Capítulo 3: Primer tiempo.



Jonhy

Hace dos horas que terminó mi horario de trabajo y sigo en la universidad resolviendo problemas de ingresantes. Cuando me gradué de la tecnicatura y me propusieron ser tutor me entusiasmó mucho el trabajo. Me encanta el ambiente de la universidad y la figura del tutor fue muy importante para mi permanencia en la carrera cuando vine del pueblo como un pichón mojado sin conocer a nadie y perdiéndome en la inmensidad del campus. A la vez, me venía ideal tomar un trabajo acá en el predio y no tener que trabajar en cualquier otro lugar para seguir con los estudios de licenciatura. Pero no pensé que lidiar con algunos estudiantes fuera tan agotador. No solo tengo que asistir con los horarios, las grillas de materias y cursadas, sino también con el cuidado de la convivencia en el campus y eso es lo más tedioso.

Así que acá estoy, moviendo mi pierna involuntariamente y fingiendo prestar atención a dos niñas que discuten porque quieren cambiar de compañía en la habitación. Tengo un show en tres horas y es todo lo que ocupa mi cabeza en este momento. Prometo intentar resolver el asunto mañana a primera hora y corro hacia mi habitación para ducharme y organizar las cosas para irme al Imperial.

Salgo de la ducha con el pelo chorreando agua. No tuve tiempo en toda la semana de usar las lavadoras del campus, por lo que no tengo ni una toalla limpia. Me visto a las apuradas con lo primero que encuentro más o menos en condiciones y guardo la guitarra con los cables en su funda.

Por suerte, deje el amplificador y la caja con pedales en el bar en la prueba de sonido porque si tuviera que cargar todo en la Jeep ahora llegaría para el final del show.

Quedé con Luca que pasaba a buscar a Valentina, así que le mando un mensaje para que esté lista antes de subir a la camioneta. Peino mi pelo mojado tratando de acomodarlo mirándome en el espejo retrovisor y arranco mientras tarareo las notas del tema nuevo que vamos a presentar hoy.

Llego a lo de Valen y bajo cinco minutos para saludar a Elián que cuando me ve estira los brazos hacia mí. Lo alzo dándole un beso en la frente. Amo a este pequeño, siempre sentí a Luca como un hermano menor, por lo que podríamos decir que Elián ahora es mi sobrino.

—Vamos Jonhy que ya es tarde. —Valentina me saca del idilio mientras toma a Elián de mis brazos y se lo entrega a su madre.

—Diviértanse chicos y no tomen mucho alcohol —nos saluda al tomar al pequeño.

—¿Qué paso? —pregunta Valentina al cruzar la puerta.

—Gajes del oficio de tutor. —Nos subimos a la camioneta y emprendemos la marcha—. Ya está. Vamos a rockearla, baby. —Hago unos cuernitos con mis dedos y Valentina lanza una carcajada.

—Volvió el Jonhy de la diversión. Eso me gusta.

—¿Alguna vez se había ido? —pregunto frunciendo mis cejas.

—A veces está en la superficie pero no en el interior...

—¿Vas a estudiar psicología con Sofía? —bromeo con ironía porque sus palabras se clavan fuerte en mi pecho y no tengo ganas de escarbar en la mierda.

—No te vas a salvar de mi presencia en el campus. Y hablando de Sofía me dijo que hoy venía Juliana. ¿Cómo van con eso?

—Bien, nada serio, mucha diversión y poco amor.

—mmm

—Mmm, ¿qué? Es lo que hay. Fui claro desde un principio, así que no hay dolor.

—No hay dolor... —Sacude la cabeza en negación—. Creo que te vendría bien una relación un poco más seria.

—No puedo tener una relación... —La miro mientras espero la luz verde del semáforo y sus ojos escrutadores están clavados en mí. Me pregunto qué proyecto últimamente que todos mis amigos están en modo terapeuta conmigo.

—Eso es porque no encontraste a la persona correcta.

—Puedo asegurarte que la encontré y fue una horrible experiencia —contesto mientras aparco el auto a una cuadra del Imperial porque sé que no hay un puto lugar para estacionar.

