El martirio de la roca

El martirio de la roca es una enorme grieta que atraviesa una montaña rocosa, la cual describe una línea perfectamente recta que abarca cientos de kilómetros de longitud después de la montaña, existen innumerables leyendas acerca de cómo surgió la grieta, pero la mayoría son sólo folklore de la imaginación de todas las ciudades de Mélgorad.

Está grieta se ubica exactamente al centro de Mélgorad, y va desde el norte, donde es serpenteante y errática, hasta el sur, donde se vuelve una perfecta línea recta que tiende a ser cada vez más angosta hasta desaparecer, comienza en la frontera de Sounhir, las tierras nortes de Mélgorad, en una región que es conocida como La grieta de los arboles blancos, hogar y cuna de miles de árboles Coukín que crecen dentro de la gigantesca grieta, que por esta región tiene un ancho tan amplio que podría albergar una ciudad entera.

La ruta de Nathia y Leya en estos momentos era una que iba en dirección opuesta a sus preciadas tierras. Debían cruzar la montaña por medio de esta grieta, para luego llegar a Campus Cordilia, un valle en el que la flora principal son plantas y flores gigantes, sobre todo cordilia, y otros animales igualmente grandes. Es una ruta bastante complicada y peligrosa hacia el sur, pero de lograr superar este camino, Nathia y Leya habrían llegado casi al centro de toda Mélgorad, y de ahí el camino a Zuhul es al oeste, en tierras mucho más alejadas.

Estaba a punto de amanecer, y los vokin estaban cansados por el largo viaje, por lo cual el paso fue más lento de lo que habían planeado. Pero a lo lejos ya se podía ver el pie de aquella montaña rocosa, probablemente eran las primeras sounhirs en llegar a verla, puesto que los sounhirs tienden a ser mas de sus tierras y desconocer los misterios del resto de Mélgorad. Si no fuera por los mapas recolectados por algunos sounhirs intrépidos o uruls nómadas, tal vez en Sounhir ignorarían el resto de aquel mundo. Pero era difícil ignorarlo sabiendo que había gigantes que los buscaban cada diez años. De todas formas, Mélgorad seguía siendo lo bastante grande para ser explorado por estos pequeños grupos aventureros. Sólo conocían la mitad norte de Mélgorad, y todo lo que había en la mitad sur era un completo misterio para ellos, y también para la mayoría. Pero hablar de esos lugares tan alejados eran de mínima importancia en Sounhir, para ellos el mapa de Mélgorad eran bocetos simples que les era fácil de memorizar, por los pocos elementos que incluía. Al norte Sounhir, noreste Urulham y Roweth, noroeste Perteheila, al oeste Zuhul y al sureste Batulliá.

El grupo de exploración del mundo opuesto se las tuvo que ingeniar por un par de años para recolectar un poco más información de Mélgorad, antes de explorar el mundo opuesto, pero aun así su mapa es lo suficientemente básico como para darse el lujo de usar letras grandes para nombrar cada región conocida.

—Nathia... ¿Si buscamos un lugar para descansar...? —dijo Leya con un bostezo, puesto que llevaba aguantando el sueño desde hace un par de horas.

—Falta poco para llegar a la entrada de la grieta —dijo Nathia—. Creo que podríamos descansar un par de horas antes de entrar.

—¿No habrá problema si dormimos en la entrada? ¿Y si aparecen encapuchados mientras dormimos?

—No creo que un encapuchado quiera venir por estos lados, básicamente no hay nada que les pueda interesar —dijo Nathia mirando a su alrededor—. Esta muerto este sitio.

—¿Qué haremos con los vokin?

—mmm no sé si los podremos usar después de cruzar la grieta, el mapa sólo dice grieta y puente, luego no menciona que más puede haber hasta Zuhul.

—Ya... tampoco es que a muchos les gustaría documentar todo lo que hay hasta Zuhul, se puede decir que tenemos suerte de que mencione por lo menos que hay un puente al final.

—Entonces dejaremos que los vokin nos acompañen hasta el final de la grieta, luego veremos que hacemos con ellos.

—Está bien.

Llegaron al pie de la montaña, pero ahora había surgido un nuevo problema, no había rastros de la grieta; decidieron entonces ir hacia el norte, ya que al sur existía una cordillera rocosa que les hacía imposible rodear.

