Sobre los uruls
Ruthill, la capital de Urulham, era la ciudad más prospera jamás construida por los uruls, un auténtico paraíso en el desierto. Sus habitantes, los uruls, eran gente minera de baja estatura que disfrutaban de la extracción de minerales en sus numerosas minas, y no por la codicia de riquezas, sino por el placer de decorar sus ciudades de piedras preciosas y decorados que le daban al lugar una esencia artística única, tallados, pinturas, esculturas e inclusive los diseños de sus casas, pasaban por una amplia gama de formas y modelos que caracterizaba a la familia que vivía en ellos, cada puerta estaba decorada con esmeraldas y rubíes, las calles eran de piedra fina pulida al detalle, y cubiertas por inmensas alfombras de colores hechas también del mejor material, cabe aclarar que los zapatos, botas o cualquier cosa parecida estaban prohibidas al momento de caminar por las calles alfombradas de las ciudades de Urulham, las cuales no eran ni muy anchas ni muy angostas, pero si acogedoras. Los comerciantes alborotaban las esquinas, ofreciendo todo tipo de productos, desde pieles y abrigos de alta calidad, hasta joyas hechas a medida para quien lo solicite, es por eso que ver a los uruls pasear con sus extravagantes abrigos y joyas era bastante normal en la mayoría de las ciudades de Urulham, sobre todo en Ruthill, la más prospera de todas.
Pero en Ruthill, como en todas las ciudades de Urulham, existe una zona denominada El clan marchito, nombre otorgado por el mismo rey de Urulham a todos aquellos que pertenecen a la descendencia olvidada de Dortumé. Este clan nació el mismo día que se fundó la primera ciudad de Urulham, una ciudad que en la actualidad no existe, pero que fue sede y hogar de los primeros uruls hace más de 500 años.
Esta ciudad fue fundada por dos uruls, Boraj el padre y Dortumé su hijo; Boraj era un anciano del que se cuenta que era sordo desde hacía varios años, mucho antes de fundar esta ciudad, Dortumé era su única familia y su mano derecha, Boraj le tenía un gran aprecio y en forma de agradecimiento nombró a esta primera ciudad Dortumé la ciudad prospera. Sin embargo, lo que Boraj no sabía era que su hijo Dortumé había estado llamándose rey de los uruls, antes de que Boraj le cediera ese título, he incluso había decretado que el gran palacio sería nombrado como El palacio de Dortumé.
El día que se fundó oficialmente la primera ciudad de los uruls, Boraj descubrió que su hijo le había mentido todos esos años, traicionando su confianza con el único propósito de ser dueño de todo lo que su mirada alcanzaba a ver. Boraj lo maldijo y lo llamó traidor en frente de todos los uruls, quienes se dividieron en dos bandos, los que apoyaban a Dortumé y los que apoyaban a Boraj. El último decreto que se conoce de Boraj fue que ninguno de los seguidores de Dortumé (incluyendo a sus descendencias) tendría derecho a las riquezas de los uruls y deberían vivir apartados. De esta forma nacería El clan marchito, que perduró hasta estos días.
El clan marchito se considera otra ciudad, a pesar de compartir el territorio de las ciudades principales, y hay una por cada ciudad de Urulham. Son independientes en cierta forma, aunque sus riquezas son considerablemente pocas, por no decir nulas, viven de la crianza de animales típicos de la zona, y al comercio de estos en los mercados de las ciudades de Urulham, algunos se ofrecen para limpiar las casas de los uruls de mejor recurso, o al mantenimiento de los muros de la ciudad principal.
Su ciudad es completamente diferente a las ciudades principales de Urulham, siendo estas más sucias y olvidadas, con casas de madera que en algunos casos llegan a carecer de puertas o ventanas, algunas incluso de techos. En más de una ocasión se enfrentaron a los demás clanes de Urulham exigiendo los mismos derechos, aunque el final nunca fue bueno para ellos. Algunos de estos uruls vieron una oportunidad para vivir en otras ciudades y tener una mejor vida, y se dispersaron en varias ciudades, Batulliá, Perteheila, Roweth e incluso Sounhir, algunos de ellos tuvieron la suerte de encontrar sus propias minas y vivir de ellas, como es el caso de los uruls de Sounhir, los cuales incluso ayudaron en más de una ocasión a reconstruir la ciudad de Sounhir después de los ataques de los gigantes de Zuhul, por lo cual son considerados bienvenidos en esta ciudad.
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