—Eso es porque no lo era, Jonhy. —Me toma del brazo y me clava la mirada. La quiero, pero no tengo ganas de esta mierda de intervención—. No era la correcta.

Y creo que nunca la habrá. Agradezco poder bajarme de la camioneta en este momento porque no tengo intención de seguir con esta conversación. Ya sé a dónde me lleva y como me pone hablar de este tema, a la defensiva y de mal humor. No quiero esta energía fluyendo en mi cuerpo y en mi cabeza antes del show. Por suerte todavía tengo media hora para tomar algo y relajar. Me cuelgo mi guitarra y tomo de la mano a Valen para apurar su caminar.

Llegamos al imperial y el universo se afirma en demostrarme que hoy no es mi día. Diviso en la barra donde sirve Luca, a Sofía con Mateo y ese tal Daniel, amigo suyo que molestó a Luca toda su adolescencia y al que casi golpeo en su casa. Ya estoy cruzado y no tengo ganas de lidiar con más pendejadas.

—¡Llego el Jonhy del rock! —grita Luca desde la barra y paso mis brazos por arriba para golpear nuestras manos y hacer el saludo más tonto e infantil que se pueda haber inventado. Cómo siempre el pendejo me saca uno sonrisa. Me estiro y despeino su pelo sin importarme empujar a un par que disfrutan de su bebida.

—Dame algo fuerte —murmuro y extiende hacia mí una medida de whisky.

—¿Tenemos un mal día? —pregunta saliendo de la barra y abrazando a Valentina tan fuerte que la despega del piso.

—Hola mi amor —dice ella mientras lo besa con una pasión que me cuesta un poco presenciar.

—Hola mi vida —Luca devuelve el beso y siento hasta el ruido de sus bocas en mi oído. Pongo los ojos en blanco.

—Pueden explayar sus muestras de cariño un poco más lejos de mi persona —gruño empujando a Luca.

—Está de mal humor —responde Valen y Luca asiente.

—Lo vi ni bien cruzó la puerta. —El pendejo me lee como si fuera un libro abierto. Apuro el whisky de un trago y apoyo el vaso en la barra.

Luca aprovecha su salida de su lugar de trabajo para saludar a Sofía, Mateo y al tarado ese que los acompaña. No puedo entender cómo se olvidó tan rápido de toda la mierda que vivió por su culpa. Los sigo con la mirada. Mis ojos se cruzan con los de Sofía con un «por qué trajiste a este sujeto» en las pupilas y sé que me entiende. La conexión que tenemos los tres no se compara con nada. Lo confirmo cuando niega con su cabeza y pone sus ojos en blanco. Saludo a Mateo con un gesto de cabeza y la sensación de la mirada de Daniel clavada en mí me hace mirarlo. Cruzamos nuestros ojos con una expresión de pocos amigos y no puede sostenerme la mirada bajando su cabeza.

Siento unos brazos que se cuelgan en mi cuello desde atrás.

—Hola, lindo —susurran en mi oído y me doy vuelta para encontrarme con la boca de Juliana muy cerca de la mía.

—Hola, pequeña —devuelvo el saludo con un beso suave en la comisura de sus labios. Tampoco es que me encanten las muestras de cariño en un lugar en donde todos me conocen y esperan por verme tocar.

Siento los ojos de Daniel otra vez posados en mí y no sé qué le interesa tanto. Nuestras miradas se vuelven a cruzar por un segundo y simula mirar hacia su vaso de cerveza.

Luca me alcanza otra medida de whisky y mis amigos charlan felices de compartir un momento juntos. Aprovecho la distracción para mirar con más atención a Daniel. Me llama la atención su mirada constante en mi persona. Tiene una expresión que me cuesta descifrar. Hay algo de soledad y resignación. Y debo confesar que si no pensara que es un idiota me sentiría atraído porque físicamente se ve muy bien. 