—¡Asesino a sueldo! —dijo Leya mirando un cartel que yacía en el suelo, apenas visible, con tierra y arena que lo cubrían parcialmente— ¡Es la marca de Batulliá!

—¡¿Batulliá?! —dijo Nathia sorprendida y a la vez un poco asusta.

—Y decías que no les interesaría este lugar a los encapuchados.

—No bajes la guardia Leya —dijo Nathia susurrando.

—¿Por qué ahora? —respondió Leya en voz baja—. Yo quería dormir...

Los encapuchados eran bandidos de las tierras de Batulliá, si había otro lugar igual de peligroso que Zuhul en Mélgorad, seguramente era Batulliá. Una ciudad que era hogar de todo tipo de gente corrupta, saqueadores, bandidos, asesinos a sueldo, o los que fueron exiliados de sus tierras por algún crimen. En Sounhir sólo llegaban rumores ocasionales acerca de estas tierras, pero poco entendían de las costumbres de este lugar, sólo hace falta mencionar que en Sounhir no existe el concepto de robar, algo bastante común en Batulliá. En las investigaciones hechas por las familias antiguas de Sounhir, llegaron a la conclusión de que era un lugar bastante oscuro y aterrador para un sounhir, y junto con Zuhul se convirtió en un lugar prohibido para ellos, y también se prohibió la entrada a cualquiera que provenga de esas tierras.

—Creo que esa es la entrada —dijo Nathia señalando más adelante—. Parece que hay un grupo reunido, ¿Serán ellos?

—Si quieres preguntamos... —dijo Leya en un tono burlón— No, no es cierto.

—¿Si quieres les digo que los estás buscando?

—Sólo bromeaba, jajaja.

—Espera... Creo que alguien se acerca —dijo Nathia sujetando el hombro de Leya.

—¿Que hacemos Nathia?

—mmm tengo una idea —Nathia se acercó sigilosamente hacia aquella sombra sin hacer ruido. Esperó unos segundos a que se acercara, y entonces, con un golpe en la barbilla lo dejó inconsciente. Leya miraba la escena bastante atónita.

—¿Y dónde aprendiste a hacer eso? —preguntó acercándose a Nathia.

—Un día golpeé a Erthim sin querer y lo dejé inconsciente, y descubrí que era una forma fácil de dejar inconsciente las personas, o por lo menos a Erthim.

—No me lo esperaba, sólo espero que no se despierte pronto.

—Creo que no podremos pasar de esta forma, tal vez debamos vestirnos como ellos y esperar a que no nos descubran —Nathia se acercó al cuerpo y comenzó a quitarle las prendas.

—¡¿Qué?! ¿Quieras que nos hagamos pasar por ellos? ¡Es una locura!

—Lo siento, pero no hay más opción —primero sacó la capucha oscura y se la pasó a Leya—. Ponte esto.

—¿Yo? ¿Y tú?

—Luego buscaré otro para mí.

—Nathia esto es una completa locura.

—Desde el momento en que dejamos Sounhir fue una locura. Tranquila, yo te sigo.

Leya terminó de vestirse con la ropa de aquel encapuchado, la indumentaria le quedaba un poco grande, evidentemente los bandidos de Batulliá eran bastante más altos y fornidos.

—Jajaja pareces un niño en la ropa de sus padres... —dijo Nathia riéndose de la apariencia que le quedó a Leya.

—No le veo la gracia, está ropa pica mucho.

—No me sorprende, este amigo parece que no se bañó en un buen tiempo jajaja.

—¡Qué asco! Pero luego te toca a ti.

—Ya, ya, pero espero poder evitarlo. De cualquier forma, es tiempo de comenzar la función.

—¿Qué tengo que hacer?

—Sólo no digas nada, o reconocerán que tu voz es diferente. Luego te fijas si es la grieta y si se puede pasar.

—Entiendo, espero que no lleguen a sospechar...

Entonces Leya se dirigió al grupo de encapuchados que bebían y comían alrededor de una fogata, tenían una especie de campamento y se escuchaban las risas y bromas que hacían, Leya suspiró un segundo y comenzó a avanzar lentamente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top