22. Lumiro: Duro y Suave
22. Lumiro / Luniro: Duro y Suave.
Nota: Antes de comenzar... quiero aclarar que con este tipo de contenido no planeo ofender a nadie, son puras experiencias mías y de mis amigas en una o más noches de salidas a discotecas. Algunas de estas cosas las he hecho y no me siento orgullosa de ellas, ni tampoco las presumo. Créanme, podemos divertirnos con el alcohol, pero sanamente, no al punto de la inconsciencia y el desenfreno. ErxLee.
—Definitivamente, no más Ron para mi —murmuró la castaña saliendo del baño, había pasado toda la madrugada vomitando.
—Claro, y si vamos a nuestro hogar 'Amnesia' con barra libre no vas a tomar... —le respondió su prima que estaba tirada en la cama con una cubeta al lado y el maquillaje corrido—. Estoy destruida, no vuelvo a salir con ustedes, son una mala influencia.
—Claro, ¿y en tu cumpleaños quien va a gestionar? Yo como siempre sacrificándome por el grupo.
—Cállate Delfina, no te aguanto más, nosotras no te pedimos ligarte al bartender de la disco... —chilló la menor acomodándose al lado de la rubia, quien tenía la mirada perdida—. No sigas la luz Ámbar, quédate con nosotras...
—Estúpida —la rubia le lanzo una almohada en la cara, o bueno, lo intentó, estaba tan mareada que apenas y se podía mover—. Se los digo, ya no me dan ganas de salir, ahora solo prefiero quedarme a dormir en mi casa los fines de semana...
—Nina sal de ese cuerpo —se burló Delfi, a lo que la chica de anteojos se levantó del sofá en el que estaba dormida y caminó hacia ella, empujándola y tirándola de la cama.
—A la próxima te vas a pie a la disco, eh, Delfina —amenazó y se acostó cubriéndose la cara con una almohada, en medio de Luna y Ámbar.
—Yo no dije nada, es solo que hace dos semanas Ámbar era la que gestionaba, ahora eso es tarea de Luna y mía, más mía que de Luna, eh... ¡revélate Ámbar! Que el noviazgo no te quite la putería y el zorrismo, eso lo llevas en las venas.
—Y luego la hostigadora soy yo —Luna se defendió. Iba a seguir hablando pero fue interrumpida por la puerta abriéndose.
— ¡Hola mis amores! —saludo la otra rubia.
—Hasta que apareces Emilia, ¿hotel barato o caro? —satirizo Ámbar.
— ¡No seas ridícula! Yo soy costosa PERO, Matteo y yo no fuimos a ningún hotel... solo estuvimos paseando por la ciudad y me llevo a desayunar.
—Así que, lo hicieron en el coche y luego te llevo a desayunar—replicó Delfina aun en el suelo, no tenía fuerzas para levantarse.
— ¿Usaste condón al menos? —dijo esta vez Nina levantando un poco su almohada para mirarla.
—Con ustedes no se puede, víboras. —se quejó la rubia.
Las chicas estallaron en carcajadas por la reacción de Emilia.
—Hoy hay barra libre en 'Euphxria' hasta las 12 a.m. y un servicio de champagne gratis para las primeras 20 chicas en llegar.
—No —grito Nina alargando la 'O'—. Emilia, ¿quieres matarme ya? ¡Tengo más alcohol que sangre en el cuerpo!
—Yo me quede dormida en el baño y vomite toda la madrugada —agregó Luna con nauseas regeneradas.
—Yo le dije a Simón que hoy me quedaría en casa —murmuro Ámbar con la mirada fija en el techo, aunque estando así quieta aún se mareaba.
—Yo voy —grito Delfina emocionada—. Pedro trabaja en esa discoteca y él es tan lindo que no nos dejara secas cuando la barra cierre. Vamos chicas, no sean aguafiestas...
[...]
—No sé como me deje convencer para esto —murmuro Luna terminando de arreglarse y viéndose en el espejo. Lo que era hace unas horas ya no existía más, nada que un protector gástrico, café y la sopa de mamá no arreglaran.
Ahora, mientras se acomodaba aquella falda de tubo y ajustaba su blusa de malla que dejaba entrever un muy bonito bralette. Se puso sus tacones de aguja y salió de su cuarto, afuera la esperaban Emilia y Delfina, Nina y Ámbar si se quedaron porque ya no podían siquiera pronunciar las palabras 'alcohol etílico'. Su prima y su mejor amiga la observaban con cansancio mientras modelaban su pijama más mata pasiones. Ella solo sonrió y salió de la casa en compañía de las otras dos, Emilia sería la conductora designada por lo que no tomaría, no mucho.
— ¡Cuiden a mi bebé! —gritaba una Nina preocupada por su auto.
Llegando a la discoteca las chicas se dividieron unos minutos, casi parecía que analizaban el terreno. Poco después se reunieron frente a la cabina del Dj.
—Chicas, sé que acordamos no invitar a nadie pero... le dije a Benico que estábamos aquí.
— ¡Emilia...! —chillo Luna comprendiendo que esa noche ella y Delfina tendrían que comportarse.
— ¿No te lo has comido ya?
—Eso quisiera, pero es que no me lo ha insinuado el niño.
Ambas chicas se echaron un vistazo entre si y le dirigieron una mirada entre burlesca y decepcionada a la rubia mexicana.
