capitulo 54

Con una mirada nostalgia en esos ojos azules, Lewis observa el lugar. Es muy ostentoso y eso que queda al aire libre, pero tiene ese toque que lo hace lucir único y acogedor.

Lewis lleva ropa abrigada que lo protege del frío, su orejas están protegidas al igual que sus manos con unos guantes negros.

—¿Por qué demonios no hay nadie? Creí que abrían muchas personas o niños gritado emocionados.—Mira hacia a todos los lados, tampoco había señales de Misha.

Lewis iba a pasar por él, pero Misha expreso que se encontraría con él, en la pista de patinaje. Solo que, aún no muestra su presencia.

—¿Se perdería? ¿No creo que sea tan estúpido?.....

Lewis se estremeció al sentir las grandes y frías manos cubriendo sus ojos. Más cuando sintió la valiente respiración de esa persona.

—¿A sí me veo a sus ojos?—Susurra cerca del oído de Lewis.

Badum, badum, badum. ¿Qué es ese escalofriante sonido? Es como el sonido de fuertes tambores. ¿Es mi corazón?

Lewis tiene temor de llevar su mano al pecho y confirmar que es su corazón quién late más fuerte que la batería de una banda.

—Quite sus manos antes de que las pierda—Advierte con frialdad.

Se niega aceptar que ese palpitar proviene de su corazón. Culpó al frío y a los melancólicos recuerdos de su infancia junto a su familia.

—Me disculpó—Se aleja del menor—¿Lo hice esperar?

Misha viste ropa negra peludita, su cuello es protegido con una fina bufanda blanca. Sus manos se veían rojas por el frío, no andá guantes. En este lugar es como si estuviera nevando. Tenia esa función también.

Si Lewis parecía un hermoso y puro angel por su atuendo blanco. Misha sería un angel caído que, quería corromper a Lewis, con su maldad disfrazada de bondad.

—No, llegué hace menos de cinco minutos—Mete sus manos en los bolsillos de su abrigo.

Lewis inconcientemente se fija en el hombre detrás de Misha. Cabello castaño, ojos marrones. Robusto con una altura de 1.80 metros de altura. Por alguna razón al menor le causó un poco de inquietud. Cómo si ya lo hubiese visto en algún lugar.

—¿Te conozco?—Sigue viéndolo sin pestañear.

—¿Me habla a mí?—Se señal así mismo.—No lo creo, es la primera vez que lo veo, joven maestro Ivanov.

Lewis frunció el ceño, es cierto que hace un tiempo fue objetos de chismes que él mismo provocó. Pero su hermano había retirado todo eso, se volvió más reservado con su imágen.

—¿Cómo sabes que mi apellido es Ivanov?—Arquea una ceja.—No lo he dicho en nigún momento—Sin disimular retrocedió hacia atrás.

Obed, lo cubrió con su cuerpo. Desde lo sucedido hace unos días. Lewis se ha vuelto muy desconfiado como cuidadoso.

—Se lo dije yo—Responde Misha—Solo un ciego no se daría cuenta de eso....

—¿Cómo lo sabías?—Sus ojos azules miran fijamente a los marrón rojizos—Me investigaron, ¡¿Quién eres para hacer eso?! ¿Con que motivos?.

—¡No lo hice!—Muestra una expresión adolorida—Solo le comenté a mi amigo que, había conocido a una joven muy educado, que me había ayudado mucho. Cuando le dije mencioné su nombre. Él buscó su nombre en la la web, y la poca información salió.

Misha sudaba frío, a la vez que intenta darle una explicación, una que fuera lo suficiente convincente para Lewis. Esté lo seguía viendo con una mirada dudosa e desconfiada.

—¿Quién es tu amigo?

—Un segundo—Busca su celular en el bolsillo de su abrigo, va directo a la galería en busca de la fotografía—Es él—Muestra la pantalla de su celular.

Un hombre demasiado guapo con aura de super modelo, piel pálida con unos rasgos definidos muy finos. Cabello lacio corto azul, más unos grandes ojos dorados. Esa esa la aparecía de esa persona.

—¿Quién es ese?—No lo conocía.

—Es él modelo más aclamado de ropa interior para hombre, Brun Mirl.—Responde Obed.

Lewis ve con asombro a su guardaespaldas, su serio empleado tenía ese tipo de pasatiempos.

—¡No conocía ese lado tuyo, Obed—Arquea una ceja.—Me has dejado sorprendió.

—Joven maestro—Habla un poco avergonzado, Obed.

—Ya que este mal entendido se solucionó, ¿Podemos ir por los patines?—Suspirar, fue bueno que haya invertido en esa agencia donde trabaja ese tipo.

Sí Lewis me hubiese pedido tráerlo para confirmar que eso era cierto. Lo hubiese obligado hacerse pasar por mi buen “Amigo”

—Sí, vamos.

—Creí que habría más personas—Camina junto a Lewis—¿No les gusta esta actividad en este lugar?—Se acerca más al más joven, este se aleja para seguir manteniendo la distancia entre él y Misha.

—Lo mismo estaba pensando cuando baje del auto. Hace muchos años atrás, ni siquiera se podía caminar por la multitud o los niños corriendo como locos.

Los dos piden la talla de los patines que se pondrán, Lewis es talla cuarenta. Misha es talla cuarenta y ocho. Él menor se sorprendió un poco.

—¿Le ayudó?—Se arrodilla en una pierna.

Sin esperar la respuesta de Lewis, Misha con cuidado, delicadeza retiró los zapatos de los pies del menor. Lewis volvió a ponerse tesón por la manera que, Misha actuaba.

