Partida a Zuhul
-¡Ahhh! mi cabeza, ¿Qué es esto? No... no puedo ver nada. ¿Dónde estoy? Tampoco puedo mover mis manos, ¡Ahhh! ¡Ehh! ¿Qué es esto? Hay... ¡Hay alguien aquí! ¿Hola? ¿Merith eres tú?
-mmm ¿Qué? ¿Qué ocurrió? ¿Erthim?
-¡Si! ¡Aquí estoy!
Luego de correr en los vokin para distraer a los gigantes tratando de evitar que estos lleguen al campamento, Erthim y Merith fueron capturados, después de todo los vokin no eran animales de carrera y además son de patas cortas y poco aguante, no lograron alejarse de los gigantes, ni de los enormes pasos que estos daban al correr.
Ya habían pasado 2 horas desde su captura, ambos quedaron inconsciente al estar en contacto con unas extrañas hierbas que usaban los gigantes para adormecer a sus prisioneros, la exposición prolongada a esta hierba producía adormecimiento y pérdida temporal de conocimiento. Inconscientes e indefensos fueron despojados de sus armas, atados y metidos a unas jaulas, las cuales eran tiradas de un enorme móntull, una criatura igual de gigante que sus dueños, tenía las orejas como las de una hiena, su cuerpo era parecido al de un oso, pero bastante más alargado, tenía los bigotes largos y caídos con trenzas hechas por sus amos gigantes, y una pequeña cola que se balanceaba como un péndulo, en su lomo llevaba varias bolsas de cuero que colgaban hacia ambos lados, y de estas sobresalían lanzas y enormes cuernos que usaban los gigantes en batalla. A la vez este móntull que era de casi 5 metros de alto, tiraba de las jaulas de los prisioneros, las cuales estaban hechas de huesos, probablemente de algún móntull u otro animal igual de grande, las celdas estaban hechas de espinas de cordilia, que eran flores gigantes cuyos tallos eran de espinas gruesas y largas, típicas de la región de Zuhul y sus alrededores.
Los gigantes habían desviado ligeramente su curso al perseguir a Erthim y Merith, por lo que no lograron pasar por el campamento donde se encontraban Nathia y Leya, y ya llevaban varios kilómetros alejados de este.
-¡Ahhh! No me puedo mover, ¡Erthim! -dijo Merith forcejeando con sus ataduras.
-Creo que estamos amarrados, yo no puedo ver nada, también me colocaron una bolsa en la cabeza -dijo Erthim palpando las ataduras de Merith.
-Yo tampoco veo nada, ¿Dónde estamos?
-No tengo idea, ojalá pudiera sacarme esto de la cabeza...
-¡Pero que tenemos aquí! -se escuchó una voz grave y profunda.
-¿Quién es? -dijo Erthim.
-¡SACANOS DE AQUÍ! -grito Merith.
-¡Oh! Perdonen mi falta de respeto, mi nombre es Mohol, su anfitrión -dijo esta voz, que ahora estaba claro para Erthim y Merith que era uno de los gigantes-. ¡Y de quien dependen sus patéticas vidas! -dijo ahora molesto- ¿Me entendieron?
-¡No te tenemos miedo! -dijo inmediatamente Merith, quien nunca se dejaba intimidar.
-¡Merith! No le hagas enojar más, que no estamos precisamente en condiciones de salir bien parados -dijo Erthim intentando calmarla.
-¡Ah! ¡No me tienen miedo! -dijo el gigante burlándose- ¡Escucharon muchachos!, dice que no me tienen miedo -se escucharon unas risas-. ¡Pues deberían! ¡Oh tal vez quieran ser la cena de mi móntull! ¿No?
Erthim y Merith quedaron en silencio, y Mohol el primero al mando de los gigantes de Zuhul se veía complacido por esto, después de todo intimidar a sus prisioneros era su pasatiempo favorito.
Esta pequeña caravana de gigantes continuó avanzando, Erthim forcejeaba disimuladamente con sus ataduras, temiendo que algún gigante les esté vigilando, Merith llevaba un bueno rato callada, tal vez se encontraba resentida por las palabras del gigante, no le gustaba perder y en esta ocasión no tuvo más opción que ceder y quedar en silencio, algo que para ella era una derrota.
-¿Merith? Yo...
-Descuida -interrumpió Merith-. Tenías razón, no estamos en las mejores condiciones para ganar en este momento, yo... me dejé llevar.
-Tal vez ya no tengamos más oportunidades, después de todos estamos atrapados.
-¿Por qué ya no intentas zafarte de tus ataduras?
-¿Qué? ¿Cómo lo sabias?
-Soy la encargada de cazar la comida ¿No? Tengo un oído bastante sensible. Por cierto, no hay problema si lo intentas, no hay nadie vigilándonos.
-¿Cómo lo sabes?