—No me miren así, ustedes también han tenido lo suyo... ¿oh, no? Lunita.
La castaña viro los ojos y se hizo la desentendida.
—Muy bien, pero si trae a sus amiguitos yo no voy a bailar con nadie.
—Emilia, si sabes que Matteo y sus amigos se la pasan aquí, ¿no? —murmuro Delfina, cambiándole la cara por completo a la rubia mexicana. Esta expresión fue suplantada por una sonrisa juguetona a los segundos.
—No creo que venga, el tomo más que yo anoche. Además, mientras el ganado no se conozca...
—No hay nadie que proponga —completo Lunita con una sonrisa ladeada—. No, ya, estamos pasadas de zorras, esta noche me voy a controlar...
[...]
—El webo mío, esta prendido como un soplete lo llaman tete y es un machete que se te mete por el boquete, ¡por el boquete! —cantaba la castaña sentada sobre la barra, mientras el amiguito de Delfina le pasaba otro trago, ya había perdido la cuenta de lo que estaba tomando... empezó con champagne, luego vodka y ahora esto parecía cerveza con ron, no era una mezcla que le agradara, su hígado se lo reclamaría a la mañana siguiente.
Pero ahí estaba, coreando y meciéndose ligeramente esperando a que Delfina volviera del baño con Emilia para no dejar solo a Pedro ni a Benicio, el amigo de la rubia.
Las chicas volvieron y justo a tiempo, una canción que tenía en mente comenzaba a sonar, Duro y Suave. Fue cuando a lo lejos pudo ver que estaba entrando un viejo crush suyo. Bueno, la primera vez lo vio no fue su crush, pero quería darse lata con él como venganza por uno de sus ex novios, Michel, muy amigo de èl.
El cable pelao'. Pensó la chica, no dejaría pasar esa oportunidad de oro. Se lo había prometido la última vez que lo vio. Se bajó de la barra y fue acercándose a él con movimientos sensuales y delicados, todo con intenciones de llamar su atención.
Una vez que sus miradas se encontraron, Luna no tuvo nada que perder, se pegó a él, meneándose y tratando de seguir los diferentes ritmos y compases de la canción. La letra le gustaba pero no se iba a poner a cantarla, no es como si estuviera desesperada por algo de acción, y la tonada era muy sugerente.
Y así fueron pasando las horas, canción tras canción, Luna y Ramiro no se despegaron ni un segundo. Estaba en su propio mundo, su ensoñación.
Luna estaba feliz de haber llamado su atención y él estaba maquinando la forma de mantenerla a su lado todo el tiempo que le fuera posible, no quería separarse de ella ni por un instante.
"Dale duro y suave, que nadie sabe lo que entre tú y yo va a pasar".
— ¿Sabes algo? Me gustas —Luna sonrió enternecida, sí que lo estaba consiguiendo.
Iban dando las 5 de la mañana cuando la castaña quiso atreverse a más, sujetándolo del cuello para provocarlo y así que por fin la besara. Su plan parecía funcionar, cada vez sus rostros estaban más cerca, estaban a solo milímetros de rozar sus labios, y justo cuando la fin sintieron el contacto.
Se fue la luz en la discoteca.
Luna se separó extrañada al escuchar a la gente quejándose y murmurando cosas, intento adaptarse a la oscuridad y sacó su teléfono para llamar a las chicas, era hora de irse.
Ya había conseguido lo que quería.
—Delfi, ¿Dónde están? —se alejó de Ramiro intentando acercarse a la barra y no tropezar con nadie en medio de la oscuridad.
—Estamos afuera Lunita, ¿te vas a quedar o planeas irte con nosotras?
—No, espérenme que ya salgo —hablo lo suficientemente alto para que el de rulos la escuchara. No podía borrar la sonrisa de su rostro, a pesar de que estuviera oscuro y nadie la viera.
Comenzó a caminar hacia la salida, pero Ramiro la sujeto del brazo deteniéndola.
— ¿Ya te vas?
— ¿Para qué debería quedarme? No tengo nada que hacer aquí.
—Pero, ¿me vas a dejar solito? —Ay, hombres. Luna se rio ligeramente y lo miro, o hizo el intento en medio de la oscuridad.
—Fue un gusto, espero que podamos vernos pronto, amigo.
Casi se lo deletreo, se soltó de su agarre y salió de la discoteca con una enorme sonrisa de satisfacción en su rostro.
— ¡Que éxito...! —se rieron las chicas una vez que estaba en el auto.
—Beni las va a llevar a la casa y él y yo daremos una vuelta, dile a Nina que le devuelvo su auto mañana —murmuro Emilia recostada en el hombro del italiano, Luna y Delfina se miraron cómplices y sonrieron.
—Okey, nos vemos después entonces —murmuraron casi al mismo tiempo, no tenían telepatía pero si sabían lo que su amiga iba a hacer en esa "vuelta".
—Ay, pero que lindo lo pase hoy —dijo Luna bajando del auto y despidiéndose de Emilia y Benicio. Se acercó a su amiga fingiendo darle un abrazo y con un movimiento disimulado le metió un preservativo en el sostén—. Espero que te diviertas —le susurró separándose de ella y entrando con Delfina a la casa.
Al parecer la noche había terminado.
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