02.- Padre e hijo
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 2052.
02.- Padre e hijo
Luka miró el mensaje que acababa de recibir con poco interés. Había pensado que Cléa se acabaría cansando de que la ignorase y que dejaría de escribirle, pero allí seguía, insistiendo tozuda casi dos años después. Soltó el móvil sobre el sofá y volvió a concentrarse en la partitura que tenía delante.
—¿Sigues trabajando en tu parte de la colaboración con Jagged?
Luka sonrió apuntando alguna cosa a lápiz en el margen de la partitura.
—Sí, creo que estoy llegando a algo por fin.
—Es genial —murmuró Marinette. Había aprendido a leer las notas musicales de corrido, aunque no era capaz de mirarlas y entender cómo iba a sonar la composición—. Estoy segura de que será un éxito.
—Con que suene como una unidad creo que me daré por satisfecho.
Marinette no tenía ninguna duda al respecto, Luka y Jagged habían logrado comprenderse, escucharse y relacionarse con naturalidad. Habían tocado juntos en algún concierto e, incluso, fuera del escenario. Ahora también estaban componiendo un álbum que hablaba de ambos y que saldría cuando Jagged decidiera reanudar su carrera musical. Funcionaría a la perfección, no tenía ninguna duda al respecto, estaba muy orgullosa de él.
—¿Quieres que salgamos a comer algo?
—Lo siento, tengo que volver a casa, le prometí a mi padre que le ayudaría con la nueva receta.
—¿Quieres que te lleve?
—No, no es necesario —murmuró robándole varios besos cortos—. Pasaré antes por la tienda de telas, quiero buscar una especial para algo en lo que estoy trabajando.
—¿Para el señor Agreste?
Marinette disintió. Su entrada en Moda Agreste había supuesto un impulso a su propia colección, tanto era así que el mismo señor Agreste le había permitido sacar su propia línea y no la obligaba a trabajar en el taller con los demás. Tenía una gran libertad para moverse y confeccionar lo que quería, así que podía dedicarse a sus propios proyectos sin tener que rendir cuentas ante nadie.
—Es algo personal, para alguien especial.
—¿Para quién?
Marinette dibujó una sonrisa traviesa y se encogió de hombros.
—Es un secreto.
—Muy bien, chica de los secretos.
Luka se había acostumbrado a los secretos, aunque no le gustase o le resultase incómodo. Incluso con algo tan absurdo como aquello.
—Te quiero —susurró dándole un último beso, ahogando con ello su réplica—. Te llamo luego.
—No trabajes demasiado, Mari.
Marinette asintió y salió disparada sabiendo que, si se quedaba un par de minutos más, no lograría conservar la ropa y separarse de él.
—Podrías habérselo explicado —murmuró la kwami desde el interior del bolso.
—Si se lo explico ya no será una sorpresa.
—Pero... podría preocuparse.
Se detuvo en seco y miró agobiada a Tikki que se asomaba por la abertura del bolso con cautela.
—¿Crees que piensa que es para Adrien?
—¡No!
Adrien había quedado atrás, muy atrás. Ahora sólo eran buenos amigos, de verdad, sin nada más por en medio, al menos por su parte. Adrien había sido su primer gran amor y, tal vez por eso, se había obsesionado un poco con él. Bueno, en realidad se había obsesionado mucho con él; pero Luka lo cambió todo con su amor sincero y sereno. Se sentía en paz consigo misma y con el resto del mundo.
Luka la ayudaba con los kwami y a sobrellevar la presión de su cargo como guardiana. Su temor a haberse equivocado al revelarle que ella era Ladybug y por haberle confiado el prodigio de la intuición de manera definitiva se había ido diluyendo en el tiempo. Luka había demostrado ser un acierto en muchos sentidos.
Marinette empujó la puerta de la tienda de telas y saludó a la dueña antes de enfrascarse en la labor de elegir la que fuera perfecta para su proyecto. Los rollos de tela acinados en estantes hasta el techo siempre le daban algo de vértigo, también la aturdían porque deseaba tocarlos todos y analizarlos en detalle, pero si lo hiciera tardaría un par de años en salir de allí. Se concentró en lo que quería, una tela oscura, azul, gris o verde, nada de negro. Después en el tipo de tejido, era para un traje que se usaría de noche, así que algodón o cashmere, descartaba el lino porque se arrugaba con demasiada facilidad. Y finalmente, el estampado, debía de ser algo con personalidad, pero no cargante.