Juliana se sienta sobre mis muslos y siento la necesidad de sacármela de encima. Es una mierda, porque se que vino para verme. Pero tengo un mal día y lo único que quiero es colgarme mi guitarra y olvidarme de todo lo demás. 

—¿Tu papá ya llegó? —pregunto a Luca tomando lo que queda de mi bebida de un trago. Y me cuesta despegar la vista de Daniel para hacerlo, quizá por eso quiero meter mi cabeza en algún otro lugar.

—Está en el camarín —responde sin dejar de tocar a Valentina, dan asco.

—Gracias, mandril. —Devuelvo mi vaso deslizándolo sobre la barra y me alejo hacia el camarín para prepararme mentalmente para el show. 



Daniel

Me rio de ver a Sofía y Juliana discutir por estupideces y por los comentarios de Luca, parece que es algo habitual en ellas. Voy por la tercera cerveza y creo que por eso sonrío más de lo normal. También la estoy pasando muy bien. Tenía razón Sofía cuando insistió en venir, todos intentan que me sienta cómodo y eso me hace bien. Salvo Jonhy, el amigo de Luca que a la legua se ve que le caigo bastante pesado. No me sorprende, se ve que quiere mucho a su amigo y lo protege. A penas me caigo bien a mí mismo, así que entiendo un poco su actitud.

Escucho algunos aplausos y la voz del cantante que invita al público a acercarse a ver el show.

—Ese es el papá de Luca —grita Sofía cerca de mi oído y me toma de la mano para acercarnos al escenario.

Siento la mano de Mateo palmear mi espalda mientras me pasa otro vaso de cerveza. Juliana y Sofía cantan a los gritos con los primeros acordes bailando al ritmo de la música, se ve que vienen seguido porque saben toda la canción. Veo acercarse del otro lado a Luca y toma la cerveza de mi mano para darle un trago.

—Te van a gustar, son muy buenos —dice mientras me devuelve el vaso.

Asiento con la cabeza y me sorprendo de sentirme uno más entre ellos, como si el pasado que nos atraviesa no existiera. Pero existe, me lo recuerda la mirada fuerte de Jonhy que se posa en nosotros desde el escenario, vigilando que todo esté bien, que no me atreva a tocar a su amigo. Intento no mirarlo, pero me resulta imposible, desde la primera vez que lo vi en la casa de Luca, con su actitud desafiante e imponente que quede prendido a esos ojos.

Y ahora, debajo de las luces, moviendo su cuerpo alto y delgado al ritmo de la música, es algo imposible de ignorar. Sus dedos largos rasgando las cuerdas de la guitarra que desearían que me rasgaran a mí. Siento mi respiración agitarse y una presión crecer dentro de mis pantalones. Desde que acepte mi verdadera identidad, quién soy y a quien deseo, mi cuerpo está descontrolado, explota en sensaciones que no puedo controlar por más que lo intente.

Jonhy levanta su mano señalando a Luca y le ofrece una sonrisa que me destruye dedicándole él solo de su guitarra y fantaseo que soy yo el que está en ese lugar. Agradezco que la iluminación sea oscura para que no se pueda ver cómo estoy puesto con solo tener esta visión del show y me avergüenzo de mí mismo. Me siento como un adolescente inexperto teniendo su primer sueño húmedo. Y de alguna forma lo soy. Porque estuve con muchas chicas, buscando sentir algo que nunca pude sentir, pero nunca con un chico, sacando de la ecuación a los besos con Nacho en el sillón de la sala de mi papá.

Los ojos de Jonhy se vuelven a clavar en mí y no me sorprende porque debe sentir mi mirada pegada en él. Le sostengo la mirada sin intimidarme por unos segundos que parecen eternos. Y me permito fantasear y jugar porque sé que no va a ir más allá. Además de no aguantarme, está con Juliana, por lo que debe ser heterosexual. Si la situación fuera distinta no me atrevería a tanto. Aunque de afuera me vea como alguien seguro y que se come el mundo, en el fondo, no soy más que un pobre chico arrepentido de su mierda, cagado hasta las patas, y esperando que lo quieran un poco más. 


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