8. Zenerioff: My Sugar Love

8. Zenerioff: My Sugar Love

Nunca imagine que me iba meter en esto. Es que, yo, Valentina, nunca he tenido una mala vida, digo, no soy millonaria pero tampoco me han limitado económicamente. Aunque siempre quise saber lo que se sentía que te trataran como una princesa y te consintieran... como lo dijo el Agus, la manera más sutil de prostituirse.

Ingrese a un sitio como una Sugar Baby Girl buscando a su Sugar Mommy.

Y termine peor que antes... y con peor me refiero a que me enamoré. Y con terminar me refiero a que no sabía en lo me estaba metiendo.

Ser tratada como princesa tiene sus limitaciones.

Tengo que ser yo la que se disculpe, aunque no haya hecho nada malo. Tengo que complacerla en todo. Tengo que dejar de frecuentar a las personas que a ella le caigan mal. Debo vestirme como a ella le apetezca. Debo hacer lo que me diga. Siempre debo ser yo la que tome la iniciativa... claro que a la hora de revisar mis cuentas bancarias todo resultaba valiendo la pena.

Hasta que comencé a sentir cosas, muchas cosas, por ella. Y todo se fue a la mierda.

Sus palabras fueron "No estoy buscando una relación estable justo ahora". Maldita Carolina, te odio. Aunque en realidad te amo. Pero la descripción correcta es que, ¡ODIO AMARTE!

—Valentina —ay, señor, dime que no lo dije en voz alta.

—Sí, ¿Carito? —le pregunte.

—Si recuerdas que ya no tienes que venir más a mi casa, ¿verdad? Los 6 meses ya pasaron, puedes buscarte a otra SM (Sugar Mommy).

< Te me has vuelto inalcanzable, inalcanzable...... inalcanzable como estrella tan distante. >

—Pero yo te quiero a ti...

—Ya lo hablamos. Yo, no estoy buscando nada serio Valu. Soy un espíritu libre.

— ¿Pero quién te lo impide? Yo soporte ver como mis amigos disfrutaban de su vida mientras, yo, ¿Qué hacía? Cumplir tus caprichos, casi como una esclava. Nunca te reclame, te chantajee o te di razones para que dudaras de mí, Carolina. ¿Y ahora vienes y me dices que no quieres algo serio? Yo nunca preste atención a lo material, dije que sí, me sentía como una consentida, como una princesa; pero no por los regalos, sino porque lo hiciste pensando en MÍ. ¿O me vas a negar que algún momento no sentiste atracción por mí?

—Yo... la verdad es que.

—Mira Carolina, me trague mi orgullo para venir hasta acá y decirte todo lo que siento, y todo lo que reprimí los últimos 6 meses, lo natural seria que me escucharas. Y que de tu boca saliera esa afirmación de que quieres terminar conmigo, no como cobardemente lo hiciste enviándome una carta. La cual por cierto queme, porque nadie termina a Valentina Zenere. —sonreí cínicamente.

—Bien, bien, si eso quieres. No te necesito más, no te quiero y esta relación se terminó.

Yo solté una carcajada, no pude evitarlo. Sé que esto es serio pero...

—Dímelo en la cara —susurre acercándome peligrosamente a ella. A lo que con temor retrocedió—. No tengas miedo Kope... yo no muerdo.

—No tengo miedo a que me muerdas, sino a otra cosa.

— ¿Qué? Sé que de santa no tengo ni la forma de caminar, pero tampoco es para que salgas corriendo... —este juego del gato y el ratón se está tornando divertido.

Sujete su mano con delicadeza, lo que la distrajo y pude acercarme a ella completamente. Uniendo nuestros labios fugazmente.

Pero ella me agarró de las mejillas con desesperación, sedienta por más.

Me pegue a su cintura y la apreté, dándole una señal muy obvia. Lentamente y sin dejar de besarnos llegamos a su habitación. Entre grandes tropiezos y pequeños choques con la pared caímos sobre la cama.

Mis manos iban lentamente hasta el final de su camisa, intentando desabrocharla. Sus manos viajaban suavemente por mi cuerpo, apretando y masajeando en donde debían y en donde no da la luz. Yo gemí en el beso, sabiendo que eso le encantaba. La bonita falda de tubo que llevaba puesta desapareció a medio camino a su cuarto, soy rápida...

Una vez que me deshice de su blusa atrape sus senos con mis manos, acariciando por encima de la tela del sostén, y estirándolo lo suficiente como para hacerla sentir incómoda y que me diera permiso de quitárselo. Arqueó su espalda conforme con mis movimientos y yo sonreí en el beso, rompiéndolo momentáneamente y recuperando el aire. Baje mis labios a su cuello y comencé repartir besos por esa zona deleitándome con su aroma, y con los varios gimoteos clamando mi nombre que ella me regalaba.

Traviesamente una de mis manos descendió a su pelvis, acariciando delicadamente el monte de venus y metiéndose en sus bragas. Hasta encontrar su botón de placer, su clítoris, y comenzar a masajearlo. Ella respondió positivamente ante mi hechizo. A lo que recordé...

Me separe de ella mí me senté sobre su cintura, colocando mis piernas a sus costados. Ella intento levantarse pero la empuje poniendo un dedo en sus labios.

Sonreí con malicia. Empecé a quitarme la camisa, pausada y paulatinamente, para torturarla. Una vez que la camisa ya no estorbaba ella quiso quitarme el brasier —que muy conveniente era de encaje, solo por la ocasión—, pero nuevamente no se lo permití.

—Entonces, ¿Qué soy para ti? —susurre en sus labios.

—Valentina... —pronunció ella con pesadez en su voz.

—No me has respondido Carolina. —le exigí.

— ¡Okey! Tú ganas, sí, me gustas, me enamore loca y perdidamente de ti Valentina Zenere. ¿Feliz?

—Mucho —me reí, me baje de su cintura y fui a por mí camisa.

—U-un, momento, ¿Qué no íbamos a...?

—Ya no soy tu Sugar Babie así que no puedes obligarme, si quieres acostarte conmigo gánatelo Carolina —me burle, no solo siendo ganadora de la discusión sino también de la situación.

Pero justo antes de salir por la puerta me voltee y la mire, aun incrédula la pobre. Tanto que casi sentí lastima...

—Toma —vociferé entregándole mi sujetador—. Tal vez te sirva de incentivo, se nota que estabas necesitada —ironice. Ay, cuanto disfruto de esto...

—P-p-pero—

—Hasta luego, My Sugar Love.

Fin.


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¬w¬

Voten y comenten.

De estoy habrá segunda parte, don't worry.

ErxLee.

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