-Cuando nos habló ese tal Mohol sentí como la luz se hizo más tenue bajo esta bolsa, supongo que obstruyó la luz de la luna, algo que en este momento no ocurre, además, todas las pisadas de esos gigantes vienen de la misma dirección; delante de nosotros.
Merith al igual que varios sounhirs perdió a sus padres en el último ataque de los gigantes a Sounhir, ella vivía mucho más alejada de la ciudad y su familia siempre se dedicó a la caza de animales para luego vender su carne y su piel, cuando perdió a sus padres y a pesar de que algunas familias quisieron adoptarla, ella decidió aprender a cazar por su cuenta y así continuar con el negocio de sus padres, cuando la pesca empezó a tener más popularidad que la carne tradicional buscó trabajo dando mantenimiento a los puentes colgantes de la nueva Sounhir al mismo tiempo que entrenaba con el resto del equipo de exploración del mundo opuesto.
-¡Eres increíble! -dijo Erthim admirado.
-Sólo es práctica -respondió Merith.
-Pero supongo que si tú no pudiste librarte de estas ataduras... no creo que yo pueda.
-Si hubiera querido librarme de las ataduras tal vez ya lo hubiera hecho, después de todo estas espinas tienen bordes que pueden servir para cortar, pero no tendría sentido hacerlo, aun logrando salir de este sitio, el resto de la huida sería a pie.
-Tienes razón, después de todo no logramos huir con los vokin, si lo intentamos ahora sólo conseguiríamos enojarlos más.
En ese momento la caravana se detuvo, otro grupo de gigantes se acercaba, y también llevaban sus propias jaulas tiradas por un móntull, era un grupo de sólo 4 gigantes.
-Saludos Mohol, veo que nuestros caminos se cruzan -dijo uno de los gigantes de la otra caravana.
-mmm ¿Se cruzan? A mí me parece que ustedes llevan mal el curso -dijo el gigante Mohol mirándolos con un poco de enojo- ¡No puede ser que no puedan caminar en línea recta!
-Disculpas, lo que pasa es que tuvimos que rodear la ciudad de Ruthill, y creo que nos desviamos un poco -dijo otro gigante con un poco de miedo, ya que Mohol era conocido por su poca paciencia.
-¿Un poco? Si no los encontraba hubieran llegado hasta El valle perdido, con el rumbo que llevan.
-¿El valle perdido? No... no conozco ese lugar señor Mohol.
-¡Nadie lo conoce! Pero estoy seguro que ustedes lo hubieran encontrado -se escucharon las risas de algunos gigantes-. Y ¿Qué llevan ahí? ¿Son acaso prisioneros?
-Si señor Mohol, Labaham y yo los capturamos en Ruthill -dijo otro gigante.
Mohol se acercó a las jaulas de esta caravana, y vio a cuatro personas amarradas, dos de los cuales eran niños, abrió la primera jaula y sacó a uno de los prisioneros, luego le quitó la bolsa de la cabeza.
-¡Tú! ¿Cuál es tu nombre?
-Kauth...
-¡¿Kauth?! -dijo Erthim sorprendido-. ¡Kauth aquí estamos! -gritó desde su jaula.
-¡Ah! ¡Pero si se conocen! -dijo Mohol-. ¿Quiénes son tus amigos? -le preguntó a Kauth.
-Es mi hermano Erthim.
-Hermanos ¿Eh? ¿Y de dónde son?
Kauth se quedó en silencio, puesto que si decía de Sounhir tal vez las consecuencias serían malas para ellos, pero de todas formas ya habían sido capturados y ya no importaba mucho que lo supieran.
-¡Vamos responde! -dijo Mohol enojándose.
-Somos... de Sounhir...
Mohol se sorprendió al escuchar esto, miró hacia las jaulas de su caravana, abrió la jaula de sus prisioneros y les sacó sus bolsas, luego les miró fijamente por unos segundos.
-¿Es cierto? ¿Es eso cierto? -preguntó Mohol- ¡¿Son de Sounhir todos ustedes?! -dijo esto último con bastante seriedad.
-Es cierto... -respondió Merith.
Mohol retrocedió unos cuantos pasos, se veía la sorpresa e incredulidad en sus ojos, luego de unos segundos se convenció, no entendía por qué habían sounhirs tan lejos, pero también reconoció sus ropas y atuendos que eran similares a los que usaban en Sounhir. Entonces sacó un enorme cuerno de una de las bolsas de su móntull y sopló con fuerza en este, se escuchó como una gigantesca corneta, rompiendo el silencio de aquel lugar, al poco rato se escuchó el mismo sonido desde varias direcciones, como si estuvieran respondiendo al cuerno de Mohol.
-¿Volveremos? -dijo uno de los gigantes preocupado.
-¡Así es! Creo que el rey estará muy complacido con el regalo que le llevaremos antes de tiempo -dijo Mohol sonriendo-. Unos cuantos sounhirs para que juegue con ellos.
Las dos caravanas dieron media vuelta y comenzaron el viaje de regreso a Zuhul.
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