Los latidos de su corazón volvieron hacer acelerados, al igual que sus mejillas se tiñeron de un rojo pálido.

—Puedo hacerlo por mi mismo—Me puse los patines—No me trastes como una chica—Entra a la pista.

Misha sonrió diabólicamente, había visto perfectamente el sonrojó en las mejillas de Lewis. Las ganas de poseerlo y tener todo de él, se están volviendo cada vez más peligroso.

Lewis al principio no hacía movimientos rápidos, estaba calentado para no tener un calambre. También está sintiendo muchas emociones que está tratado de controlar para no ponerse mucho más melancolía de lo que ya está.

—Lewis, cariño. No tengas miedo—Expresa la bella mujer de cabellera rubia y unos grandes ojos azul marino, su figura es esbelta y curvilínea. Esa ropa blanca la hace ver angélica. Lewis era su mini copia.

—¿Estas segura, mamá?—Sus piernitas temblaban peor que las de un ternero recién nacido—Tengo miedo.

—¡No te muevas, voy por ti!—Exclamó Lukyan, parecía tener diez años y Lewis seis años.

—Esta bien—Se queda tieso.

—Ven—Lo sostiene de las manos—Solo emita mis movimientos sin soltarme, ¿De acuerdo?

—Sí—sonríe.

—Esos son mis pequeños—Aplaude—¿Los ves, cariño?

—Son muy tiernos, como mi amada esposa—La toma de la cintura, comienza a bailar sobre el hielo.

Herbert, aprendió un poco de patinaje para poder hacer esto con su esposa, poder sentir y trasmitirle su felicidad a ella.

Lukyan y Lewis daban vuelta al rededor de la cariñosa pareja, seguían sin soltarse de las manos, Lewis sonreía tiernamente.

Que bellos recuerdos, había olvidado que mi hermano mayor en su momento era muy cariñoso conmigo, con el pasar del tiempo ambos cambiamos, pero estamos volviendo a interactuar como solíamos hacerlo en aquél entonces.

Misha está hipnotizado viendo a Lewis. Este seguí en su propio mundo que, no se había dado cuenta de su dulce expresión y la manera en la que volaba por los aries cuando hacia que otro elegante movimiento.

—¡Aaah!

—¡LEWIS!—Corrió hacía él—¿Estás bien?—Llegó junto a Lewis, en un parpadear.

—Estoy bien—Me siento en el hielo, mi trasero dolía un poco. Ya no tengo la flexibilidad de antes, o solo perdí la práctica.

—¿Seguro?—Inspecciona a Lewis—Fue una caída fuerte.

—Ya dije que sí, deja de tocarme—Detiene las manos de Misha—Ayudarme a levantarme.

—Bien.

Misha lo sostiene de las mano, al ponerse de pie. Lewis se desequilibró al sentir un dolor en su tobillo izquierdo. Al intentar sostenerse de Misha, se lo llevó consigo. Ambos cayeron. Solo que está vez, el mayor quedó encima de Lewis.

Ambos pares de ojos se veían sin pestañear, están sincronizados como lo están sus agitados corazones. Podían escuchar el latido provinientes de ese lugar. Misha de manera inconciente, paso su lengua por sus sedientos labios.

¿Lo hago o no lo hago? Este momento es la gran oportunidad de probar esos labios, sus ojos son hermosos. Más azules que el cielo mismo.

Misha posa sus labios sobre los de Lewis, estremeciendo al joven maestro. Los ojos azules se sobresaltan a más no poder. Está muy conmocionado cómo para hacer algún movimiento en este momento.

Él mayor al sentir que Lewis estaba muy rígido, mordió suavemente el labio inferior, logrado así, que esté abrirá su boca.

Misha envuelve sutilmente los labios de Lewis, los acaricia dulcemente, como acariciar el pétalo de una rosa. Él menor estaba por ceder a las emociones que Misha le trasmitía con esos dulces labios, pero reaccionó mucho antes de dejarse llevar por la atmósfera. Empujó al mayor.

Miles de cosas le vienen a la mente, una de ellas es cuando se enteró por primera vez de que un hombre también podía quedar embarazado. Eso lo había despertado y lo saco del transe.

—¡¿Qué demonios haces?!—Se arrastra por el hielo peor que un cangrejo.—¡Estás loco!—Limpia sus labios una y otra vez, se estaban volviendo rojos.

—Lewis...yo...

—¡ALÉJATE DE MI!...OBED—Llama a su guardaespaldas.

—¿Sí? Joven maestro.

— Ayudame a levantarme, llevarme a casa.

Se marchó sin mirar atrás, Misha se quedó ahí, sentado en el hielo con una expresión indescifrable. A los segundos soltó un tremendo puñetazo.

—¡MIERDA!—Apreta sus dientes—Fue el momento adecuado, hubo esa chispa. Entonces, ¿Por qué?—Bufa con molestia.

—Joven maestro....

—¡Tú!—Lo fulmina con la mirada—Eres estúpido, por poco y arruinas todo—Se pone pie—Vamonos.

¿Ahora como demonios le haré para seguir viéndolo?—Toca sus labios—Rentar todo el lugar.valió la pena. Logré tener un momento. Pero, ¿Por qué es tan difícil el tratar con Lewis? Creí que al tener la autoestima baja, sería mas fácil de seducirlo.








Nota 🤍

Me disculpo por no actualizar el domingo pasado, de en previsto salió un viaje a la playa 🏖️👙 así que, me fuí a disfrutar de el sol. Creí que regresaría como un camarón 🤣🤣 pero no fue así, ese protector solar si que es de gran calidad ✨💙

Att: Yessi.A

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