Buscando a Lica
Santo Domingo.
Rosendo.
— Rodrigo, ¡no puedes permitir que eso ocurra! — le reproché lleno de impotencia—. Sé que está viva... Lica continúa con vida.
Es la peor noticia que he recibido desde la desaparición de mi mejor amiga. Todo este proceso es sumamente confuso. Según el informe que dio la policía, pudo haberse ahogado. Digamos que me creo esa teoría, pero ¿por qué nunca apareció su cuerpo? Dudo que mi Lica haya desafiado la ley de Arquímedes. Además, no creo la versión de la suegra que tal vez sufrió un calambre y un animal marino la haya devorado. Y si ese hubiese sido el caso, tendríamos que haber encontrado restos de su cuerpo, ni que fuera Jonás el de la Biblia.
Todos los presentes allí la vieron sumergirse en el agua, pero ninguno sabe cómo explicar lo que sucedió después. Ni que fuera Houdini por Dios. Reconozco que Rodrigo ha agotado todos los recursos necesarios en encontrarla. Pero me cuesta que permita que la declaren fallecida. Eso no lo puedo permitir, mi corazón insiste en que está con vida.
Tanta impotencia me fastidia. Sin embargo, no me voy a quedar de brazos cruzados y ver el tiempo correr. Lica es mi mejor amiga e hicimos una promesa de que envejeceríamos y moriríamos juntos, y la muy desgraciada no pudo habérseme adelantado. Juramos que veríamos a nuestros nietos corretear. Claro, en un momento de nuestra vejez, la estafaría, malgastando sus ahorros del seguro social para poder gastarlo en chicas mucho más jóvenes y así asegurar mi dosis de colágeno. Además, sé que nuestra amistad no terminaría por eso porque al final de todo yo moriría primero y ella, toda vieja, jorobada e histérica bailando sobre mi tumba, maldiciéndome por dejarla en la quiebra. El pensar en ese momento me da las fuerzas para seguir buscándola.
No me gusta formular teorías conspirativas, hasta donde sé, ella nunca tuvo enemigos. Claro, tuvo uno que otro encontronazo con algunas personas que conozco, pero eso no es una causa relevante para desaparecerla. Hice algunas averiguaciones, pero todas terminan en lo mismo... en nada.
En mi esfuerzo por encontrarla, creé una página web para difundir su desaparición. La nombré: "Buscando a Lica", muy al estilo de la película de Disney. Subí fotos y recortes de periódico, además de algunos videos. También colgué una recompensa que ella misma se encargará de pagar. Y ahora que Rodrigo desistió en encontrarla, estoy solo en su búsqueda. Tendré que llevar a cabo mi maravilloso plan sin la ayuda de nadie. Con este método hasta el mismo presidente de la República se enterará de la desaparición de mi amiga.
Por eso estoy en uno de los parques más transitados del país. Tomé entre mis manos la pancarta que yo mismo diseñé más algunos volantes para repartirlos a los transeúntes. Estoy algo nervioso, el entregar volantes ya lo he hecho antes, pero le estoy agregando dos ingredientes extra. El primer ingrediente es: que he convocado a la prensa tanto a nivel nacional como una de alcance internacional para que me brinden la cobertura que necesito. Y el segundo ingrediente es: que lo haré completamente desnudo.
Iré a la cárcel poresto, pero por Lica, sé que valdrá la pena.
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