Tomó el libro de muestras y buscó las que mejor encajaban, descartando las que parecían demasiado brillantes o vibrantes, quedándose con seis. Pidió que le bajaran los rollos y preguntó si había algo parecido fuera del muestrario, pero no lo había.
Intentó imaginárselas con una camisa blanca debajo, descartó dos porque le parecieron un poco sosas. Le quedaban cuatro. Apartó otro rollo porque le pareció demasiado oscuro. Quedaban tres, una azul marino, otra gris y una última verde oscuro.
El color gris le gustaba, había hecho trajes grises antes, el tacto de la tela y el grosor eran agradables, pero le pareció demasiado frío. Lo descartó. Sólo quedaban dos telas.
—¿Cuál te gusta más, Tikki? —susurró tapándose los labios como si estuviese a punto de toser.
La kwami dio un suave tirón de la punta de la muestra de la izquierda y Marinette asintió. La pieza de tela verde oscuro era bonita, el color era discreto y tenía un leve matiz brillante que le recordaba al patrón de unas escamas. Era perfecta.
—Véronique, ponme tres metros de esta y metro y medio de algodón fino blanco.
—En seguida, Marinette —murmuró la mujer tomando las tijeras de sastre y el metro—. ¿Participas en otro concurso del señor Agreste?
—No, voy a hacerle un traje a alguien... ¿Me podrías reservar un metro más de este cashmere verde oscuro?
—Si te falta dinero puedes venir a pagármelo mañana.
Marinette le sonrió. Siempre compraba allí las telas y agradecía que confiara en ella como para fiarle una pieza cara, pero no le gustaba deberle dinero a nadie.
—Prefiero comprarla otro día, tampoco podría cargarla sola hasta casa —contestó encogiéndose de hombros—. Además, necesitaré botones y con la pieza reservada podré elegirlos mejor.
—Cómo quieras, te la dejaré en el almacén apartada.
Marinette pagó su compra y dejó algo como fianza para la tela reservada y se guardó el recibo en el bolsillo del pantalón. Se subió al autobús que paraba al lado de su casa y entró en la panadería cargada con sus telas, las dejó en su cuarto y volvió abajo para ayudar a su padre tal y como le había prometido. Esquivó las preguntas indiscretas de su padre sobre qué habían estado haciendo aquellos dos días que había pasado en el barco de Luka y, dos horas después, regresó a su cuarto.
Se instaló en su pequeño taller, en el rincón, y abrió su cuaderno por el diseño en el que iba a trabajar. El dibujo de un traje de chaqueta informal a medio colorear ocupaba la página completa. Sabía que no era necesario, que Luka no se lo había pedido, pero no quería que fuera a una nueva gala de premios con un traje de alquiler anodino y simple de una calidad cuestionable.
—¿Cómo vas a hacerlo sin que lo sepa? —Marinette miró a Tikki con curiosidad—. Tendrás que tomarle las medidas.
—No lo necesito, tengo las de hace dos meses cuando cambiamos el vestuario. Y para el pantalón ya me las arreglaré.
—Pero... ¿cómo?
—Bueno, puedo tomar prestados unos de eso pantalones ceñidos que usa a veces o tomarle medidas con cualquier excusa.
—¿No sería más fácil que se lo dijeras?
—Entonces no sería una sorpresa y quiero que lo sea.
También quería evitar oírle decir que no necesitaba para nada un traje que sólo iba a usar unas cuantas veces.
º º º
El móvil sonó sobre la mesita frente al sofá, Luka lo miró con desgana, pero no era Cléa quien llamaba, si no Jagged. Bajó el volumen del CD que escuchaba antes de contestar.
—Hola, papá.
—¡Hijo!
Aquel repentino entusiasmo que surgía de la garganta de Jagged cuando le llamaba papá aún le pillaba por sorpresa y le dejaba bloqueado un par de segundos, suponía que en algún momento se desvanecería, pero por el momento allí seguía.
—¿Pasa algo?
—Sí, escucha. Se me ha ocurrido una idea, ¿estás ocupado?
—Pues no, puedo ir a tu casa si...
—¡Fantástico! Estoy en tu puerta.
Luka miró arriba casi esperando encontrarlo asomado por las escalerillas que bajaban de cubierta. A aquello de aparecer de repente tampoco se había acostumbrado y, dudaba, llegar a acostumbrarse jamás. Jagged era demasiado impulsivo.
