegó al horno, pero la cocina quedó hecha un desastre: masa por todos lados, salsa de tomate en el techo, y queso derretido sobre la alacena.
Y ni hablar de ellos, cubiertos en harina y con la ropa manchada.
"¡Mirá cómo quedó mi ropa, Simón!" Gritó la argentina, indignada, una vez que se dio cuenta de que tenía aceite sobre su blusa."¡Sabía que esto iba a pasar!"
"Ay, vamos, es sólo ropa, seguro tienes mil blusas iguales. Admite que la pasaste bien." Rió. "Además, te dije que te pusieras un delantal, pero no hiciste caso, eh."
"¿Cómo querías que me pusiera ese mamarracho? Por favor, soy Ámbar Smith." Dijo, y movió su rubia cabellera como usualmente hacía.
"Sé quién eres, no hacen falta aclaraciones." bromeó.
Ella rodó sus ojos.
"Y mirá como está tu remera; llena de salsa de tomate, ew."
Él observó su cara de disgusto y rió.
"Si tanto te molesta, me la saco." Y así lo hizo, el mexicano removió su camiseta, dejando ver su marcado abdomen.
La chica no se esperaba eso, si era sincera, sí que tenía un buen cuerpo.
"T-tienes salsa en el labio, también." Acotó, algo nerviosa.
"¿Dónde? ¿me la puedes sacar?" La molestó, amaba verla nerviosa. Se acercó más, y ella levantó su pulgar para limpiarlo. "No, así no."
Ella rió nerviosamente, sin darse cuenta del efecto que él le causaba. ¿Desde cuándo Ámbar Smith se ponía así?
Avanzó un paso más adelante, y fundió sus labios en un beso, y mientras, comenzó a explorar la parte superior del cuerpo de Simón con sus manos, inconscientemente.
El beso era fogoso, apasionado, y algo necesitado pero a la vez dulce y tierno, algo que sólo Simón Álvarez podía lograr.
Se movieron de donde estaban, sin separar sus labios, tropezaron, y cayeron sobre el sillón.
La puerta se abrió, y aparecieron Pedro y Nico, boquiabiertos.
"¿Ámbar?" Exclamó Pedro.
"¿Simón?" Dijo Nico, con el mismo tono.
"¡No es lo que parece!" Gritaron los aludidos, al unísono, para que después la argentina empujara al mexicano, y este cayera al suelo.
"Vamos, no disimulen, era obvio que estaban juntos." Rió el rubio, para luego pasar a la cocina a servirse un vaso con agua.
"Esperen, ¿y el concierto?" Preguntó Simón, tratando de cambiar el tema.
"Se pospuso, por la lluvia."
"Hace frío, Simón, abrigate." Bromeó el pelinegro, haciendo que el moreno se sonrojara. "¿Por qué huele a quemado?"
"¡La pizza!"
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¡Hey! ¿Les gustó este one shot? Bueno, les explico: este formará parte de una especie de 'serie' de one shots, llamada "con las manos en la masa", explicando cómo los chicos descubrieron la relación secreta de estos dos bebitos. Los que los descubrirán en los siguientes serán:
×Luna y Matteo
×Nina y Gastón
×Jim y Yam
×Delfi
×Jazmín.
No están en un orden específico, sólo Jazmín, que será la última en saber. Si tienen alguna sugerencia sobre el orden, dejen un comentario.
+ Sé que he escrito mucho Simbar y poco Lutteo, pero prometo que el siguiente será Lutteo, ténganme paciencia por favoooor.
Sin más preámbulos, me despido, espero que les haya gustado. Nos leemos pronto.❤
-Cata. [ig: lovelylutteo]
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