—Ahora subo —murmuró colgando y se guardó el móvil en el bolsillo trasero del pantalón.
Se lo encontró en el centro de la cubierta inmóvil como si jugase a las estatuas, seguramente, arrepentido por haberse colado sin ser invitado, como un crío.
—Papá.
—¡Ah! ¡Aquí estás! —exclamó mirando por encima de su hombro, Luka siguió su mirada temiendo encontrarse con Sass flotando a su lado, pero el kwami no estaba allí, se había quedado abajo—. ¿Estás solo?
—Sí, ¿querías ver a Marinette?
—No, es que me sorprende no veros juntos.
—Tiene cosas que hacer y vive con sus padres —contestó con paciencia porque Jagged siempre insistía en que deberían mudarse juntos. Marinette acababa de cumplir los dieciocho, dudaba que estuviera preparada para una mudanza de ese tipo por el momento—. ¿Quieres que le diga algo?
Jagged sacudió la cabeza y le señaló con el dedo.
—Vengo a verte a ti porque tengo una propuesta.
Luka se sentó en una de las tumbonas de cubierta y señaló la otra con la mano invitándole a sentarse, Jagged lo hizo con aquella expresión infantil que anunciaba una travesura.
—Se lo diré a AURORA, pero antes quiero hablarlo contigo. —Luka sintió cierto alivio al saber que era algo laboral y que no implicaba traslados ni nada por el estilo—. A parte de eso que estamos escribiendo a medias me gustaría lanzar un disco con Kitty Section. Sí, ya sé que Rose es la líder y blablablá, pero Rose va a gritarme que sí sin pararse a pensar y me fío más de tu criterio.
—A los demás les encantaría hacerlo y si me preguntas si creo que funcionaría, la respuesta es sí.
—¿Y quieres hacerlo?
—Sería fantástico —contestó, no podía decir lo contrario.
—Porque si vas a sentirte incómodo no se lo propondré.
—Papá —murmuró con una nota de exasperación en la voz—, déjalo. Estamos bien ahora, ¿no? Deja de preocuparte por mí.
Jagged se echó hacia atrás como si acabara de golpearle en la cara y sacudió la cabeza.
—Lo sé, pero no puedo evitar preocuparme por ti. No ha sido fácil esto de encontrar un punto medio para los dos —barbotó con el acento disparado, nervioso—. No quiero que de repente pienses: ahí va el gilipollas de mi padre entrometiéndose en mi vida.
Luka puso los ojos en blanco, no comprendía cómo no se daba cuenta de que era mucho más invasivo aparecer por allí sin avisar que el querer grabar un disco con su grupo, pero era Jagged y él ya había renunciado a entender cómo funcionaba su línea de pensamiento. Penny ya le había advertido de que era ruidoso, caprichoso y que todo tenía que hacerlo a lo grande con un despliegue innecesario, que te invadía y después se preocupaba por si te sentías invadido. Sí, él ya no se molestaba en tratar de encontrarle la coherencia a alguien tan extravertido e impulsivo como lo era Jagged.
—Serás el primero en saberlo si pasa, por ahora deja de preocuparte.
—¡Fantástico! Pues le diré a Penny que nos prepare los acuerdos y se los mandaré a AURORA antes de hablar con los demás.
—¿No la dejas descansar nunca? —preguntó divertido, compadecía un poco a Penny por tener que seguir aquel ritmo frenético.
—Bueno, estamos descansando.
Su concepto de descanso, al parecer, tampoco se correspondía con el del resto de la humanidad.
—Máša tiene ganas de verte, si puedes pásate un día por casa —rogó poniéndose en pie, se arregló los pantalones amarillos y estridentes—. Quiere enseñarte algo. La haría muy feliz que vinieras.
—¿El domingo os va bien? El sábado tenemos ensayo.
—¡Claro! Trae a Marinette, nos divertiremos. Venid por la mañana y así comemos todos juntos.
—De acuerdo, se lo diré a Marinette.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Segundo capítulo con la aparición estelar de Jagged Stone y su afición por colarse en casas ajenas para ver a su hijo, porque es Jagged y tiene que hacerse notar.
Máša va a tener algo más de peso en esta historia que en "Entre mis acordes", aunque no explicaré su historia porque eso pertenece a la trama de "Glissando" y no quiero repetirme, habrá alguna referencia, pero nada en profundidad. No es necesario leer "Glissando" para poder seguir la trama de esta historia.
En unos días más.
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